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  En busca de la felicidad  (The pursuit of happyness)
  Dirigida por Gabriele Muccino
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Protagonizada por Will Smith, Thandie Newton y Jaden Christopher Syre Smith, que debuta como actor. La dirección de la película corre a cargo de Gabriele Muccino y el guión es de Steven Conrad. Los productores son Todd Black, Jason Blumenthal, Steve Tisch, James Lassiter y Will Smith.

En 2003, el productor ejecutivo Mark Clayman, guionista y actor que se había pasado a la producción fue una de las muchas personas que vieron la historia de Chris Gardner en el programa "20/20". Y así lo recuerda: "Mi mujer y yo no somos fervientes seguidores de ‘20/20’ pero, por casualidad, vimos el corte que trataba de cómo Chris se enfrenta a unos obstáculos increíbles, en los que la indigencia es la característica principal. Había una escena en la que regresaba al cuarto de baño de una estación BART con su hijo y explicaba cómo lo bañaba en el lavabo de los servicios. Como por esa época nosotros teníamos un hijo de un año, la historia nos conmovió hasta el punto de hacernos llorar. No me pareció la típica historia del pobre que consigue hacer fortuna, sino un conmovedor relato sobre un padre y un hijo. Me dirigí a mi mujer y le dije: ‘Tengo que conseguir los derechos de esta historia y podría ser un papel ideal para Will Smith".

El teléfono de Chris Gardner no había dejado de sonar la mañana siguiente a la emisión de su historia en "20/20", pero Clayman mereció su atención, recuerda Gardner: "porque fue franco, directo, sincero, iba al grano". Se concertó una entrevista en la productora, Escape Artists, cuyos tres socios, Todd Black, Jason Blumenthal y Steve Tisch, habían sido responsables, individualmente, de películas de la talla de Antwone Fisher, American X y de la película ganadora de un Oscar® Forrest Gump. "Tal y como yo la entendí", afirma Blumenthal, "la historia de Chris Gardner era universal. Trataba de la forma en que un padre protegería a su hijo y lo mantendría a salvo. Contenía un núcleo emocional que no dejaría a nadie indiferente y que nosotros emplearíamos a modo de trampolín para crear una historia inspirada en la vida de Chris Gardner".

A su socio, Todd Black, también le conmovió — y le inspiró. "Inmediatamente dije: ‘Dios mío, esta historia es fantástica. Es como Rocky: un tipo que está absolutamente derrotado y sigue adelante hasta que triunfa’. Sin duda era una película y nosotros queríamos encargarnos de hacerla".

Black y Blumenthal se pusieron en contacto con el productor James Lassiter, socio de Will Smith en Overbrook Entertainment. A Lassiter también le impresionó la historia y sabía que a Will le interesaría como hombre y como padre". Lassiter envió la cinta de "20/20" a Vancouver, donde Will Smith estaba rodando Yo, Robot y, en menos de 24 horas, el actor respondió. "Desde el momento que vi el corte de "20/20", la historia me pareció la personificación del sueño americano", afirma Will Smith. "El concepto en el que se basa este país es la esperanza de que cualquier persona armada con su propia voluntad y determinación puede crear su vida, puede crear su situación: desde lo más bajo de lo bajo a lo más alto de lo alto. Cada vez que ves que alguien muestra tal grandeza y diligencia, la pregunta natural que te haces es: ¿habría yo sido capaz de hacer eso? ¿Habría estado yo a la altura como hombre, como padre, como marido para resistirlo y enfrentarme a la adversidad de la forma en que lo hizo esa persona, de la forma en que lo hizo Chris Gardner? Estas fueron las preguntas que me hice a mí mismo".

El siguiente paso importante que había que dar era convertir un corte de televisión de 15 minutos en un largometraje. "Siempre consiste en encontrar al guionista adecuado", admite Black. "Afortunadamente para nosotros, acabábamos de trabajar con Steven Conrad en El hombre del tiempo. Cuando le mostramos la cinta, dijo: ‘Yo sé cómo transformar esto en una película. Tenéis que dejarme hacerlo’".

A pesar de haber dado su bendición a Escape Artists para que hiciera una película inspirada en su lucha por la supervivencia, inicialmente Gardner tenía dudas acerca de los permisos formales necesarios para convertir estos sucesos en una historia cinematográfica, según Blumenthal. "Para nosotros era muy importante reunirnos con él y asegurarle que, independientemente de los cambios que lleváramos a cabo por motivos artísticos, lucharíamos fervientemente para abordar con honradez la forma en que había vivido, y continúa viviendo, su vida".

Tras la reunión inicial, los productores concertaron una cita entre el guionista Conrad y Gardner en Chicago (ciudad en la que viven ambos). Gardner trabajó codo con codo con el guionista, aclarando muchas cuestiones y actuando de caja de resonancia. "Steve es un tipo muy de Chicago que me hizo sentir cómodo, puesto que íbamos a pasar mucho tiempo juntos. Le expliqué mi historia y después él decidió qué elementos podrían emplearse en la película. Steve me dejó muy claro que él era dramaturgo, no biógrafo. Yo me dije a mí mismo desde el principio: ‘Chris, has cedido los derechos sobre tu vida, así que tienes que darle a Steve licencia artística’". (Mientras se hacía la película, Gardner decidió escribir su propia versión de su historia en el libro de no ficción The Pursuit of Happyness, que se publicó a comienzos de año en Norteamérica y fue bien recibido por la crítica).

Entre los cambios más considerables cabe destacar la transformación del personaje del hijo de Gardner, que era un bebé, en un chaval de cinco años, y la eliminación del pequeño estipendio que Gardner recibía por sus prácticas. El guión también exigía la creación de personajes que eran una mezcla de varias personas que Gardner había conocido durante ese período de su vida, incluida la madre de su hijo.

"Chris fue muy sincero conmigo acerca de ese período de su vida", afirma Conrad. "Ambos pensábamos que lo más importante para la película era transmitir lo que se siente cuando se está arruinado. Estaba de acuerdo con incluir ciertas licencias artísticas siempre que se reflejaran los sentimientos de forma correcta, especialmente lo que supone no contar con nadie excepto con uno mismo".

Aunque muchos directores mostraron interés por encargarse de En busca de la felicidad después de leer el guión de Conrad, fueron Smith y Lassiter quienes instaron a Gabriele Muccino, a pesar de que nunca había dirigido una película en lengua inglesa. Una de las películas de Muccino, El último beso, había ganado el Premio del Público en Sundance cuando se estrenó en dicho festival en 2002, y su continuación, Ricordati di me, con Monica Bellucci, recibió grandes elogios de los críticos de cine de todo el mundo. "Había visto las dos últimas películas italianas de Gabriele y me llamó mucho la atención la intrincada naturaleza de las emociones que era capaz de comprender e ilustrar cinematográficamente", afirma Smith.

"Tan pronto como Gabriele dijo que los americanos dan por sentado el sueño americano, me tragué el anzuelo", afirma Smith. "Empezó a fascinarme la idea de unos ojos no americanos capturando los aspectos hermosos y no tan hermosos de esta historia".

Muccino comenta: "Lo que de verdad suscitó mi interés es el intento desesperado del personaje por sobrevivir, y que lo más importante para él era proteger a su hijo. Chris soporta lo inimaginable y, aún así, siempre se asegura de que incluso los peores momentos no afecten negativamente en la vida de su hijo. Se trata de un verdadero viaje familiar: un periplo desesperado, y por desgracia real, que se convierte en heroico simplemente porque toca muchísimos valores universales".