Cinemanía > Películas > Superagente 86 de película > Comentario
Destacado: En cines comerciales 'Anora' Palma de Oro en Cannes
  Superagente 86 de película  (Get Smart)
  Dirigida por Peter Segal
¿Qué te parece la película?
Gracias
Ver resultados

Una película de Peter Segal. Protagonizada por Steve Carell, Anne Hathaway, Dwayne Johnson, Alan Arkin, Terence Stamp y James Caan. El filme está dirigido por Peter Segal y escrito por Tom J. Astle y Matt, basándose en los personajes creados por Mel Brooks y Buck Henry. Andrew Lazar, Charles Roven, Alex Gartner y Michael Ewing son los productores, junto con Peter Segal, Steve Carell, Brent O’Connor, Jimmy Miller, Dana Goldberg y Bruce Berman como productores ejecutivos.

En el equipo creativo trabaja el ganador del Oscar Dean Semler, como director de fotografía (Bailando con lobos), el diseñador de producción Wynn Thomas (Una mente maravillosa), el nominado al Oscar Richard Pearson, editor (United 93) y la diseñadora de vestuario Deborah Scott (Titanic), ganadora del Oscar. La música está compuesta por Trevor Rabin (video musical de Yes 90125 Live), nominado a los Grammy.


Sobre la producción
El director Peter Segal enfocó El Superagente 86 como cineasta y como fan. "Se trataba de un programa icono de la década de los 60, un auténtico clásico y uno de mis favoritos", afirma. "Me encantaba. Era inteligente, irreverente y divertidísimo".

El productor Charles Roven señala: "no queríamos recrearlo, sino hacerlo más contemporáneo,
para que funcionase en nuestra época con una moderna perspectiva y secuencias de acción que no sirven sólo para intercalarlas con las risas, sino que son dignas de cualquier thriller. Queríamos acercar este mundo de súper espías a una nueva era, con el alcance y la grandeza que verdaderamente se merece en la gran pantalla"
.

Segal descubrió que, simplemente con imaginarse a los personajes conocidos y a otros nuevos en situaciones actuales dignas de aparecer en los titulares, se le ocurrían miles de ideas y chistes, inspirados por el mismo humor inteligente que hacía de la serie (creada por los inconformistas Mel Brooks y Buck Henry) algo tan memorable.

"Nuestro objetivo era adoptar el espíritu de lo que Mel y Buck crearon y acercarlo a una nueva generación. La película rinde homenaje a los pilares de la serie: su irreverencia, sátira política y algunas de las frases que forman parte de nuestra cultura", señala Segal, "pero con una historia fresca, un estilo y un punto de vista de 2008 y su propia energía. La idea era realizar una película que ofrezca lo mismo tanto a los nuevos espectadores como a los antiguos fans y, además, hacerla muy divertida, por lo que no importa si conocen la historia o no".

El productor Alex Gartner atribuye a Segal la "habilidad de mezclar la comedia inteligente [presunto juego de palabras] con la acción seria, ninguna de las cuales es sencilla y desde luego, son difícilmente combinables, pero es algo en lo que Peter destaca y queríamos que fuera él quien dirigiese la película. Hay una gran cantidad de humor físico, pero interpretado con un trasfondo realista".

Steve Carell, que da vida a Maxwell Smart y es uno de los productores ejecutivos, lo resume de la siguiente manera: "diría que es un 80% comedia, 20% acción, 15% emoción, 35% amor, 10% aventura y posiblemente menos del 1% de terror. Súmalo y obtendrás más que el 100%, que es más de lo que se espera de cualquier película realmente".

Lógicamente, el productor Andrew Lazar indica: "Steve Carell como Max es la parte más importante del puzzle a la hora de ensamblar este proyecto. Su implicación desencadenó todo, y sus ideas sobre cómo rodar el personaje fomentaron toda la obra".

"Lo que más me atrajo del proyecto fue Steve", reconoce Segal, quien confió en la fuerza del casting de Carell incluso antes de ver un guión. "Para mí no había nadie más que pudiera hacer justicia a ese personaje, y si no contábamos con el Max correcto, no merecía la pena que hiciésemos nada".

