Cinemanía > Películas > La sombra del poder > Comentario
Destacado: Paul Mescal es Lucio en 'Gladiator II' de Ridley Scott
  La sombra del poder  (State of Play)
  Dirigida por Kevin Macdonald
¿Qué te parece la película?
Gracias
Ver resultados

"Los buenos periodistas no tienen amigos, tienen fuentes" - Cameron Lynne, editora del Washington Globe

Dirigida por Kevin MacDonald, el equipo técnico está compuesto por experimentados cineastas encabezados por los productores ANDREW HAUPTMAN (Millones, Leones por corderos), así como ERIC FELLNER y TIM BEVAN, de Working Title (La intérprete, Quemar después de leer). Los demás miembros son el director de fotografía RODRIGO PRIETO (Brokeback Mountain/En terreno vedado, Babel); el diseñador de producción MARK FRIEDBERG (Across the Universe, Lejos del cielo); la montadora JUSTINE WRIGHT (El último rey de Escocia, Touching the Void/Tocando el vacío); el compositor ALEX HEFFES (El último rey de Escocia, Rosas rojas/Imagine Me & You), y la diseñadora de vestuario JACQUELINE WEST (El curioso caso de Benjamín Button, El nuevo mundo).

La sombra del poder está basada en la serie de televisión de BBC creada por PAUL ABBOTT (el telefilm "La chica del café") y en el guión de MATTHEW MICHAEL CARNAHAN (La sombra del reino, Leones por corderos), TONY GILROY (Duplicity, Michael Clayton) y BILLY RAY (El espía/Breach, Plan de vuelo: desaparecida).

Los productores ejecutivos son Paul Abbott, LISA CHASIN (Radio encubierta, Expiación: más allá de la pasión), DEBRA HAYWARD (United 93, Orgullo y prejuicio) y E. BENNETT WALSH (Disturbia, las entregas de Kill Bill).


De la adaptación a la acción: Empieza La sombra del poder
"No puedes relacionarme con nada" - Stephen Collins, congresista de EE UU

Desde que se obtuvieron los derechos hasta reunir al reparto, el camino hasta el primer día de rodaje de La sombra del poder en las calles de Washington DC dio más vueltas que un thriller político. Todo empezó con el brillante material escrito por Paul Abbott, el creador de la tremendamente exitosa y aclamada miniserie que emitió BBC en 2003. Gracias a la persistencia del productor Andrew Hauptman, al que se unieron los productores Tim Bevan y Eric Fellner, de Working Title, la adaptación ha conseguido llegar a la gran pantalla.

BBC emitió el primer capítulo de State of Play (La sombra del poder) en mayo de 2003. El público y la crítica se quedaron absortos ante la complicada historia de Stephen Collins, Cal McAffrey, y demás políticos y periodistas. Al poco de estrenarse la serie, Andrew Hauptman empezó a negociar para obtener los derechos de la historia.

Siguió insistiendo hasta conseguir reunirse con Paul Abbott en Manchester. Convenció al guionista de que era el hombre idóneo para producir la película porque sería fiel a la idea original. El acuerdo se firmó en noviembre de 2004 y empezó el largo proceso de reescritura para reducir una miniserie de seis horas a un largometraje que transcurriría en la sede del poder estadounidense: Washington DC.

El productor, hablando de la larga gestación del proyecto, dice: "La serie original contiene un material incomparable. Era fascinante, no podía despegarme del televisor. Pero siempre pensé que si la acción se trasladase a Washington DC, el alcance sería mayor, más impactante, pero igual de inteligente".

"La oportunidad de introducirse en el mundo de una sala de redacción, de vivir la tensión asociada con la publicación de un diario, de ir detrás de una noticia, de la verdad y de todo lo que implica, aportaba una enorme relevancia a la historia", explica Andrew Hauptman. "La miniserie funcionó tan bien porque, aparentemente, se trata del juego entre política y periodismo tal como ocurre actualmente con los medios, el espionaje corporativo y las conspiraciones. Pero también tenía que ver con personas y con sus decisiones. Hablaba de conflictos y compromisos personales, de lealtad y amor, de poder y de ambición. Por eso era tan intrigante".

