En su hipnotizante Grizzly Man el director Werner Herzog explora la vida y muerte del experto en osos Grizzly Timothy Treadwell que vivió entre estos osos durante trece años sin ningún tipo de armas y grabó todas sus aventuras en la selva durante las cinco últimas temporadas que estuvo allí. En Octubre de 2003 los restos de Treadwell, junto con los de su novia Amie Huguenard, fueron encontrados cerca de la zona donde acampaban en el Parque y Reserva Nacional de Katmai en Alaska. Un oso les había atacado y devorado. Fueron las primeras víctimas de un ataque de un oso en el Parque. El oso sospechoso de las muertes murió posteriormente disparado por oficiales del parque. En Grizzly Man no sólo se muestran los misterios de la naturaleza salvaje sino también los misterios de la naturaleza del ser humano tal y como vemos en Treadwell en los últimos años de su vida en la selva. Herzog utiliza las imágenes originales que Treadwell había grabado para mostrar su retrato de esta compleja e imponente figura a la vez que explora cuestiones más amplias sobre la difícil relación entre el hombre y la naturaleza.

Fundador de la organización Grizzly People, Treadwell dio la vida por preservar a los osos grizzly. Fue coautor junto con Jewel Palovak de Among Grizzlies y educó a miles de colegiales sobre la vida de estos osos. Treadwell también utilizó su carisma y su popularidad para difundir el evangelio de los osos grizzly, apareciendo en shows televisivos de gran audiencia.

Pero, realmente, ¿fue Timothy Treadwell un apasionado e intrépido personaje que dedicó su vida a vivir en paz con los osos grizzlies de Alaska para así poder salvarlos? o ¿era un misántropo engañoso cuyas acciones le llevaron a encontrarse con su propia muerte, con la de su novia y con la de uno de los osos a los que juró proteger?

No todo el mundo creía en las investigaciones poco ortodoxas de Treadwell. La gente del lugar comentaba que al vivir entre los osos estaba cruzando una línea que había sido respetada por los nativos de Alaska durante miles de años. Los expertos explican que al alejar a los osos del miedo natural a los humanos – y hacer que los animales sean como dulces compañeros – les estaban haciendo más mal que bien - y mientras que una de las razones más importantes de su viaje a Alaska era proteger a los osos grizzlies de los cazadores furtivos, los guardas del parque aseguran que este tipo de cazadores no han sido nunca una verdadera amenaza para los miles de osos que viven el el archipiélago de Kodiak.

Para añadir más leña al fuego hay aspectos de la vida de Treadwell que estuvieron envueltos en un cierto misterio incluso hasta su muerte. Mintió sobre su origen incluso a sus amigos más cercanos, diciendo que era australiano cuando en realidad era de una familia de clase media de un barrio de Nueva York. Tenía toda una historia de problemas serios con el alcohol y las drogas y también había tenido varios encontronazos con la ley antes de dedicar su vida a los osos.

En el centro de Grizzly Man están las espectaculares imágenes de enormes osos grizzly jugando o peleando a poca distancia de Treadwell y de su cámara. Treadwell rodó estas escenas en sus cinco últimas visitas a Alaska, aparentemente con la intención de crear un documental sobre la vida salvaje. Más fascinantes aún son las tomas en las que Treadwell gira la cámara hacia sí mismo, testificando sobre su amor casi religioso por estos osos y revelando, algo menos exaltado, todas las emociones que un humano puede expresar, incluyendo la vanidad, la paranoia, la furia y la soledad.

Para proporcionar una cierta perspectiva sobre el tema, Herzog entrevista a los amigos de Treadwell, a sus familiares, a sus compañeros de trabajo, al igual que a expertos en Medio Ambiente cuyas opiniones sobre Treadwell varían tanto como el paisaje de Alaska.

La banda sonora está compuesta e interpretada por el legendario guitarrista y cantautor británico Richard Thompson. Durante más de tres décadas Richard Thompson ha conseguido llegar a lo que otros músicos sólo aspiran. Ha sido reconocido durante mucho tiempo tanto por ser un escritor muy sensible como por ser un guitarrista innovador. En otoño de 2003, la revista Rolling Stones colocó a Richard Thompson en el “top 20” de los 100 Mejores Guitarristas del Mundo.