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  Expediente 39  (Case 39)
  Dirigida por Christian Alvart
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Protagonizada por Renee Zellweger, Jodelle Ferland, Ian McShane y Bradley Cooper. La película está dirigida por Christian Alvart a partir de un guión escrito por Ray Wright. Los productores son Steve Golin y Kevin Misher. Lisa Bruce es la coproductora. El director de fotografía es Hagen Bogdanski. El director artístico es John Willett. La película ha sido montada por Mark Goldblatt, A.C.E. El diseño del vestuario es de Monique Prudhomme. La música es de Michl Britsch. La película ha sido calificada para adultos por la violencia y el terror, que incluyen imágenes perturbadoras.

Muchas de las historias de terror más memorables de la historia del cine han surgido de las pequeñas fisuras en las relaciones familiares y de las volátiles emociones de la ansiedad, la paranoia y la inseguridad que se ocultan debajo. Ahora llega una terrorífica historia en la que una mujer, cuyo trabajo consiste en salvar familias rotas, da el salto y apadrina a una joven que lo necesita desesperadamente. Pero Emily Jenkins está a punto de descubrir que convertirse en madre de la noche a la mañana no es tan sencillo. Es una labor que hace aflorar sus miedos más profundos: miedo al fracaso, miedo a no comprender, y miedo a perder completamente el control.

Esos miedos ya son bastante perturbadores de por sí, pero hay otra clase de terror que Lillith, la hija adoptiva de Emily, introduce en su vida y en las vidas de quienes la rodean: un miedo que se encuentra únicamente en los rincones más tenebrosos, profundos y prohibidos de la imaginación subconsciente. Es un miedo tan tenaz en su adherencia, que puede resultar fatal.

La ganadora de un Óscar Renee Zellweger interpreta por primera vez un papel protagonista en un thriller de terror con Expediente 39, que también significa el debut norteamericano del consumado director alemán Christian Alvart. Alvart alcanzó recientemente la fama en Europa con el innovador thiller psicológico ANTICUERPOS, el apasionante relato de un asesino en serie cuyo malévolo estado mental podría contagiarse como un virus al agente de policía que le está interrogando. Calificado su estilo como fascinante y provocativo, la película sitúa a Alvart en el epicentro de los realizadores actuales más rápidamente emergentes.

Alvart tenía planeado un cambio radical y un alejamiento de los thrillers de terror para su próxima película, pero algo le hizo cambiar de opinión. El productor Kevin Mister (ENEMIGOS PÚBLICOS) le envió el escalofriante guión de Expediente 39 escrito por Ray Wright, y se enganchó al instante.

"En esa época, yo estaba preparado para salirme del esquema de hacer películas de terror, pero cuando leí Expediente 39, era tan divertida que simplemente tenía que hacerla", explica Alvart. "Era una lectura genial. Leí el guión en menos tiempo del que dura la película. Algunas de las escenas que Ray escribió eran muy impresionantes. Me encantó el hecho de que consiguieran ser sorprendentes de una manera nueva. Conseguía sacarle a uno completamente de su zona cómoda, y esa clase de tensión extrema me interesa".

"Sólo me interesan las películas de terror cuando están basadas en miedos reales que todos compartimos, y me gustó especialmente el hecho de que Expediente 39 refleja las realidades y emociones que rodean a las familias disfuncionales", dice Alvart. "Para mí la historia, en el fondo, trata de ser padre y de cómo se pueden controlar realmente las mentes de los hijos. Uno puede intentarlo, hacerlo lo mejor posible, pero nunca se tiene el control total. ¿Y qué pasa cuando una mujer como Emily hace todo lo que hay que hacer, pero sencillamente no funciona? ¿Qué pasa cuando alguien hace cosas malas a pesar de todos los esfuerzos por corregirle?"

Esas preguntas impulsaron a Alvart a adoptar un enfoque visceral para enfatizar el realismo, hasta que una serie de sucesos penetran en el territorio de una angustiosa zona sobrenatural. "Siempre quise que la película tuviera una estética muy real y descarnada", explica.

