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  El tren de las 3:10  (3:10 to Yuma)
  Dirigida por James Mangold
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Dirige James Mangold, con guión de Halsted Welles, Michael Brandt y Derek Haas. Basada en la homónima historia corta "El tren de las 3:10" de Elmore Leonard. Producida por Cathy Konrad. Los productores ejecutivos son Stuart Besser, Ryan Kavanaugh y Lynwood Spinks. El director de fotografía es Phedon Papamichael. El diseñador de producción, Andrew Menzies. El montador, Michael McCusker. La diseñadora de vestuario, Arianne Phillips. Música original de Marco Beltrami. Reparto de Lisa Beach y Sarah Katzman. Los protagonistas son Russell Crowe, Christian Bale, Peter Fonda, Gretchen Mol, Ben Foster, Dallas Roberts, Alan Tudyk, Vinessa Shaw, Logan Lerman, Kevin Durand y Luce Rains.

La historia de Elmore Leonard, "El tren de las 3:10", publicada por vez primera en 1953 en Dime Western Magazine, fue trasladada a la pantalla grande cuatro años más tarde en un largometraje dirigido por Delmer Daves a partir del guión escrito por Halsted Welles. El argumento es simple: Dan Evans, un pretendido ranchero desesperadamente necesitado de dinero, se ofrece voluntario para escoltar al infame forajido Ben Wade hasta el tren que le llevará a prisión.

El director James Mangold tenía diecisiete años cuando vio por primera vez el western de 1957, y éste le causó una impresión indeleble. "Me impresionó mucho porque las cuestiones que la película planteaba acerca de la moralidad, el coraje, el honor y la familia eran muy sofisticadas. Los personajes de Ben Wade y Dan Evans resultan de una complejidad mucho mayor que la simple diferenciación entre blanco y negro, y la historia no sólo ofrecía un alto potencial de acción sino también un tipo de claustrofobia —única en el western— que hace que esos personajes tan opuestos se vean forzados a una proximidad tan estrecha como intensa".

Mangold obtuvo inspiración de El tren de las 3:10 para la escritura y dirección de su segundo largometraje, Copland (Cop Land, 1997), un drama aplaudido atronadoramente que protagoniza Sylvester Stallone como humilde sheriff de barrio que se enfrenta a un grupo de policías corruptos de la ciudad de Nueva York. "Copland se hizo a imagen de El tren de las 3:10" —comenta el director—. "De hecho, hago que el personaje principal se llame Sheriff Freddy Heflin, según Van Heflin, quien encarna a Dan Evans en el film original".

Mangold comenzó a jugar seriamente con la idea de un remake de El tren de las 3:10 mientras dirigía Identidad (Identity, 2002) para Columbia Pictures, que detentaba los derechos del film. "La idea me asaltó: ¿por qué no intentar abordar directamente el film original y las ideas que connotaba la historia original desde una perspectiva actual?" —comenta—. "En ocasiones, la tierra más atractiva es aquella que no se ha arado últimamente, y me estaba dando la impresión de que el western se había abandonado en esta última década con todo y tratarse de una parte incontestable de toda la historia de la realización cinematográfica norteamericana".

La productora de Mangold desde hace mucho, Cathy Konrad, cuya colaboración profesional con el cineasta se retrotrae a Copland, se mostró entusiasmada ante ese posible remake. Konrad, que había visto por primera vez el El tren de las 3:10 de 1957 durante la producción de Copland, pensó que acaso el público contemporáneo podría apreciar la historia de un hombre corriente obligado a probarse en las circunstancias más duras. "Creo que a la gente le gusta sentirse identificada con los héroes que resultan ser gente real. Existen otros modos de ver el mundo y de mirar los conflictos de modo distinto a las historias de superhéroes" —comenta—. "Hay algo muy atractivo en la lucha que afronta la gente en los westerns, pues la define mientras se asientan en las tierras y establecen una familia. No hay modo simple de poner solución a los problemas. Hay que horadar muy hondo en uno mismo y reflexionar acerca de quién se es y de qué es lo que importa. Puede que el escenario sea añejo, pero los temas resultan de lo más actual".

Mientras Mangold se dedicaba de pleno a la escritura del guión de En la cuerda floja (Walk the Line, 2005), junto con Konrad designaron un equipo de guionistas integrado por Michael Brandt y Derek Haas con el objetivo de que comenzaran a revisar el guión de El tren de las 3:10. Mangold y Konrad se inspiraron sobremanera en el guión original de Halsted Welles, un escritor respetado en cuyos créditos podían hallarse clásicos como El árbol del ahocardo (The Hanging Tree, 1959), con Gary Cooper, y más de 100 horas de televisión en directo de la "época dorada". Sin embargo, Mangold y Konrad querían que apareciera el viaje entre Bisbee y Contention, apenas entrevisto en el film original, para incrementar el drama en su producción. Trabajaron junto a Brandt y Haas con miras a perfilar cuidadosamente la ruta que emprenden Wade y sus guardianes, atravesando territorio apache, así como a través de las montañas donde equipos de trabajo se abren paso a dinamitazos por entre las rocas para construir la vía férrea transcontinental. Desarrollaron personajes nuevos, como Byron McElroy (Peter Fonda), un cazador de recompenses que ya se las había tenido con Wade anteriormente.