"Pudimos adaptar los guiones al inmenso talento para la comedia de Steve, lo que nos dio libertad para llevarlo a lugares a los que otras personas no podrían haber ido", indica el productor Michael Ewing. "Junto con los escritores Tom Astle y Matt Ember, Peter y Steve trabajaron para desarrollar el personaje y algunos de los puntos del argumento. Aportando una riqueza de experiencia en la improvisación perfeccionado durando su época de trabajo con la famosa compañía teatral Second City, Carell a menudo bombardeaba con sus ideas a los cineastas y al resto de actores, ofreciendo chistes y ángulos alternativos de una escena".

Para conseguir que fuera una producción del siglo XXI, Segal y los productores decidieron primero llevar El Superagente 86 un paso atrás. Citando otro de los recientes esfuerzos de producción de Roven, el exitazo de 2005 Batman begins, Segal indica: "Me gustó la forma en que la película reinventó la franquicia de Batman relatando una historia de una forma novedosa hasta la fecha. Con eso en mente, comenzamos desde el principio y mostramos cómo Maxwell Smart se convirtió en agente, cómo conoció a 99, y su primer encuentro con Siegfried, el villano de KAOS. Todos esos elementos ya estaban en su lugar cuando comenzó la serie".

"A partir de este punto, es el Max que muchos de nosotros conocemos y queremos, pero este proyecto nos dice cómo llegó hasta aquí. Es una fantástica presentación para los nuevos espectadores y ofrece a los fans lo que quieren, además de recordarles a su agente secreto favorito", afirma el guionista Tom J. Astle.

En el momento en el que comienza la película, vemos que Max está trabajando duro descifrando unas sospechosas conversaciones internacionales de cintas de vigilancia y preparando extensos informes para sus colegas de CONTROL. Es una analista tan valioso que su jefe se lamenta por no poder ofrecerle lo que más desea Max en la vida y para lo que se ha formado tan diligentemente: ser un agente de campo.

Carell apunta: "Max es increíblemente serio y se dedica plenamente a su trabajo, pero ansía desesperadamente probarse a sí mismo sobre el terreno".

"En este aspecto, al igual que en el resto de sus comedias", señala Segal, "Steve transmite una parte de humanidad al rodaje para que te compadezcas de él sinceramente. Su Max es un hombre que ve esta oportunidad como su último cartucho, y eso impulsa sus decisiones y la acción siguiente".

"Su fobia secreta, al igual que la de muchas personas, es que haya perdido su oportunidad, que nunca vaya a volver a presentársele", añade el guionista Matt Ember. "Después, las circunstancias le catapultan repentinamente a la carrera de sus sueños. La vida le da una segunda oportunidad".

Cuando KAOS, el antiguo y permanente castigo de CONTROL, ataca la sede de la agencia y saca a la luz las identidades de sus espías clave, al Jefe no le queda otra opción que no sea ascender el cargo de Max a Agente 86 y confiarle el tipo de misión arriesgada que supondría un reto incluso para un veterano.

A pesar de estar en las peores circunstancias posibles, Max está en éxtasis.

"Obviamente tiene mucho que aprender y comete errores", admite Lazar. "Pero igual de obvio es que tiene sus propios talentos, que se demuestran a medida que la acción se desarrolla, y soluciona los problemas de formas inesperadas que sorprenden incluso a su reacia compañera, la Agente 99. Max no sólo se ciñe a los manuales, sino que los conoce mejor que nadie".

Aun así, tal y como señala Roven, "aunque Max ha estudiado el manual de los agentes y pasado todas las pruebas, nunca ha estado en una situación en la que la gente estuviera, digamos, disparándole".

No hay periodo de adaptación, no hay curva de aprendizaje: tiene que aprender sobre la marcha. Literalmente.

Por defecto, Max tiene como compañera, a la Agente 99, la única súper espía de CONTROL cuya identidad no se ha revelado en la reciente incursión. Anne Hathaway, que encarna al personaje, señala: "99 está decepcionada, como poco, por trabajar con un novato, y todo lo que éste hace en los primeros cinco minutos de su reunión no hace sino confirmar sus peores miedos. Por lo tanto, Max no sólo tiene que demostrarle a su jefe lo que vale, también tiene que demostrar que puede trabajar con esta mujer de voluntad férrea que obviamente, va a ser muy dura con él".

Segal afirma que nunca se supuso que el agente secreto, tenaz aunque propenso a los accidentes, fuera un chapucero. "Más bien el humor nace del entusiasmo incondicional de Max, combinado con una lamentable falta de experiencia práctica".

"Pero se recupera rápido. Su mente está siempre trabajando y confía en que todo lo que hace está bien, incluso cuando a veces se tuerce", añade el director.

