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  El juego del amor  (Feast of love)
  Dirigida por Robert Benton
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Del director Robert Benton (Kramer contra Kramer, En un lugar del corazón), ganador de varios Oscar, llega una caleidoscópica oda a la vida y al amor, con todas sus facetas de gracia, tristeza, seducción, locura, desengaño y resistencia: El juego del amor.

Basada en la novela de Charles Baxter, El juego del amor es una producción de Lakeshore Entertainment, en asociación con Revelation Entertainment. El responsable de materializar este amor, que es a la vez divertido y agridulce, problemático y perturbador, es el galardonado director Robert Benton, quien ha realizado películas durante cinco décadas. El guión es una adaptación de Allison Burnett (Otoño en Nueva York). Los productores son Tom Rosenberg, Gary Lucchesi y Richard Wright. La productora ejecutiva es Lori McCreary.

El talento que se esconde detrás de las cámaras incluye al director de fotografía nominado al Emmy Kramer Morgenthau (Las cinco personas que conoces en el cielo); la diseñadora de producción Missy Stewart (La madre del novio) y la diseñadora de vestuario Renee Ehrlich Kalfus (Chocolat).


Una mirada prismática a las múltiples facetas del amor
No es la primera vez que el director Robert Benton (que expone la sorprendente variedad de formas del amor en El juego del amor) describe la maliciosa maquinaria interna del corazón, aunque no lo había hecho con una historia tan desvergonzadamente apasionada y mágica. Benton empezó su carrera en Hollywood coescribiendo un clásico de los 60, la romántica historia de un atraco a un banco, "Bonnie and Clyde", que le valió un Oscar a pesar de ser su ópera prima y que influyó en innumerables historias de amor posteriores. Obtuvo otro Oscar una década después por la dirección de la comedia de referencia acerca del divorcio, "Kramer contra Kramer" (por la que también recibió una nominación al Mejor Guión Adaptado), que transitaba por el traicionero territorio de lo que sucede cuando se acaba el amor. Ganó un tercer Oscar por el Guión Original de "En un lugar del corazón", donde exploraba las complejidades del amor familiar. La cinta le supuso también una nominación al Oscar como Mejor Director.

Dada la fascinación que Benton ha demostrado durante toda su carrera por los diferentes tipos de amor y por sus consecuencias, pocos directores parecían más adecuados parar abordar la aclamada novela de Charles Baxter sobre la asombrosa totalidad de las formas que adopta el amor. En su novela, el oscarizado Baxter escribió una especie de "El sueño de una noche de verano" adaptada a un barrio de una ciudad actual, siguiendo los caminos cruzados del amor verdadero y la romántica locura que impulsan y unen una comunidad que se cierra al exterior. El libro estaba repleto de jóvenes amantes que encuentran la seguridad en su relación, amantes inesperados que se derrumban en los brazos del otro, amantes ilícitos jugando con fuego, padres buscando consuelo por la pérdida de sus hijos, niños perdidos buscando amor paternal y, sobre todo, por cómo sigue siendo posible a pesar de todo que nuestras problemáticas y agonizantes medias naranjas puedan vernos todavía con tanta gracia y belleza. El resultado fue una historia que no sólo era divertida y sensual, sino que también dio a los lectores un rico sentido de las interconexiones humanas que nos unen a todos.

Mientras trabajaba en The New York Times, Jacqueline Carey escribió: "Charles Baxter nos enseña la generosidad de espíritu que se necesita para lidiar diariamente con las personas".

Entre los muchos admiradores del libro se encuentran los renombrados productores Tom Rosenberg y Gary Lucchesi, de Lakeshore Entertainment. Rosenberg y Lucchesi han tenido durante largo tiempo una afición por emparejar elogiadas obras literarias con grandes directores de cine. Recientemente han recibido un Oscar por la película "Million Dollar Baby", dirigida por Clint Eastwood y basada en un relato de F.X. Toole.

A Rosenberg le apasionó la resuelta manera que tuvo Baxter de abordar quizá el más complejo, enigmático y vital de los asuntos humanos. "El juego del amor trata de la vida", dice. "En la novela, creo que Charles Baxter sugiere básicamente que la experiencia con mayor sentido de la vida es el amor, y que tienes que buscarlo y permanecer fiel a él, sin importar lo que pase. Ésa era la poderosa idea que indujo a producir la película".