Para Alvart, el realismo no implicaba prescindir de su característico estilo. Utiliza ritmos visuales intrincadamente construidos para ir elaborando el suspense capa a capa, hasta conseguir un efecto escalofriante. "Me gusta controlarlo todo estrechamente en esta clase de películas, para que todos los elementos físicos (cada pieza de atrezzo, cada color, cada movimiento de los actores) colaboren para crear una realidad para los espectadores, una realidad intensificada que les impulse hasta lugares a donde no sabían que irían".

Este enfoque galvanizó a los productores Steve Golin y Kevin Misher. "Christian tenía un sentido bárbaro del material", dice Misher. "Cuando Steve Golin, Renee Zellweger y yo nos reunimos con él por primera vez, a todos nos encantó. Nos encantó su energía, su concentración y su punto de vista. Nunca antes había hecho una película en inglés, pero su anterior película, ANTICUERPOS, decía muchísimo de su talento. Tiene un apetito voraz por el suspense. Y Christian entró en la habitación sabiendo exactamente lo que quería, incluso los ángulos de cámara".

Con las cosas avanzando rápidamente, Alvart se puso a hacer un guión gráfico de cada plano de la película, creando al final planos detallados de cada segundo de la película tal y como existía en su mente. Sabía que algunas de las escenas más impresionantes de la película, como la intrigante escena del horno que desencadena la relación entre Emily y Lillith, y la inolvidable escena del cuarto de baño en la que miles de avispones se arremolinan en torno a Doug, el amigo psicólogo de Emily, tenían que ser cuidadosamente equilibradas. "Queríamos que esas escenas fueran muy terroríficas y perturbadoras, pero sin ir demasiado lejos", dice. "Llegar hasta el límite, pero permaneciendo dentro de los límites de un thriller psicológico".

Al realizar el casting, Alvart buscó actores que tuvieran una química entre ellos que crease misterio, emoción y ansiedad. "Para que funcionasen los elementos sobrenaturales de Expediente 39, uno tiene que creer de verdad en esos personajes", explica. "Necesitaba unos actores que pudiesen hacer que esos sucesos extraños pareciesen algo bastante creíble a nivel emocional, y que pudiesen conectar con el público a un nivel más profundo. Y eso es exactamente lo que fueron capaces de hacer Renee Zellwegger, Jodelle Ferland, Ian McShane y el resto del reparto".


La encargada del caso: Renee Zellweger es Emily Jenkins
Expediente 39 está cimentada por una valiente interpretación a cargo de una de las mejores actrices cinematográficas norteamericanas: Renee Zellweger, la actriz ganadora de un Óscar cuyo trabajo abarca desde el conmovedor drama histórico COLD MOUNTAIN a la exuberante alegría de la reclusa Roxy Hart en CHICAGO, pasando por el icónico personaje homónimo de la serie de comedias de gran éxito de BRIDGET JONES. En esta ocasión, Zellweger se sumerge en un crudo retrato de una madre de adopción reciente que se va encontrando sumida en la desesperación a medida que la niña a la que creyó rescatar siembra el misterio, el miedo y el caos en su vida.

Desde el principio, Alvart luchó por contratar a una actriz fuerte y seria para el papel de Emily, sabiendo que harían falta una destreza y un valor considerables para hacer creíble su situación. "Sabía que el tono general de la película variaría mucho dependiendo de quién fuese la actriz protagonista", explica. "Así que no quería a la chica de moda más reciente, sino a una actriz con una fuerza y una madurez auténticas".

Sin embargo, siendo un director que nunca antes había rodado en EEUU, no podía esperar que iba a conseguir a una de actrices más populares, versátiles y premiadas.

Cuando Renee Zellweger se vinculó al proyecto, Alvart se sintió en el cielo. "Su interpretación cimenta completamente toda la película", dice. "Hay muchísima dignidad y emoción en su retrato de Emily. No se trata sólo de estar asustada y correr muerta de miedo, también le añade capas a lo que es Emily y lo que la impulsa. Y, pese a ser una actriz con tanto talento, estaba también dispuesta a hacer cosas muy primarias, como correr descalza bajo la lluvia durante dos días".

Todos los que estaban involucrados en el proyecto estaban ilusionados por ver a Zellweger abordar el único género cinematográfico en el que aún no se había visto a la estrella internacional. Comenta Kevin Misher: "Renee es obviamente una actriz multi-premiada, pero creo que su vulnerabilidad funciona especialmente bien con este género. Nunca se la ha visto interpretar un papel así. Y es como un truco para la mente, porque al principio uno cree que está viendo un thriller más convencional y, antes de que uno se de cuenta, se está dentro de una historia sobrenatural que tiene muchos sustos y mucha diversión".

