El director canario Lucas Fernández, debuta con su primer largometraje Óscar. Una pasión surrealista; un film que pretende rendir un homenaje al pintor surrealista Oscar Domínguez en el centenario de su nacimiento.
Victoria Abril, Joaquim de Almeida, Emma Suárez, Jorge Perugorría, Tony Cantó, Kira Miró y Paola Bontempi, encabezan el reparto de está producción que se ha rodado en París, Madrid, Praga, Bulgaria y Tenerife, a lo largo de 11 semanas.
Memoria del director
Llevar al cine la vida de un pintor maldito se ha convertido en todo un ejercicio de desenterrar, de un modo revelador, un mito olvidado del Surrealismo francés, el pintor español, natural de Canarias, Óscar Domínguez, coetáneo de Picasso. Como guionista y director de 'Óscar. Una pasión surrealista', he querido redescubrir la vida atormentada de un artista dotado de un gran talento que permanecía proscrito tras quitarse la vida, hace medio siglo, bajo los efectos de una grave enfermedad que había desfigurado su cuerpo, el mal del "hombre elefante".
Óscar. Una pasión surrealista es una película instalada en la edad de oro del arte del siglo XX, cuya máxima expresión, el Surrealismo, se resume con certera descarnadura en la vida y la obra incomprensible la una sin la otra- de este español radicado en París que alcanzó la cima del arte junto a Picasso, Dalí y Miró, y que, recordado por una existencia excedida hasta el suicidio, resurge ahora con fuerza, en el centenario de su nacimiento.
Con esta descarnada historia he pretendido que la película apasione, conmueva y despierte admiración hacia el pintor bohemio condenado a autodestruirse como la culminación de una vida desenfrenada y demencial. Pocas veces en la historia del arte, la biografía de un pintor respondió tan fielmente a sus predicamentos artísticos y filosóficos. Óscar Domínguez era un hombre libertino que se consideraba un monstruo a causa de la enfermedad deformante que padecía. Su vida fue una aventura universal donde el arte es producto del amor y la soledad, pero también del sexo y la violencia, antes, durante y después de la ocupación nazi de París.
Para adentrarme en esta biografía he elegido el camino de la narración de vidas paralelas, la del pintor Óscar Domínguez en Canarias y en la capital francesa durante la primera mitad del siglo XX, y la de Ana, una abogada en el Madrid actual a la que se le diagnostica una enfermedad terminal, y que se vuelca en la búsqueda entre los recuerdos familiares de un misterioso cuadro de este artista, como un último estímulo de vida apasionante.
Óscar Domínguez, desahuciado por los efectos del alcohol, las depresiones y la galopante acromegalia que abultaba su cuerpo, vivió dos guerras, la española y la mundial, y su propia vida fue un conflicto permanente, en el seno del movimiento surrealista y fuera de él, cuando el pintor rompe finalmente con sus correligionarios para salir en defensa de su mejor amigo, el poeta Paul Éluard. Sufre así inmerecidamente el desdén de los popes oficiales del arte cuando París era la capital de la cultura mundial.
Picasso y Domínguez vivieron una estrechísima relación que los convirtió en cómplices innovadores. Óscar inventó las decalcomanías y creó obras que hoy, una vez desposeída su figura de todo el secretismo con que la crítica la postergó, alcanzan una cotización que jamás habría imaginado aquel artista canario manirroto y arruinado que, harto de su irredentismo y desmesura, decidió quitarse la vida el 31 de diciembre de 1957, cortándose las venas, para no aguarles la fiesta a sus amigos, que lo esperaron en vano la noche de ese último fin de año. Esta película es un homenaje a uno de los iconos de la generación de artistas más brillantes del siglo XX: el surrealista que predicaba con el ejemplo de su propia vida hasta sus últimas consecuencias, Óscar Domínguez.
Lucas Fernández
Director