Este es el encanto de Maxwell Smart, según describe Leonard Stern, productor ejecutivo y escritor ganador de un Premio Emmy por la serie original, que tiene un cameo en la película como piloto desconcertado al que arrojan desde su avión en nombre de la seguridad nacional. "Apoyas a Max. Quieres que lo haga bien. Es indomable. Cada vez que se cae se levanta inmediatamente, ignorándolo, se sacude el polvo con aplomo y se enfrenta al problema de otra manera".

"Cuando veía el programa tenía la sensación de que Maxwell Smart no era ningún tonto", indica Carell como antiguo fan. "Lo veía como un tipo con recursos, capaz y con principios, que ansiaba pelear. No siempre tomaba el camino que otros tomarían, pero aun así, incluso si chocaba con la intuición, se las arreglaba para salir a flote".

Representando a Max como un agente recién titulado cuyas habilidades no se han comprobado, Carell comienza desde un lugar diferente al de la estrella de la serie, Don Adams, de quien dice: "Don era un elemento distintivo, no existía una forma realista de recrear su enfoque y decadencia, y no quería hacerlo impersonal. En lugar de eso, quería aprovechar la esencia del personaje y la rica plantilla de la serie de antaño, y, sin abandonar nada de eso, crear algo nuevo y fresco de manera que homenajeara al original pero que se valiera por sí mismo".

En relación a CONTROL, la agencia secreta a la que Max ha dedicado su vida, y KAOS, el grupo al que ha jurado destruir, parte de la mística de El Superagente 86 reside en su representación de la batalla entre estas agencias de espías rivales cuya existencia es desconocida, excepto para las esferas más altas del gobierno.

"CONTROL fue concebida como una agencia de espionaje secreto estadounidense, centrada únicamente en derrotar a KAOS, una organización internacional dedicada a hacer todo lo posible para crear el caos", explica Ewing. "Ambas son fuerzas opuestas que, en el sentido más amplio, representan el bien y el mal". Y, en ese sentido "El Superagente 86", representa una multitud de oportunidades para hacer comedia.

En un mundo definido por CONTROL y KAOS, nunca se sabe si un bolígrafo es un mero bolígrafo o una pistola de dardos. Las cabinas de teléfonos se convierten en ascensores. Hay contraseñas enrevesadas y códigos secretos, mecanismos fantásticos que desconcertarían a James Bond y agentes clandestinos que aparecen cuando y donde menos se espera.

"El programa se retransmitió durante la Guerra Fría y la guerra de Vietnam, y reflejaba algunas de las preocupaciones de la época. Asimismo, nos inspiramos en los titulares de hoy día", afirma Segal, haciendo referencia al conocimiento público dominante de los sucesos clandestinos ocurridos en todo el mundo. "Con la CIA, el FBI, la Seguridad Nacional y posiblemente más de cien agencias similares operando sólo en los Estados Unidos, la idea de que puedan existir organizaciones clandestinas como CONTROL y KAOS no parece tan descabellada. Aún ocurren muchas cosas en la política que se pueden satirizar y ridiculizar".

"En otras palabras, desde que hace unos cuarenta años se retransmitiera El Superagente 86 en una atmósfera de tensión y sospechas internacionales, no se han producido muchos cambios", bromea Stern.

Claramente, necesitamos a Maxwell Smart más que nunca.

El Superagente 86 reúne a Maxwell Smart con los personajes principales que todos conocemos al tiempo que introduce a otros nuevos.

"Existe una fantástica interacción entre las personalidades que realmente surge gracias al casting", indica Gartner. "Se percibe la comunicación y la rivalidad entre Max y 99, Siegfried y su ayudante, y la relación casi paternal entre el Jefe y Max".

Anne Hathaway da vida a la siempre capaz Agente 99. Al igual que en la serie la famosa Barbara Feldon ocupaba el rol preferido de los fans como personificación de la mujer liberada de su tiempo, el retrato de Hathaway representa a una consumada profesional segura de sí misma, por lo que avanza un paso más.

"Cuando era niña ya estaba a la altura de los chicos", indica Hathaway. "Y ya como mujer, hasta marca el paso a menudo. Sin embargo, nunca sacrifica su feminidad, que es otro aspecto que se mantiene de la serie, además de su obsesión por Chanel. Le gusta ser una mujer que puede correr y pelear en tacones, que no se excusa por ser mujer ni pide un tratamiento especial".