Brandt informa: "A todos nos encanta el film original, pero estábamos procurando dar con el modo de adaptarlo al gusto del público actual. A Jim le asistía la idea de ‘hacer la cinta más áspera. Muy real’".

El tren de las 3:10 retrata un mundo donde el lugar común lo ocupan por igual la violencia y la corrupción. Un lugar donde Ben Wade, un delicuente tan carismático como carente de remordimientos, no sólo puede prosperar sino forjarse una leyenda. Se trata del tipo de forajido retratado con pincelada romántica en aquellas novelas de diez centavos que tanto adora Hill, el hijo mayor de Dan. Haas nos comenta: "Wade resulta ser alguien duro y con encanto, algo así como el equivalente actual de una estrella del rock. Es el tipo que todos anhelan ser, con la salvedad de cuando eres quien sostiene la pistola apuntándole".

El peligroso atractivo que genera Wade es esencial en esta nueva exploración que el film efectúa sobre esa admiración que despierta tanto el héroe como el antihéroe. En esta línea de dar consistencia al tema, los cineastas escogieron extender el papel de Will Evans, a quien en el film original sólo se le ve en un puñado de escenas. En la versión nueva, Wade cautiva a este chico de 14 años y por ello huye de casa a hurtadillas para unirse al grupo de guardianes que escoltan al criminal camino de Contention. Mangold nos comenta: "Casi se trata de un triángulo amoroso, con Dan Evans y Ben Wade teniéndoselas por el afecto del joven, quien se siente atraído por este delincuente e impactado por el hecho de ser alguien con buenas maneras, educado y muy inteligente, acaso incluso brillante. En muchos sentidos, Wade encarna una fantasía masculina: el héroe que resulta un superhombre a un tiempo letal y gentil. Con Will más presente a lo largo de toda la película, pudimos explorar la realidad de la paternidad, la realidad de tener que proveer, la realidad de lo que implica ser fiel a las leyes por contraposición a la irrealidad que comporta la vida que Ben Wades lleva".

Aunque ha acompañado a Mangold la intención de modernizar el western en términos de acción y ambiente, también se ha centrado por igual en proveer al film de actores que transpiraran la autoridad de los héroes y villanos del western clásico. "Era importante transmitir esa sensación de masculinidad, de poder y capacidad, algo intrínseco en todo western" —destaca el director. Con ello en mente, el oscarizado Russell Crowe [Gladiator (Gladiator, 2000); Una mente prodigiosa (A Beautiful Mind, 2001)] se erigía como una elección natural para el carismático y astuto Ben Wade. "Russell era con quien habíamos estado pensando desde el principio para encarnar a Wade; aporta al personaje cierta implicación muy masculina, vigorosa y diáfana. Resulta de lo más difícil sumergirse en otra época y dar al tiempo con la manera de no dejar de ser uno mismo en la piel del personaje que corresponde, sin perjudicar además la puesta en escena y el aspecto de ese mundo. Y Russell es él mismo enteramente en L.A. Confidential (L.A. Confidential, 1997); Gladiator; o El tren de las 3:10, y aun así resulta completamente creíble para con la época de esos filmes".

Para Crowe, aceptar el papel fue una decisión fácil: "Llevaba un tiempo queriendo trabajar con Jim y había una energía básica en el personaje de Ben Wade que me encantaba" —explica. Wade es un hombre implacablemente resolutivo y de juicio brillante; un hombre que de errar no puede esperar clemencia alguna. Crowe cree que la estricta perspectiva de su personaje se la ha ganado a pulso y tiñe cada una de sus acciones. "Hay una escena en la que Wade habla de una época en la que leyó la Biblia de principio a fin, y las razones por las que la leyó entera. Para mí, aquí está la esencia acerca de quién es Ben. La lectura del Libro sagrado de punta a punta no fue una experiencia muy agradable para él, y yo procuro adoptar la actitud de que él no cree en un Dios benevolente. Se encalló en algún lugar del Viejo testamento, y aún no ha salido de ahí".

