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  Hacia rutas salvajes  (Into the wild)
  Dirigida por Sean Penn
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Escrita y dirigida por Sean Penn (Extraño vínculo de sangre, Cruzando la oscuridad, El juramento). Producen Sean Penn, Art Linson (El club de la lucha, Los intocables de Eliot Ness) y Bill Pohlad (Brokeback Mountain/En terreno vedado). La producción ejecutiva corre a cargo de John J. Kelly, Frank Hildebrand y David Blocker. El equipo técnico incluye al director de fotografía Eric Guatire (Diarios de motocicleta); el diseñador de producción Derek R. Hill (Cruzando la oscuridad); la diseñadora de vestuario Mary Claire Hannan (Hurlyburly); el montador Jay Cassidy (colaborador habitual de Sean Penn y montador de Una verdad incómoda); el compositor Michael Brook, y los músicos Kaki King y Eddie Vedder, este último también ha escrito e interpretado las canciones originales.

Acompaña a Emile Hirsch (Los amos de Dogtown, Alpha Dog) un reparto que incluye a la oscarizada Marcia Gay Harden (Mystic River, Pollock, la vida de un creador), y William Hurt (Una historia de violencia, El beso de la mujer araña); Hal Holbrook (Wall Street), ganador de un Tony y un Emmy; Catherine Keener (Truman Capote), nominada por la Academia; Jena Malone (Orgullo y prejuicio, ¡Salvados!); Kristen Stewart (Entre mujeres, La habitación del pánico); Vince Vaughn (Separados, De boda en boda), y Brian Dierker.


La banda sonora
Accede a la información sobre la banda sonora Into the Wild.


El nacimiento: Del libro a la pantalla
En los dos años que Chris McCandless dedicó a buscarse a sí mismo y su sitio en el mundo, adquirió la experiencia de toda una vida. La adaptación cinematográfica que Sean Penn realiza de la novela superventas Hacia rutas salvajes, de Jon Krakauer, reúne el mosaico formado por las diferentes etapas del viaje emprendido por el joven, desde la nueva identidad que adopta al principio de su viaje, pasando por la declaración de independencia que hace a su atónita familia antes de irse y lo que le enseñan las asombrosas personas que se cruzan en su camino, hasta el conjunto de errores que produjo su fallecimiento en la cúspide del viaje que tanto había cambiado su visión del mundo.

Inmediatamente después de su publicación en 1998, el libro de Jon Krakauer se convirtió en algo inusual en este mundo urbanizado: un clásico de la naturaleza. La novela conquistó a lectores de todo tipo a través de la descripción de la vida y muerte de Christopher McCandless, un adinerado joven de 24 años que renunció a una vida cómoda e intentó dejar atrás su identidad para encontrar el auténtico significado de la libertad y de la naturaleza antes de desaparecer en parajes poco conocidos para no volver jamás. El retrato de Christopher McCandless, de su búsqueda y de sus 113 increíbles días en pleno Alaska con sólo lo mínimo se convirtió en un relato inolvidable en la novela de Jon Krakauer, que surgió a partir de un artículo que escribió para la revista Outside Magazine.

Escalador y amante de la naturaleza que se siente atraído por lugares peligrosos, el autor escogió un acercamiento intimista a la historia de McCandless. Empieza planteando la pregunta de por qué algunos jóvenes estadounidenses se sienten atraídos por el riesgo. Sigue con la teoría de que los problemas familiares y la búsqueda de una vida auténtica que vaya más allá del dinero y de la ambición tienen mucho que ver con dicha atracción. La novela, rebosante de misterio e intimismo, absorbe sin por eso dejar de tocar temas de gran envergadura: el papel de la naturaleza a la hora de moldear la imaginación estadounidense; los lazos y las responsabilidades familiares; la lucha entre el individualismo en estado puro y la necesidad de amor y compañía, así como el idealismo basado en partes iguales de esperanza y orgullo.

El resultado fue un superventas que consiguió salir de la parcela adjudicada a los libros sobre la naturaleza; no sólo fue aclamado como obra literaria, también se convirtió en tema de conversación de sobremesa. Según el crítico literario Christopher Lehmann-Haupt, del New York Times, Krakauer había escogido los elementos controvertidos de la historia de McCandless y "los había convertido en un drama desgarrador del anhelo humano".