Segal contrató a la diseñadora de vestuario ganadora de un Óscar, Deborah Scott (Titanic), para crear un aspecto de 99 que Hathaway describe como "adecuado para luchar con ninjas mientras va por la pasarela. Es clásico y elegante pero divertido, moderno, con cierto aire de los años 60, eficiente y sin ligar a dudas, femenino", al igual que la misma dama.

Lazar indica: "resulta difícil confiar en gente siendo un espía, y 99 no llegó hasta aquí abriéndose a los demás. Aun así, es una mujer con una historia personal y el tipo de preocupaciones con las que todo el mundo está relacionado, y Anne permite destacar esa calidez. Es el centro del juego entre Max y 99, a pesar de sus diferencias".

Hathaway afirma haber obtenido el personaje porque "conseguí aguantar cinco segundos más que el resto de actrices que leyeron con Steve. No es fácil seguirle el ritmo. No obstante, me enseñó mucho acerca de la comedia y la improvisación, y tanto él como Peter me hicieron sentir muy protegida a ambos lados de la cámara".

Los cineastas ofrecieron a Dwayne Johnson el recién creado personaje del invencible e increíblemente carismático Agente 23, de quien Max esperaba ser compañero, sabiendo que el sentido del humor del actor destacaría como súper estrella imperante de CONTROL. Juntos trabajaron desarrollando y presentando a 23 al mundo de El Superagente 86 como mentor e ídolo de Max.

"Lo bueno de Dwayne es que tiene un currículum de acción impresionante, pero que también es extraordinariamente divertido y tiene una personalidad cálida, y todo esto lo aporta al personaje", afirma Roven. "El Agente 23 necesita no sólo ser la personificación de la tranquilidad, el tipo que todos quieren ser, sino que en cierta forma también debe ser el benevolente hermano mayor de Max, animándole siempre a que persiga su sueño de convertirse en agente".

La mejor forma de describirle, señala Johnson, es que "sencillamente es el mejor agente del planeta, el pichichi de la Liga, el hombre que triunfa en todo lo que hace. Ama su trabajo y a sí mismo, y no tiene miedo de que la gente lo sepa... Pero de una forma agradable, lo que lo hace más simpático. También se preocupa mucho por el que sería su protegido, Max, y siempre le defiende cuando los acosadores de la oficina le persiguen".

Dirigiendo a los acosadores de la oficina y el resto de CONTROL está el Jefe, interpretado por Alan Arkin, quien ve en su personaje mucho de director de instituto de barrio problemático. Es serio, está sometido a una presión enorme y a menudo se frustra, pero en general, es jefe bueno y eficaz. A pesar de que profesa un verdadero afecto hacia Max, su lealtad a la agencia va por delante".

Fue Carell quien sugirió a Arkin para el papel, con quien trabajó tan memorablemente en la aclamada comedia de 2006 Pequeña Miss Sunshine, por la que Arkin ganó un Premio de la Academia.

Arkin participó en la primera compañía teatral del famoso grupo de improvisación Chicago Second City, en la vanguardia de una tradición interpretativa en la que coincidieron Carell y sus compañeros de El Superagente 86, Masi Osaka, Nate Torrence y David Koechner. "Llevo la improvisación en la sangre", afirma. "Incluso cuando están escribiendo el guión, si ruedas varias tomas empieza a suceder algo, y a Peter le agradaba permitirlo".

Reconociendo que Arkin impone su propio e inimitable ritmo cómico al personaje, Swing afirma: "El Jefe tiene una presencia activa y formidable, es alguien que puedes creer que haya dirigido la agencia durante 30 años y que aún puede dar palizas como los demás".

A lo que Segal añade: "es un gran actor dramático además de comediante; es capaz de interpretar con una seriedad absoluta, como si el mundo estuviera verdaderamente en peligro, lo que hace que todo sea más divertido".

Representando el mayor problema del Jefe se encuentra el actor nominado al Óscar Terence Stamp, interpretando al conocido archivillano de KAOS, Siegfried.

"La interpretación de Terence es muy sobria", indica Segal. "Realmente convence de que estaría muy cómodo dominando el mundo".

Siegfried también consigue gozar de cierta simpatía porque, como corrupto innegable que es, intenta realizar su trabajo mientras cojea confundido de un lado a otro, no sólo por CONTROL, sino por la incompetencia de sus propios trabajadores. "De esa forma, resulta verosímil para todo aquel que trabaje en una oficina", apunta el director.

