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  Nunca digas nunca  (Il ne faut jurer... de rien!)
  Dirigida por Eric Civanyan
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Comedia ambientada en el París de 1830, dirigida por Eric Civanyan y protagonizada por Gérard Jugnot, que interpretara al tierno profesor Climent Mathieu en el filme "Les Choristes" (Los chicos del coro).

Jugnot está acompañado por Jean Dujardin – uno de les protagonistas de "Los Dalton" – y Mélanie Doutey – recordada por sus trabajos en "La Fleur du mal" (La flor del mal) y a la española "El Lobo".

Líos sentimentales, ambiciones y apuestas son presentes en esta película picaresca y simpática, que ofrece una recreación de la sociedad francesa de principios de siglo XIX.

Eric Civanyan (El director)
Alcanzó una formación teatral en el Conservatorio Nacional Superior de Arte Dramático de París. A pesar de sus comienzos como actor, finalmente decidió decantarse por el teatro, dirigiendo distintas obras, entre las cuales cuenta con grandes clásicos franceses como "Les Liaisons dangereuses" y "Antigone". "Il ne faut jurer de rien" (Nunca digas nunca) es su tercera película.

P: ¿Como podría describir la película?
R: El pitch es bastante simple: es un golfo, un guapo libertino a quien le gusta fumar y beber, que ama a las mujeres y que no cree en la vida en absoluto. Para él la existencia tiene poco interés: no ha encontrado su lugar. Por esto, tiene un temperamento un poco suicida. Hay algo en lo que no pensaba de ninguna forma, en enamorarse. El amor está fuera de su esfera. Pero va a encontrar a alguien que le va a hacer cambiar de opinión… ¡Nunca digas nunca! (risas).

P: ¿Qué cree que tiene este tema para poder profundizar en él?
R: ¿Hay que contemplar el amor sobre una vida entera, o sobre una duración más corta? ¿Acaso el amor es la respuesta a la vida? Son temas que me afectan bastante. Las personas que me conocen un poco dicen que Valentin, el personaje que cuestiona el amor, soy yo: ¿la vida es acaso la frivolidad, el placer inmediato, o hay que construir las cosas a un plazo más largo? Éstas son las cuestiones que yo considero interesantes… aquéllas que no he respondido, ¡pero que quedan expuestas en la película!

P: Alrededor de esta historia, usted constituyó rápidamente un reparto: Gérard Jugnot, Jean Dujardin, Melanie Doutey. ¿Cómo se le ocurrió la idea de apostar por este trío?
R: La idea de Gérard Jugnot vino rápidamente. Tenía ganas de darle un personaje que tuviera una dimensión a la vez cómica, porque reencuentra en él un verdadero ritmo de comedia, pero también un personaje humano, que tiene dudas, angustias y ambiciones también, porque tiene tantas ganas de ganar dinero, cueste lo que cueste, que va a llevarse a todo el mundo por delante, en esta agria carrera en busca de las ganancias. Me pareció interesante darle este rol ambiguo. Además, Gérard es una persona que lleva muy bien el traje. ¡Es una época que le va muy bien! (risas).

Para el personaje de Valentin, hacía falta alguien en quien encontrara el equilibrio de ser lo bastante joven como para ser seductor, pero que fuera lo suficientemente maduro para ser creíble diciendo "tengo 30 años, dejo de hacer gilipolladas". Jean tiene esta doble cara. Tiene lo que necesitaba para el personaje, es decir, la posibilidad de ofrecer una sonrisa, de soltar puyas y al momento siguiente volver a ser grave. Realmente, aproveché mucho esta dualidad que posee Jean y la trabajé con él. Lo que es interesante, es usar la verdadera personalidad de los actores para alimentar a los personajes.

P: ¿Y para Mélanie?
R: Tuve un verdadero flechazo para Melanie cuando la vi en la película de Jolivet Le frère du guerrier. La encontré absolutamente notable porque tenía, a la vez, una verdadera modernidad de juego mientras que estábamos ambientados en una época muy antigua, y su cara era bastante clásica y pura. Lo encontré muy justo. Pensé en ella en seguida. Todo ocurrió de forma muy fácil. Leyó el guión cinematográfico, y se embaló. Además, estoy absolutamente encantado porque tiene el lado moderno de una chica joven de 25 años en 2005, al mismo tiempo que esa pequeña cara, un poco clásica, que toma muy bien la luz. Tiene astucia, curiosidad, no tiene su lengua en el bolsillo; pero al mismo tiempo, tiene esta pequeña cara angelical. Y esta dualidad también me sirve mucho.

P: Estamos en un registro de comedia a la vez que de película de época – aun si no hay un respeto escrupuloso del detalle histórico: ¿cómo tuvo ganas de componer esta mezcla no forzosamente evidente?
R: Para mí, es una comedia romántica. Comedia, eso habla por sí solo: hay algunas cosas divertidas, un ritmo, una truculencia, y luego hay un romanticismo, pero un verdadero romanticismo, es decir, un romanticismo negro. El romanticismo era un poco como los primeros pasos del existencialismo. El mal del siglo era sentirse mal en tu propia piel, interrogarse la existencia. Los románticos fueron los primeros en plantearse esta cuestión. La película está fundada sobre esta dualidad: comedia romántica. Efectivamente, la acción se desarrolla en 1830, es el telón de fondo, pero lo trato como si fuera un decorado moderno. No hago planos anchos para mostrar mis bellos decorados, ni para mostrar a mis extras. Aporto un cuidado a la descripción de la época, pero verdaderamente, es la historia que se nos cuenta lo que es importante. No hay que engañarse, las imágenes más bellas del mundo nos interesan 2 o 3 minutos, pero si no pasa nada, si no hay emoción, risas o lágrimas, nos las tomamos a broma. Como espectador me encanta pasearme en el tiempo, tener una verdadera desorientación.