Hoy en día, el autor cree que, sea como sea la novela, Chris McCandless sigue siendo un misterio, un ser humano fascinante e imperfecto cuyo viaje plantea muchas preguntas acerca de la vida moderna.

"Gran parte de mi motivación a la hora de escribir el libro partió de mi identificación con Chris y de intentar entenderle, pero no diré que lo conseguí del todo", dice Jon Krakauer. "Chris no era un joven corriente. Era ensimismado, testarudo, impetuoso. Pero tenía el corazón puro, y no transigía. Tenía ideales muy elevados y una gran rectitud moral. Estaba convencido de que no se debía ir por el camino fácil. Algunos dijeron que no estaba preparado, que fue imprudente y alocado. Preguntaron por qué se fue a Alaska sin hacha y sin radio. Pero para él no habría sido una aventura. Ya no quedaban lugares en blanco en los mapas, y Chris se dejó el mapa en casa".

Cuando Sean Penn vio la novela en una librería, tuvo una reacción inmediata y visceral. Recuerda que la foto de un autobús abandonado en medio de la nieve le atrajo como un imán: "La leí de cabo a rabo dos veces antes de dormirme. Al día siguiente, no recuerdo a qué hora me levanté, empecé inmediatamente a hacer gestiones para comprar los derechos. La historia me pareció imborrable, muy cinematográfica, gracias a los personajes y el paisaje".

Sean Penn tardó casi diez años en conseguir los derechos. Al principio, la familia McCandless recibió numerosas ofertas, pero aún no se habían repuesto de la muerte de su único hijo y no tomaron ninguna decisión. "Entonces la familia no estaba preparada para que se hiciera una película, pero Sean siguió en contacto con ellos", recuerda el productor Bill Pohlad, que también produjo la oscarizada Brokeback Mountain/En terreno vedado.

Billie McCandless, la madre de Chris, incluso llegó a decirle a Sean Penn que había soñado que su hijo le decía que no se hiciera la película, pero Sean Penn no cejó en su empeño, aunque nunca los presionó. "Siempre me pareció que debía ser una película y que algún día lo sería", recuerda.

Diez años después de que leyera la novela, sonó el teléfono. "Llamaron de pronto y dijeron que estaban de acuerdo. Sinceramente, no sé qué les hizo cambiar de idea", dice el director. Jon Krakauer, que siempre antepuso los deseos de los McCandless a los suyos, cree saber por qué: "Hay algo muy directo en Sean, dice lo que siente y no queda más remedio que creerle. Los McCandless son totalmente diferentes, pero Sean les inspiró confianza".

Sean Penn dice que hacía años que tenía el guión en la cabeza, desde el día que leyó la novela. Ahora era necesario plasmarlo en el papel. Según Art Linson, que conoce y trabaja con el director y guionista desde el comienzo de su carrera como actor: "Era como si Sean llevase diez años pensando en esta película. Las palabras fluían porque lo tenía todo pensado antes de escribir la primera palabra".

A primera vista, adaptar para la gran pantalla el libro de Jon Krakauer, lleno de citas, poemas y documentos, no parecía una empresa fácil, pero Sean Penn se sentía tan conmovido por la historia que fue un proceso instintivo y rápido.

"Me senté y empecé a escribir sin volver a leer el libro, y habían pasado diez años desde la primera vez. Escribí lo que tenía en la cabeza", recuerda. "Luego volví a leerlo y descubrí que Jon había hecho un buen trabajo porque estaba todo en el libro. Antes de empezar la segunda versión, recorrí los lugares donde había ido Chris y conocí a algunas de las personas con las que se había cruzado. Fue otra forma de enriquecer la historia. A continuación, tuve que reducir el conjunto hasta que alcanzara proporciones cinematográficas".

Sean Penn mantuvo emotivas conversaciones con los McCandless, sobre todo con Carine, la hermana de Chris, que compartió sus diarios, cartas y recuerdos más íntimos con el director. También intentó conocer a las personas con las que se había cruzado Chris a principios de los 90. "Todos aportaron algo", dice. Incluso contrató a Wayne Westerberg, del que Chris se hizo amigo en Dakota del Sur y al que interpreta Vince Vaughn en la película, como asesor y conductor durante el rodaje.

Sean Penn supo desde el principio cómo estructurar el guión: dividió en varios capítulos el viaje de dos años de Chris desde que salió de su hogar en Atlanta hasta llegar al autobús abandonado en Alaska. Dice: "Quería contar su vida, desde su nacimiento hasta su muerte, en los dos años que transcurren desde que deja su casa hasta su fallecimiento".