Stamp se inspiró en Malvolio de Noche de reyes para hacer de Siegfried "un personaje pomposo y pretencioso, mirando siempre por encima del hombro a los demás. Para él, todo el mundo es inferior. Todos conocemos a gente así, que desafortunadamente tienen puestos poderosos y no pueden permitirse conocer al resto como personas".

"Para mí siempre es un placer hacer comedia", continúa. "Es algo que ha ocurrido tarde en mi carrera cinematográfica, aunque anteriormente hice comedias en el teatro. A Peter le gustó la idea en que enfoqué el personaje de Zod en las películas de Superman, así que me decidí por esta lacónica interpretación de Siegfried".

Su sufridor ayudante Shtarker está interpretado por Ken Davitian, de la oprobiosa Borat, sobre quien Carell bromea: "Ken vino a la primera lectura completamente desnudo".

Bueno, quizás no. Pero la entrada de Davitian contó con un elemento inesperado. Tal y como cuenta Segal, "vino a la prueba con un fuerte acento y fingió no entender nada de lo que yo le decía". Este actor, nacido en California, se presentó para otro personaje antes de mostrar su verdadera voz y preguntar por el papel de Shtarker.

Segal indica: "la única razón por la que no le tuve en cuenta para el personaje fue porque pensé que no sabía mucho inglés. Realmente es un perfecto Shtarker y el efecto visual de la pareja formada por él y Terence es divertida de por sí. Lógicamente, una vez consiguió el papel le pedí que recuperase el acento, puesto que KAOS es una organización internacional y con igualdad de oportunidades. Incluso es mejor que su acento sea completamente diferente del de Siegfred".

Siempre al servicio de Siegfried, Shtarker obedece todas sus maniáticas órdenes pero de tal forma que deja ver a todo el que preste atención que de buena gana empujaría a su jefe debajo de un autobús si por un segundo pensara que podría salir impune. "Ha esperado mucho tiempo a conseguir su sitio, y nunca ha ocurrido", indica Davitian. "Mientras tanto, tiene que hacer todo el trabajo sucio de Siegfried: matar gente, lavar su coche... Lo que su jefe quiera. Es un trabajo horrible. Lo siento por él".

Mientras, completamente ajeno a la amenaza que KAOS supone para el destino del mundo, está el Presidente de los Estados Unidos, interpretado por el nominado al Óscar James Caan, el único actor entre el elenco de El Superagente 86 que puede alardear de haber protagonizado la serie.

Caan representa a un líder amigable, aunque no completamente enterado, cuya renuncia a tomar la amenaza de KAOS en serio provoca la considerable frustración del Jefe de CONTROL, que apenas se las arregla para disimularlo. "Pero es la sensiblera pronunciación del Presidente lo que enerva al Jefe", admite Segal.

Mientras el reloj avanza y Max y 99 cruzan el globo para localizar y desarmar la red de KAOS, los empleados de CONTROL Bruce y Lloyd, del laboratorio de armas de alta tecnología, junto con los agentes 91 y Larabee, mantienen todo bajo control en la sede de la agencia.

El nominado al Emmy Masi Oka (de Héroes) y Nate Torrence (Studio 60 on the Sunset Strip) interpretan a Bruce y Lloyd, dos genios de la ingeniería que suplen con lealtad, energía y creatividad lo que les falta en ciertas capacidades interpersonales y laborales.

Oka comenta: "son los tipos de los chismes, como Q para Bond. Bruce y Lloyd tienen pasión por sus inventos y se sienten orgullosos de servir a su país. El resto de los agentes no les muestran respeto, pero, lógicamente, ambos saben la verdad: son el auténtico centro de esta operación. Sin su saber hacer estos agentes de primera serían simplemente unos trajes vacíos".

"Son unos paletos", admite Torrence. "Además, Lloyd siente una tremenda aversión a la sangre, las amenazas o el peligro, y tiene tendencia a desmayarse con cualquiera de estas cosas".

Siendo ambos alumnos de Second City, Oka y Torrence nunca habían coincidido antes de El Superagente 86, pero encontraron una compenetración inmediata dentro y fuera de la pantalla, perfeccionando sus personajes poco a poco. "En un principio Bruce era el mandón y el más sarcástico y Lloyd le seguía, pero a medida que la producción avanzó, lo repartimos a partes iguales. Ahora riñen como hermanos", apunta Torrence, provocando que Oka añada: "Es una extraña pareja".

