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  A la deriva  (Adrift)
  Dirigida por Hans Horn
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Tras pasar cinco años en Hollywood desarrollando varios proyectos de largometrajes, el renombrado director de anuncios publicitarios Hans Horn decidió volver a Alemania en 2004. Desilusionado por la paralización de varios de sus proyectos, Horn comienza a buscar una idea atractiva y a la vez comercial que tenga un éxito asegurado.

La encuentra en la historia de A LA DERIVA: una historia espeluznante basada en hechos reales en la que los pasajeros de un yate saltan al mar, sin tener en cuenta que no han colocado la escalerilla para volver a bordo. Incapaces de subir por un casco escurridizo, toda la tripulación entera perece en el mar abierto. Lo que es aún más espantoso es que en los archivos de sucesos marítimos, estas situaciones se dan con frecuencia.

El fenomenal éxito de OPEN WATER animó aún más a Horn con su thriller marinero. "Si una película que trata de dos personas balanceándose arriba y abajo en el océano, y que son atacados por unos tiburones se convirtió en un autentico éxito, las posibilidades para mi película eran mejores que nunca”, dijo Horn. Su instinto era bueno. Se dirigió a su amigo y productor Dan Maag. El dúo andaba buscando un buen proyecto desde hacía años, y lo encontraron en A LA DERIVA.

Unas cuantas semanas después, los guionistas Dave Mitchell y Adam Kreutner comenzaron a trabajar juntos en el guión que originalmente se tituló GODSPEED. Mitchel y Kreutner habían escrito anteriormente la primera película internacional de Orange Pictures, DEADFISH, una comedia negra con Gary Oldman, Robert Carlyle y Billy Zane.

Los cineastas consiguieron una financiación de bajo presupuesto a través del Film Fernseh Fonds Bayern (fondo para la producción) así como del distribuidor alemán y coproductor, Universum Film. Thomas Häberle de Shotgun Pictures y Peter Rommel de Peter Rommel Productions se convirtieron en socios adicionales.

A pesar de que la película transcurre en México, se rodó en Malta donde la costa tiene un gran parecido geográfico con México. Asimismo, uno de los factores cruciales que hizo que se decantaran por Malta fue sus incomparables instalaciones de depósitos de agua, que fueron adaptadas por necesidad del equipo de la película. Gran parte del calendario se rodó en uno de los depósitos exteriores más grandes del mundo.

Encontrar el yate más apropiado se convirtió en un gran reto. El barco debía tener la altura y la forma apropiadas, y no bastaba una escalerilla externa cualquiera. Finalmente, el equipo encontró el yate ideal. Sin embargo, les costó convencer al cauteloso dueño, que inicialmente se mostró reacio a dejar su preciado yate en manos de un equipo de producción.

Manteniendo la línea de los thrillers clásicos, A LA DERIVA contiene miedos fundamentales y universales. Como tal, tenían claro desde un principio que la película sería rodada en inglés y diseñada para un amplio mercado internacional.

Fue este acercamiento lo que llevó a elegir un reparto compuesto por actores americanos que encarnarían al desafortunado grupo de amigos. La ambiciosa producción requirió bastante de sus jóvenes protagonistas, que tuvieron que pasar hasta seis horas al día sumergidos en el agua.

La película acabada es un testamento de la implacable dedicación del dotado equipo de actores y de producción. Como dice Dan Maag, "Nos encontramos todos en un punto muy similar de nuestras carreras…todos hemos alcanzado algo, sin embargo, queremos ir más lejos. Todos éramos conscientes del hecho de que esta película es realmente algo especial".

Notas del director
Mi esposa Tina fue la que originalmente me contó el suceso real que sirvió como base para A LA DERIVA. No podía creer como el destino había traicionado a estos seis amigos.

