Al estilo de un "Indiana Jones" castizo y desarrapado, Jacinto y Papeles, los intrépidos "cazatesoros" de El Oro de Moscú, vuelven a las andanzas en su deseo de encontrar aquello que definitivamente "les saque de pobres" y resuelva sus problemas. Su objetivo, será ahora La daga de Rasputín...
Forjada en el antiguo Egipto, La Daga es una joya legendaria que da un poder casi absoluto a la persona que la posee. César, Atila y Napoleón fueron algunos de sus ilustres dueños. La pista se pierde en Rusia, con la muerte de su último dueño, el monje loco Rasputín. Desde entonces, gobiernos y personalidades la han buscado en vano, sin pistas fiables que conduzcan hasta ella.
La situación cambia cuando en una cárcel española, el preso Jacinto (Antonio Resines) es identificado por la mafia rusa como portador de una anomalía genética relacionada con la daga. Sus compañeros de celda Papeles (Jesús Bonilla) y el Araña (Antonio Molero) le acompañaran en una delirante aventura llena de fugas y persecuciones que les conducirá, en busca del tesoro, hasta el corazón de la Rusia profunda.
Los personajes
JACINTO: Llevó en sus tripas el futuro de la república sin acordarse después por un terrible trauma que sufrió en su infancia. Solo otro trauma mayor podrá hacerle regresar a los recuerdos más oscuros de su vida. Alguien sin conocimientos psiquiátricos pretende sacarle información a martillazos ¿Lo conseguirá?
PAPELES: Cenutrio que de haber tenido estudios seria un alto ejecutivo de gran corporación a nivel mundial, pero su cabestrismo le tiene encorsetado en el destino de hombre de pocas luces, dedicado a trapicheos de todo tipo y a codearse sin complejos con el crimen organizado. Puede vender un novicio a cambio de un mechero, pero mantiene una rígida moral en cuanto a los valores sagrados que le inspiran su familia, compuesta por su mujer y su hija.
ARAÑA: Trepador de todo tipo de paredes y, si son de rascacielos mejor. Le gustaría trepar hasta la luna y mangarla, pero su bondad le pierde. Se conforma con sobrevivir compensando la ratería con las buenas acciones, no puede soportar el desamparo de nadie, y ante las carencia de cualquier necesitado ofrece lo que tiene aunque le cueste la cárcel. Cree en el flechazo y se enamora a la primera de cambio. Tiene una máxima en la vida: Trabajar para dejarlo.
ALEJANDRA: Mujer beata de misa diaria si no fuese porque es pobre y tiene que buscarse la vida. A cambio reza a todas horas, suplicando que su sino cambie y le caiga un puesto fijo como fregandera de escaleras con catorce pagas. Pero mientras tanto tiene que ocuparse de su marido y el porvenir de su hija, intentando que por lo menos llegue a cajera de supermercado.
CARMEN: Angelical. Vive en el país de las maravillas aunque esté rodeada de cartones y envoltorios de chocolatinas. Su mundo no es este, pero ya que esta en él, sueña con que alguien la rescate y le resuelva el porvenir. Pero una cosa tiene clara: sin tener que hacer el bis a bis en la cárcel.
LUZMILA: Hija de espías de la Guerra Fría. Pero ella está siempre muy caliente. Ambiciona el poder pero sin pagar ningún precio por ello. Lo mismo le dan ocho que ochenta si hacen falta con tal de conseguir lo suyo.
ZADKIN: Residuo de cloaca y de Nomenclatura. Está retirado, pero como se considera un soldado, cumple cualquier orden aunque provenga del infierno. Descendiente de cosacos capaces de entregar hasta la última gota de la sangre de sus propios hijos, y no digamos de sus guardaespaldas.
KRILENKO: Sátrapa en la sombra. Aferrado a un extinguido poder que a pesar de todo domina los entresijos y las claves para la destrucción del mundo. Nunca lo hará, pero le consuela saber que puede hacerlo si no se restauran las viejas estructuras. La nostalgia de aquel pasado glorioso le mantiene vivo aunque solo sea a base de ver desfiles en blanco y negro.