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  The last kiss  (El último beso)
  Dirigida por Tony Goldwyn
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Remake de la película italiana L’ultimo bacio, nominada a 10 David (Los Oscar italianos), incluido el de Mejor Película, y ganador de cinco de los galardones. La película revisa de forma refrescante y moderna los ideales actuales acerca de lo que creemos que queremos de nuestras parejas, de cómo vemos transcurrir nuestra vida y de lo que esperamos conseguir en cada etapa. Por una razón u otra, la vida nunca acaba funcionando como habíamos planeado en nuestros ideales.

Para Zach Braff, protagonista de "The Last Kiss", este largometraje es como la progresión natural de su papel en la elogiada "Algo en común", cinta que él mismo dirigió. "Mientras que ‘Algo en común’ trataba sobre la desorientación y la confusión de los veintitantos, esta película es sobre el desconcierto que sobreviene al cumplir los 30", comenta Braff. "El filme trata uno de los momentos más importantes de la vida: la emancipación y la construcción de una familia, a la vez que nos aferramos a todo lo relacionado con la libertad, la inocencia y la diversión de la juventud".

Tony Goldwyn, quien exploró temas similares en "La tentación", es el director. "Con ‘The Last Kiss’ tuvimos la oportunidad de realizar un drama cómico sobre las relaciones contemporáneas, con una buena dosis de diversión, muy sexy y, lo más importante, muy realista", afirma Goldwyn con entusiasmo. "El guión revisa de forma refrescante y moderna los ideales actuales acerca de lo que creemos que queremos de nuestras parejas, de cómo vemos transcurrir nuestra vida y de lo que esperamos conseguir en cada etapa. Por una razón u otra, la vida nunca acaba funcionando como habíamos planeado en nuestros ideales. Así pues ¿Qué hay que hacer cuando te sobrevienen las vicisitudes de la vida?"

"The Last Kiss" nació a partir de la película italiana "El último beso" ("L’Ultimo Bacio"). Nominado a 10 Davids (Los Oscar italianos), incluido el de Mejor Película, y ganador de cinco de los galardones, el largometraje caló hondo en Tom Rosenberg y Gary Lucchesi, de Lakeshore Entertainment. "Dos personas me hablaron de la película italiana en la misma semana –de hecho, una de ellas era Jacinda Barrett, la actriz que acabaría teniendo un papel en ‘The Last Kiss’", recuerda Rosenberg. "Lo vi como un filme para alcanzar la mayoría de edad. Cuando yo era un crío, la gente llegaba a la edad adulta a los 20 o 21 años, pero los niños de esta película tienen 29 y van para 30, lo que creo que es la nueva mayoría de edad; parece que en la actualidad la adolescencia se alarga unos cuantos años. ‘El último beso’ trató muchos temas que afrontan los jóvenes, pero en ningún caso lo hace de forma idealizada ni simplona".

"Me encantó ‘El último beso’", confiesa Lucchesi. "Y a diferencia de muchas cintas extranjeras, ésta parece que llamaba a gritos un remake de Hollywood. El tema me pareció realmente fascinante y vi que el contenido tenía un cierto aire de estilo americano".

En cuanto Lakeshore adquirió los derechos de la producción italiana, el siguiente paso fue desarrollar el guión. "Paul Haggis fue realmente la clave", añade Lucchesi. "Habíamos trabajado con él en ‘Otoño en Nueva York’, de Lakeshore, y pensamos que sería perfecto para este material. Tuvimos razón. Adaptó el guión para nosotros y realmente lo bordó. A partir de la buena relación que establecimos con Paul, nos enteramos que había escrito un guión, el de ‘Million Dollar Baby’, y que no encontraba fondos para llevarla a la pantalla. Así que nos implicamos en la película y, por supuesto, se convirtió en la gran ganadora de los Oscar®, incluyendo el galardón a la mejor película".

"Para ‘The Last Kiss’, me interesé en la situación por la que pasaba el personaje principal, Michael", explica el productor. "Y aquello fue algo con lo que me sentí personalmente identificado. Además, como padre de dos hijas, imaginé qué tipo de escena se produciría si un padre se encontrara con un futuro yerno que le había sido infiel a su hija. Creí que un encuentro así sería muy interesante.

"También me cautivó el mensaje", prosigue Lucchesi. "La tentación es algo que nos circunda permanentemente; lo importante es la forma en que lidiamos con ella y las lecciones que hemos aprendido en el pasado. Muy a menudo tenemos que obtener el aprendizaje por nosotros mismos. Podemos dejarnos aconsejar por los demás, pero cada uno habla por sus propias experiencias personales".

