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  La flauta mágica  (The magic flute)
  Dirigida por Kenneth Branagh
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Sir Peter Moores lleva mucho tiempo ambicionando ‘sacar la ópera de su marco habitual’ y alcanzar nuevos públicos; ello fue lo que llevó a la realización de esta nueva versión cinematográfica de La flauta mágica, cantada en inglés. La obra maestra de Mozart ha disfrutado de una enorme celebridad popular y ha cautivado a públicos de todos los niveles, jóvenes y adultos, desde que se representó por primera vez en 1791. Mozart tiene un poder de atracción muy generalizado y es esta aventura romántica y operística llena de humanidad y amistad la que ha devenido perennemente favorita para todas las generaciones de aficionados a la ópera.

Aunque los financieros del film, la Peter Moores Foundation, sopesaron cierta cantidad de directores cinematográficos, lo que acabó convenciéndoles de que Kenneth Branagh era el director que tendría la capacidad para sobrellevar el considerable reto de insuflar vida cinematográfica a La flauta mágica fue el éxito tanto artístico como comercial que el actor y realizador consiguió con sus adaptaciones cinematográficas de Enrique V (Henry V, 1989); Mucho ruido y pocas nueces (Much Ado About Nothing, 1993); y Hamlet (Hamlet, 1996).

Como el productor Bardet explica: "Acudí a Kenneth Branagh por la sencilla razón de que es alguien con un éxito tremendo en la labor de trasladar el teatro de Shakespeare a la gran pantalla. Hemos tenido que hacer lo mismo con esta ópera: pasar de un medio a otro, y ello afrontado el hecho de la gran distancia que separa el cine de la ópera".

La energía y pasión de Branagh han asegurado que esta nueva versión de La flauta mágica tenga el potencial para convertirse en una experiencia cinematográfica extraordinaria, visualmente imponente, y con un entrelazado de drama y comedia que resulta absorbente, al tiempo que se centra en una historia irresistible poblada por unos personajes extraordinarios.

Una vez en la nave, Branagh comenzó a escribir el guión para La flauta mágica, y recurrió a su viejo amigo y colaborador Stephen Fry —cuyos varios talentos incluyen su labor como actor, autor, y director—, para adaptar y crear un nuevo libreto en inglés para la producción. Recurriendo a los parecidos entre pasado y presente, el productor Bardet destaca que "Cuando Mozart creó La flauta mágica en el siglo XVIII, tenía que ser una ópera muy popular, pensada para un amplio espectro de público. Ésa es la razón por la que el libreto se escribió en alemán, y no en italiano, como era habitual en aquel entonces. Así que al decidir traducir el libreto al inglés, nos situamos en la misma tesitura que Mozart y Schikaneder en su época, es decir, tratar de hacer la obra tan accesible como fuera posible. Y el inglés es, hoy en día, el idioma principal del mundo cinematográfico".

Al describir cómo funcionó la colaboración entre ellos, Branagh añade: "Ofrecí las 120 páginas del guión a Stephen, con tantos detalles como pude acerca de los escenarios para cada escena, descripción de los personajes —adaptados a esta versión—, y las distintas maneras en las que intenté responder a algunas de las cuestiones que Mozart y Schikaneder plantearon en el argumento. Entonces él cogió una traducción literal del libreto y nos pusimos a discutir cómo reflejar el lenguaje apropiado de la época que habíamos elegido: 1916. Queríamos agudeza y emoción, y a Stephen no le asusta ninguna de ellas".

El desafío que Fry tenía ante sí en lo referente a actualizar el libreto, teniendo que evidenciar al mismo tiempo el humor y la comedia innatas de la pieza operística, consistía en hallar el lenguaje con la métrica y el ritmo más adecuados para un texto originalmente escrito en alemán.

Joseph Kaiser, quien encarna a Tamino, comenta: "Stephen Fry ha hecho un gran trabajo al asegurar que haya suficiente semblanza entre el original y su versión en inglés, lo que convierte el material en algo muy, pero que muy fácil y apto para ser cantado". Igualmente, el nuevo libreto también le pareció un gran logro a Tom Randle, quien encarna a Monostatos: "Se trata de un libreto bastante abierto y libre, lo que nos permite tener un margen para improvisar en cierto modo, sin la sensación de estar demasiado constreñidos". Ben Davis, que da vida a Papageno, percibió que la labor de Branagh y Fry hacía de esta ópera un material más narrable, con personajes realmente de carne y hueso: "Creo que Kenneth Branagh y Stephen Fry se han esforzado en desarrollar y logrado un lenguaje para la obra que en verdad te involucra en la vida de los personajes y hace que los sientas próximos".

Branagh aportó al proyecto su considerable experiencia en el campo cinematográfico, del teatro y la televisión, un paquete de conocimientos verdaderamente inusual que le capacita para trabajar desahogadamente con actores más acostumbrados a las exigencias del mundo de la ópera. Lyubov Petrova, la Reina de la Noche del film, destaca: "Trabajar con Kenneth Branagh ha sido una experiencia singular y sorprendente. Al ser cantante de ópera, no disfruto del prurito de poder profundizar a conciencia en los personajes, de trabajar cada palabra, cada sentimiento, y poder discutir realmente el desarrollo de los personajes con el director. Con Kenneth Branagh, dispongo de todas esas oportunidades".

Tradicionalmente, La flauta mágica se ha representado dentro de los confines del teatro, haciendo uso de un amplio abanico de escenotecnia mágica y surrealista. Uno de los retos fundamentales para Branagh estribaba en hallar un contexto en el que emplazar su adaptación a la pantalla con miras a obtener resonancia, relevancia, y consonancia con los públicos actuales.

Desde el punto de vista de Branagh, "Los desafíos tenían mucho en común con las películas de Shakespeare: Trasladar a otro medio un arte grande sin perder la brillantez que quieres celebrar. Pero como Shakespeare, Mozart es muy sólido. Se ha escenificado La flauta mágica con tan variados escenarios como los que se han visitado con Hamlet. Se ha enmarcado en la Luna, el circo, Stonehenge, la playa… y Mozart puede vivir en todos ellos. Para mí, algo fundamental, sea cual sea la composición o el enfoque, es la total veracidad de la interpretación, no importa que las exigencias técnicas que demanda el argumento sean extremas, o si se trata de Shakespeare o Mozart".