A Zellweger la sedujo la sofisticación psicológica del guión de Ray Wright. "Me quedé despierta toda la noche hasta acabar aquel guión porque era incapaz de dejarlo", dice. "Estaba escrito de manera muy inteligente, y lo que me encantó de verdad fue que estaba repleto de sub-texto. No trata solamente acerca de una mujer que experimenta algo escalofriante, trata acerca del deterioro psicológico de una mujer. Eso es también lo que la hace mucho más terrorífica. Se mueve en esa delgada línea en la que uno se pregunta si lo que ocurre es real o si es que a Emily se le está yendo la cabeza. Y como actriz es estupendo moverse por esa línea".

La compleja composición psicológica de Emily Jenkins intrigó a Zellweger, que se sintió atraída por su mezcla de decencia moral y sus heridas emocionales soterradas procedentes del pasado. "Emily es una persona muy responsable, cariñosa y caritativa que se siente realmente contenta de ayudar a esos chicos", dice la actriz. "Por eso resulta tan devastador para ella cuando las cosas se van poniendo cada vez más difíciles con Lillith. Empieza a preguntarse si lo que pasa es que sencillamente no está preparada para ser madre, o si es que está pasando algo mucho más extraño. Hace aflorar todos sus miedos (al fracaso, al abandono, a interferir en una situación en la que no debería) de una manera muy significativa. La conduce hasta un lugar muy oscuro de su psique, y eso es lo que me gustó muchísimo de la película. Tiene un pie en la cruda realidad y otro en algo inexplicable".

Para tener una mejor comprensión de a lo que se enfrentan a diario los trabajadores sociales auténticos, Zellweger pasó un tiempo en los Servicios de Protección a la Infancia de Los Ángeles, haciendo las rondas de visita a las familias con problemas. "Descubrí que era un trabajo muy interesante porque consiste en gran parte en comprender la naturaleza humana, en ver cosas que no están necesariamente en la superficie, en intuición. También es una enorme responsabilidad", observa Zellweger.

Ese sentido de la responsabilidad se convierte en algo personal para Emily al hacerse cargo del Expediente 39, el caso de la familia Sullivan y su sombría y reservada hija, cuya tristeza refleja la del pasado de Emily. Cuanto más se esfuerza Emily por querer a Lillith y por estar a su lado, más invaden el desastre y la destrucción su anteriormente bien controlada vida.

A Zellweger le animó esa aproximación de Christian Alvart a ese punto donde chocan los crudos problemas domésticos, el auténtico miedo y salvajes sucesos sobrenaturales. Observa que eso le ayudó a meterse sin miedo en la abundante acción física de la película. "Desde el primer día en el plató, a medida que me iba familiarizando con el trabajo de Christian, con sus técnicas, con su estilo visual, y con su habilidad para hacer las cosas de manera tan precisa, me pareció que era un gran cineasta en el comienzo de su carrera", dice Zellweger. "Estoy impaciente por ver lo que hace a continuación. Su entusiasmo por hacer películas es contagioso".


La niña adoptada: Jodelle Ferland es Lillith Sullivan
Aparentemente, la niña que Emily Jenkins acaba de adoptar es una inocente de 10 años víctima de innombrables abusos familiares. La preciosa y callada Lillith es una niña solitaria y atormentada que necesita desesperadamente auténtico amor familiar y cariño solícito. Pero su aspecto no revela toda su historia, y hay mucho más en esa niña que lo que parece a primera vista. Lillith se une a la galería de espeluznantes personajes infantiles de películas como MALA SEMILLA, LA PROFECÍA, EL RESPLANDOR y JOSHUA.

Al hacer el casting para Lillith, los realizadores sabían que tenían que encontrar a una joven actriz que tuviese una profundidad y unas dotes extraordinarias. Necesitaban a alguien capaz de provocar a la vez un horror abyecto y empatía, una actriz que pudiera representar la dicotomía de la pureza de la infancia y del mal desenfrenado. Buscaban una actriz que estuviese tan convincente en el papel que impresionase al público con su transformación de la inocencia a la furia demoníaca. Una intensa búsqueda les llevó hasta Jodelle Ferland, cuyo impresionante currículo incluye la película de Terry Gilliam TIDELAND, así como la película de terror de gran éxito TERROR EN SILENT HILL. Actriz desde que le alcanza la memoria, Ferland ganó su primer Emmy a la increíble edad de cuatro años.