Para Lucchesi, la base del filme fue muy personal desde el principio. "El juego del amor aborda el viaje que es la vida, y cómo vida y amor caminan juntos. Tengo 51 años. He estado casado durante 28. No sé cómo se puede vivir sin satisfacer tu lado emocional. Puedo decir que sentarme en mi cocina a tomar una taza de café con mi mujer, un sábado, es un placer para mi corazón, y eso es lo que es tan bonito de El juego del amor: habla de los momentos emocionales que nos hacen seguir adelante", confiesa el productor.

Lucchesi también se interesó por la profunda universalidad de la historia, por cómo describe tantos tipos diferentes de relaciones: amigos, amantes, largos matrimonios o relaciones familiares. "Siempre resulta fascinante ver cómo el amor y las relaciones personales evolucionan a lo largo de los años, y en este largometraje nos encontramos con relaciones de tres generaciones distintas y con muchos tipos diferentes de relaciones, lo cual hace que todo el mundo se pueda identificar con la película", afirma.

Rosenberg y Lucchesi se enamoraron de la novela El juego del amor de tal manera que supieron que la adaptación del libro a la pantalla sería un proceso difícil y delicado. Para empezar, la novela de Baxter contiene muchos personajes, y todos tienen su propia y distintiva historia que contar.

Como eje vertebrador de la fábula tenemos a Harry Stevenson, el afligido profesor de filosofía cuya profunda visión de la gente que le rodea no siempre se extiende hasta su propia persona. Harry observa como su amigo Bradley Smith, más joven que él, se encuentra atrapado en una montaña rusa de repetidos y ciegos arrebatos sentimentales seguidos del rechazo. Cuando su mujer, Kathryn, le deja por otra mujer, Bradley inicia por despecho una relación con Diana, supuestamente una anti-romántica agente inmobiliaria que no consigue dejar sus escarceos con David, un hombre casado. Mientras tanto, para Chloe y Oscar, la joven pareja que trabaja en la cafetería de Bradley, el amor es vivir la intensa pasión del momento; pero sus esperanzas de futuro se truncan por la amenaza del violento y maltratador padre de Oscar, Bat, y sus planes se ven eclipsados por una oscura predicción de una médium.

En su novela, Baxter se incorpora a sí mismo como personaje para entretejer la vida de todas estas personas en un tapiz radiante de color, entendimiento y muy afilado ingenio. Pero, cuando el guionista Allison Burnett entró en el proyecto, tuvo que encontrar la manera de llegar literalmente al corazón de la novela de Baxter, explicando la historia de una manera cinematográfica, no literaria. Finalmente encontró la manera de fusionar a Baxter y a Harry Stevenson en una misma persona, un único narrador que interconecta las trayectorias de los diferentes personajes como un testigo de la compleja telaraña que ellos mismos tejen. "Ésa fue una idea muy acertada", comenta Lucchesi.

El guión de Burnett para El juego del amor también imbuyó la línea argumental de una fresca inmediatez al transportar la historia al presente, en lugar de mantenerla en pasado. Rosenberg explica: "En el libro, la historia está explicada en forma de flashback, y queríamos que en la película se explicara de manera más dinámica".

Quizá el mayor cambio llegó cuando decidimos añadir la trágica muerte de Aaron, el hijo de Harry y Esther, que en el libro seguía vivo pero al filo del abismo por culpa de las drogas. "Eso provocó un cambio importante en la historia, añadiendo el trasfondo de la pérdida al argumento del amor", dice Lucchesi.

A medida que el guión se construía en forma de una historia compleja, llena de matices, Rosenberg y Lucchesi empezaron a estudiar qué director sería capaz de entrelazar las diferentes historias de El juego del amor, dejando que el relato fuera tan angustioso, divertido y tierno como el mismo amor puede serlo en diferentes momentos. Los dos creyeron que el director ideal para el proyecto era Robert Benton, con quien ya habían trabajado en la adaptación cinematográfica de la novela de Philp Roth "La mancha humana", con Anthony Hopkins y Nicole Kidman en el reparto.