Naturalmente, Paul Abbott quería asegurarse de que su cuidada serie no caería en las manos equivocadas. "Durante mis primeras conversaciones con Paul, lo que más le preocupaba era cómo podía hacerse un largo a partir de una serie de 6 horas", añade el productor. "Pero ambos estábamos empeñados en hacer una película que estuviera a la altura de la serie".

Andrew Hauptman dedicó los años siguientes a desarrollar el proyecto antes de ofrecérselo a Universal Pictures, que a su vez incluyó a Working Title Films, la empresa de Tim Bevan y Eric Fellner que se ha convertido en la productora más exitosa de Inglaterra. Eric Fellner dice, hablando del proyecto: "Como a todo el mundo, nos asombró la serie de televisión. Paul creó un universo en el que expuso el lado más oscuro del ser humano y sus peores rasgos: la codicia, la corrupción y la ambición desmedida. Tim y yo éramos conscientes del reto que representaba destilar un material semejante para hacer una película inteligente. Pero con Andrew (el productor), Kevin (el realizador) y los guionistas adecuados, estábamos convencidos de poder hacerle justicia".

No fue fácil encontrar al director que encabezara el proyecto. Los productores se decantaron por Kevin Macdonald, un documentalista escocés premiado por la Academia y en dos ocasiones por los BAFTA, que sorprendió al mundo con un primer largometraje explosivo, El último rey de Escocia.

La interpretación de Forest Whitaker fue merecedora de un Oscar y la película fue aclamada por todos, pero Kevin Macdonald ya era un conocido profesional del periodismo por su oscarizado análisis de la trágica muerte de los atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Múnich, One Day in September/Un día de septiembre. Su especialidad ha sido mostrar el lado desconocido de hombres emblemáticos, desde estrellas de rock y de cine, como Mick Jagger y Howard Hawks, hasta asesinos del calibre de Idi Amin y Klaus Barbie.

El productor Andrew Hauptman recuerda: "Decidimos buscar por todo el mundo y tuvimos mucha suerte en encontrar a Kevin, un hombre íntegro de pies a cabeza. Había visto la serie y le interesaba el tema. Como documentalista, le atraía explorarlo en su vertiente estadounidense".

"Cuando vi State of Play en televisión, me gustó mucho", dice el director. "Le gustó a todo el país y se llevó todos los premios habidos y por haber. Cinco años después, me mandaron el guión. Por un lado me intrigaba, por otro, la serie me había gustado tanto que no me fiaba de mí mismo. ¿Cómo reducir seis horas a dos?"

Kevin Macdonald nunca quiso limitarse a volver a rodar la miniserie. "Parte de la solución fue cambiarlo radicalmente", explica. "La base de la trama es la misma, pero lo que la rodea cambia mucho. Era obvio que no podíamos hacer otra versión de algo tan genial. Había que reinventarlo, y lo hemos hecho".

El cineasta se sentía particularmente atraído por la forma en que el guión de La sombra del poder describía el declive de la prensa escrita y la desaparición de periódicos en algunos mercados. Cal McAffrey pertenece a una especie en peligro de extinción. Es un periodista tradicional que sigue todas las pistas para asegurarse y que entrega el artículo la noche antes de su publicación. La editora de McAffrey se enfrenta a la exigencia de la empresa de publicar escándalos o desaparecer, y Della Frye pertenece a una nueva escuela de reporteros que se sienten más cómodos con la información instantánea. Para ella, el primer blog en colgar una opinión es a menudo el experto al que se recurre (y se cita en el artículo).

