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Destacado: Julianne Moore y Tilda Swinton en 'La habitación de al lado' de Pedro Almodóvar
  Érase una vez… un cuento al revés  (Happily n'ever after)
  Dirigida por Paul J. Bolger
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Érase una vez un país de cuento de hadas en el que todo iba bien: Cenicienta está en el baile, Rapunzel se deja crecer el pelo y la Bella Durmiente está a punto de recibir un gran beso.

Pero cuando todo se dirige hacia el final feliz de las famosas perdices, algo va a fallar – el sabio mago que mantiene la balanza del bien y el mal equilibrada, está de vacaciones, y sus dos asistentes, Munk y Mambo, se despistan y le dan la oportunidad a la malvada madrastra de Cenicienta de apoderarse de la varita mágica del mago. El objetivo de la malvada madrastra es adueñarse del País de los Cuentos de Hadas, dejar que los malos ganen y así cambiar el final de todos los cuentos para que no sea siempre feliz.

Ahora Cenicienta (Ceni, para sus amigos) está en un baile completamente diferente. En lugar de esperar a que el apuesto príncipe la encuentre, no le queda más remedio que despertar de su romántico sueño, encontrar una forma de frustrar los malvados planes de su Madrastra y reestablecer el balance entre el Bien y el Mal. Con ayuda de su mejor amigo, Rick, y un variopinto ejército de duendes y hadas y junto a Munk y Mambo para respaldarla, Ceni irrumpe en el centro de la acción. ¿Puede salvar el País de los Cuentos de Hadas y encontrar el amor donde menos se lo espere?

Sinopsis larga
No la leas si no te quieres enterar de demasiadas cosas

Ya conocemos como son las historias en el País de los Cuentos de Hadas: los buenos ganan, los malos pierden y todo el mundo es feliz. Pero esta vez, una sorpresa les aguarda a todos…

Y es que el Mago que controla el País de los Cuentos de Hadas está un poco cansado. Hace siglos, literalmente, desde sus últimas vacaciones y necesita tomarse un descanso, así que se va a hacer golf un fin de semana, dejando a cargo del País de los Cuentos de Hadas a sus dos asistantes. Esto significa que la balanza entre el Bien y el Mal estará en manos de un nervioso gato bailarín (Mambo), y un bien intencionado pero lento “especie de cerdo-hipopótamo” (Munk). Prometen hacer bien las cosas, pero Mambo tiene algunas ideas en la recámara…

Mientras tanto, la historia de Cenicienta se desarrolla como es habitual: Rick, el fregaplatos de Palacio (y su mejora amigo), acaba de llevarle a Ceni y a sus hermanastras las invitaciones del baile. Rick sabe que el Príncipe es un poco estirado; le ha visto consultando su Libro de Gobierno Principesco, asustado de pensar por sí mismo o de salirse del protocolo lo más mínimo. Para Ceni, sin embargo, el Príncipe es el hombre de sus sueños y pronto, con un poco de ayuda de su hada madrina, estará con él. Evidentemente, Frida, su malvada madrastra, intenta estropear sus planes, pero al fin y al cabo, la malvada madrastra es de los malos, así que no puede ganar ¿no?

Rick vuelve a la cocina con sus amigos, los Cocineros de Palacio. Está furioso con Ella por caer prendida del glamour del Príncipe, pero sus amigos conocen cuál es la verdadera razón de su furia: está enamorado de ella. Por mucho que lo niegue, ella no deja de ser el amor de su vida, lo único es que Cenicienta está demasiado cegada por el príncipe como para darse cuenta. De vuelta en la guarida del Mago, Mambo comienza a juguetear un poco. Está aburrido con el status quo; quiere enredar un poco las cosas – cualquier cosa menos estos aburridos finales felices de toda la vida. Munk le regaña pero es demasiado tarde: Mambo, toqueteando los mandos de la balanza, desmonta la bola de cristal que el Mago usa como portal para entrar en las diferentes historias. Y no podría haber escogido peor momento, porque el portal se abre justo cuando la Madrastra está de camino al baile.