"En primer lugar, Benton conocía el libro y le encantaba. También sabíamos que él siempre crea un mundo donde los actores se sienten muy cómodos, una circunstancia que era muy importante para esta película. Él es creativamente muy generoso en eso. De hecho, Tom y yo estábamos buscando un proyecto para Benton, así que cuando el guión de El juego del amor estuvo listo, se lo enviamos a él. Dijo sí inmediatamente", recuerda Lucchesi.

Para los productores, escoger a Robert Benton para tomar el mando de la película fue también acertado, dada la naturaleza concreta de este proyecto. "Habíamos desarrollado no sólo respeto sino también una profunda amistad con Benton. Es fantástico con los actores, es muy fácil trabajar con él, es muy colaborador y sabíamos que disfrutaríamos de esta experiencia juntos", añade Rosenberg.

Resulta que Robert Benton ya se había sentido seducido por la novela de Baxter. "Leí el libro enseguida que apareció y me enamoré de él", admite el director. "Intenté conseguir sus derechos, pero no pude, y la idea de adaptarlo al cine me persiguió durante cuatro años. Finalmente, por suerte, gracias a Tom Rosenberg y Gary Lucchesi, la historia volvió a mí. Me sentí extremadamente dichoso por tener la oportunidad de adaptarlo".

La atracción de Benton por la novela se debió a la amplitud de su alcance, que cubre cada elemento de la belleza, del humor y de la tragedia del amor. "El libro me entusiasmó porque todo su paisaje no se queda sólo en el amor y punto, sino que pasa por la enorme cantidad de variedades de amor existentes –algunas negativas, otras positivas: el amor familiar, el amor explosivo, el amor trágico, el amor abierto por completo... Charles Baxter escribió una novela sublime, pero además me pareció que era muy cinematográfica, y eso no es nada habitual", dice Benton. "El amor en toda su complejidad y su inagotable capacidad de regeneración es siempre para mí un extraordinario tema para una película".


Las múltiples caras del amor
Los cineastas dieron luego un nuevo paso, también crucial: crear el reparto de amigos, amantes, familia y vecinos de El juego del amor. Para Robert Benton, nada fue tan crucial para la creación del filme. "No soy necesariamente un gran director", dice él con su característica modestia, "pero soy verdaderamente bueno con el casting, y confío plenamente en los actores que escojo".

Gary Lucchesi añade: "Creo que para un director como Benton, la prueba de selección lo es todo porque, una vez llega al plató, sólo hace sutiles ajustes a la interpretación de los actores. No altera su trabajo de manera drástica; prefiere estar seguro de los actores que ha seleccionado. Así es cómo trabaja Benton".

El casting empezó con el verdadero núcleo de la historia: Harry Stevenson, el filósofo de la comunidad que asesora a los que sufren de desamor y a los que acaban de encontrar el amor, mientras su corazón también está afligido. Mientras consideraban la lista de reputados actores que podían interpretar el papel, uno se colocó en los primeros puestos enseguida. Tom Rosenberg recuerda: "Fue Gary Lucchesi quien dijo: ‘Morgan Freeman es Harry, él es quien debería interpretar este personaje’. Y estaba en lo cierto. Morgan es un actor tan bueno que fue capaz de recordar, como debe hacerlo Harry, no sólo su rol, sino el rol de todos en la película, y, mientras tanto, ayudó tremendamente al resto de actores con su experiencia y su generosidad".

Benton dice de Freeman, "Es asombroso. Sabe qué puede ser interpretado y qué no, sabe cuándo estar quieto y cuándo escuchar, que son las características más valiosas de un actor. Hay cosas que no se pueden simplemente interpretar. Hay que llevarlas dentro. O tienes ese don, o no lo tienes, no sólo como actor, sino como persona, y él tiene realmente esa cualidad. Eso es lo que le convirtió en una brillante elección para este papel".

Cuando Morgan Freeman leyó el guión, sintió una inmediata afinidad con Harry y su rol, como el hombre que observa el flujo del amor y sus fracasos. "A menudo, interpreto papeles en que contemplo el comportamiento de otros personajes", dice Freeman. "Pero este personaje es distinto a cualquier otro que haya interpretado antes. Toda la historia gira alrededor del amor y, como Harry, estoy justo en medio del meollo".