Poco antes de decidir la fecha de rodaje, La sombra del poder sufrió una demora que también afectó a numerosas películas en Estados Unidos, la huelga de guionistas estadounidenses entre finales de 2007 y principios de 2008. Los dos actores con los que habían contactado, cambiaron de parecer. Pero los productores estaban convencidos de que tenían un guión brillante y que debían seguir adelante. Decidieron mandarlo a dos oscarizados actores que aportaron una nueva vida al proyecto.


Periodistas y políticos: El casting de la película
"¿Hemos hecho algo ilegal?" - Della Frye, "blogger" del Globe

"No, a eso llamo yo buen periodismo" - Cal McAffrey, periodista del Globe

Para encarnar al periodista Cal McAffrey, del Washington Globe, los cineastas querían a alguien capaz de interpretar al reportero que se aferra a sus normas frente a los cambios. Hablando de su "hombre sincero", Kevin Macdonald dice: "Cal es el periodista con más oficio del periódico; es inteligente y debería ser el editor. Habría podido dedicarse a la política, pero algo le echó atrás. Simboliza la nobleza en el periodismo, y también la desaparición de este tipo de periodismo".

El director recuerda: "El estudio me preguntó qué actores tenía en mente, y contesté que el mejor del mundo, Russell Crowe. Le mandaron el guión. A los tres días volé a Australia. 24 horas después aceptó el papel, y a las dos semanas estaba en el plató. Russell llegó, cogió al personaje por el pescuezo y se metió totalmente en su piel".

El productor Kevin Hauptman apoyaba la decisión del director de escoger a Russell Crowe para el papel del periodista que tiene una aventura con la mujer de su mejor amigo. "La opinión de Russell acerca del periodismo actual es muy concreta. Supo llegar al fondo de lo que debía ser el periodista".

Para Russell Crowe, era un personaje atípico. "Uno de los temas de la película es la ambigüedad del concepto de una prensa objetiva", comenta. "Los periodistas quieren ser objetivos; supuestamente sus relaciones y su vida no afectan a sus artículos. Pero en este caso, no es así. Me gustó que se les mostrara como seres humanos. A veces no consiguen desenredarse de la historia, lo que puede tener buenos y malos resultados".

El actor se interesó por el hecho de que su personaje nunca podía ser del todo objetivo ya que investigaba un asesinato en el que estaba involucrado un buen amigo. "Cal es un hombre de ideas fijas, y eso le obliga a actuar", explica Russell Crowe. "No es por heroísmo. Lo hace porque cree que debe hacerlo por su amigo. Desde el principio, tiene un punto de vista contaminado".

La larga relación de McAffrey con Stephen Collins y su esposa Anne hace que quiera contar la historia tal como ellos la ven. Pierde la objetividad que se enseña en la facultad de Periodismo. Según Kevin Macdonald: "Se siente culpable por tener una aventura con la mujer de su amigo, y eso le motiva a querer demostrar que Collins es inocente". Pero su profesionalidad acaba por vencer.

Para el papel de Stephen Collins, el congresista involucrado en el asesinato de Sonia Baker, su ayudante y amante, los cineastas eligieron a Ben Affleck como el actor ideal. El personaje se enfrenta a la desintegración de su matrimonio y a un más que probable frenazo en su fulgurante carrera. El realizador dice: "Stephen se ha convertido en presidente de un importante comité que investiga al Ministerio de Defensa por abusos. Apunta muy alto, es el nuevo Kennedy. Ben Affleck tiene el físico, los modales y las entonaciones que le hacen perfecto para el papel".

El actor se unió al rodaje poco después de su aclamado debut como director con Adiós, pequeña, adiós. Interpretó al político como un ser a punto de estallar bajo las consecuencias de sus actos. "Me atrajo la ambigüedad moral del personaje", dice Ben Affleck. "Es un congresista joven, poderoso, con éxito, que lo tiene todo por delante, y lo tira por la borda al tener un lío con una chica a la que acaban asesinando. El suceso coincide con una importante crisis matrimonial y el derrumbamiento del código moral que hizo suyo durante su paso por el ejército. Stephen está convencido de que intenta portarse como es debido, pero no puede resistir".