Los agentes 91 y Larabee, interpretados por Terry Crews y David Koechner, forman también un equipo (o algo así), pero nadie querría tenerlos de su lado. Para extender la analogía del patio de recreo, si los agentes 23 y 99 son los más famosos, y Bruce y Lloyd los paletos, Segal indica que "Larabee y 91 son los acosadores".

Con CONTROL recluida después del ataque sorpresa de KAOS que involuntariamente desencadena la carrera de campo de Max, 91 y Larabee están confinados a su trabajo de oficina y no están muy contentos con ello. Como consecuencia y con Max, su objetivo habitual, fuera de su alcance, y el Agente 23 no siempre cerca para protegerlos, atormentan a Bruce y a Lloyd más de lo normal.

Al otro lado de la calle, Siegfried y Shtarker cuentan con la ayuda del encantador y mortífero agente de KAOS Krstic (además de un fantástico bailarín), interpretado por David S. Lee, y su guardaespaldas/matón/chófer Dalip, encarnado por el impresionante y poderoso Dalip Singh.


"Estuvimos a esto de conseguirlo..".


La producción de El Superagente 86 viajó desde Washington D.C. a Moscú para filmar en localizaciones reales que incluían una toma por la noche en la Plaza Roja.

En cuanto a la acción de esta comedia de acción, Dwayne Johnson apunta: "no quiero revelar mucho, pero hay una escena crucial que incluye un helicóptero, un tractor, clubes de golf, un tren, gente colgando de la pancarta de un avión, y... ah si, un pez espada. También hay un pez espada".

De hecho, se prestó especial atención a la acción para que tuviera un gran impacto.

"Si las situaciones parecen verdaderamente peligrosas y creíbles, aumenta el interés y el humor, a su vez, es más incisivo", añade Segal. "No queríamos que el reparto se sintiera como si estuvieran actuando en una comedia porque la gracia estaría en su seriedad. Todo tenía que rodarse solemnemente, y eso incluía las escenas de acción".

El veterano coordinador de dobles Doug Coleman (The longest yard), en su tercera colaboración con el director Segal en El Superagente 86, ganó casualmente su tarjeta del SAG (Screen Actors Guild – Sindicato de actores de pantalla) doblando a Don Adams en El disparatado Super Agente 86, el retorno de Maxwell Smart, así que ahora se completa el círculo. Afirma que "la serie incluía peleas o montaje ocasionales, pero este filme lleva todo a un nivel totalmente nuevo. Está cargada. Comienza con un estallido y termina con otro, y toca todos los puntos de las labores de montaje: fuego, peleas, wire work, coches, escenas aéreas, incluso trabajar bajo el agua".

Describiendo una secuencia que tardaron seis semanas en diseñar y rodar, Coleman indica: "Max se lanza desde un avión a un vehículo en marcha y empieza a pelear con el conductor. Cuando la pelea comienza no conduce nadie, así que tenemos que simular que el coche va a más 120 Km. por hora, chocando con el quitamiedos y otros vehículos mientras entran y salen del suyo, intentando matarse entre sí y sujetarse al mismo tiempo. ¿He dicho que chocan en una vía ferroviaria, con el salpicadero está en llamas y un tren acercándose?"

Entre tanto movimiento, Gartner señala: "Steve se las ingenió para mantenerse totalmente en tierra. Nunca sobreactúa físicamente. No importa las situaciones en las que se encuentre, siempre se mantiene conectado a la realidad de alguna manera, y lo lleva todo al realismo psicológico. Creo que es eso lo que le hace tan fiable y lo que provoca que el público responda".

Para las luchas cuerpo a cuerpo, Coleman contrató al conocido coordinador de peleas James Lew (Piratas del Caribe. En el fin del mundo), que no duda en afirmar "haber sido pateado por todo Hollywood". Lew colaboró en el entrenamiento del reparto principal hasta lograr que gozaran de una condición física óptima, les acostumbró a trabajar con arneses y personalizó sus movimientos para que coincidieran con la personalidad de los personajes.

"Max es como el conejo de Duracell", comenta Lew. "Es parte de su encanto, está tan apasionado por ser un agente que no se rendirá. No importa cuántas veces le derriben, se levanta con más fuerza y determinación, y con otro enfoque".