El resultado es un retrato muy vivo y dinámico de un joven y de su viaje idealista. Hablando del guión, el productor Art Linson dice: "Creo que Sean aportó algo nuevo a la historia. Es más que la recreación de la novela de Krakauer. Consigue dar la sensación de estar dentro de la persona. De algún modo, entre la arrogancia y la humanidad de Chris McCandless, hay una persona de carne y hueso con la que uno se conmueve".

Bill Pohlad añade: "Me parece que Sean se metió dentro del personaje de Chris de modo asombroso. Ha sabido comunicar por lo que pasaba, aunque no sepamos lo que realmente le pasó. Impactó mucho a la gente que conoció, no porque hiciera cosas grandes, sino por su manera de ser".

Desde el principio, Sean Penn tuvo muy claro que debía respetar fielmente lo que Chris McCandless había hecho, visto y pensado. La película es una mezcla de imágenes épicas e impresionantes salpicadas con un realismo bastante duro, muy al estilo documental. "Sean quería que la película fuera realista; lo consiguió usando actores profesionales y no profesionales, y rodando en decorados naturales por todo el país", dice Bill Pohlad.

Este planteamiento también conquistó a Jon Krakauer, que reconoce haber tenido dudas acerca de la versión cinematográfica: "Sean ha hecho una película que dejará huella en los espectadores", dice el autor. "Nada está mascado, es una película intensa, impresiona y plantea interrogantes".


La adolescencia: Emile Hirsch encarna a Chris McCandless
El atractivo de Chris McCandless en el libro de Jon Krakauer no sólo depende de las aventuras que vivió, sino de su particular inteligencia, su entusiasmo y simpatía, así como de su deseo de apartarse con nobleza de la falta de felicidad y de las peleas de sus padres. Para el papel, Sean Penn escogió a un actor que tuviera el mismo idealismo ingenuo e irresistible que McCandless, además de cierto parecido físico con el carismático joven. También buscó a alguien dispuesto a entregarse al cien por cien a una interpretación de la que dependía enteramente la película.

Emile Hirsch, de 22 años, reunía todas estas cualidades. El director se había quedado impresionado al verle en Los amos de Dogtown, de Catherine Hardwicke, antes de que Nick Cassavetes le diera el papel protagonista en Alpha Dog. Sean Penn vio al actor durante 4 meses para asegurarse de que pondría la entrega suficiente. Recuerda: "Sabía que podía hacer el papel, pero no sabía si podría interpretarlo durante ocho meses en circunstancias nada fáciles, y si estaría dispuesto a pasar de chico a hombre durante el rodaje. Al conocerle más, empecé a sentir mayor confianza, y al final me decidí. Lo hizo de maravilla. Tiene algo electrizante. Mucho de lo que Emile cuenta acerca de Chris McCandless está en sus ojos".

El productor Bill Pohlad añade: "Emile no tuvo ningún problema en hacer cosas que nunca había hecho, como rafting, escalada. Se metió de lleno, con entusiasmo, nunca se quejó. A la vez, fue capaz de meterse en el alma de ese chico; se transformó completamente".

El actor recuerda que de niño vio un reportaje sobre Chris McCandless: "Debía tener unos 9 años cuando el programa "20/20" emitió un episodio acerca de él. Me cautivó la historia de ese chico que había ido a Alaska", recuerda. "Me impactó mucho a pesar de que fuera un niño. Cuando Sean me habló del papel, leí el libro y todo me volvió a la mente".

El libro hizo que el personaje le pareciera aún más fascinante. "Me encantó su espíritu aventurero, su flirteo con el peligro, su inteligencia, su disciplina y su búsqueda filosófica de la libertad", dice Emile Hirsch. "Su forma de pensar era diferente de la mayoría. No entendía cómo no se podía hacer nada, la acción era su motivación".

Al final, la acción no consiguió salvar a Chris McCandless de una serie de pequeños, aunque devastadores, errores. El actor, al igual que el autor y el director, está convencido de que su fallecimiento se debe a las circunstancias: "Estoy seguro de que tenía pensado regresar", dice. "Buscaba una renovación espiritual total, pero no quería morir".

