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  Dirigida por David Moreau, Xavier Palud
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Sección Oficial del próximo Festival de Sitges 2006. Protagonizada por Olivia Bonamy (Lee Mis Labios) y Michael Cohen.

Encuentro con david moreau y xavier palud (guionistas y directores)
Dos personas distintas, un mismo deseo
Xavier Palud nos cuenta: "Cada uno de nosotros empezó su carrera por su cuenta. Yo hice varios cortometrajes, el primero ganó dos premios en 1994, lo que me llevó a hacer publicidad. Fue precisamente en esa época cuando conocí a David".

David Moreau precisa: "Yo también había hecho cortometrajes y nos conocimos en "H" en 2000. En seguida empezamos a llevarnos bien. Aunque a priori no hubiera intención alguna de asociarnos por ninguna de las dos partes, en seguida nos dimos cuenta de que éramos perfectamente complementarios. Xavier es más reflexivo y yo soy más expansivo, un poco más loco. Él me aporta humildad y yo tiro un poco de él. Nos equilibramos. Era muy fácil trabajar juntos, no teníamos ningún problema de ego, lo único que nos importaba era la historia que estábamos contando".

Xavier Palud: "Al cabo de un año, después de algunos proyectos en común, nos apetecía producir y rodar nuestro primer largometraje. Desde el primer momento nos orientamos hacia una película de terror porque era el género más compatible con nuestros gustos y, al mismo tiempo, con los medios que teníamos a nuestro alcance".

David Moreau: "Sin ser fans exclusivos de las películas de terror, es un género que ocupa una parte muy importante de nuestra cultura y de nuestros gustos como espectadores. Nos encanta el cine de los años 80. Aunque algunos consideren estas producciones con una cierta condescendencia, tenían el mérito de haber sido realizadas para entretener al público, sin complejos, sin pretensiones, y son las que nos han trasmitido las ganas de meternos en esto. Todas estas películas eran muy realistas, con una base social creíble, de la que partían para contar un suceso extraordinario".

Lo importante es meter miedo
Xavier Palud subraya: "Más que un género, lo que nos motiva es la historia. Y, en el caso que nos ocupa, teníamos ganas de que el público se muriera de miedo"

David Moreau añade: "No pretendíamos exponer una teoría o un análisis metafísico sobre tal o tal asunto. Sólo queríamos hacer una película que asustara a los que les gusta pasar miedo. Lo primero que nos planteamos Xavier y yo era qué es lo que nos da más miedo. Luego fuimos preguntando en nuestro entorno más cercano y había una respuesta que se repetía con demasiada frecuencia: lo que más aterroriza a la gente es la idea de una intrusión en su propia casa".

Xavier Palud: "Empezamos a trabajar en esta idea de base y, paralelamente, para rodar un anuncio, nos fuimos a buscar una localización a Checoslovaquia. Allí, el chofer que teníamos nos habló de un caso verídico que nos enganchó a los dos desde el primer momento. La historia les había ocurrido a unos austriacos que vivían allí desde hacía seis meses. Cristalizaba todo lo que habíamos imaginado. De golpe y porrazo, todos los elementos encajaron".

David Moreau: "Para facilitar la identificación del público sólo cambiamos la nacionalidad de los protagonistas. La historia parecía evidente, lineal, con dos personajes que se convertían en presa de un algo misterioso. Y sin embargo, rápidamente nos dimos cuenta de que desarrollar el guión para que funcionara en un tiempo de narración más largo era todo un desafío".

Xavier Palud: "En cuatro o cinco meses, teníamos nuestra primera versión. Aunque estábamos convencidos de querer producir nosotros mismos la película, enviamos, de todos modos, el guión a cuatro productores, con la idea de tener una opinión externa. Tres respondieron de manera positiva. Así entramos en contacto con Richard Grandpierre. Le entusiasmaba tanto el guión, que decidimos asociarnos con él. Ya en la primera reunión nos pasamos cuatro horas hablando. Tenía el guión cerrado delante de él y nos hacía preguntas sobre una réplica precisa en una página precisa".