La amistad de su personaje con McAffrey da pie a conflictos que interesaron al actor, sobre todo la manipulación a que se somete a los medios. "Collins es un ajedrecista que no desperdicia un solo movimiento", dice. "En su mundo, los amigos presionan para conseguir lo que quieren. Lo mismo pasa con los medios. En la carrera para hacerse con la noticia, sus fuentes suelen manipularlos a su antojo".

El veterano McAffrey trabaja con Della Frye, una periodista recién licenciada, y la primera persona en relacionar dos muertes muy dispares. Aunque, como dice el realizador, "no tenga opiniones tan tajantes y los hechos le preocupen menos", sus conocimientos y destreza en la navegación por la red permiten que los dos encuentren un terreno común para llegar al fondo de la historia.

"Rachel McAdams tiene la increíble habilidad de parecer una total ingenua, y cambiar radicalmente cuando hace trizas a su antagonista", dice el productor Eric Fellner. "Se apasionó por el proyecto y había una auténtica química entre Russell y ella. Viéndolos cara a cara en el plató, estaba claro que no podíamos haber escogido mejor".

Como muchos actores de su generación, apoya la nueva tecnología y la información que ofrece. "Me interesaba la idea del periodismo de ahora comparado al de antes", explica Rachel McAdams. "Es un tema importante en una profesión que está cambiando. Pero la motivación de Cal y de Della es la misma: escribir buenos artículos. El método de ella es más rápido. Primero hace una investigación por la red, después un poco de investigación de primera mano, y escribe el artículo. Cal se salta la parte de la red y se ensucia las manos".

El director consideraba necesario explorar la relación entre el periodista veterano y la novata. Kevin Macdonald estaba de acuerdo con los guionistas en que "los dos personajes empiezan odiándose y no acaban amándose, sino como amigos. Me gusta que la relación central de la película no sea sexual, sino la de mentor y alumno. No se ve mucho en el cine".

Robin Wright Penn encarna a Anne Collins, una mujer atrapada entre la lealtad a su marido, cuyos ideales admira, y la creciente falta de intimidad en su matrimonio. Tampoco le ayuda seguir enamorada de Cal McAffrey, el mejor amigo de su marido.

Kevin Hauptman se quedó impresionado por la pasión con que la actriz se sumergió en un papel demasiado familiar para muchos: la esposa de un político de éxito sigue apoyándole a pesar de sus demostradas infidelidades y de una carrera a punto de desmoronarse. El productor dice: "Interpreta con gran autenticidad e integridad. Si alguien como Robin cree en su papel, el público también creerá".

La oscarizada Helen Mirren no sólo se sintió atraída por la historia de La sombra del poder, sino porque encarnaría a una importante figura de la prensa: "Me gustó la inteligencia, la relevancia, la modernidad del personaje. Me pareció un papel estupendo".

La actriz se preparó para convertirse en la exigente editora Cameron Lynne participando en una sesión de trabajo en la redacción de Los Angeles Times. "Tuvieron la amabilidad de permitirnos asistir a lo que llaman ‘la reunión de las 4:00', cuando empiezan a dar forma al periódico del día siguiente", dice la actriz. "El jefe de cada sección defiende su artículo y por qué debe ir en portada. Fue una sensación increíble. Sentí que estaba en medio de personas muy inteligentes que no admitían ninguna excusa. No eran educados, iban al grano. Hay que tener nervios de acero en un ambiente así".

