Nacho Cerdá (El director)
Nacho Cerdá se interesó por la dirección desde muy joven rodando películas caseras en Super 8 y video. Tras licenciarse en Periodismo en Barcelona, realizó varios cursos en la Escuela de Cine de la Universidad del Sur de California (USC). Allí rodó su primer cortometraje en 16mm titulado The Awakening (1990). En 1994 realizó su segundo y controvertido corto Aftermath (1994) cuya repercusión en festivales originó su distribución mundial en video. Génesis (1998), su último trabajo como director de cortos, le valió una nominación al Goya como Mejor Corto de Ficción del 98.
Los Abandonados es su primer largometraje.
Filmografía
1990 - THE AWAKENING (Guionista y Director)
1994 - AFTERMATH (Productor, Guionista y Director )
1995 - DÍAS SIN LUZ (Productor asociado)
1996 - DOCTOR CURRY (Productor)
1998 - GENESIS (Productor, Guionista y Director)
2002 - 99 EURO (Director Segmento Las Olas)
2006 - THE ABANDONED (Director y Co-Guionista)
Notas del director
Recuerdo con cariño aquella Navidad del 75 cuando mi tío me coló en sesión de tarde. Lo que experimenté ese día me dejó planchado en la butaca e inyectó el miedo en mis venas; y no solo a mí, sino a otros cineastas de mi generación. Era TIBURON, la de Spielberg. Claro que yo entonces era un crío de seis años cuya educación cinematográfica se limitaba a los dibujos de la tele. Al sádico de mi tío no se le ocurrió nada mejor que iniciarme con películas prohibidas a menores. Quizá mi fascinación por el género naciera de aquel recuerdo entre turbador y fascinante, del tiburón devorando a un Robert Shaw ensangrentado o aquella cabeza seccionada que asomaba por el casco de un barco hundido...
Tras aquello, mi visión del cine quedó ligada a la emoción, a una búsqueda obsesiva por repetir la experiencia que duró dos horas. Con el Súper 8 descubrí que más allá de la película, me fascinaba su capacidad de reproducir sentimientos, de preservar las emociones y repetirlas una y otra vez. Esto me abrumó y me convertí en adicto. Algo autista era de crío, y si no, que se lo pregunten a mis compañeros de colegio, porque lo del fútbol, sinceramente, me parecía un coñazo. Sentía un deseo por controlar el tiempo y el espacio, como si fuera una inmortalidad que podía diseñar a mi antojo. El cine era una caja de sensaciones, pero sobre todo magia, y quién no disfrutaba viendo de pequeño a esos prestidigitadores de la tele que cortaban por la mitad a la azafata de turno. Yo sí, la verdad. Tengo un punto masoquista, lo reconozco, me gusta pasarlo mal en el cine hasta la catarsis. Y sé que no soy el único. Por eso, desde que me puse a dirigir, siempre vuelve con fuerza el recuerdo de aquel terror de niño. Las emociones fuertes me dominan, y sin duda el cine es el mejor método para estimularlas.
LOS ABANDONADOS es el resultado de mi perverso deseo de zarandear al espectador durante 90 minutos. Deseo evocar los miedos de mi niñez, ese temor primigenio a la oscuridad, a la soledad
a la muerte en definitiva. De hecho la trama gira en torno a una mujer que viaja a Rusia tras la misteriosa muerte de su madre. Para Marie, una norteamericana recalcitrante, ese viaje supondrá el inicio de su propia destrucción; aislada en un país con un idioma y una cultura extraños, una nación antaño blindada por el comunismo donde lo extranjero suponía una amenaza. Para Marie, esa incomunicación será la base para una atmósfera de pesadilla; un laberinto del que le será imposible salir por siempre jamás.
Sólo espero el momento en que las luces se apaguen y la oscuridad invada la sala
me muero de miedo sólo de pensarlo.