El prado de las estrellas toma el nombre de los recuerdos infantiles de un hombre llamado Alfonso. Cincuenta años más tarde, Alfonso vive jubilado en su casa de siempre y visita a Nanda, una anciana que fue su vecina y un poco su madre cuando se quedó huérfano. Nanda vive ahora en una residencia de ancianos en la que trabaja Luisa, una joven asistente social que trata de vivir su propia vida.
Una mañana Alfonso sale a coger caracoles al "prado de las estrellas" y se encuentra con un joven que aparece entre la niebla en su bicicleta, es Martín. A partir de ese amanecer y avivado por los sueños del chico pronto se instalará la amistad entre el viejo maestro y la joven promesa de ciclista. Alfonso, apoyado por sus amigos, hará de Martín; sin equipo ni patrocinadores, un gran campeón, y lo que es más importante; un gran chico.