El director se dio cuenta inmediatamente de que Helen Mirren entendía la presión a la que estaba sometida la editora, y explica: "El Washington Globe tiene un nuevo dueño. Las ventas han caído en picado, al igual que otros periódicos, y Cameron necesita el escándalo que investigan Cal y Della. Lo quiere rápido porque hará subir las ventas y a ella en la estima del nuevo propietario. Está dividida entre sus viejas costumbres como periodista y las ganas de publicar un reportaje escandaloso que ayude al negocio".

Eran necesarios varios papeles clave para presentar Pointcorp al público, una empresa privada de material militar que usa su poder para apartar al único hombre que puede impedir la firma de unos contratos aún más lucrativos con Defensa. Hablando de la empresa, Kevin Macdonald dice: "Pointcorp es una empresa mercenaria. En las últimas décadas se ha privatizado mucho en Estados Unidos. La privatización incluso ha llegado al ejército, a la CIA, al FBI a través de empresas de espionaje".

Jason Bateman se encarga de interpretar a Dominic Foy, el llamativo relaciones públicas de Pointcorp, y también el contacto de Sonia, la asistente asesinada. El actor, al que el director describe como "el mejor improvisador que conozco", da vida a un ser retorcido que capta a la joven al mundo del espionaje político. No fue fácil para Jason Bateman meterse en la piel de un hombre despreciable, egocéntrico, capaz de engañar a quien sea con tal de dar rienda suelta a su adicción al poder, las drogas y la juventud. Sin embargo, sus compañeros se lo han pasado muy bien viéndole actuar.

El papel del temible senador George Fergus recayó en Jeff Daniels, que dice: "Lo más interesante de la película son los paralelismos con lo que ocurre realmente entre los medios y los políticos. Es una época extraña, nos bombardean con noticias las 24 horas del día, sean interesantes o no. Hay que alimentar al monstruo".

Un grupo de selectos actores tienen papeles más pequeños, pero muy importantes para que el público pueda, en palabras de Kevin Macdonald "examinar las pistas, ver las miguitas que siguen Cal y Della". Son VIOLA DAVIS (La duda/Doubt) en el papel de la Dra. Judith Franklin, el contacto de McAffrey en la oficina del juez encargado de la investigación; DAVID HARBOUR (Quantum of Solace) como Red Six, un espía infiltrado en Pointcorp; MICHAEL WESTON (Algo en común/Garden State) y JOSH MOSTEL (Ajuste de cuentas) como Hank y Pete, los dos periodistas porreros del Washington Globe; BARRY SHABAKA HENLEY (Corrupción en Miami) como Gene Stavitz, el editor metropolitano del periódico; KATY MIXON (Como en casa en ningún sitio) como Rhonda Silver, la seductora compañera de piso de Sonia; HARRY LENIX (Ray) como el detective Bell, el contacto de McAffrey en la policía local; MICHAEL BERRESSE (AI: Inteligencia artificial) como el matón Robert Bingham, y MARIA THAYER (Olvídate de mí) como Sonia, la guapísima ayudante del congresista, que muere asesinada.


Los pasillos del poder: Diseño y decorados
"Un periódico puede sesgar esto a un lado o a otro, ¿de cuál crees tú que irá?" - Cal McAffrey

Los Ángeles
Para recrear la sala de redacción y la sala de rotativas donde trabajan Cal, Della, Cameron y otros periodistas del Washington Globe fue necesario documentarse y ocupar dos platós de Culver Studios, en Culver City, California. Es el decorado más detallado que recordaba el equipo.

Para imaginar el ámbito de trabajo del Washington Globe, el diseñador de producción Mark Friedberg y la decoradora CHERYL CARASIK, nominada cinco veces al Oscar, recorrieron varios periódicos, el Washington Post y Los Angeles Times entre ellos, además de hacer cientos de fotos y revisar material de archivo.

La redacción debía ser auténtica. "No tenemos efectos especiales, sólo el decorado del periódico", explica el realizador con orgullo. "Pusimos todo el esfuerzo en el decorado. Se construyó en dos platós que comunican y de doble altura. Hubo días en que había 250 periodistas. Estoy seguro de que nadie, después de ver la película, pondrá en duda la autenticidad del lugar".