En opinión de Emile Hirsch el momento clave de la historia es cuando Chris McCandless deja atrás su vieja identidad y se transforma en Alexander Supertramp. "A partir de ese momento se ve como un aventurero libre que puede hacer cualquier cosa, escalar cualquier montaña, conseguir cualquier objetivo. Todos hemos pensado en qué pasaría si lo dejásemos todo atrás y nos adentrásemos en el bosque. Chris lo hizo y encontró algo muy especial".

Cuando leyó el guión de Sean Penn, se convenció: "Sean encontró el hilo conductor de la historia. Supo conectar a los personajes mediante una autenticidad emocional para que cada relación que tiene Chris sea significativa".

Para preparar el papel, el actor mantuvo varias conversaciones con los padres de Chris y su hermana, cuya honestidad fue una auténtica inspiración. "Me parecieron personas maravillosas e interesantes", dice. "No tienen reparos en reconocer que la vida no fue fácil en la familia, pero dan la sensación de haberlo intentado, de haber hecho todo lo que podían".

Los profundos comentarios de Carine McCandless le ayudaron mucho: "Era la mejor amiga de Chris, nadie le conocía tan bien", dice. "Una de las cosas que más me sorprende es que no dejara una nota a su hermana cuando se fue. Me ayudó a entenderle mucho mejor de lo que esperaba".

También le impactó viajar a Alaska, sobre todo porque el rodaje empezó por los intensos y terribles días finales de Chris. "Alaska es impresionante", dice el actor. "Además, llevaba la misma ropa que él, la misma pesada mochila; todo eso me ayudó mucho. Es asombroso cómo pudo sobrevivir con el frío, la nieve, el clima tan duro".

Las escenas en Alaska fueron una especie de prueba de fuego para el actor, llevándole al límite, igual que le ocurrió a Chris McCandless. El primer día tuvo que escalar una colina muy empinada cubierta de nieve en las mismas condiciones que hizo Chris McCandless años antes. Cuando miembros del equipo quisieron ayudarle, Sean Penn se lo impidió. Emile Hirsch dice: "Creo que era una prueba. Sean quería saber si estaba realmente preparado para enfrentarme a la naturaleza".

Pero el mayor reto para el actor fue empezar el rodaje muriéndose de hambre ya que debió perder 18 kilos para pesar algo menos de 52 kilos al comienzo de la película. Se rodaron las secuencias de Alaska en primer lugar porque es más fácil ganar peso que perderlo. "Tuve que ceñirme a un régimen muy estricto", dice Emile Hirsch. "Siempre tenía hambre".

Sean Penn reconoce: "Emile es extremadamente disciplinado. Es un chico joven que debería estar pensando en salir y divertirse, pero que no dudó en dejarlo todo durante 8 meses".

Según avanzaba el rodaje y volvía a ganar peso, el actor tuvo que someterse a otras pruebas físicas. Aprendió a maniobrar un kayak en los rápidos del Gran Cañón y reconoce que hubo momentos en que lo pasó mal: "Recuerdo que llegó la primera ola y me quedé inmóvil durante unos segundos antes de que el instinto de supervivencia se apoderara de mí y empecé a mover el remo como loco. Tragué agua por un tubo, pero lo conseguí y me acosté convencido de que era un héroe".

El coordinador acuático Brian Dierker, que acabó haciendo el papel crucial del vagabundo Rainey, dice: "Enseguida me di cuenta de que estaba en buena forma física y podía hacer más de lo que creía. Aprendió muy deprisa e hizo mucho más de lo que Sean esperaba. Íbamos a usar un doble, pero no hizo falta".

A medida que el rodaje se trasladaba por el país, Emile Hirsch disfrutó descubriendo lugares nuevos y conociendo a personajes muy poco habituales. Uno de sus preferidos es Leonard Knight, el artista que creó Salvation Mountain en Slab City. "Fue estupendo conocer a alguien que carecía del cinismo tan predominante en la cultura actual", dice. "Creo fue lo que dio impulso a Chris".

Según el productor Art Linson, la interpretación de Emile Hirsch es realmente conmovedora porque estaba dispuesto a meterse en las zonas grises de la vida de McCandless: "Creo que Sean y Emile fueron fieles al espíritu de Chris porque le ven como un personaje emocionalmente complejo. Eso era mucho más difícil que captar su espíritu aventurero".

Jon Krakauer acaba diciendo: "Lo mejor de Emile es que no se parece realmente a Chris, pero en la pantalla es tan creíble que me pareció estar viendo a Chris".