David Moreau: "Era impresionante con qué atención se había leído el proyecto. Le gustaba nuestro punto de vista. Sólo necesitaba que le diéramos algo de seguridad, porque no nos conocía nadie. Aprendimos a conocernos y hemos trabajado con él de manera muy constructiva".

Otra manera de ver el terror
David Moreau nos explica: "En la película siempre hemos tratado de poner al espectador en situación con los protagonistas. Habíamos optado por adoptar de manera permanente el punto de vista de los personajes, de estar a su lado y compartir sus miedos. Hay un plano en el que Lucas baja por la escalera, no hemos buscado la elipse, le acompañamos, escalón tras escalón, al ritmo del miedo que va creciendo. Nuestra intención no era enseñar, ni describir, sino hacer vivir".

Xavier Palud añade: "La otra opción elegida consistía en dar rienda suelta a la sugestión, no enseñando nunca la naturaleza real de la amenaza. Cada uno tiene que imaginar "su" peor pesadilla partiendo de una situación con la que se identifica. No hemos querido obligar al espectador a temblar con lo que nos asustaba a nosotros, hemos hecho todo lo posible para enfrentarlo a lo que le aterroriza a él".

David Moreau: "Una imaginación bien estimulada genera mucho más terror que todos los monstruos viscosos o las cabezas sanguinolentas decapitadas que se quieran mostrar en la pantalla. Nuestro objetivo no consistía en desagradar o estomagar, sino en poner los nervios a flor de piel y aterrorizar. Asimismo, decidimos no introducir humor o ironía para dar absoluta prioridad al realismo. Hoy en día, para que alguien tenga miedo, tiene que pensar que eso que ve podría ocurrirle a él. Una pareja en su casa es una situación muy realista con la que es fácil identificarse. Este realismo también exige una tratamiento de la imagen como en bruto, casi de reportaje".

Xavier Palud: "Todas las situaciones por las que pasa la pareja se nos ocurrieron espontáneamente. No hicimos una lista de cosas terroríficas, como en una colección. Nos metimos en la historia y, en todas las ocasiones, siempre hemos tratado de llegar al límite siguiendo la lógica de la situación. El ritmo también es un factor esencial. La película es una sucesión de períodos en tiempo real. Cada uno de los momentos fuertes se vive a su propia velocidad, como una serie de tragedias que se encadenan. De manera voluntaria, no hemos respetados los usos del género, que exigen que, después de cada momento de terror, se produzca un período de descompresión. En ELLOS, cuando las cosas empiezan ya no hay marcha atrás. Nada de tiempos muertos, ninguna posibilidad de tomar aliento. Una fobia sólo puede dar paso a otra fobia".

A los que sorprende la noche…
Xavier Palud nos comenta: "Es una pareja la que lleva el peso de la película. Tenemos miedo con ellos. Para los papeles de Clémentine y Lucas vimos a mucha gente. Nuestra dificultad era doble: teníamos que encontrar actores que encajaran en los personajes, pero que además funcionaran bien entre ellos. No les decíamos a los actores: "Esto es lo que tienes que interpretar." Les veíamos y esperábamos que fueran los personajes. No tenían que interpretar, tenían que ser".

David Moreau precisa: "Con respecto a los actores, nuestro objetivo era ponerlos, en la medida de lo posible, en la piel de su personaje. Tenían que aceptar una cierta inestabilidad, y trabajar el papel hasta en el plató para adaptarse y utilizar todo lo que pudiera ser útil para la intriga. La película no se apoya en una dramaturgia intelectual. Los retos son instintivos, vitales, viscerales. No había largos monólogos en los que pudieran basarse los actores para construir a sus personajes, tenían que ser y sentir".