Juan Carlos Falcón (Director)
Nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1969, cursó estudios como Técnico Especialista en Imagen y Sonido.
Comienza su carrera audiovisual como realizador de videos culturales y en 1995 escribe, produce y dirige su primer cortometraje Mátame, al que seguirán títulos como Peisithanatos 1997, Yo look tu look 1998, O me quieres o me mato, 1999, La fuerza de la costumbre 2003, que han obtenido varios premios en festivales nacionales.
Más tarde, combina su labor como director de IMACINE Encuentro Internacional de Cine de Maspalomas con la creación y dirección de campañas publicitarias institucionales ligadas a Canarias.
Se encuentra con la novela Nos dejaron el muerto, de Víctor Ramírez, y le inspira un guión cinematográfico que convierte en su primer largometraje: La Caja.
Notas del director
"Nos dejaron el muerto un sábado al mediodía...", esta es la singular frase con la que encabeza la novela Víctor Ramírez y que me inspiró el guión de La Caja.
Siempre me ha resultado muy atractivo ese "teatrillo" que en nuestra cultura canaria en particular, y española en general, se desarrolla alrededor de un velatorio. Esto lo refleja magistralmente la novela, y fue lo que me cautivó para llevar al cine esta historia. En La Caja, la muerte está tan presente que se vuelve cotidiana.
Tras haber analizado la novela, decidí centrar la trama de la película en el fin de semana del velatorio y entierro de don Lucio, adaptando situaciones que cronológicamente en la novela se desarrollan en otro momento, creando situaciones, personajes y tramas nuevas, para así confeccionar un argumento compacto, con sentido y ritmo cinematográfico.
El atractivo de nuestra película está en la humanidad de sus personajes y la realidad en la que han estado viviendo todos estos años (situada en un pueblecito marinero canario en la década de los sesenta). En el portón, que es como en Canarias se denominaba a los populares patios de vecinos, tres familias comparten su día a día, a pie del mar, con el batir de las olas siempre en el oído, en viviendas de un sola habitación, con finísímas paredes y las puertas siempre abiertas, menos una, la de él, Don Lucio, el chivato, el indeseable. La muerte y velatorio de este vecino, odiado y temido por todos, desemboca en acontecimientos que nos descubren algunas verdades ocultas durante demasiado tiempo. Secretos y vergonzosos acontecimientos salen a la luz, a la vez que se propician relaciones que hubieran sido impensables con este hombre en vida, donde los personajes entremezclan sus tristezas, miedos, venganzas, alegrías, amores y desamores.
La Caja es una historia de mujeres solas, fuertes, valientes, entregadas a los suyos, acostumbradas a llorar en silencio y a no contar con los hombres para salir adelante.
No me atrevería a decir que La Caja es una comedia a secas. Si tuviese que catalogarla, y me permitieran la licencia, diría que es un "drama cómico", esto es, una historia con una importante carga dramática aderezada de humor negro, a veces pícaro, alguna vez sarcástico, casi siempre irónico y rodeada de momentos en los cuales una situación "aparentemente" dramática puede volverse de lo más cómica.
Esto es La Caja, una historia de contrastes.