"No sé cuántos miles de niños vimos, pero cuando los redujimos, Jodelle era la opción perfecta", dice Alvart. "No se trataba de su aspecto ni de que fuese siniestra. Lo que nos convenció fue simplemente que es una actriz muy poderosa", dice. "Para mí, eso era lo más importante, porque Lillith es un personaje complicado. Jodelle resultó ser tan madura que había muy poca diferencia entre dirigirla a ella y dirigir a Renee. Nunca tenía que hablarla como si fuera una niña. Era tan receptiva como cualquier actriz con el doble de su edad".

Alvart continúa: "En muchas películas con niños que dan miedo, es como que los niños sólo aparecen de vez en cuando, pero no forman realmente parte de la historia. En Expediente 39, Jodelle es realmente el personaje principal después de Renee. Utilizamos muy pocas imágenes generadas por ordenador con ella, y no tuvimos que hacerlo porque su interpretación ya es suficientemente terrorífica".

Renee Zellweger quedó igualmente impresionada por su joven coprotagonista. "Jodelle no tiene en realidad nada de una chica de 12 años", dice riendo. "Es una personalidad hermosa, una buena persona, y al mismo tiempo, era capaz de asustarme. Si quiere encantarte, no hay problema. Si tiene que asustarte, puede hacerlo. Es muy brillante y perspicaz, y fue capaz de hacer cosas asombrosas con Lillith".

"Me gusta hacer películas de miedo", admite Ferland. "Es interesante ser una niñita mona y entonces volverte siniestra de repente, porque eso hace que las cosas den aún más miedo. Lillith es en cierto modo una niña inocente, pero no puede evitar llevar el mal consigo. Cuanta más gente la conoce, más cosas raras pasan… cosas muy, muy raras".

Lo que mas entusiasmó a Ferland de Expediente 39 fue la oportunidad de trabajar tan estrechamente con la oscarizada Renee Zellweger. "Me encantaron las películas de BRIDGET JONES y estaba muy ilusionada por trabajar con ella", dice. "Hizo que fuera muy divertido".

Ferland siempre se asegura de divertirse, sin importar lo sombrío que sea el papel que haya aceptado. Pese a lo perturbadora que fue para el equipo de adultos que la estaba viendo, Ferland observa que durante la escena en que es metida dentro de un horno, ella en realidad se lo estaba pasando bien. "Era como que me gustaba estar allí", confiesa. "El piso del horno que construyeron era de goma, así que aunque estaba dando gritos y golpes, en cierto modo era divertido".

La capacidad de Ferland para disfrutar de su trabajo aportándole a la vez una intensidad increíble fue un motivo de inspiración constante para el reparto y el equipo. "Christian tuvo auténtico instinto con Jodelle ya desde el principio", dice Kevin Misher. "Sabía que podría ser muy dulce y a la vez matarte de miedo. Y ella fue completamente capaz de las dos cosas".


El detective y el psicólogo infantil: Ian McShane y Bradley Cooper se unen al reparto
Famoso por su papel (con el que ganó un Globo de Oro) del malvado Al Swearengen en la serie de HBO DEADWOOD, Ian McShane interpreta a un personaje completamente distinto en Expediente 39. Interpreta a un rudo policía que siente ternura por Emily Jenkins y por la niña con problemas a la que ella intenta salvar. Puede que McShane haya sido proclamado por la revista People Magazine como el "el villano más sexy de la tele", pero el instinto de Christian Alvart le sugirió que sería estupendo para el papel del agente Mike Barron, un buen policía que intenta racionalizar algunos crímenes muy siniestros e inexplicables.

"Ian McShane fue la primera persona que se me vino a la cabeza para el papel del policía", dice Alvart. "Creo que porque es un gran actor que puede hacer que las cosas más ridículas parezcan completamente reales, y eso es justo lo que se necesita en una película de terror".

