Es el fin del mundo...
El virus experimental T, inventado por la Corporación Umbrella, ha sido liberado por el mundo, transformando a la población en un azote de zombis desgarbados con gusto por la carne.
Sin seguridad en las calles, Carlos Olivera (Oded Fehr) y L.J. (Mike Epps), junto con los nuevos supervivientes Claire (Ali Carter), K-Mart (Spencer Locke) y la enfermera Betty (Ashanti), han reunido un grupo de supervivientes y se han echado a la carretera... atravesando las asoladas carreteras del desierto en un convoy armado. Buscan otros como ellos ─ vivos... no infectados. Lo que encuentran es la otra presencia constante en el desierto: los No Muertos ─y necesitarán docenas de armas, miles de balas y un par de lanzallamas para protegerse.
Escondidas bajo una torre de radio abandonada de Nevada están las elegantes oficinas y las instalaciones de investigación de la Corporación Umbrella. Con acceso al satélite de vigilancia constante en tiempo real, el Dr. Isaacs (Iain Glen) puede mantener una vigilancia constante sobre el convoy... pero está buscando a una persona que no sólo sea la clave para una cura, sino lo que han estado buscando los experimentos de Umbrella: a Alice.
Cuando fue capturada por la Corporación Umbrella, Alice fue sometida a experimentos biogenéticos que la alteraron genéticamente, otorgándole una fuerza, unos sentidos y una destreza sobrehumanos. Mutando minuto a minuto, y bajo una amenaza constante de traición por parte de su propio ADN creado por la ingeniería de Umbrella, Alice ha estado ocultando el convoy, alerta para protegerlos, esperando de algún modo conducirlo a un lugar seguro.
El convoy decide dirigirse hacia Alaska ─su última y mejor esperanza de encontrar un refugio frente a los No Muertos ─pero antes tendrán que hacer una parada para repostar en Las Vegas... y permanecer fuera de la vista de Umbrella si quieren tener alguna esperanza de conseguirlo.
No sólo Umbrella está buscando a Alice, sino que también los está buscando a ellos... y no parará hasta que los liquide para siempre.
La lucha sólo es el principio...