Segal, que quería que el reparto aprovechara todo lo posible los montajes, recuerda repasar algunas de las escenas más importantes con Carell en producción. "Dije ‘vale Steve, vas a lanzarte desde un avión, después estás peleando encima de un coche que va a toda velocidad. Estas preparado para esto, ¿verdad?’ Mientras decía que sí, lo equipamos con un arnés y a la vez que se preguntaba seguramente dónde se estaba metiendo. Más tarde, cuando conoció a Dalip Singh, con quien tiene una escena de lucha importante, creo que empalideció un poco".

Carell explica su propia perspectiva a la hora de encarar a su oponente, el campeón de levantamiento de peso y dos veces ganador del título de culturismo Mr. India, El Gran Khali, como se le conoce en los círculos de luchadores, de 2,18 metros. "Dalip mide, yo diría, 2,40 metros, y sus bíceps son más grandes que mis dos muslos juntos. Su puño es del tamaño de una pelota. Una vez nos movimos para golpearnos al mismo tiempo. Él se retiró, pero su puño estaba tan cerca de mi cabeza que me di cuenta de que podía sustituirla, y que entonces sería un torso con un puño en lugar de mi cabeza. Sí, tiene una fuerza increíble. Es un tipo extremadamente agradable, todo hay que decirlo, pero es alguien con quien no me gustaría meterme en líos".

Al igual que Carell, Anne Hathaway debuta en un papel de acción en El Superagente 86, y demostró un análisis igualmente rápido, comparando la experiencia con un "recital de ballet y un partido de fútbol a la vez". Steve y yo debemos ser dos de los héroes de acción más extraños que verás jamás, pero con la ayuda de nuestros dobles y el maravilloso equipo apoyándonos, y todos los entrenamientos, finalmente acabamos siendo una parte importante de nuestros personajes, y me sorprendí de lo divertido que era. Irónicamente, una cosa en la que soy buena por naturaleza (en caerme) no es tan fácil cuando hay que hacerlo en escena. Pero ir sobre ese utilitario fue como recorrer un parque de atracciones".

El reto Hathaway creció, digamos, con la afición del Agente 99 a los tacones, que, por supuesto, no obstaculizan sus capacidades de combate de hembra alfa. Coleman comenta: "Anne tenía que apuntar sus patadas más alto de lo normal para tocar al gran Singh, y tenía que asestarlas con la misma y creíble velocidad y fuerza".

Y hablando de velocidad y fuerza, es justo mencionar que Dwayne Johnson llegó al rodaje listo para grabar sus escenas de lucha como Agente 23. De hecho, explica Lew, suele ser más difícil para un atleta con experiencia trabajar en una película, pero Johnson fue la excepción a esa regla. Lew, que ya había trabajado con el en un episodio de Star Trek Voyager en el año 2000, indica: "Apenas tuvimos que ensayar con Dwayne. Todo lo que quisiéramos probar, cualquier cosa que necesitábamos que hiciera, la hacía impecablemente. Además, es seguro. Sabe cómo hacer que verdaderamente parezca que ha roto un cuello, pero en realidad sólo son inofensivas bofetadas".

A la hora de mantener la imagen de súper espía prácticamente indestructible del Agente 23, la estrategia de Lew fue que Johnson dominase a sus inferiores, es decir, a casi todo el mundo, sin esforzarse. Tanto en las peleas como en los ejercicios de entrenamiento de CONTROL, Johnson se mueve como si estuviera encorsetado en una armadura, atestando golpes como si se quitara el polvo de la camisa.

Conectar el ritmo de la comedia con el de la acción requirió gran precisión.

Todo se reduce al ritmo, tal y como describe Lew. "Si planificamos una secuencia de lucha como una serie rítmica de puñetazos, tendremos un ‘golpe, golpe, ¡pam! o un ‘golpe, golpe, ¡plas!. Podemos encajar una línea de puñetazos en lugar de un golpe físico. El ritmo acentúa los chistes y se convierte en ‘golpe, golpe, chiste’ con la inyección verbal como el K.O. o un chiste inmediatamente seguido del último golpe físico que zanja la conversación".

Lógicamente, esto imponía un aplazamiento de la improvisación y otros arranques impulsivos del elenco de incorregibles artistas de la improvisación, aunque sólo por un momento.

