Madrid. Primavera de 2006. Diego Durand, 40 años, casado con Susan, de quien está profundamente enamorado y con quien tuvo a su hijo Mateo, es un bioquímico que trabaja como investigador en el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas). Su mayor pasión es la investigación, el conocimiento: él quiere saber, saber, saber... Diego lleva una vida rutinaria, tranquila: colegio niño ― laboratorio ― casa ― laboratorio ― familia... si no fuera porque los déjà-vus ― esa sensación de "esto ya lo he vivido antes" ― que siempre ha tenido se han intensificado muchísimo en los últimos días y tienen una fuerza y profundidad inusitadas. Su mejor amigo es Martín, un científico burlón y descreído, que iría al infierno a recoger muestras si Diego se lo pidiese. Una noche, en compañía de Martín y por azar, Diego ve en el programa de TV, "Noche de impacto", cómo un hombre totalmente idéntico a él muere atropellado de un modo muy espectacular en un accidente de tráfico que sucede en Buenos Aires. Diego pregunta a sus padres si ellos saben quién era ese hombre. Estos, apesadumbrados, le confiesan ¡entonces! algo que ni remotamente sospechaba: él fue adoptado. Lo que los "padres " ignoraban por completo es que Diego tuviera un gemelo. Confundido, desorientado, Diego decide intentar saber qué pasa. Está convencido de que el hombre del accidente es su hermano gemelo, tienen incluso un lunar en el mismo sitio, y quiere saber por qué sus padres biológicos le dieron en adopción. Para averiguar todo esto Diego decide viajar a Buenos Aires, pese a la oposición de Susan, de sus padres y las protestas de su hijo. Lo que allí descubre aumenta su zozobra. Conoce a los padres del hombre muerto que le cuentan que éste también era adoptado y que tampoco ellos supieron nunca de la existencia de un gemelo. Diego no entiende nada, pide a los padres del gemelo que le den alguna pista y éstas le conducen al hombre que intervino decisivamente en la adopción de su hermano: un viejo borracho que deambula por bares de mala muerte. El viejo no sólo no le aclara nada, sino que le provoca un estupor aún mayor: al final de la conversación al borracho se le escapa un "¿.. y Susan, te cuida bien?" que deja perplejo a Diego. "¿Cómo es posible que un tiparraco relacionado con la adopción de mi hermano que malvive en Buenos Aires, a miles de kilómetros de Madrid, conozca a mi mujer?".

Cuando regresa a Madrid Diego confirma sus peores sospechas: comprueba que Susan, que afirma no tener ni idea de quién es el viejo borracho, le miente y le oculta algo. Algo grave e importante que le ayudaría a encontrar su identidad. Susan reconoce que le lleva mintiendo mucho tiempo, pero también afirma que no le puede contar en qué le ha estado engañando. Diego no quiere aceptar verdades a medias: decide separarse de Susan e irse a vivir a casa de Martín. Así están las cosas: Diego Durand, era, hasta hace poco más de una semana, un científico de costumbres rutinarias, un hombre normal. Ahora su vida no es sino puro desasosiego y desconfianza. El mundo entero se le cae encima. La única persona con la que Diego puede ahora compartir su desesperación es Martín y le pide ayuda, aunque en realidad su amigo poco puede hacer por él, aparte de seguir tomándole el pelo, como siempre, y animarle a que se "deje de tonterías". "Ausencias", así llama Martín a los déjà-vu de Diego. Una noche Martín cree descubrir en Internet al padre biológico de Diego, un científico inglés que huyó de Inglaterra perseguido por un servicio de "información". Todo esto le hace situarse a Diego ante nuevos abismos cada vez más desasosegantes. La vida de Diego Durand se ha convertido en un tormento: ¿Quiénes son sus padres biológicos? ¿Viven aún? ¿Por qué les dieron a él y a su hermano gemelo en adopción? ¿Quién es su mujer que – tras varios años de "feliz" matrimonio – le miente y le oculta algo aparentemente trascendental para su vida? El mundo entero se le cae encima: Diego – un científico cuya principal pasión es el conocimiento – necesita imperiosamente averiguar qué está pasando. O...¿O es mejor no saber?