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  La noche es nuestra  (We own the night)
  Dirigida por James Gray
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La noche es nuestra es un drama acerca de un hombre que decidió borrar su pasado, pero que no podrá evitar enfrentarse a un futuro inevitable. El título procede del lema que usaba la policía neoyorquina en los años ochenta. La película está escrita y dirigida por James Gray (La otra cara del crimen/The Yards, Cuestión de sangre/Little Odessa). Los productores son Nick Wechsler, Marc Butan, Mark Wahlberg y Joaquin Phoenix. La producción ejecutiva corre a cargo de Todd Wagner, Mark Cuban y Anthony Katagas.

"Esta película pertenece claramente a un género específico y familiar para todos, el policiaco", explica el director James Gray. "Sin embargo, las películas policiacas suelen concentrarse en descubrir al malo. En este caso, quería hacer algo más enfocado hacia los personajes y las emociones. Me sirvo del género como punto de partida para contar la historia de un hombre atrapado por su destino, por las complejas y conflictivas emociones que generan el amor, las pérdidas y la traición".

"El poder que tiene un hombre para cambiar su destino es mucho más limitado de lo que nos gustaría creer", añade el guionista y director. "En una vida entran muchos factores en juego, como la propia historia, la cultura, acontecimientos externos, el instinto y el amor. Es lo que quería explorar en esta película".

Completan el reparto Danny Hoch, Moni Moshonov, Tony Musante, Antoni Corone y Alex Veadov. James Gray ha reunido a un equipo técnico compuesto por el director de fotografía Joaquin Baca-Asay, el montador John Axelrad, el diseñador de producción Ford Wheeler y el diseñador de vestuario Michael Clancy.

La idea de la película nació a partir de la foto del entierro de un policía publicada por el New York Times. "En la foto había varios hombres hechos y derechos abrazándose, llorando a lágrima viva porque habían matado a uno de sus compañeros", recuerda el director. "La imagen era realmente conmovedora".

De hecho, en el año 1988, el tráfico de crack alcanzó su punto álgido en Nueva York, los homicidios eran cada vez más numerosos y el índice de delincuencia era un 73% más elevado que la media nacional.

Pero también era la época en la que George Michael, Gloria Estefan y Taylor Dane encabezaban las listas musicales, y las discotecas brotaban como hongos, sobre todo en la zona de Brighton Beach, en Brooklyn.

James Gray deseaba plasmar esa vida intensa en la pantalla. "No quería limitarme a un thriller, quería algo explosivo, dramático y lleno de acción". Sigue diciendo: "También es una película muy personal, y no me refiero al sentido autobiográfico. Para escribir el guión, usé elementos que saqué de las noticias y de lo que aprendí mientras acompañaba a la policía en sus rondas. Descubrí que mucha gente, obligada por las circunstancias, esconde sus conexiones familiares. Todo lo que sale en la película está basado en hechos reales, aunque reconozco que también me basé en mi relación personal con mi padre y mi hermano. Hay algo de mí también".

James Gray no tiene reparos en reconocer que sus películas están influenciadas por otras: "Además de investigar y basarme en mi experiencia personal, me inspiré mucho en el trabajo de algunos cineastas de los 50, 60 y 70. Antes de rodar La otra cara del crimen/The Yards, vi muchas películas neorrealistas italianas de los años cincuenta. Para La noche es nuestra, buscaba algo más visceral, más ambientado y más enfocado a enseñar que la historia es una fuerza imparable. Creo que actualmente, mucha gente se siente atrapada por una fuerza histórica que no puede controlar. Y Nueva York en 1988 es la metáfora perfecta para la época actual, porque fue un momento y un lugar donde todo parecía incontrolable".

La noche es nuestra está influenciada por las películas estadounidenses de los setenta que trataban de historia, delincuencia y política. "Es obvio que estoy en deuda con El padrino, Chinatown y Contra el imperio de la droga/French Connection", dice James Gray, "pero también vi mucho cine europeo de los sesenta, sobre todo de Visconti, y películas japonesas de los cincuenta muy centradas en el tema del destino y de la historia. Y, claro está, obligué a todo el equipo a ver muchas de esas películas".

Los actores Joaquin Phoenix y Mark Wahlberg tenían muchas ganas de volver a trabajar con James Gray después de su experiencia el año 2000 en La otra cara del crimen/The Yards. Desde entonces. Joaquin Phoenix ha ganado el Globo de Oro al Mejor Actor por En la cuerda floja, además de ser nominado al Oscar por esta misma película y por Gladiator/El gladiador. Mark Wahlberg fue muy aclamado por su interpretación del duro sargento bostoniano en Infiltrados, de Martin Scorsese, por la que fue nominado a un Oscar y a un Globo de Oro.

Ambos se entusiasmaron con la idea y decidieron participar como productores, además de actores.