Renee Zellweger estaba encantada de trabajar con McShane por primera vez. "La gente que le conocía de DEADWOOD me preguntaba: '¿Es lascivo, es grosero?' Pero él era maravilloso. Es hilarante, y hacía que la energía en el plató fuese muy ligera", dice. "Se puede ver cómo el agente Barron y Emily comparten la impresión de que el sistema a veces les falla a los niños, y él puede sentirse impulsado a llevar los asuntos a su manera".

A McShane le sedujo el guión, pero observa: "Lo que realmente me atrajo fue ver la película de Christian ANTICUERPOS, que me pareció genial. Para este tipo de historias de terror, hace falta alguien que sepa cómo hacer esa clase de cosas, y el señor Alvart sabe hacerlas, sin ninguna duda". McShane añade: "También es un buen cambio interpretar a un buen tipo. Éste es un papel muy diferente a todo lo que he hecho".

Aunque Barron es un poli, McShane le compara con un personaje común en muchas películas de terror clásicas. "Si se piensa en películas como MALA SEMILLA y EL EXORCISTA, mi personaje es un poco como el del cura. Es un hombre bueno y moral que intenta ayudar a Emily a descubrir las razones psicológicas de lo que le está pasando", explica. "Es un policía veterano con 25 años de servicio que siempre ha ayudado a Emily a intentar proteger a los niños. Y con Lillith intenta atenerse a las reglas habituales, pero todo se le vuelve del revés".

Es Barron quien detecta primero que Lillith puede ser una niña más perturbada de lo que aparenta superficialmente, creyendo que mintió acerca de ciertas llamadas telefónicas nocturnas que impulsaron a uno de los pupilos de Emily a hacer algo impresionante. "Durante la mayor parte de la película, Barron sigue pensando que es simplemente una niña que engaña y cuenta mentirijillas", explica McShane. "No cree que haya nada más, hasta que empiezan a suceder cosas más diabólicas y puede que ya sea demasiado tarde".

McShane dice que estaba emocionado por verse rodeado del talento de Renee Zellweger, Jodelle Ferland y sobre todo de Christian Alvart. "Christian tiene un increíble conocimiento y siente un gran amor por las películas, así que es capaz de tomar elementos de todos los clásicos de terror psicológico y darles un giro propio. Hizo un guión gráfico de la película entera y utilizaba toda clase de trucos interesantes, así que creo que, para todos nosotros, gran parte de la diversión consistía en formar parte de su proceso creativo".

Mientras que el policía de Ian McShane tiene una relación paternal con Emily, el hombre que podría ser su novio, o sea, si ella se concediera tiempo para tener citas, es el psicólogo infantil Doug Ames. Interpretando el papel está Bradley Cooper, cuyos papeles más conocidos incluyen las exitosas series de televisión ALIAS y NIP-TUCK: A GOLPE DE BISTURÍ, el largometraje cómico de Vince Vaughn y Owen Wilson DE BODA EN BODA, ¿QUÉ LES PASA A LOS HOMBRES? y más recientemente RESACÓN EN LAS VEGAS.

Desde el principio, Alvart buscaba un actor que pudiese aportar un contraste natural a la intensidad de Zellweger. "Buscaba a alguien que fuese muy ligero y gracioso", dice. "Pensé incluso en algunos monologuistas cómicos, pero lo que me gustó de Bradley fue que había hecho tanto comedias como papeles más serios. También tenía una química genial y seductora con Zellweger".

Cooper admite que la oportunidad de enfrentarse al terror psicológico más profundo de un hombre convirtiéndose en realidad fue tan irresistible como el guión. "Siempre me pareció que Expediente 39 no era solo una película de terror, sino una gran historia. Creo que siempre es más terrorífico cuando la realidad se ve afectada por la fantasía, y en eso consiste en gran parte esta película", dice. "No es tremendamente sangrienta, pero hay mucha intriga. Y la oportunidad de hacer una película con Renee Zellweger y Christian Alvart, de quien pienso que es un autor, era genial", dice Cooper. "Y Jodelle es fantástica, así que supe que iba a tener que dar lo mejor de mí mismo".

Para Cooper, el momento álgido iba a llegar el día en el que tuvo que presentarse en el plató y enfrentarse literalmente a un avispero: el resultado del miedo interior más mortificante de Doug hecho realidad. La escena se rodó en el transcurso de dos intensos días. "Bradley estaba muy deseoso de hacer la escena", comenta Alvart. "Se puso a hacer el bestia de verdad en el baño, destrozándolo todo. Fue bastante impresionante".