Carell comenta: "Al igual que disfrutábamos de la libertad que Peter fomentaba en el rodaje, esto suponía un área en la que todas se todas las apuestas estaban cerradas respecto a cualquier cosa que quisiéramos probar. Cuando estás peleando encima de un vehículo en marcha y tienes que recitar tres líneas antes de que te golpee una grúa que se balancea, es cuando todo se convierte en técnica y te ciñes al guión".


"Una navaja suiza con lanzallamas. ¿...No tienes una?"


"No sería una historia de espías sin todos esos artilugios" comenta Roven.

"El programa era famoso por los artilugios, había muchísimos", confiesa Segal, señalando que la película rinde homenaje a ciertos accesorios de la vieja escuela mientras introduce varios trastos igualmente increíbles para que nuestros héroes superen los modernos desafíos de vigilancia, comunicación y destrucción... Aunque no necesariamente en ese orden.

"Aparecerá el zapatófono y el cono del silencio volverá con un nuevo diseño de 2008, así como el equipo más vanguardista que unos espías como Max y 99 necesitarían", indica. "Por increíble que parezca en estos tiempos en los que todos los niños tienen un teléfono móvil, el zapatófono supuso un asombroso concepto en los años sesenta; la idea de una comunicación móvil fue muy adelantada para su tiempo. Quitarte el zapato y ponértelo en la oreja para contestar una llamada no parece tan innovador ahora, pero, ¿acaso se puede hacer una película del Superagente 86 sin esto? Es una imagen tan representativa que imaginamos una idea divertida para introducirla".

Asimismo, varios coches deportivos distintivos de la serie tendrán cameos. Los fans reconocerán el Sunbeam Tiger rojo, el gold Opel GT dorado y el Karmann Ghia azul.

El atrezzista Tim Wiles se reunió con el reconocido coleccionista de muebles de Hollywood, Danny Biederman, para estudiar algunos de los accesorios originales del programa, incluyendo el zapatófono, que se habían convertido en iconos de la cultura pop norteamericana y se exponían recientemente como parte de la exhibición de los Tesoros de Hollywood, en el Museo Internacional del Espionaje, en Washington D.C.

Como si de niños con juguetes se tratara, siempre hay un trasfondo de rivalidad entre los agentes de campo cuando se trata de los accesorios que utilizan, intentando superar a sus compañeros con lo último y mejor, y con un indiferente "¿Cómo? ¿No lo tienes?" Poco después de que Max muestre su reloj de muñeca detector de radiación, 99 deja ver un rollo de hilo dental explosivo; más tarde, después de que 99 descubra una radio implantada en un diente, Max hace estallar sus gemelos-bomba.

Otros artículos novedosos del fantástico arsenal para combatir el crimen de CONTROL son una cortina de humo de bolsillo, y la navaja suiza de Max equipada especialmente con, además de los accesorios habituales, un lanzallamas, una cerbatana y un gancho en miniatura con clavos de titanio.

Con este moderno equipo en uso, el veterano productor Leonard Stern no se sorprendería si los Federales le llamaran... otra vez. Exponiendo la incredulidad de antiguas décadas, recuerda cómo el FBI le abordó a él y a su equipo de producción en el apogeo de la serie con preguntas sobre cómo habían conseguido algunos de los artilugios que aparecían en el programa. "Parece que algunos de nuestros inventos se aproximaban mucho a la realidad, y pensar que los escritores de comedias podían imaginarlos les ponía nerviosos".

Finalmente, a los nuevos y devotos fans les gustará ver también que algunas cosas no cambian nunca. Wiles comenta: "El cono del silencio ahora es totalmente digital, con un sistema de activación manual y múltiples puertos". Aun así, incluso después de 40 años de Investigación y Desarrollo, los fans estarían decepcionados si realmente funcionase.

El hecho de incorporar los conocidos artilugios favoritos a la vez que se impulsan los accesorios tecnológicos para espías en un nuevo siglo, ejemplifica el tipo de equilibrio que Segal y el equipo de cineastas buscan, en conjunto, a la hora de llevar al Superagente 86 a la gran pantalla.

"Como cineasta quiero presentar algo nuevo", afirma. "La cuestión era cuánto material original se adopta y cuánto lo haces tuyo. Intenté tener al público en mente en cada paso del camino para que, tanto para quienes fueran a verlo por primera vez como para los fans de toda la vida, lo encontrasen divertido y para que aquellos a quienes, como a nosotros, les encantara el programa, sintieran que se le trataba con respeto".