Joaquin Phoenix dice: "A James le importan mucho sus películas. Se preocupa por ellas. En esta época irónica es una cualidad notable. Está dispuesto a remover trozos de vidrio con las manos para encontrar la verdad de cada momento, y su actitud estimula a los que le rodean. Tenía muchas ganas de saltar al cuadrilátero con él y explorar los mecanismos emocionales de esta familia".

"James es un director de gran talento. Para mí, trabajar con él y con Joaquin en La otra cara del crimen/The Yards fue una experiencia fantástica", dice Mark Wahlberg. "Me sentí muy halagado cuando escribió el papel de Joseph en La noche es nuestra pensando en mí".

El productor Nick Wechsler, que se ha ocupado de las dos películas anteriores de James Gray, Cuestión de sangre/Little Odessa y La otra cara del crimen/The Yards, dice: "La relación de James con los dos actores es muy fuerte. Ya pensaba en ellos cuando empezó a investigar el tema, antes de ponerse a escribir el guión. Era casi como un atajo para hacer una buena película".

El director y guionista explica: "Mark es muy sensible, es capaz de exteriorizar las verdades emocionales. Tiene el entusiasmo del trabajador que plasmaba John Garfield en las películas de finales de los cuarenta".

Sigue diciendo: "Joaquin es maravilloso, pero totalmente diferente. Me recuerda más a Montgomery Clift o a Al Pacino, una persona presa de un tremendo conflicto eterno que puede explotar en cualquier momento".

James Gray escribió el papel del jefe adjunto de la policía Burt Grusinsky, el padre de Bobby y de Joseph, para Robert Duvall. Nominado seis veces por la Academia, ganó el Oscar al Mejor Actor en 1984 por su papel en Tender Mercies/Gracias y favores, además de haber sido premiado con cuatro Globos de Oro.

"Joaquin siempre dice que Duvall es el maestro Jedi", dice el director. "Da igual lo que se le pida, es capaz de hacerse con el personaje de una forma asombrosa. Su nivel profesional no tiene comparación".

El actor estaba en Virginia cuando James Gray le llamó para ofrecerle el papel.

"Me alegré mucho de poder aceptarlo y tener la oportunidad de trabajar con personas de tanto talento", dice Robert Duvall. "Joaquin, o 'Uaquin' como le llamo yo, y Mark son actores de mucho talento".

El actor se sintió aún más motivado cuando James Caan, con el que había trabajado en El padrino, y que había coprotagonizado La otra cara del crimen/The Yards, de James Gray, le habló del director.

"No me mintió", dice Robert Duvall. "Es uno de los mejores directores con los que he trabajado, y he trabajado con muchos".

Según cuenta James Gray, el actor es muy creativo y se siente muy cómodo improvisando, por lo que alzó el listón para todos los demás. Los dos actores más jóvenes sentían mucho respeto por Robert Duvall, pero el director dice: "No soporta que se le mantenga a distancia por respeto. Quiere sentir que está con el resto de la gente. Fue muy gracioso ver cómo Joaquin hacía todo lo posible para que el personaje que interpreta Duvall se enfadara con él. Incluso se puso un pendiente para que le mirara y pensara: 'Pobre mocoso'".

Y añade: "Pero Mark Wahlberg siempre me decía: 'Tú deja a Duvall, es un gran actor'. Su relación queda reflejada en el respeto que Joseph siente por su padre en la película".

La cuarta intérprete con un papel de importancia es Eva Mendes, que hace el papel de Amada, la novia de Bobby. James Gray dice que estaba viendo la televisión en la habitación de un hotel en Nueva York y encontró un programa donde la estaban entrevistando. "Durante toda la entrevista mantuvo una expresión de sofisticado desconcierto", dice el director. "Pensé que me gustaría conocerla y hablar más con ella".

Cuando la conoció, descubrió a una mujer sensible y segura de sí misma, dos cualidades ideales para el papel de la leal Amada, que no está en absoluto preparada para los profundos sacrificios que deberá hacer si quiere mantener viva la relación con Bobby.

Para saber más acerca de su papel de chica dispuesta a pasarlo bien en el mundo disco de los ochenta, Eva Mendes habló mucho con Ian Shrager, el antiguo dueño de Studio 54, y descubrió que fue "una época loca en la que nada parecía tener consecuencias".

"Conocía a Joaquin y a Mark y sabía de lo que eran capaces. Robert Duvall es una leyenda", explica James Gray. "Pero Eva me sorprendió mucho, puede expresar emociones insospechadas. Ha sido fantástico verla trabajar".

El guión de James Gray y su relación con actores de primera llamó la atención de 2929 Productions, una productora fundada por Todd Wagner y Mark Cuban. El presidente de la empresa, Marc Butan, se quedó fascinado con los personajes.

"Los personajes del mundo creado por James me parecieron fantásticos", dice el productor. Y añade: "La película describe el enfrentamiento entre la policía y el hampa, y las guerras internas de las organizaciones mafiosas, pero también habla de la situación familiar de Bobby. Alcanza el equilibrio perfecto entre la acción y el dramatismo".