"Me puedo identificar totalmente con el miedo de Doug a los insectos voladores", dice Cooper riendo. "Pero lo más interesante de rodar esa escena es que Doug pierde completamente la cabeza, lo que es una cosa muy peligrosa y emocionante de interpretar. Fue ciertamente una de las cosas más difíciles que he hecho, y sabía que tendría que emplearme a fondo".

"No había forma de fingirlo, así que tenía que creerme de verdad que aquello estaba sucediendo", observa. "Había unas cuantas avispas vivas que utilizábamos, y había montones de avispas muertas. ¡Me salían de verdad avispas muertas por las orejas! Fue bastante intenso, pero también fue muy divertido formar parte del que es el primer gran momento terrorífico de la película".


La familia: Kerry O'Malley y Callum Keith Rennie son Margaret y Edward Sullivan
Entre los personajes más misteriosos de Expediente 39 están los padres de Lillith, los exhaustos, iracundos y aparentemente poseídos señores de Sullivan, que cometen un horrible crimen contra su joven hija. ¿Están Margaret y Edward tan locos como parece, o hay algo más en su historia, como ellos insisten en afirmar?

Para dar vida a estos ambiguos personajes, Christian Alvart recurrió a dos aclamados actores: Kerry O'Malley, famosa como actriz en los escenarios de Broadway y por su papel en la serie de Showtime BROTHERHOOD, y la multi-premiada estrella canadiense Callum Keith Rennie, que ha trabajado con los iconoclastas directores Christopher Nolan (MEMENTO) y David Cronenberg (EXISTENZ).

Como Margaret, Kerry O'Malley tuvo que sumergirse en un abismo de emoción. Renee Zellweger se sintió especialmente impresionada por lo dispuesta que estaba a lanzarse a por todas. "Cuando se ve a Kerry en el manicomio al que finalmente la llevan, es impresionante los extremos a los que llega como actriz", dice Zellweger. "Tuvimos una suerte increíble de poder contar con Kerry y Callum Keith, que está igualmente fantástico".

El mayor terror de Margaret es el fuego (los fuegos del infierno y el fuego del horno con el que intenta deshacerse de Lillith), que es lo que termina experimentando cada día en su atormentada imaginación en el sanatorio mental. A O'Malley le pareció intrigante la batalla contra los demonios interiores. "Lo interesante para mí es que Margaret antaño era un persona amable, generosa y cariñosa que quería ayudar a la gente, pero cuando Lillith entró en sus vidas, fue duramente puesta a prueba y sufrió un gran conflicto interior", explica. "Ella y su marido estaban rodeados de terror, y eso les cambió".

O'Malley se metió tanto en el papel que a veces asustaba hasta al equipo. "Gran parte de las cosas que tenía que hacer eran realmente sombrías y perturbadoras, y mi piel estaba maquillada de tal forma que parecía que me estaba pudriendo", recuerda. "La gente del plató me evitaba. Es terrorífico ver a una mujer gritando barbaridades y actuando como si estuviera en llamas, así que cuando iba por los pasillos la gente rehuía mi mirada. Fue todo muy difícil. Pero luego un día volví al plató vestida como yo misma y todo el mundo empezó a hablarme de nuevo".

Cuando llegó el momento de rodar la espeluznante escena en la que Margaret y Edward intentan matar a su hija de una manera horrible, O'Malley le atribuye a Jodelle Ferland el mérito de hacerla creíble. "No hubiera sido posible hacer esas cosas con otra niña que no fuera tan genial y profesional y con las ideas tan claras como Jodelle", dice. "Era una auténtica sufridora. Comprendía que estaba pensado para dar miedo, pero también que se trataba solamente de fingir, y eso es lo que hacemos para contar historias".

O'Malley tenía que soportar hasta seis horas diarias de maquillaje, habiendo que ponerle extensas cicatrices faciales y prótesis a su cuerpo para que pareciera que tenía el aspecto de la víctima quemada que Margaret cree que es dentro de su mente. "Es algo realmente terrorífico, porque una se mira al espejo y tiene un aspecto doloroso", observa. "Incluso me pusieron marcas protésicas de arañazos en donde Margaret se destrozaba los brazos porque le parecía que estaba envuelta en llamas. Fue algo muy intenso".