Christian Bale [Rescue Dawn (2006); Batman Begins (Batman Begins, 2005)] encarna a Dan Evans, el ranchero arruinado y veterano de la Guerra civil que recupera su fuerza y propósito moral intentando cumplir la promesa de transportar a Wade en el tren. Mangold describe a su refractario héroe: "Dan Evans es un hombre cuya vida arrastra a cuestas, cojeando, mientras trata de sortear los obstáculos que se le echan. Para ello, era interesante incluir en el reparto a alguien con el tipo de vigor que posee Christian. Dispone de un tipo de intensidad e integridad que brota de su mirada. Creo que ello encaja en un personaje de gran nobleza, alguien con quien nos identificamos".

Bale aceptó el papel con avidez: "Me gusta leer muchos guiones, aunque sólo muy de tarde en tarde hay alguno que se ajusta a mí. Y éste lo hizo. Es una gran historia, un cuento moral clásico, como de hecho lo son la mayoría de los grandes westerns" —el actor se sintió atraído por la dinámica que se generaba entre Evans y Wade, que alcanza a forjar una amistad singular a lo largo del viaje de tres días—. "Entre ambos se genera una enorme batalla de voluntades, y el choque de dos filosofías distintas; aunque existe comprensión y acuerdo acerca de lo que es la sociedad. Pero les asisten enfoques absolutamente opuestos acerca de cómo tenérselas con esa sociedad".

Ben Foster [X-Men 3 – La decisión final: X-Men: The Last Stand, 2006); A dos metros bajo tierra (Six Feet Under, episodios 2003-3005)] se incorporó al reparto como Charlie Prince, el fiel brazo derecho de Wade, alguien extraordinariamente despiadado. Konrad alaba a Foster porque el actor ha hallado en su personaje, un pistolero desalmado, notas de devoción filial y de orgullo—. "Uno hubiera podido leer el guión y pensar que Charlie Prince es el tipo más malo de todos los tiempos. Pero lo que Ben aporta es una vulnerabilidad increíble. Charlie adora a su jefe, le encanta trabajar para Ben Wade. Ben ha inyectado toda esta otra dinámica a la relación que añade mucho a la película".

Para Foster, la violencia de Prince no es sólo parte de su naturaleza, se trata de algo inherente a sus circunstancias y a su tiempo. "Interpreto a un hombre que trata de rescatar a alguien que significa mucho para él" —explica el actor—. "Y se trata del Viejo Oeste, donde la moral de supervivencia resulta considerablemente dura. La vida es barata".

Toda una leyenda de Hollywood como Peter Fonda [El oro de Ulises (Ulee’s Gold, 1997)], nominado al Oscar, se incorporó al reparto como el cazador de recompensas Byron McElroy. Existe gran tensión entre el cazador de recompensas y Wade que se hace más incisiva que la que podría derivarse del simple conflicto entre autoridad y criminal. "Me da la impresión de que se trata de las dos caras de la misma moneda" —subraya Fonda—. "Ambos son asesinos, sólo que se supone que McElroy trabaja para la ley y Wade lo hace por su cuenta con el objetivo de hacerse con todo ese botín procedente de la vía férrea".

Fonda, quien debutó como director cinematográfico con un western de 1971, Hombres sin fronteras (The Hired Hand, 1971), aplaude Mangold por un enfoque que se ajusta tanto al género como a la misma historia. "Hay grandes cantidades de acción, que es el modo en que actualmente apreciamos las cosas. Pero también creo que es un modo mejor de narrar la historia original de 3:10, un modo más adecuado de mostrar la evolución de los personajes. Se trata de un western épico con muchos puñetazos".

El combinado de realizadores, historia y estrellas cinematográficas ejerció como reclamo para un reparto de secundarios verdaderamente soberbio, en el que hallamos a Gretchen Mol [The Notorious Bettie Page (2005)], como Alice Evans; Logan Lerman [El número 23 (The Number 23, 2007)] como Will Evans; Dallas Roberts [En la cuerda floja (Walk the Line, 2005)] como Grayson Butterfield; Alan Tudyk [Un lío embarazoso (2007)] como Doc Potter; Kevin Durand [Cerdos salvajes (Wild Hogs, 2007)] como Tucker; y Vinessa Shaw Las colinas tienen ojos (The Hills Have Eyes, 2006)] como Emma, una chica de salón que activa la imaginación de Wade.

El rodaje de El tren de las 3:10 se emprendió en Nuevo Méjico el 23 de octubre de 2006 y se prolongó durante 54 días, finalizándose el 26 de enero de 2007.

Se trata de la tercera cinta de Mangold con el reconocido director de fotografía Phedon Papamichael, tras En la cuerda floja e Identidad (Identity, 2003). Realizador y director de fotografía han mantenido en todo momento un estilo moderno, nada recargado, que consideraron adecuado para el suspense y la fisicidad de la cinta. "Esta película no es Bailando con lobos (Dance With Wolves, 1990). No va de decorados, paisajes, y amplitudes espaciales" —comenta Papamichael—. "Queríamos transmitir una sensación más tosca y desatada. La gente recibe el mazazo inesperadamente. De tal manera que en realidad no queríamos diseñar los planos específicos de especialista o los montajes que requieren al especialista. Una de mis inspiraciones proviene de las escenas de combate de Salvar al soldado Ryan (Saving Private Ryan, 1998). Hemos recurrido a mucho metraje rodado cámara al hombro, evolucionando por entre la gente".