"James descubrió que en esa época la mafia rusa estaba en auge, mientras que la italiana perdía poder. Las reglas entre la policía y los delincuentes estaban a punto de cambiar".

El reto para un director que rueda su propio guión es saber mantener el control sin dejar de adaptarse a las sorpresas que pueden surgir en el camino. Según James Gray: "Una película es como un potro salvaje que intenta escaparse. Interviene mucha gente, y los actores pueden llevar las escenas en otra dirección. El director debe actuar como el filtro definitivo: aceptar lo que mejora la idea original, y eliminar lo que destruye o daña la idea original".


Acerca del rodaje
James Gray se había quedado impresionado con el trabajo del director de fotografía Joaquin Baca-Asay en la película independiente Rodger Dodger, que había tenido la oportunidad de ver mientras participaba en un laboratorio en Sundance. Quería conocerle porque le parecía que la fotografía "era fantástica, muy inmediata, muy directa".

Durante su primera conversación, Joaquin Baca-Asay le recomendó que estudiara las obras de Vincent Desiderio, un artista estadounidense contemporáneo.

"Me obligó a comprar el libro", recuerda James Gray. "Había cuadros fabulosos, muy macabros, pero la luz era increíble. Me pareció muy interesante".

La tarea de hacerse con la auténtica textura y las imágenes emblemáticas del Nueva York de los ochenta recayó en el diseñador de producción Ford Wheeler, que ya se había encargado de las dos películas anteriores del director.

"El diseñador de producción debe tener la habilidad de comprender y entender a los personajes para situarlos en una ambientación adecuada", explica James Gray. "Ford se ocupó de mis dos películas anteriores y sabe lo que me gusta".

El decorador, que ha trabajado en películas como Flirteando con el desastre, Reencarnación y Más extraño que la ficción, estaba encantado de volver a trabajar con un director con gustos muy definidos.

"James siempre pide un estilo concreto", dice Ford Wheeler. "Le gustan los colores discretos y que haya un elemento pictórico. De hecho, James, Michael Clancy, que se ocupa del vestuario, el director de fotografía Joaquin Baca-Asay y yo fuimos al museo Metropolitan. Estudiamos cuadros clásicos y hablamos de cómo podíamos incorporar algunos elementos clásicos a la película".

El director y el equipo técnico también vieron varias películas, sobre todo de Luchino Visconti.

"Dos películas de Visconti, Rocco y sus hermanos y El gatopardo, son dos de mis obras favoritas", dice el director. "Son películas muy humanas, y es exactamente lo que quería. No deseaba hacer una película irónica, ni distanciarme de los personajes o reírme de ellos y tratarlos de forma condescendiente. Quería hacer algo sincero".

"James preparó un cuaderno con referencias visuales, un montón de ejemplos representativos de la realidad que quería imprimir en una película que transcurre en 1988", dice el diseñador de producción, a quien se le ocurrió que Bobby debía tener una Polaroid y sacar fotos de sus amigos mientras se divertían. "No es una idea muy original", dice. "Yo mismo lo hacía en el 88".

James Gray tenía muy claro que quería rodar en Nueva York y, por suerte, los productores estaban totalmente de acuerdo.

"Nueva York aporta a la película la autenticidad y el realismo que necesita", explica el productor Marc Butan. "Los rostros de la gente en la calle, los edificios, todo debía ser real para diferenciarse de otras películas y telefilms. Los actores secundarios y los extras de la película son todos auténticos neoyorquinos".

El departamento de localizaciones encontró tres decorados diferentes para el exterior e interior de la discoteca El Caribe. El primero es la fantástica fachada de la "Palace Cathedral" del reverendo Ike en el barrio de Washington Heights en Upper Manhattan (anteriormente el cine Loews de la calle 175). El bar de la discoteca se rodó en el cine Loews del Bronx construido en los años veinte. Finalmente, la enorme pista de baile de El Caribe corresponde al famoso Webster Hall, en Lower Manhattan.

Siempre preparado para lo inesperado, Ford Wheeler recuerda que debían rodar en un campo de juncos. Dos días antes del rodaje, volvió al decorado exterior y descubrió que el campo se había quemado, no quedaba un solo junco. Al no poder rodar allí como estaba previsto, fue necesario adelantar otras escenas, por lo que sólo dispuso de un día para decorar el piso de Bobby.

"A veces hay que lanzarse", dice el diseñador de producción. "Ya tenía decidido cómo decorarlo: un sofá enorme, una mesita amplia y un supertelevisor. Pero tampoco quería que fuera perfecto, incluso dejamos un par de camisas tiradas".

Durante las diez semanas de rodaje, el equipo se movió entre el Bronx, Manhattan, Brooklyn y Queens, a menudo en las zonas peores, para capturar el ambiente y la textura del Nueva York de la época anterior al alcalde Guiliani.