En el viaje anual de pesca, en un aislado lugar en el campo, Stewart, Carl, Rocco y Billy encuentran el cuerpo de una chica en el río. Es tarde ya para que volver a la carretera e informar del trágico hallazgo.
A la mañana siguiente en vez de emprender la larga caminata de regreso, deciden pasar el día pescando. La decisión de quedarse pescando es un poco extraña, como si el propio lugar ejerciera algún tipo de influencia sobre ellos.
Cuando finalmente vuelven a casa e informan del suceso el infierno se desata. Sus mujeres no entienden como han podido seguir allí pescando con el cuerpo de la chica allí mismo, ella necesitaba su ayuda. Los hombres están confundidos, la chica ya estaba muerta, no había nada que pudieran hacer por ella.
Claire, la mujer de Stewart es la última en enterarse. Mientras los detalles se van filtrando y Stewart se resiste a hablar del asunto, Claire se siente desconcertada. Hay una crueldad en todo el asunto que la perturba profundamente. Stewart no cree que haya hecho nada malo. La fe de Claire en su matrimonio se ve sacudida hasta los cimientos.
Los hombres, sus esposas y sus hijos se ven perseguidos de repente por sus propios malos espíritus. Al tiempo que la opinión pública se va poniendo en contra de ellos, su certeza en que hicieron lo correcto en el río se tambalea, pero no pueden deshacer lo que han hecho.
Solo Claire se comprende que algo fundamental no está siendo contemplado. Ella quiere entender y hacer las cosas bien. En su determinación se verá frente a no solo su familia y amigos sino también aquellos de la chica muerta. Su matrimonio es llevado al límite y su tranquila vida con Stewart y su joven hijo es puesta en cuestión.