Roberto Santiago (director y guionista)
Madrid, 1968.
Empieza a trabajar a los diecinueve años como guionista y dialoguista en Televisión Española (TVE), en programas de humor y musicales.
Como realizador de publicidad, dirige spots para diversas firmas nacionales e internacionales, como Toyota, La Caja de Canarias, o Home English.
En 1999 dirige el cortometraje Ruleta, que se estrena en la Sección Oficial del Festival de Cannes, y que obtiene más de 20 premios en festivales de todo el mundo.
En 2001 estrena su primer largometraje como director y guionista, Hombres felices, protagonizado por Sergi López y Aitana Sánchez-Gijón, y producido por Tornasol Films y La Mirada.
Es guionista del largometraje El juego de la verdad, estrenado en septiembre de 2004. Dirigido por Álvaro Fernández Armero y protagonizado por Natalia Verbeke y Tristán Ulloa.
Además ha escrito varias obras de teatro, como Share 38 (Premio Enrique Llovet al mejor texto teatral del 2000), Desnudas (Finalista del Premio SGAE de Teatro), o la versión teatral de El otro lado de la cama (Premio El País de las Tentaciones a la Mejor Obra 2004).
Y también ha publicado las novelas El ladrón de mentiras (Editorial SM), Jon y La máquina del miedo (Premio Edebé 1999) y la colección de reciente aparición El mundo según Claudio (Editorial Edebé).
El penalti más largo del mundo, basado en un relato de Osvaldo Soriano, su segundo largometraje como director, ha sido candidata al Premio Goya al Mejor Guión Adaptado.
El club de los suicidas es su tercer largometraje como director.
Filmografía
2005 - El penalti más largo del mundo
2001 - Hombres felices
1999 - Ruleta (cortometraje)
Notas del director
Los protagonistas
Estamos ante una comedia negra. También ante una película divertida y con momentos ácidos y corrosivos. Pero, por encima de cualquier otra cosa, estamos ante una película de personajes. Y, por tanto, ante una película de actores. Fernando Tejero, Lucía Jiménez, Luis Callejo, Juanma Cifuentes, Cristina Alcázar, Clara Lago y el resto de los actores y actrices del filme son el alma de la película. Y gracias a ellos conseguimos acercarnos al verdadero tema de la historia: ¿por qué merece la pena levantarte cada mañana y seguir adelante? O, como dirían los Monty Python, auténticos maestros de la comedia negra: ¿quiénes somos, adónde vamos, de dónde venimos?
El tema
Dicen que cada treinta segundos alguien se suicida en alguna parte del mundo. Por suerte, cada treinta segundos también hay alguien que se ríe, que se enamora, que salta de alegría, o que simplemente se siente bien. Acerca de eso habla esta película: un puñado de seres humanos que están al borde del abismo. Que se preguntan qué hacer con sus vidas. Y que a lo largo de la historia encuentran algo a lo que agarrarse.
Lo que vemos
Visualmente, la película tiene una apuesta muy clara tanto desde el punto de vista fotográfico como artístico: crear un entorno urbano, reconocible y muy próximo. Madrid, hoy. El corazón de esta historia está en los barrios del centro de la ciudad, lugares que todos conocemos y que nos resultan familiares. Todo rodado con una cámara y una iluminación muy naturalistas que se van a poner siempre al servicio de los actores y de lo que se está contando. Desde el storyboard plano a plano de toda la película hasta el montaje final, la cámara será un testigo invisible, un retrato cómplice de los personajes que habitan el filme.
La comedia
El club de los suicidas es una comedia, que intenta tender algunos puentes, que quiere ser una película conciliadora y que plantea algunas cuestiones sencillas pero importantes acerca de la vida y la muerte, acerca del amor, acerca de lo que puede llegar a hacer alguien a quien se le rompe el corazón de la noche a la mañana. Pero también, y esto es esencial, es una película que busca que la gente se ría y que pase un rato divertido. Y es que ya se sabe que el humor es una cosa muy seria.