Cándida es una asistenta mayor que ha aprendido a hablar pegando las frases de los otros y que siempre ha soñado con tener su propia casita, pero a la que la vida no ha parado de golpear de forma dramática y surrealista. Cándida conoce a Pablo, un joven periodista que presenta un telediario. La sencillez de Cándida, su amor por la vida y su tesón, constituyen el empuje que Pablo estaba esperando para recuperar a la persona que ama.
Gracias a esta relación Cándida consigue, al fin, un trozo de tierra con su casa soñada, en Nueva York. Pero quizá tenga que renunciar a ella, igual que ha renunciado a todas las oportunidades que ha tenido a su alcance por permanecer junto a sus hijos. Ese es, según Cándida, el deber y el placer de una madre.
Personajes
Cándida (Candida Villar)
"Fíjate tu si habré pasado frío en mi vida, que todos los años tenía ganas de que llegase el verano para solamente pasar hambre"
Nacida para luchar. Asistenta irreductible, madre coraje y, ante todo, buena gente. Trabaja desde que se acuerda y se enfrenta a la vida según viene, que no es poco; si juntáramos las casas que ha limpiado nos saldría un pueblo de los grandes y si contáramos las horas que ha dedicado a la bayeta tendríamos varias vidas. Tiene una familia que es para enmarcarla, pero la saca adelante con un indestructible optimismo surrealista; Cándida habla raro pero se le entiende clarito cuando se trata de defender a los suyos.
Cándida vista por Cándida
"Treinta años llevo pagando la hipotenusa al banco. A base de fatigar. No te creas que me han regalado nada. Empecé a servir con seis años. Y desde entonces no he parado"
Pablo Marzán (Jorge Bosch)
"Pues déjame que te presente a mi amiga Cándida, la mujer que hace las mejores croquetas de pollo del mundo"
Presentador de éxito en un informativo televisivo. Parece que tiene todo lo necesario: seguridad económica, estabilidad sentimental y futuro resuelto, pero los árboles del estrés no le dejan ver el bosque de grietas que amenazan su cómoda existencia. Su novia, harta de no contar, decide abandonarle, y la casa se le echa encima. Menos mal que aparece Cándida para ponerle el piso y la vida en orden.
Pablo visto por Cándida
"La casa del señorito Pablo estaba puesta a capricho. Yo la primera vez que la vi me quedé fumigada. Tenía televisión genital, con el Canal Salitre y todo"
Javi (Raul Peña)
"En cuanto encuentre un trabajo te compro yo un chalere con una parcela rodeada de arciprestes, mama"
Hijo pequeño de Cándida y fuente de no pocos desvelos para su madre. Consumidor de sustancias, amigo de lo ajeno y trapichero por necesidad, lo mismo se encuentra un radiocasete por la calle que se le cae una cartera dentro del bolsillo que desguaza la casa de Cándida por entregas para sacarse una calderilla. A pesar de tan mala vida, el Javi se aferra a dos vagas aspiraciones: ingresar en una granja para curarse y labrarse un futuro como cantaor.
Javi visto por Cándida
"Javi era inquieto y le gustaba siempre ir muy alicatao. Yo le decía: tú estate en casa, que ahí estás fuera de peligro porque nosotros tenemos la vivienda oficialmente protegida"
Julián (Victor «Monigote»)
"Me gustaría advertirles que, aunque no padezco de estrés, soy portador"
Hermano de Javier y también causante de muchas fatigas para Cándida. Incansable comedor de galletas, por aquello de la fibra, y acérrimo fan de King Crimson, «los Beethoven de nuestro tiempo», Julián asegura que los marcianos le hablan a través de los anuncios de la tele, cada día amenaza con suicidarse y desea fervientemente que lo ingresen en un manicomio. Resumiendo: que está estupendamente.
Julián visto por Cándida
"Al Julián le dijo el doctor que no nesecitaba internarse, que la cabeza le rige, que padece de las terminaciones nerviosas y eso con pastillas se controla divinamente"
Mónica (Yaiza Guimaré)
"Ya no eras el Pablo que yo conocía. Estabas cambiado. Siempre ocupado. Siempre con asuntos más importantes que nuestra vida"
Novia de Pablo. Cansada de que él preste más atención al trabajo que a su vida en común, decide volverse a Estados Unidos. Ambos saben que se necesitan, pero será Cándida quien actúe como motor de su reencuentro.
Mónica vista por Cándida
"Pero resulta que la señorita Mónica se había marchado y la vivienda estaba hueca. Le faltaba el alma"
Blasa (Soledad Mallol)
"¿No tendrás algo hecho de cena? Es que con el sofoco se me han quitado las ganas de bajar a la tienda"
Vecina. Su marido le da muy mala vida y ella se refugia en casa de Cándida para huir de las voces y los golpes. Tanto tiempo pasa allí que al final es más que una amiga; concretamente, se convierte en otra boca que alimentar.
Blasa vista por Cándida
"¿No te habrá vuelto a poner la mano encima el asqueroso de tu marido?"