Frida enseguida se da cuenta de que algo está pasando cuado llega al palacio, en cuyos torreones se encuentra la guarida del Mago, y sabe que esa es su gran oportunidad para salirse con la suya de una vez. Munk y Mambo no son contrincantes para ella, y antes de que nadie pueda darse cuenta, se ha apoderado de la vara del Mago. Ella tiene sus propios sueños y ahora tiene también la forma de conseguirlos: nada menos que apoderarse del País de los Cuentos de Hadas, dejar que ganen los malos, y cambiar el final de todos los cuentos a para que no sean “tan felices…”

Mientras, en el baile, Ceni está a punto de tener su gran momento con el Príncipe, cuando de repente, todo se vuelve complicado. En vez de huir a casa justo cuando el reloj da la medianoche, Cenicienta ve con asombro cómo sus ropas se convierten en harapos – pero sólo son las 10:30. Mientras el confundido Príncipe busca por todos lados a la Princesa con la que estaba hablando hace sólo un momento, Ceni huye entre lágrimas buscando a Rick para contarle lo sucedido. Cuando intenta explicarle lo sucedido a Rick, oyen un profundo ruido …

Frida ha llamado a algunos amigos. Ha conseguido reunir un grupo con todos los malos: el Lobo Feroz y su banda, varias brujas, el Gigante de las alubias mágicas y algunos Trolls realmente horrendos. Irrumpen en el palacio y toman el control del País de los Cuentos de Hadas. Sin duda, el futuro es poco halagüeño.

Pero lejos de hundirse, Ceni hace gala de un coraje inesperado. Es consciente de que la situación es injusta y no lo tolerará; no permitirá que su Madrastra arruine las cosas para todo el mundo igual que ha hecho con ella. Sin embargo, y desgraciadamente, aún sigue enamorada del Príncipe, y piensa que él puede revertir la situación. Ceni insta a Rick para que encuentre al Príncipe, lo que enciende la ira de Rick y, como no puede admitir sus celos ante Ceni, la manda a paseo. Así, Ceni parte sola en su búsqueda del Príncipe.

Mientras la Madrastra ultima su golpe y Rick y Ceni discuten, Munk y Mambo caen en la desesperación. ¡Espera a que el Mago vea la que han montado! ¡Tienen que arreglarlo todo antes de su regreso! También ellos deciden que el Príncipe es quien debe derrotar a Frida y se disponen a buscarlo igualmente. Cuando se encuentran con Ceni, los tres alían sus fuerzas– pero no advierten que Rumpelstiltskin (otro malo), les espía, e informa a Frida de la situación. Ahora el facto tiempo es fundamental: ¿podrá Ceni encontrar al príncipe antes de que Frida la encuentre a ella?

Mientras tanto Rick se da cuenta de que independientemente de que Ceni esté enamorada del Príncipe, él la ama y no le puede fallar. Tras robar una escoba voladora de una de las brujas – una especia de Harley en un palo – sale en su búsqueda. Justo en ese momento…

Ceni está en serios apuros. Con los esbirros de Frida pisándole los talones, ella, Munk y Mambo encuentran por casualidad el escondite de los Siete Enanitos. Aunque gruñones en principio, después de todo su bando es el de los buenos, y acogen a los fugitivos en su refugio fortaleza. Sin embargo, poco dura este alivio, porque aunque los Siete Enanitos tienen munición de sobra y un cañón bastante potente, no tienen ni idea de la que se les viene encima.

Las brujas braman desde sus escobas voladoras y les bombardean con ataques mágicos. Los Siete Enanitos luchan lo más bravamente que pueden, e incluso Ceni incluso derriba un par de viejas escobas de batalla, aunque de poco sirva pues, al final, una bola mágica de fuego destruye el refugio de los enanitos. Sólo en el último momento, aparece Rick, que salva a Ceni, a Munk y a Mambo.

Frida, quien está viendo toda la escena desde la bola de cristal del Mago, está furiousa. "¡Se acabó!" atrona su voz, “Acabaré con esa pequeña zarrapastrosa yo misma” .

Una vez reunidos, Rick y Ceni escapan en la escoba voladora, seguidos de Munk y Mambo. Pero Rick aún no sabe pilotarla y, cuando avistan abajo al Príncipe, el intento de Rick de frenar la marcha acaba en un aterrizaje forzoso. A pesar de todo, nadie sale herido, y el incidente da a Rick y a Ceni la oportunidad de sentirse más cercanos. Aunque todavía tiene su dudas, Rick está de acuerdo en seguir buscando al Príncipe...