Para dirigir el filme, los productores se fijaron en Tony Goldwyn, quien ya había demostrado su toque de sensibilidad con temas similares en su cinta de 1999 "La tentación". "Tony respondió con creces al guión", recuerda Rosenberg. "Gary y yo creímos que era la elección perfecta para la película; cuando le conoces, ves en él a un hombre inteligente, con la cabeza bien amueblada, maduro, individual, y además todavía es un actor en activo, característica imprescindible para una pieza de trabajo eminentemente interpretativo como ‘The Last Kiss’. Cada cineasta tiene sus puntos fuertes, y dirigir a los actores de una forma que ellos mismos agradecen es la principal virtud de Tony".

"Me encantó ‘La tentación’, el primer largometraje de Tony como director", confiesa Lucchesi con entusiasmo. "Me pareció una película magnífica, con unas interpretaciones sensacionales. Trataba las infidelidades de una forma muy elegante. Creo que de Michael, el personaje de Zach Braff en nuestro filme, se podría decir lo mismo que del personaje de Diane Lane en ‘La tentación’: su romance le enseñó algo sobre ella misma y sobre cómo aferrarse al futuro con su marido. Tony tenía las herramientas necesarias para tratar con nuestra historia y con nuestros personajes".

"Cuando dirigí ‘La tentación’ nunca me había puesto detrás de la cámara. De hecho, no tenía ninguna ambición por dirigir", admite Goldwyn. "Tenía la intención de producir alguna película y me encontré con aquel proyecto, pero no llegué a encontrar el director adecuado, así que terminé dirigiendo yo. ¡Y fue todo un descubrimiento! ¡Vaya si lo fue! Es el mejor trabajo que he tenido en mi vida. Al meterme yo, un actor, en la labor de realizador, pensé: ‘¿Qué tipo de ambiente me gustaría a mí, como actor, tener en el plató para dar lo mejor de mí?’ Desde aquel momento, siempre me he regido por este principio".

Al entrar en el proyecto de "The Last Kiss", Goldwyn se quedó impresionado por la forma en que la adaptación de Paul Haggis del guión original presenta a unos personajes imperfectos con compasión y humanidad. "Lo que más me gustó del guión es que tiene múltiples facetas", asegura Goldwyn. "Los personajes tienen problemas con sus relaciones, pero les vemos desde ambos lados de una misma ecuación. Y esto es lo más importante para mí a la hora de narrar una historia: que no hay buenos ni malos. En su lugar hay una perspectiva equilibrada que muestra que ambas partes de la relación son imperfectas. La película no se centra en la perspectiva masculina o femenina, sino en la humana".

"A pesar de que ‘The Last Kiss’ es una cinta sobre relaciones amorosas, también trata la amistad", continúa Goldwyn. "Cada uno de estos chicos es un soporte vital para el resto. Se conocen desde la guardería. En un punto concreto de sus vidas, a medida que van cumpliendo los 30 y tienen a otra persona como lo más importante de su vida, la confianza que aún conservan les hace tenerse los unos a los otros como válvula de escape, como un refugio para sus vidas personales".

La selección del reparto
Desde el principio, los realizadores consideraron la película "The Last Kiss" como "un trabajo de actores"
, lleno de interesantes papeles que atrajeron el interés de algunos de los mejores jóvenes talentos. Como el propio Goldwyn recuerda, "Al seleccionar los actores, los que estaban en los 20 me dijeron: ‘Es asombroso leer un guión tan honesto acerca de lo que es para nosotros tratar con esta cuestión sentimental’. Me dijeron que nunca habían visto un guión que no banalizara este asunto, lo idealizara o se mofara. Nos reafirmó el hecho de que pudiéramos hacer un filme que se centrara en una visión emotiva pero dolorosamente honesta de la ridícula lucha a la que nos enfrentamos cuando nos convertimos en adultos".

Para Goldwyn, el cásting fue esencial –los actores elegidos determinarían el resultado final de la película. "Hay un cierto grupo de chicos de 29 años que merodean por la esfera actoral de la cultura pop", explica Goldwyn. "Pero cada vez que salía un nombre, el actor o actriz nunca me parecía el adecuado. Y cuando Gary y Tom mencionaron a Zach Braff, les exclamé ¡Ésa es la película que queréis hacer!’"

La razón de la elección de Braff, según Rosenberg, es que es un actor que cae simpático al público, "Para Zach fue un papel difícil, pero él hace cosas que al público le cuesta olvidar", comenta Rosenberg. "Michael, su personaje, tiene que ser amable y dulce, pero sin empalagar. No hay muchos actores capaces de interpretar este papel; Zach sabía que era un gran guión para él y lo ha ejecutado a la perfección".

De hecho, Braff fue la primera elección desde el principio. "Es un actor interesante", afirma Lucchesi. "El papel requiere que el actor sea un tipo gracioso con los hombres y encantador con las mujeres, aunque también debe ser serio, centrado, tierno, seductor y comprometido en sus escenas con Jenna. Zach es absolutamente convincente".