Intenté ponerme en su situación. ¿Y si Tina y yo fuésemos los que estuviésemos estancados en el agua sin poder subir al barco?, ¿Qué haríamos?, ¿Cómo sobreviviríamos?, sin ninguna esperanza de rescate, ¿Moriríamos realmente? El escenario de esta pesadilla me golpeó con un miedo elemental. Me fascina explorar y enfrentarme a mis propios miedos. Por ese motivo, la historia captó mi atención desde un principio. Asimismo, la simplicidad del concepto me resultaba muy atractiva. Inmediatamente, comencé a jugar con la idea de adaptar la historia a una película.

Al principio, pensé que la idea era tan comercial y atractiva, que encontraría fácilmente al productor de la misma. Intenté convencer a mi agente y manager de Los Angeles de que A LA DERIVA sería un thriller perfecto. Pero esa fue una labor realmente dura. A todo el mundo le gustaba la idea, sin embargo, no pensaban que la historia aguantaría 90 minutos.

Tres semanas más tarde, vi el trailer de OPEN WATER en el Fantasy Film Festival en Munich. Estaba conmocionado. Dos buceadores se balancean arriba y abajo en el agua y son comidos por unos tiburones, y todo Hollywood se enamora de la película. El trailer añadió un poco de carburante al fuego de mi proyecto naciente. Absorbido por la emoción, abandoné la sala del cine, e inmediatamente me reuní con mi productor Dan Maag en una barbacoa junto a nuestros hijos. Le conté mi idea.

Diez días más tarde, me encontraba en Los Angeles reunido con el guionista Adam Kreutner que había colaborado con Dan Maag anteriormente. Comenzamos a trabajar en el guión original que más tarde acabaría siendo el de A LA DERIVA. Después de solamente cuatro meses, teníamos listo el guión definitivo para el rodaje. Al mismo tiempo, obtuvimos la financiación de la película.

Nueve meses después de oír la historia de boca de mi mujer, comenzamos la preproducción en Malta. Tres meses después, teníamos cerrado el rodaje de A LA DERIVA. Y únicamente dieciocho meses después de que comenzara mi viaje, A LA DERIVA estaba vendida a distribuidores de todo el mundo.

El motivo principal de este éxito parece que reside en la simplicidad de la historia, y en la universalidad del miedo esencial que evoca. Estos dos elementos guiaron mi acercamiento creativo a la película.

Debido a restricciones presupuestarias, planeé rodar la película usando tomas de vídeo, pero en vista de que los productores lograron obtener una financiación adicional, mi sueño más audaz se hizo realidad: podía rodar A LA DERIVA en 16mm, usando lentes de cinemascope anamórficas. Este desarrollo llevó nuestro proyecto a un nuevo nivel. Ahora podía expresar mi visión en mi medio favorito – el cine. En ese aspecto, obtuve apoyo del joven Bernhard Jasper. Tuvimos una colaboración ideal ya que Bernhard es un consumado perfeccionista cuyo ojo innovador aportó una visión fresca a la historia.

Durante nuestras reuniones iniciales, quedaba claro que seríamos un equipo "a prueba de agua”. Nos planteamos transmitir esta simple idea de la forma más interesante y conmovedora. El formato cinemascope de pantalla amplia abriría más el fotograma, permitiéndonos ver la infinita amplitud del océano, ubicándonos en el mismo lugar de los protagonistas que se sienten tragados por su entorno. Asimismo, el grano del 16mm suponía una ventaja para mí. La sensación granulosa realzó en gran medida el efecto psicológico de la película. En algunas escenas, añadimos más grano para aumentar el efecto. En las escenas dramáticas clave y en las de acción, usamos efectos de obturación combinados con movimientos de cámara discordantes para maximizar el impacto emocional. Evité la estilización simplemente porque tomé una decisión deliberada de que cada secuencia importante tuviera su propio estilo de encuadre para distinguirse la una de la otra.

Igual de importante fue la tarea de preparación de los actores para el estrés psicológico y físico de sus papeles. Desde el principio, tomé la decisión de rodar en un orden cronológico. La película debía reflejar autenticidad. Al rodar en orden cronológico, tenía la esperanza de que según fuese transcurriendo la historia, el estrés se reflejaría en los rostros de sus personajes.