Harry es uno de los pilares de la comunidad, pero su piedra de toque es su mujer, Esther, de quien aún está profundamente enamorado. Para interpretar este papel, Robert Benton vio la oportunidad de trabajar con una de sus actrices favoritas, Jane Alexander, a quien ya dirigió en "Kramer contra Kramer". Freeman y ella ya habían compartido reparto en dos películas anteriores: "Brubaker" y "Tiempos de gloria"; pero nunca habían compartido escenas hasta El juego del amor.

"Siempre estuve buscando la oportunidad de volver a trabajar con Jane", confiesa Benton. "Es fenomenal. Una de mis escenas preferidas de esta cinta sucede entre Morgan y Jane. Es una escena que habla de la ternura y el amor, y ella está asombrosa en esta escena. Estaba absolutamente allí, en el mejor sentido de la palabra".

A Jane Alexander, lo que le interesó de la película fue volver a trabajar con Benton. "Yo interpretaría sin pensarlo cualquier papel que él me propusiera", dice la actriz. "Benton fue un magnífico guionista en ‘Kramer contra Kramer’, pero también demostró que era un gran director de actores, y en ese sentido ha ido a más durante los últimos 28 años. Simplemente, es extraordinario. En el plató está siempre con los actores. Es fantástico tener a Benton allí, mirando y escuchando cada pequeña cosa que pasa".

Morgan Freeman se mostró igual de contento con la oportunidad por fin de compartir escenas con Jane Alexander, especialmente en momentos tan íntimos que habitualmente no se muestran en las pantallas: un largo y avenido matrimonio. "Ella hace tan buenas interpretaciones que me dije: ‘Oh, dios mío, finalmente tengo esta oportunidad, aquí está ella’", dice Freeman.

El polo opuesto de Harry Stevenson es Bradley, el romántico desesperanzado que a su vez es un inepto sin esperanza para sus relaciones personales. Para captar su humor y humanidad, los cineastas escogieron a Greg Kinnear, quien empezó su carrera como comediante y que se ha convertido en una de las estrellas del cine más solicitadas, con papeles muy destacados en películas como "Mejor imposible" o "The Matador", o su más reciente interpretación del escandaloso y optimista patriarca de una familia profundamente desestructurada en la exitosa producción independiente "Pequeña Miss Sunshine".

"Greg es perfecto para Bradley, y nos sentimos muy afortunados de que aceptara interpretar este papel", comenta Rosenberg. "El papel de Bradley es extremadamente difícil de interpretar, y una de las cosas que mejor se le dan a Greg es hacerte sentir simpatía por un personaje y, al mismo tiempo, hacerte reír. Combinar ambas cualidades es extremadamente raro. Es un actor increíble. No puedo expresar cómo me ha gustado trabajar con él", dice Benton.

Kinnear confiesa que fue seducido inmediatamente "por lo impredecible del guión". Le encantó la invencible confianza de Bradley en el romance. "Lo que más valoro de Bradley Smith es su inquebrantable esperanza en el amor y su optimismo", dice Kinnear. "Siempre intenta encontrar inspiración aun cuando todo se derrumba a su alrededor".

Las dos mujeres que causan estragos en la vida de Bradley –su esposa, a punto de librarse de él, y la mujer con quién se junta después de romperse su primer matrimonio, Diana—son dos de las mujeres más bellas y populares del momento: Selma Blair y Radha Mitchell.

El rol de Blair es corto, pero también crucial. Fue la historia de El juego del amor lo que le pareció irresistible. "Es el guión más bonito que jamás he leído", admite Blair. "Y además, con Robert Benton dirigiéndolo, decir sí me resultó muy fácil. Habría hecho cualquier cosa simplemente por aparecer en esta película, por poder ser parte de un reparto así".

De su personaje, Kathryn, Blair explica que deja una huella tan indeleble en Bradley que reverbera a lo largo de la historia. "Kathryn revela la incapacidad de Bradley para escuchar y prestar atención", observa Blair. "Justo cuando él piensa que todo va estupendamente con ella, Kathryn le dice que, de hecho, es precisamente al contrario".

Para interpretar a la antítesis de Kathryn, la bella e indolente Diana, que sólo ve el amor en un sentido práctico y que declara no creer en el romanticismo, los cineastas escogieron a la actriz australiana Radha Mitchell, quien destacó en la cinta de Woody Allen "Melinda y Melinda", en la de Marc Forster Descubriendo Nunca Jamás", en la de Tony Scott "El fuego de la venganza", y en la inusual historia de amor "Mozart and the Whale".