"Se hacía importante que la película transmitiera una sensación de agresividad, de mucha vida e imperativa inmediatez, nada que ver con ningún tipo de homenaje o imitación de un film de antaño" —aclara Mangold—. "De hecho, traté de olvidarme de casi todo lo referido a los grandes westerns, hasta el punto de rodar como si me hallara en Nueva Jersey, la ciudad de Nueva York, Los Ángeles, o cualquier otro lugar. Simplemente como si estuviera rodando algo que estaba pasando ante la cámara; existen surcos naturales en los que caeremos, el modo espontáneo en que la gente se dispone en el encuadre en un duelo de pistolas. No es como si fuéramos a descubrir el mundo otra vez, pero creo que si no hacemos referencias a otras películas empezamos desde mejor posición".

El tren de las 3:10 transmite una sensación de vida visceral en el Viejo Oeste, mientras refleja un mundo que es duro y peligroso pero que al tiempo también se halla a punto de cambiar demoledoramente gracias a la construcción de la vía férrea transcontinental. El diseñador de producción Andrew Menzies ha supervisado la creación de cuatro escenarios distintos, entre los que se halla el rancho de los Evans; la ciudad fronteriza de Bisbee; la ciudad de Contention, lugar en el que está la estación de tren; y la estación de tren más el área circundante. El aspecto de las dos ciudades en el film, Bisbee y Contention, refleja las particulares circunstancias de ambas y su proximidad a la nueva vía férrea. La ciudad más próxima al rancho de los Evans, Bisbee, es una aldea fronteriza y rural reducida a sus estructuras mínimas donde un alpende en mal estado hace las veces de comedero. Por otro lado, Contention es una ciudad en expansión con su propia estación de tren, un nuevo y lujoso hotel y telégrafo.

"La investigación fue fascinante" —comenta Menzies, nacido en Inglaterra—. "He aprendido mucho sobre el Oeste y lo duro que era para la gente que se asentaba allá; no les era posible pasar el año si no lograban hacer acopio suficiente de alimentos o de dinero que les permitiera superar el invierno. Es impresionante tomar conciencia de lo rápidamente que creció este país en la última parte del siglo XIX".

Para crear el vestuario del film, Mangold y Konrad recurrieron a su colega de hace mucho, Arianne Phillips, nominada al Oscar por su labor en En la cuerda floja (Walk the Line, 2005). La veterana diseñadora organizó un departamento de vestuario que ya tuviera una amplia experiencia en filmes de westerns, con el que se creó prácticamente el 80% de la ropa que viste el reparto principal. A lo largo de su investigación, Phillips obtuvo información e ideas no sólo de fuentes tradicionales sino también de memorias de gente en particular y de cartas a casa de los soldados. En la confección de las ropas propiamente dicho, hizo uso de técnicas distintas para envejecer o alterar el aspecto y textura de la tela, con miras a reflejar el desgaste y la rotura debido al estilo de vida y entorno.

Por supuesto que la personalidad de los personajes y su historia también jugaron un papel importante. Dado que Dan Evans ha perdido una pierna, Phillips construyó un dispositivo ortopédico que imita el que un ranchero hubiera podido hacer por sí mismo. También colaboró con Russell Crowe para la elaboración del vestuario de Ben Wade, tomando en consideración la opinión del actor en cuanto a que el forajido se inclinaría por unas prendas negras. "Imaginé que Wade era un hombre que sin lugar a dudas tenía algo de dinero en el bolsillo, y cierta sofisticación" —comenta Phillips—. "Claramente, viste lo que él mismo se hace. No se trata de un dandy, pero ciertamente es un hombre con presencia física. Así que usamos algo de bordado, algo de piel y de terciopelo. A distancia, puede parecer una silueta oscura muy simple, pero de cerca se percibe toda esa personalidad, textura y profundidad. Y ese es el tipo de sutilidad, a falta de una palabra mejor, y de temple del que creo que Ben Wade participa".

Ese tipo de sutilidad es el que está presente a lo largo de todo El tren de las 3:10, un western con músculo, emocionante, que remite a todo menos al tópico. Para Bale, el atractivo de El tren de las 3:10 resulta tan inmediato e intemporal como el propio argumento. "En un western, todo se reduce a lo más básico: la historia de un hombre contra los elementos, de un hombre contra otro hombre, de un hombre contra sí mismo" —comenta el actor. A lo que añade: "Y entonces, está ese gran divertimento básico que consiste en ver a un puñado de tipos duros disparándose los unos a los otros".