Goldwyn opina que seleccionar a Braff le ayudó a encuadrar su visión de lo que sería el filme. "Zach Braff le da a la película una identidad, en términos de realidad", asegura. "Es una persona muy auténtica, con inteligencia y sentido del humor y cualidades innatas. Como actor, te hace sentir que lo que hace en la pantalla es cierto. Y, por si fuera poco, tiene madera de líder".

Braff se sintió especialmente atraído por la forma en que su personaje se apegaba a la realidad. "Acababa de cumplir los 30 y estaba empezando a preguntarme a mí mismo las mismas cuestiones que le surgen a Michael: ¿Cómo quiero que sean mis 30? ¿Cómo imagino que será mi vida? Todos los personajes del largometraje se hallan en periodo de autoexamen. Creo que todo el reparto encuentra algún punto en común con el papel que interpreta".

"Michael está enamorado de su novia y tiene grandes amigos, aunque se teme que su vida dejará de estar llena de sorpresas", prosigue Braff. "Está aterrorizado de que el resto de su vida se vea programada acorde con las convenciones de la sociedad. Al sobrevenirle un ataque de pánico y huir tratando de regresar a la libertad de los 20, se encuentra con que su decisión tiene unas consecuencias que no sucedían cinco años atrás".

Para Braff, un aspecto clave de su papel fue hacer que cada una de las relaciones de la película pareciera real. Y lo mismo sucedió con la relación entre los cuatro chicos: Michael, Chris (Cassey Affleck), Kenny (Eric Christian Olsen) e Izzy (Michael Weston). "Los cuatro se conocen de toda la vida. Cuando hablo de ‘The Last Kiss’ suelo describirla como un ‘diner’ moderno, una película sobre un grupo de amigos que se juntan en el bar de un cruce de caminos y que todos van en la misma dirección", comenta Braff. "Fue importante para los cuatro que estableciésemos un estrecho vínculo. Y la verdad es que resultó fácil, porque todos congeniamos perfectamente".

Braff sintió que era igual de importante retratar una relación real con las dos mujeres de su vida –Jenna, la madre de su hijo, y Kim, la mujer con quien tiene una aventura, interpretadas respectivamente por Jacinda Barrett y Rachel Bilson. "Con Michael y Jenna ves que hay un gran amor, compañerismo y amistad; se observa que Michael quiere pasar el resto de su vida con ella", explica Braff. "En cambio, con Kim se ve desbordado por una obsesión arrolladora. Creo que ese es el verdadero tema de la película: navegar y negociar entre dos emociones separadas en la etapa en que se entra en el matrimonio".

Como director –"Algo en común", su primer proyecto como cineasta, tuvo una buena recepción por parte del público y de la crítica–, Braff merece los mejores elogios de Tony Goldwyn. "Al proceder del teatro, A Tony le encanta ensayar con sus actores. Siempre les anima a que participen con sus ideas –‘Probémoslo de 10 formas distintas; esto es lo que yo creo. Pero, ¿qué opináis vosotros?’".

"Precisamente porque Tony también es actor, realmente sabe cómo quieren los actores que se les hable", comenta Braff. "Es decir: a los actores les encanta sentirse colaboradores de la película, y no sólo piezas de ajedrez. Tony lleva esta parte mucho mejor que cualquier otra persona con quien he trabajado".

Una vez seleccionado Braff, los realizadores se embarcaron en la ardua y compleja tarea de elegir al resto de papeles principales de un reparto amplio y entrelazado. Además de seleccionar a la Jenna y a la Kim adecuadas para encarnar a las mujeres del personaje de Braff, los realizadores tuvieron que dar con el grupo de chicos adecuado para que el público llegara a creerse que eran amigos de toda la vida, así como la chica con quien sale cada uno de ellos.

Para el papel de Jenna, la amiga de Michael de toda la vida y futura madre de su hijo, los cineastas eligieron a Jacinda Barrett. Rothman y Lucchesi Habían trabajado con Barrett anteriormente, en el filme "La mancha humana", y creyeron que la actriz aportaría la mezcla adecuada de simpatía y resolución al personaje.

"El papel de Jenna es muy complicado", enfatiza Goldwyn. Nos quedamos con Jacinda porque, como protagonista femenina, sabíamos que era capaz de ofrecer una interpretación tanto de mujer emocionalmente vulnerable como de furiosa plausible. A la vez, Jenna tiene un punto cómico, de modo que tiene que resultar un personaje enfadado y divertido al mismo tiempo. Y Jacinda lo ejecutó de un modo magistral".

"Justo durante mi luna de miel en Camboya recibí una llamada urgente para que volviera para asistir a una lectura, cuanto antes mejor", recuerda Barrett. "Me acuerdo que iba leyendo el guión en el avión y pensando ‘¡Dios mío, qué texto más bueno! Este papel es especial’. Tuve la sensación inmediata de que era el papel perfecto, que me iba a sentar como un guante".