El diseñador de producción Mark Friedberg dice: "La mayoría creemos saber cómo es la redacción de un periódico. El 90% tiene características comunes, techo bajo, iluminación opresiva y la sensación de que no acaba nunca. Pero queríamos que fuera más realista de lo que imaginamos la mayoría. También mejoramos un poco la iluminación".

Le esperaba una sorpresa. Explica, riendo: "Descubrimos lo desordenados que son los periodistas. No tienen tiempo de archivar; para ellos, significa poner los papeles en una pila. Nuestro asesor técnico sólo tuvo una crítica: la redacción no estaba bastante desordenada".

El asesor era R.B. BRENNER, un respetado editor del Washington Post, que al principio se mostró escéptico acerca de la supuesta autenticidad deseada por los cineastas. Pero sus aprensiones desaparecieron después de la primera reunión con el director: "Cuando hablé con Kevin, me sorprendió lo mucho que sabía de periódicos. Se había documentado a conciencia. Como documentalista, respeta la profesión y le interesa. Me preguntó acerca de detalles precisos, de nuestras reacciones en ciertas situaciones".

Kevin Macdonald explica: "Hemos intentado que sea lo más auténtico posible. El Washington Post nos ha prestado una ayuda muy valiosa. Todos los actores tuvieron la ocasión de visitar las oficinas. Nos permitieron filmar las rotativas, nos aconsejaron y, más aún, nos prestaron a R.B. Brenner, que se ocupó de que no metiéramos la pata. R.B. cree que el periodismo es una importante institución pública y que puede hacerse mucho daño al publicar una falsedad".

R.B. Brenner acabó siendo parte del equipo técnico y pasó un mes en Los Ángeles mientras se filmaba en la redacción para asegurarse de que el más mínimo detalle estuviera perfecto. Aun así siguió ocupándose a distancia de su sección. Recuerda: "Cheryl (la decoradora) consiguió multas de Washington DC, recibos de una tintorería y de un garaje de la capital. Incluso lo que había en los cajones era auténtico. Mark y ella han hecho otro personaje del decorado".

La redacción del Washington Globe ocupaba dos platos de unos 6.000 metros cuadrados. Los elevados techos de los estudios permitieron construir el despacho de la redactora Cameron Lynne en una esquina del segundo piso.

El director de fotografía Rodrigo Prieto aprovechó el diseño de la sala de redacción para dar otra perspectiva, rodando desde el ventanal del despacho de Cameron para captar el bullicio de la inmensa sala. El diseñador de producción explica: "Proporciona la típica perspectiva oblicua de los años setenta, que aleja a los personajes. También era importante dar al personaje de la redactora un espacio dentro de la sala, pero en un despacho propio. No está en una torre de marfil, es una periodista más".

Esto se hizo por requerimiento del realizador, que dice: "Hay cosas en la película que son un homenaje a Todos los hombres del presidente, una de las mejores películas sobre periodismo hecha en Estados Unidos".

Después de rodar un mes en los platós, el equipo se trasladó a diferentes decorados exteriores en los alrededores de Los Ángeles, como el Hotel Bonaventure, el Instituto Mayfield para Chicas y el Hospital Centinela de Inglewood. Entretanto, el equipo de decoración construyó otros dos decorados en los platós de los estudios Culver, el muy desordenado piso de Cal y la habitación de motel donde Cal, Della y Stephen interrogan a Dominic Foy. El equipo regresó al estudio para rodar durante dos semanas más.

Washington DC
La veterana directora de localizaciones CAROL FLAISHER no recuerda una película que requiriese tantos exteriores en Washington como La sombra del poder. Los cineastas buscaban la ciudad donde se vive y trabaja, no sólo los monumentos que visitan los turistas. Carol Flaisher debió enfrentarse a la burocracia para obtener la versión de la ciudad que le pedían los cineastas.