La familia: William Hurt, Marcia Gay Harden y Jena Malone en los papeles de padre, madre y hermana
El viaje de Chris McCandless se debió en parte a su rebelión, equivocada o no, contra la vida falsa e insatisfactoria que llevaban sus padres, sobre todo su padre, Walt McCandless, un brillante ingeniero aeroespacial adicto al trabajo, interpretado por el oscarizado William Hurt. Este reconoce haber aceptado el papel sobre todo por el respeto que siente por Sean Penn y su "atrevimiento, sinceridad y perspicacia". Había leído el libro y, como muchos, se preguntaba cómo podría llevarse a la pantalla. "Sean ha hilado una historia de la América actual que me parece tan intensa como Las uvas de la ira", dice el actor. "Es maravillosa, asombrosa, pero también hace comentarios muy acertados acerca de nuestra moral".

William Hurt aclara que no intentó en ningún momento reflejar al auténtico Walt McCandless. "La noción documentalista de imitar la existencia de alguien me parece muy presuntuosa", dice. "Nadie puede afirmar que conoce realmente a otro ser humano. Incluso en el libro, Jon Krakauer interpreta a Walt. Sólo espero que cuando Walt vea la película, descubra algo de sinceridad en mi interpretación".

El actor disfrutó trabajando con Sean Penn: "Hace mucho que Sean y yo nos conocemos, confío en él. Es muy inteligente, y si se le ocurría algo, no dudaba en hacerle caso". También le gustó trabajar con la actriz Marcia Gay Harden, que interpreta a Billie McCandless. Dice: "Marcia me dejó helado. Hace una interpretación sensacional; es la perfecta burguesa, pero no usa un solo tópico para conseguirlo".

Sean Penn, que había trabajado con ella en Mystic River, sabía que era perfecta para el papel. Sólo disponía de unas cuantas escenas para demostrar la complejidad de una madre imperfecta que no entiende la rebelión de su hijo y menos aún su desaparición. La actriz dice: "Era muy importante para mí y para Bill Hurt aportar humanidad a esos padres".

También estaba decidida a que su personaje comunicara emociones y vulnerabilidad. "No quería que Billie fuera unidimensional, la mala de la historia", dice. "Creo que cuando se interpreta a una persona real, hay que entender su realidad y no juzgarla. Quería captar las motivaciones, los deseos de Billie, una mujer que se encontró en una situación totalmente inesperada para ella".

Tuvo la ocasión de conocer a la auténtica Billie McCandless: "Comí con ella y con Walt. Luego hablamos mucho y miramos fotografías", explica Marcia Gay Harden. "Intenté incorporar lo que aprendí esa tarde a mi papel. Por ejemplo, gestos típicos de Billie de los que me apropié casi por ósmosis".

La única persona en la familia McCandless que parece haber entendido por qué Chris se fue de casa es su hermana Carine, cuya voz sirve para contar la historia en la gran pantalla. Para interpretar al personaje y la voz en off, Sean Penn escogió a la joven promesa Jena Malone. A pesar de su juventud, había leído el libro de Jon Krakauer, aunque el guión fue lo que le dio más pistas sobre Carine. "El guión de Sean describe la unión que existía entre los dos hermanos", dice. "Sean creó una relación muy interesante, poética, con mucha textura. Se nota que puso mucho de sí mismo en el guión".

Cuando conoció a Carine, esa sensación se vio reforzada: "Me dijo que no les hacía falta hablar, les bastaba con intercambiar una mirada", recuerda la joven actriz. "No creo que las relaciones de ese tipo abunden, puede haber una o dos veces en la vida. Me pareció maravilloso explorar la unión entre los dos hermanos".

Al igual que Sean Penn, Jena Malone se quedó sorprendida por la fuerza de Carine. "Se enfrentó a la situación con enorme elegancia", dice. "Como actriz, debía recordar que era el fin del viaje para ella, pero no tuvo inconveniente en contarme cómo había sido su experiencia. Fue muy duro. No sé cómo se habría podido hacer esta película sin ella".

Para preparar la narración, Jena Malone no sólo trabajo con Carine, sino también con la aclamada Sharon Olds, que ayudó a pulir el texto de lo que la actriz describe como "el paisaje artístico" de la película. "Fue una relación muy creativa", recuerda. "No tuvo nada que ver con lo que se suele hacer para un trabajo de voz, fue un trabajo personal y emocional".