"Rahda es una actriz estupenda con la que queríamos trabajar desde hacía tiempo. Se la propusimos a Benton y él revisó los DVD de sus películas. Le encantó su interpretación en El fuego de la venganza, recuerda Rosenberg. "Era simplemente perfecta para el papel de Diana –atractiva, fuerte y muy inteligente. Tiene algo de esa frialdad que tenía Grace Kelly".

Mientras tanto, los cineastas siguieron con el casting. Buscaban una cara fresca para el papel de Chloe, a quien Rosenberg describe nada menos que como "la verdadera fuerza de la película", de quien Benton dice: "Es el personaje más extraordinario de todos porque es la vida misma. Es tremendamente atractiva porque es muy pura y porque encara de frente la fuerza del amor y también la de la tragedia".

Los realizadores no podían haber quedado más satisfechos con la elección de Alexa Davalos, una estrella emergente de ascendencia griega que debutó en el cine con "Las crónicas de Riddick". Rosenberg recuerda: "Vimos a mucha gente porque estábamos buscando una actriz desconocida o poco conocida, pero cuando Alexa se presentó al casting, supimos que había algo muy especial en ella".

Robert Benton quedó especialmente impresionado por lo que Davalos aportó al personaje. "No he visto un talento parecido en mucho tiempo", comenta. "Una parte enorme de su trabajo transcurre con Morgan Freeman, y verdaderamente no hay una figura interpretativa mayor que Morgan. Y la verdad es que se compenetran muy bien, trabajan juntos de maravilla. Esta chica es realmente asombrosa. Nadie lo habría hecho mejor".

Por su parte, Davalos se enamoró rápidamente de Chloe. "Es un espíritu muy libre, y eso es lo que hace al personaje tan bello. Chloe se conoce muy bien a sí misma y sabe encontrar la alegría en todo lo que hace", observa la actriz.

La oportunidad de retratar dos tipos tan diferentes de amor a través de un único personaje representó también un gran atractivo para Davalos. "La historia de amor paternofilial entre Chloe y Harry no es extraña y es agradable de seguir. Para Chloe, Harry es un hombre guapo, lleno de sabiduría, pero a la vez muy consciente de la realidad –es el tipo de persona con quien puedes ir no importa a dónde. Se enamora de él en un sentido paternal. Y luego está, obviamente, la historia de amor entre Oscar y Chloe, que representa ese primer rubor del amor completamente temerario al que uno se abandona", explica. "Me siento muy afortunada de haber tenido la oportunidad de explorar esos dos tipos de amor a través de los ojos de Chloe".

Para interpretar a Oscar, el gran amor de Chloe, Tom Rosenberg recomendó hacerle una prueba a otra estrella emergente, Toby Hemingway, quien venía de conseguir un papel en otra película de la productora Lakeshore, "The Covenant". Rosenberg dice: "Tenía una intuición con él, pero no quería que consiguiera el papel porque yo le enchufara, así que le dije que tenía que ganárselo. Y lo hizo. Estuvo increíble".

Hemingway sabía que este papel significaría un gran reto, pero tenía ganas de enfrentarse a él. "Oscar tiene algo de alma perdida", dice. "Su madre se fue cuando estaba en octavo, y su padre, interpretado por Fred Ward, es un alcohólico abusador que provocó la marcha de la madre. Oscar ya ha visitado un psicólogo, y creo que no le encuentra el sentido a la vida hasta que conoce a Chloe. Entonces es como si volviera a nacer. Lo que pasa entre ellos es una de esas cosas raras y perfectas, están hechos el uno para el otro".

Poniendo el broche final al reparto de El juego del amor están Stana Katic como Jenny, de quien Kathryn se enamora imprevisiblemente, y Billy Burke en el papel de David, el hombre casado con quien Diana mantiene una tórrida relación que se convertirá en un insólito punto de apoyo moral en la historia.

Morgan Freeman resume acerca de la complicidad que surgió entre todos los miembros del reparto: "Cuando consigues un equipo así, y pones eso en común con un buen guión, el trabajo resulta regenerador. Se alimenta por sí solo. Se convierte en algo cada vez más fácil y también divertido".