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  Manolete  Dirigida por Menno Meyjes
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Manuel Rodríguez se ha convertido en un célebre torero: "Manolete". Su vida transcurre entre las plazas de toda España, las carreteras y los hoteles. Es un hombre de semblante trágico, tímido, sobrio y parco en palabras. Lupe Sino es una mujer hermosa, de pasado oscuro, descarada, orgullosa y tierna. Hasta el momento, el torero ha vivido persiguiendo un solo sueño: triunfar. Cuando Lupe irrumpe en su vida, el diestro se enamora y el éxito quedará en segundo plano. Ésta es su historia de amor. Un hombre enamorado de la muerte junto a una mujer enamorada de la vida.

Personajes
Manolete: El mito – Adrien Brody
Manuel Laureano Rodríguez Sánchez nació en Córdoba el 4 de julio de 1917. Fue un niño pálido, débil e instintivamente triste. A los cinco años fallece su padre, también torero y también apodado "Manolete". Sin recursos, Manuel, su madre y sus hermanas habitaban la casa número 4 del barrio de Santa Marina en 1923. La infancia de aquel que asombraría al mundo con su toreo fue de estrechez económica, de hambre disimulada. Desde los seis a los once años fue alumno del Colegio de los Salesianos de Córdoba. Las condiciones del hogar le hicieron hombre prematuramente y con precoz raciocinio pudo comparar la bonanza en la que vivían los toreros y la miseria de la que se nutrían los que no lo eran. Esa contundente razón, unida al hecho de que por sus venas corría un torrente de sangre taurina –también era sobrino nieto de Pepete y Machaquito –, le impulsaron a seguir la carrera del toreo. Con 12 años ya había dado algún que otro capotazo y un año después debuta ante el público de la escuela taurina de Montilla (Córdoba). Poco tiempo después se incorpora al espectáculo taurino itinerante "los Califas".

En Junio de 1939 se despide como novillero, y un mes después se convierte en torero, recibiendo la alternativa en Sevilla. La confirma en Madrid el 12 de octubre del mismo año, de manos de Marcial Lalanda y compartiendo cartel con Juan Belmonte. Aquella tarde obtuvo un éxito memorable.

En los años siguientes su nombre se impone en todos los carteles importantes. Torea en Sevilla, Alicante, Bilbao, Barcelona y Madrid. A partir de aquel año Manolete se convierte en la estrella del toreo español. Finalizada la temporada del 45, viaja a los cosos de México, Perú, Venezuela y Colombia para lucir su peculiar faena, obteniendo un triunfo arrollador, lo que le convierte en el más famoso torero del mundo.

La llegada de otros jóvenes espadas y la fatiga de su lucha, le hicieron plantearse la retirada. Hasta su muerte, tras una cogida el 28 de agosto de

1947 en la plaza de Linares, había toreado a más de mil toros, había recibido 30 cogidas y tenía 30 años recién cumplidos. Nunca se casó. A su novia, la actriz Lupe Sino, no le permitieron entrar a la habitación del hospital de Linares donde, a las cinco y siete minutos de la madrugada del día 29, el diestro cordobés perdía la vida.

Lupe Sino: su novia – Penélope Cruz
Una mujer de pasado oscuro se convierte en la luz de la película, en la luz de Manolete. Él está enamorado de la muerte y ella le hará amar la vida. "Eres el feo más guapo que he visto en mi vida", le dirá Lupe a Manolete después de conocerse en un local nocturno. Él ya es un hombre rico y famoso; ella, una mujer de pocos recursos y mucha belleza. Sus vidas cambiarán en poco tiempo. Lupe representa el amor, el humor y la ironía. El futuro de la pareja por encima de los tópicos, de lo establecido, de la oposición del resto. La vida que desafía a la muerte.

"Manolo, tienes tanto miedo a morir que te has enamorado de eso. No tiene sentido que me case contigo porque yo sólo soy tu amante, mientras que tu mujer es la muerte".

Guillermo: el mozo de espadas – Santiago Segura
La cuadrilla hace las veces de un coro griego. Ellos son las voces que claman verdades, que cuentan lo que dice la gente de la calle, las sombras del torero, sus guardaespaldas, sus admiradores, los primeros auxilios.

"Torear cuando no tienes miedo no es nada. No torear cuando tienes miedo tampoco es nada. Pero torear con miedo… eso es todo" (Guillermo a Manolete)

Pepe Flores "Camará": su apoderado - Juan Echanove
El hombre de confianza del torero, Camará "inventó" la figura del apoderado clásico, de gafas oscuras y presencia permanente en el ruedo y fuera de él. Este personaje era el asesor, el defensor. Sabía de toros, pero sabía más de la vida. Fue su acompañante, su consejero y su fiel amigo.

Enrique de Ahumada: el empresario – Josep Linuesa
El negocio hace el arte para todos. El toreo se convirtió en los años de la posguerra en el reflejo de una España que salía adelante difícilmente pero que encumbraba a sus pequeños héroes como la imagen de un país que sabía disfrutar de sus tradiciones.

"Es un chico de la calle y tú le estás hablando como un poeta" (a Pepe Camará, sobre Manolete)

Luis Miguel Dominguín: el relevo – Nacho Aldeguer
El éxito, como Saturno, devora a sus hijos. La afición tiene hambre de nuevos héroes. En 1947 el público español empieza a encumbrar como nuevo ídolo a un joven y apuesto matador, Luis Miguel Dominguín, y muchos ven en éste al sucesor de Manolete. Hacia el final planea el fantasma de la decadencia, del miedo al fracaso. Dominguín, como otros toreros de la época, es una figura que refleja mucho de los últimos días del diestro. De hecho, la última corrida de Manolete, el 28 de agosto de 1947, compartía cartel con él y con Gitanillo de Triana.

Doña Angustias: su madre – Ann Mitchell
Doña Angustias Sánchez es una presencia permanente. La madre representa el pasado, la pobreza que no se olvida. La desconfianza.

"Mamá, la he dejado" (Manolete a su madre, a propósito de Lupe Sino)
"Buen chico. Era una puta"