Es la primera en reconocer que no es fácil rodar en Washington: "Hay que pedir un sinfín de permisos, al distrito, a la policía local, al servicio de parques, a la policía de parques, al Capitolio, al servicio secreto, a la administración nacional, entre otros. La seguridad es muy estricta y no se puede rodar en ciertas zonas. Pero la policía local se portó realmente bien. Filmar aquí ha sido posible gracias a ellos".

El Mercado de Pescado de Maine Avenue, cerca del río, es uno de los escasos mercados de pescado al aire libre de la costa Este, y fue una de las primeras localizaciones. Unos días después, se rodó delante del edificio del Banco Mundial.

Otra localización clave fue la Biblioteca del Congreso, donde tiene lugar la rueda de prensa. Varios miembros del público eran periodistas de verdad, como BOB WOODWARD, que destapó el escándalo Watergate. Se rodó durante varios días en el auditorio Andrew W. Mellon, uno de los mejores ejemplos de la arquitectura clásica estadounidense.

A continuación, el equipo se trasladó al restaurante Ben's Chili Bowl, en la calle U, conocido en Washington por su comida y por el papel que tuvo en calmar los disturbios que siguieron al asesinato de Martin Luther King en 1968. Fue un remanso de paz en medio de la tormenta que azotó la calle U, una zona habitada mayormente por afroamericanos.

También se rodó en el Templo del Rito Escocés, en la calle 16, uno de los grandes monumentos de la ciudad que casi ningún turista conoce. Es una recreación del mausoleo de Halicarnaso y su puerta está guardada por dos esfinges que representan la sabiduría y el poder. Lo diseñó John Russell Pope, el autor del memorial a Jefferson.

Otras localizaciones fueron el Hotel Americana, en Arlington, Virginia, el Hotel Watergate, el Centro Kennedy y el edificio de la Autoridad Metropolitana de Transportes.

Para la secuencia de los créditos finales, se imprimieron ejemplares auténticos del Washington Globe. Para Kevin Macdonald fue uno de los mejores momentos del rodaje: "Son las rotativas del Washington Post. Nos permitieron imprimir el periódico en su imprenta de Virginia. Se ve el Globe con el titular que marca el fin de la historia pasando por las máquinas".

Cámara y vestuario
Trabajando conjuntamente, Mark Friedberg y el director de fotografía Rodrigo Prieto se aseguraron de que todo encajaba con los deseos del director Kevin Macdonald "para mostrar visualmente el cambio vivido por los periodistas. Han pasado de ser estrellas, los héroes de los años setenta, a convertirse ahora, en algunas ocasiones, en lo peor de lo peor".

Para conseguir la fotografía de la película, Rodrigo Prieto usó dos tipos de cámaras, una Panavision estándar con una nueva generación de objetivos anamórficos que aún no habían sido probados en un largometraje, y una cámara digital Genesis. "Decidimos que explorábamos dos mundos, y cada uno debía ser distinto", explica. "Usamos objetivos anamórficos para el mundo del periodismo, y la cámara digital para el mundo político, en parte porque nosotros, los ciudadanos de a pie, sólo vemos a los políticos en las noticias".

Kevin Macdonald y Rodrigo Prieto querían diferenciar los personajes mediante los objetivos. "Cal es muy desordenado", dice el director de fotografía. "El mundo de Stephen es más formal. No es obvio, pero esperamos comunicar una sensación diferente al público. La escena culminante está rodada cámara en mano porque el congresista entra en el mundo de Cal".

Se escogió a Jacqueline West para que aportara el mayor realismo posible al vestuario de La sombra del poder. "Kevin tenía ideas muy definidas para esta película", dice. "Nos inspiramos en películas de los setenta y en sus tonalidades. Kevin quería la realidad diaria de la calle".