Confetti, de Debbie Isitt, reúne a un grupo de cómicos ingleses de gran talento que incluye a Martin Freeman ("Guía del autoestopista galáctico", "Love Actually", "The Office"), Jessica Stevenson ("Spaced", "The Royle Family"), Stephen Mangan ("Green Wing"), Robert Webb ("Peep Show"), Felicity Montagu ("Im Alan Partridge"), al galardonado cómico de micrófono Jimmy Carr y a Alison Steadman ("La vida es dulce", "Abigails Party").
Inspirada por el dramatismo y los gastos que trajeron consigo los preparativos de la boda de su hermana, la directora Debbie Isitt pasó dos años investigando el en ocasiones arriesgado y frecuentemente hilarante negocio nupcial. Con su investigación y el concepto de un reality show de estilo documental bajo el brazo, Isitt reunió a un brillante y valiente reparto, embarcándose en un dilatado taller de improvisación que pudiera permitir a los actores desarrollar sus personajes. Una vez en sus papeles, los actores no tenían que abandonar su piel durante toda la producción. En su lugar, observados y guiados por la directora, trabajaron sin un guión para crear una comedia singularmente espontánea y a menudo conmovedora sobre las bodas.
La película Confetti se rodó en el Reino Unido durante seis semanas y fue cofinanciada por BBC Films, Wasted Talent y Screen West Midlands. Confetti ha sido dirigida por Debbie Isitt ("Nasty Neighbours") y producida por Ian Flooks, de Wasted Talent; e Ian Benson ("The Weekend", "The Misadventures of Margaret"), mientras que Nick Jones y May Chu han ejercido labores como coproductores.
Una entrevista con Debbie Isitt (extracto)
P: ¿Cómo te surgió la idea de Confetti?
R: Mi hermana se acababa de casar y se había gastado una exorbitante cantidad de dinero en su boda. Se sentía sumamente estresada con todo ese tema. En la mañana del gran día, se echó unas lágrimas oculares en los ojos para que le brillaran como nunca y a lo largo del día se fue quedando paulatinamente ciega. Se le hincharon los ojos y al final de toda la celebración ya no veía nada en absoluto. Al día siguiente, ella y su marido se iban a ir de luna de miel a México y tuvo que llevarse un bastón con ella.
Fue la historia muy hermosa y poética, y pensé: "¡Oh, Dios mío, el estrés que le han acarreado ese gotas oculares!" Fue sin lugar a dudas una reacción alérgica, pero me hizo darme cuenta de todo lo que comporta esta cuestión de casarse. Hizo que me sintiera cada vez más interesada por todo el tema de las bodas.
Pensé en investigar un poco más a fondo, así que entré en Internet y escribí bodas, abriéndose ante mí todo un nuevo mundo. ¡Y no salí de ese mundo durante dos años!
Me enamoré por completo de toda esa industria, me metí en los chats con todas las novias y me lo pasé de fábula. Como resultado, escribí una sinopsis de algo sobre las bodas que se acabó transformando en Confetti. Para cuando conocí a los chicos de Wasted Talent, ya había decidido que quería hacer algo completamente improvisado.
Pensé que las bodas y el sector nupcial serían una buena base para hacer algo fresco, y el resto, como se suele decir, ya es historia
P: ¿Cómo planeaste los detalles específicos de la historia y el desarrollo de las tres parejas?
R: Soy una gran fan de reality shows como X-Factor y no me resultó muy difícil preguntarme cómo sería que la gente compitiera con la celebración de su boda. Una vez que tenía ese concepto, la idea de la boda más original parecía ser la más atractiva y encantadora.
No estoy segura de dónde nacen los jugadores de tenis; simplemente pensé que debía de haber una pareja de jugadores de tenis que quisieran una boda al estilo de Wimbledon. El naturismo y todo lo que gira a su alrededor es algo que me ha interesado desde siempre y, lo que es más importante, creo que es divertido. Reconozcámoslo, cuando piensas en una boda naturista, la primera cosa que haces es reírte. Y creo que una boda musical es probablemente ¡la boda secreta de mis sueños!
No estaba particularmente interesada en que la gente tuviera su boda extraña; era la naturaleza de la competición lo que realmente me resultaba atractiva. Era la idea de que si ya de por sí es estresante organizar una boda, aún lo es más tener una idea realmente original y competir con otras parejas. Sabía que tenía que crear una situación en la que el listón estuviera muy alto para todo el mundo, de manera que pudieran suceder esas cosas.
P: ¿Por qué elegiste improvisar toda la película?
R: Cuando la gente me pregunta ahora, "¿por qué improvisan?", mi respuesta es: "¡Por estupidez!" Pero la improvisación es algo que siempre me ha gustado. Me formé como actriz y obviamente se aprende un montón de improvisación mientras estudias arte dramático. Yo tenía mi propia compañía teatral con la que escribía, dirigía y actuaba. El mismo grupo de personas estuvimos de gira durante años y descubrimos que no puedes mantener viva una obra durante tanto tiempo si no le vas añadiendo algo nuevo; una nueva energía y nuevas ideas. Estábamos constantemente representando ese material, y a raíz de eso nació este deseo de tener esa verdad espontánea allá dondequiera que pudieras encontrarla.
Con eso no quiero decir que no crea en los guiones; desde luego que creo y escribo guiones originales y adaptaciones; pero no sirve para nada embarcarse en un viaje tan enorme como hacer una película sin asegurarte de que podrá haber mucha diversión espontánea.
En mi experiencia, rodar es un trabajo extremadamente técnico. Todo el mundo está preocupado por dónde está la cámara y la luz; y hay esperas muy largas. Yo tengo que tener riesgos y caos, y eso es lo que creé en el set de rodaje de Confetti.
Decidí preguntar a los actores si podrían fingir ser sus personajes y planificar sus bodas a lo largo de dos meses. Yo les observaría e intentaría inmiscuirme lo menos posible. Naturalmente, a medida que se producían las cosas, a veces tenía que interferir, pero la premisa es que fuesen reales.
Los actores no tuvieron ensayos; no tenían nada escrito en su mano. No podían planear llegar con una idea inteligente o divertida porque no sabían lo que les iba a pedir que hicieran. En un momento dado, sí que conocerían el aspecto de la planificación de su boda que estábamos tratando, pero todo lo que ocurriera entre ellos dependía de ellos, igual que si tratara de un documental real.
A veces, la gente se pasaba un poco de la raya o se emocionaba en demasía, y si pensaba que no era algo del personaje sino cosa del actor, entonces intervenía. Otras veces, veía que se estaba cocinando algo para una improvisación, así que durante una pausa le susurraba al oído a alguno de los actores: "Dile esto" o "Haz eso otro", sabiendo que generaría una respuesta diferente. Aparte de eso, me limitaba a observar la acción, tratando de manipularla y componerla de una forma que pensaba, daría lugar a una escena realmente buena. Intentaba estructurarla desde fuera siempre que podía.
Lo que siempre estaba buscando era la verdad. Mientras que sintiera que emocionalmente era honesta y real, estaba contenta.