Quizás lo más intenso de todo fue que O'Malley tuvo que experimentar la sensación de estar envuelta en llamas. "Es duro actuar mientras se está envuelta en llamas", confiesa, "porque una piensa cosas como: '¡Que no se me queme el pelo, que no se me queme la cara, que no le prenda fuego al cámara!' y al mismo tiempo estás intentando hacer la escena. Fue una pequeña locura, pero también fue una experiencia genial. ¡Y me alegré mucho cuando se terminó!"


El diseño
Para Christian Alvart, el terror comienza en la psicología y la emoción, y utiliza cada elemento del diseño de la película para aumentar la sensación de que el mundo se está escapando de nuestro control. Manipulando los escenarios para crear ilusiones visuales y utilizando una paleta de colores simbólica, Alvart emplea una combinación de trucos nuevos y viejos para mantener al público en vilo durante Expediente 39.

Alvart recurrió a un director de fotografía del que sabía que podía suministrar unos efectos visuales asombrosos: Hagen Bogdanski, director de fotografía de la película LAS VIDAS DE OTROS, ganadora de un Óscar, acerca de la vida bajo la Stasi, la policía secreta de la Alemania Oriental. Alvart y Bogdanski ya habían trabajado anteriormente en ANTICUERPOS. "Tenemos una relación muy complicada y profunda", dice Alvart. "Pero me quedé muy impresionado con lo que hizo en esta película. Rompió todos los records en cuanto a moverse con rapidez, y sin embargo transmitió el estilo que necesitábamos. No creo que ningún otro director de fotografía hubiera podido hacer esta película en concreto con este estilo en el plazo de tiempo en que lo hizo Hagen. Creo que ahora hará muchas más películas en Hollywood. Su sueño es filmar una película de James Bond".

Alvart y Bogdanksi utilizaron libremente la cámara en los planos, utilizando grúas elevadas para incrementar constantemente la sensación de tensión, y efectos físicos de cámara con intención de hacer impredecibles las cosas para espectadores acostumbrados a las imágenes generadas por ordenador, menos sutiles. "Me encantan esos anticuados trucos de la cámara, incluso de los años veinte y treinta", dice Alvart sonriendo. "Trucos como rodar el material hacia atrás, o a diferente velocidad, o abriendo la lente o haciendo temblar la imagen. Es un material que puede quedar genial y tener un gran impacto. También utilizamos por esa misma razón mucha perspectiva forzada en lugar de imágenes generadas por ordenador".

Kevin Misher añade: "En Expediente 39, la cámara se utiliza de una manera que mantiene al público inquieto e inseguro, siendo su efecto final el de una experiencia muy terrorífica pero agradable, que le llega a uno en formas que no se podría esperar".

La forma inesperada fue también clave para el trabajo del director artístico John Willett, quien diseñó los gélidos escenarios de la película BAJO CERO. Era la primera vez que Willett y Alvart trabajaban juntos, y Alvart se quedó impresionado con la disposición de Willett para explorar los límites creativos. "Desde el mismo momento en que empezamos a trabajar juntos, la mente de John se disparó y me empezó a mostrar esquemas de color y modelos y dibujos", recuerda el director. "Supe que iba a ser una relación muy fructífera y creativa. Siempre superó mis expectativas".

Para Willett, el trabajo no podía ser más emocionante. "He hecho varias películas de terror, pero en su mayor parte eran bastante exageradas. Lo que me encantó de Expediente 39 fue que era más bien como LA SEMILLA DEL DIABLO, en donde el terror va surgiendo de un lugar de cómoda seguridad, hasta convertirse en un tumulto de miedo. Este tipo de cosas se basan primero en una escritura inteligente, y después en la dirección y los actores", dice. "Yo tomo el fuerte enunciado de lo que está escrito, e intento simplemente ponerle color. ¡Este guión era tan terrorífico que algunos miembros del departamento artístico solamente podían leerlo de día!"

La piedra de toque de Willett fue la casa de Emily, la cual diseñó para que reflejase no solamente su gusto y su personalidad, sino que además le añadió algunas características muy sorprendentes y extraordinarias. Para intensificar los cambios emocionales y psicológicos que se desencadenan con la llegada de Lillith, el diseñador creó unas paredes para los pasillos que podían inclinarse a voluntad, y un techo de oficina que podía descender progresivamente, creando una sensación de desorientación sin utilizar imágenes generadas por ordenador.

