Daphne Wilder (Diane Keaton, Cuando menos te lo esperas, La joya de la familia, la trilogía de El Padrino) es una madre cuyo amor no conoce límites ni fronteras. Ha criado, como madre soltera, a tres chicas estupendas la patosa pero adorable Milly (Mandy Moore, American Dreamz, License to Wed que se estrenará próximamente), la sensata psicóloga Maggie (Lauren Graham, en cuyo currículo figuran la televisiva Las chicas Gilmore, y la próxima Evan Almighty) y la sensual e irreverente Mae (Piper Perabo, El truco final, El bar Coyote) para que se conviertan en la clase de mujeres que cualquier madre mataría por tener.
El único problema es
que les falta un pelo para estrangular a su madre.
Con el fin de evitar que la más jovencita, Milly, cometa los mismos errores sentimentales en los que ella cayó, Daphne decide emparejarla con el hombre perfecto. Lo único que Daphne "olvida" contarle a Milly es, sin embargo, que ha puesto un anuncio en una página de contactos en Internet para encontrarlo. Si alguien sabe exactamente lo que su hija necesita y lo que no necesita de una relación a largo plazo, esa es Daphne. El caos cómico evoluciona a medida que Daphne continúa metiendo la pata, siempre con la mejor intención... y todo ello en nombre del amor por su adorada hijita.
El hombre de los sueños de Daphne (quiero decir, de Milly) ¿será acaso Jason, el responsable arquitecto (Tom Everett Scott, Un hombre lobo americano en París, Cosas que importan), o más bien Johnny, el rockero de espíritu libre (Gabriel Macht, The Good Shepherd, La prueba)? Daphne continuará presionando, camelando, sugiriendo e instigando las mínimas decisiones de Milly hasta que corrija los errores de sus propias elecciones vitales o
vuelva loca a su hija.
Sin embargo, cuando el padre de Johnny, Joe (Stephen Collins, Diamante de sangre, la televisiva Siete en el paraíso), prende la chispa que yacía sepultada en el corazón de Daphne, las cosas comienzan a ponerse realmente feas para el matriarcado Wilder. Cuando finalmente se abandona a sus sentimientos, Daphne comienza a preguntarse si no estará presionando a sus hijas en un intento de obviar sus propios problemas.
En medio de un hilarante choque de temperamentos, se pone a prueba la dinámica madre-hija en toda su salvaje y extravagante complejidad. Ahora, las chicas van a hacer todo lo posible por ayudar a Daphne a descubrir finalmente las verdades y las imposibilidades del amor de madre
al tiempo que intentan responder a las preguntas de dónde comienza y dónde debería terminar ese amor.