Esos toques en la estructura de la casa de Emily eran tan sutiles que ni siquiera Renee Zellweger se enteró de ellos hasta el momento en que las paredes empezaron a moverse.

A Willett le parecía que, desde el punto de vista de la dirección artística, la tentación de hacer algo bastante diferente resultaba irresistible, y Christian y los productores estaban totalmente de acuerdo. El resultado fue una manipulación razonablemente completa del mundo en el que vive el personaje central. "Diseñamos paredes que se movían, y techos enteros que podían descender lentamente a medida que el mundo de Emily se iba estrechando a su alrededor", dice. "Da la sensación de que la realidad está ligeramente alterada, de que algo ha cambiado, pero no se sabe bien qué. Le cambia a uno la perspectiva".

De manera similar, los techos de la oficina de Emily tienen al principio cuatro metros de altura, después tres y luego dos y pico, de manera que todo su mundo va siendo aplastado poco a poco.

Willett terminó diseñando incluso muchas de las localizaciones interiores más simples de la película, para poder tener el máximo control sobre el entorno físico. Eso fue particularmente patente en el cuarto de baño en el que Doug, el personaje de Bradley Cooper, es atacado por un enjambre de avispas. "Decidimos que todos los elementos de ese cuarto de baño tenían que ser diseñados por nosotros para conseguir exactamente lo que deseábamos visualmente", explica.

Aunque Alvart no tiene nada en contra de las imágenes generadas por ordenador, estimuló a su equipo a utilizar tantos efectos físicos como fuera posible. Para la escena en la que Emily y Lilllith caen a toda velocidad dentro del ascensor de un rascacielos, Alvart hizo que los diseñadores construyeran una mini plataforma elevadora que podía caer como un metro y pico, provocándoles una sensación de vacío en el estómago a Renee Zellweger y Jodelle Ferland. "Creo que fue un gran subidón de adrenalina para Renee", dice Alvart.

Por supuesto, también jugaron mucho con los colores. "Durante toda la película, los colores se asocian con ciertas personas y sensaciones. Por ejemplo, la habitación de Lillith y todo lo que tiene que ver con ella es de un azul muy frío. Cada vez que se ve ese color, se sabe que Lillith anda cerca. De la misma forma, a Emily se la ve rodeada de colores más cálidos, verdes y marrones, esos colores que parecen buenos y seguros. Cada vez el miedo y la locura entraban en la situación, utilizábamos muchos tonos de hueso".

"Sobre todo", dice Willett, "nuestro objetivo era integrar los escenarios con las interpretaciones y la línea argumental, para que todo se convirtiera en un conducto para una sensación de terror creciente. Lo emocionante fue ver cómo el diseño trabajaba conjuntamente con los actores", dice. "Empezó a dar vida de verdad a todas las sensaciones que estaban presentes cuando leí el guión por primera vez".

Esa misma sensación de rico detalle le daba continuidad a todos los elementos de la producción, incluidos el vestuario, el maquillaje y los efectos visuales. El vestuario contemporáneo de Monique Prudhomme (JUNO) se hacía eco de la misma gama de colores diseñada tan cuidadosamente en los dibujos de John Willett. El maquillaje de efectos especiales de Julie Beaton y Harlow MacFarlane incluyó añadirle pequeñas venas azules a la cara de Jodelle Ferland para hacerla más terrorífica, y la supervisión de los efectos especiales a cargo de Chris Watts (300) aportó una utilización juiciosa de las imágenes generadas por ordenador para añadirle una dimensión infernal al entorno de Emily.

Desde la estética de la película hasta las interpretaciones, el énfasis se ponía siempre en ir cimentando una sensación interna de terror que lentamente se va haciendo cada vez más real. "Lo genial es que, cuando se empieza a ver Expediente 39, parece que se está viendo una película de Sidney Lumet," dice Misher. "Uno se encuentra en ese mundo descarnado de los trabajadores sociales y los niños problemáticos, y entonces, lentamente, se van pelando las capas de la cebolla y uno se va dando cuenta de que está en un mundo sobrenatural en el que las reglas no valen".