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  Mi mejor amigo  (Mon meilleur ami)
  Dirigida por Patrice Leconte
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Sobre el origen y la idea de la película, el realizador Patrice Leconte, comenta: "Surgió antes del rodaje de Les bronzés, el día que Jérôme Tonnerre me llamó para decirme que tenía entre manos una sinopsis bastante desarrollada escrita por Olivier Dazat para Fidélité Productions. Necesitaban a un director y Jérôme enseguida pensó que me podría interesar. Y con toda la razón. Me encantó el punto de partida. Y si bien tenía mis reservas con relación al desarrollo de la trama fui a reunirme con los productores. Tras ese fructífero encuentro y a partir de esa base, Jérôme y yo empezamos a trabajar en equipo para ir en una dirección que nos complaciera a ambos".

Entrevista Daniel Auteuil y Dani Boon
El primer contacto con la película
Daniel Auteuil: No es por quitar mérito al guión, pero no tuve necesidad de leerlo para decir sí a Patrice. En un principio, simplemente me habló de una película sobre la amistad bajo la forma de fábula, puesto que se basa en una apuesta atrevida. Y esto me bastó para esperar el guión con serenidad. En un primer momento me lo presentaron como una comedia, pero desde el momento en que lo leí me pareció que la película se asemejaba sobre todo a la comedia italiana. De hecho, roza sin cesar el drama humano. Habla de la soledad... Desde luego, uno se ríe con la película, y sonríe mucho, pero se trata de una comedia, no de una película cómica, y a menudo es la emoción lo que prima. Y esto se debe a la personalidad de este grandioso actor que es Dany Boon.

Dany Boon: Conozco a Patrice desde hace mucho tiempo, ya que ha venido a ver todos mis espectáculos. Sentíamos una especie de admiración mutua. Resulta que Jean-Marie Dreujou, que se encargó de la iluminación de mi película La casa de tus sueños, es un colaborador habitual de Patrice. Fue él quien se adelantó a la llamada de Patrice, que por teléfono me empezó a explicar el contenido de su película, la reflexión sobre la amistad. Entonces, enseguida me dijo que Daniel, con quien apenas tuvimos la oportunidad de cruzarnos en el plató en El juego de los idiotas, iba a participar en la película. No hace falta que diga que la perspectiva de ser dirigido por Patrice y de rodar con Daniel me bastó para decir sí a la propuesta. ¡Se trata de dos regalos magníficos! Y luego, como es evidente, está la historia que explica la película. Desde que la leí por primera vez, me di cuenta que iba mucho más allá de la apariencia de comedia de la que me habían hablado. Mi mejor amigo es un film conmovedor, puesto que habla de cosas verdaderas y emociona íntimamente, hasta el punto de resultar a veces perturbador. Más allá de la apuesta, que no es sino un pretexto, me gustó especialmente la propuesta de la película: la confrontación de dos soledades. Un hombre que está solo porque ha triunfado en la vida y no se da cuenta de que sus pseudoamistades no son más que relaciones de trabajo, y otro —el que yo interpreto— que, a pesar de parecer ser extrovertido y amigo de todo el mundo, está tan solo como el primero.

Los respectivos personajes
Daniel Auteuil: Es un hombre que no ha tenido tiempo. Un hombre que creía que vivía, que estaba en lo cierto y que en realidad estaba equivocado, pero que sólo puede percatarse realmente de ello tardíamente, cuando por fin tiene la distancia necesaria. Sin embargo, como sucede siempre con Patrice, la historia se convierte en algo un poco milagroso, ya que mi personaje tiene la oportunidad de iniciar un encuentro amistoso. Más allá de esta situación, una cosa es segura: este tal François no es precisamente simpático, y no he tratado de salvarle. Era necesario moverse en el sentido contrario del desenlace para hacer posible su redención final. Uno puede reírse de este personaje que pide a otro que le dé lecciones de simpatía, pero esto no lo hace más entrañable. Sin embargo, es de ahí de donde surge toda la originalidad de esta historia.

Dany Boon: Es una persona que tiene todo el aspecto de ser amigo de todo el mundo pero que no lo es de nadie. Bruno esconde una herida oculta. No ha sido difícil meterse en su piel, ya que Patrice me ha ayudado muchísimo. Cuando fuimos juntos a elegir el vestuario de mi personaje antes de rodar, sus certezas ya me permitieron comprender quién era Bruno con total precisión. Fue Patrice quien eligió, por ejemplo, la cazadora azul forrada de piel que llevo a lo largo de la película, mientras que yo habría sido completamente incapaz de decidirlo solo en ese momento. Esto enseguida definió al personaje.

La preparación
Daniel Auteuil: Siempre me preparo para una sola cosa: dejarme sorprender. En esta película, todo cuanto he tenido que hacer ha sido dejarme llevar. Me he adaptado al director al tiempo que he entrado en ósmosis con mis compañeros de reparto. Es cierto que con un director que uno no conoce siempre hay un período de adaptación, de descodificación para saber cuáles son sus expectativas y cómo funciona. Con relación a Patrice, este ya no es el caso e, incluso durante nuestro primer rodaje en común, La chica del puente, este período de observación fue muy corto. Este hombre explica sus historias con la cámara, con lo que sabe captar a la perfección el instinto del actor que tiene ante él. Su cámara nos sigue y enseguida se convierte en una compañera. Uno se siente en confianza con mucha rapidez.

Dany Boon: El trabajo previo es importante, evidentemente. Pero cuando uno llega al plató, es algo completamente distinto. Es como el bautismo de fuego al subir al escenario con un texto nuevo: lo has trabajado enormemente antes, pero no tienes ninguna idea precisa de cuál va a ser el resultado. En Mi mejor amigo, cada cual llegó con su visión. Por lo que a mí respecta, enseguida sentí a este personaje como alguien muy próximo a mí: un tipo sencillo, sociable, entrañable y divertido. No se trató pues de un papel de composición, puesto que, quizás os tranquilice saberlo, ¡no soy un canalla en la vida real! [risas]. Esto explica por qué me he podido meter tan fácilmente en su piel.

Trabajar con Patrice Leconte
Daniel Auteuil: Para mí es un enorme placer trabajar con Patrice. Por la belleza de la mirada con que le mira a uno y la precisión de sus sentimientos. Sabe contener las emociones para soltarlas justo en el momento perfecto. Empezamos a trabajar juntos con una película muy intensa, La chica del puente, para luego continuar nuestro camino en común con un segundo film todavía más intenso, La viuda de Saint Pierre. En cada ocasión —y Mi mejor amigo constituye una nueva prueba de ello—, el hecho de trabajar con él me ha proporcionado la posibilidad de contar historias extraordinarias con las que cada uno puede identificarse. Como actor, me encanta participar en este tipo de aventuras con él.

Dany Boon: En el plató, es alguien muy alegre y muy eufórico, y no ha parado de elogiarnos. Uno se siente apoyado por su desbordante entusiasmo, que no ha cesado en todo el rodaje. Siempre está abierto al intercambio. Jamás nos ha impedido cambiar las cosas si no nos sentíamos cómodos. Sin embargo, ¡pasar directamente de trabajar con Francis Veber a hacerlo con Patrice Leconte sin la más mínima fase de descompresión, como yo he hecho en esta ocasión, no es, a priori, nada sencillo! [risas]. Francis hace una cantidad de tomas increíble, mientras que Patrice muy pocas. Esto podría haberme hecho sentir frágil, pero no fue así en absoluto. De hecho, Patrice actúa de forma consciente. Desea coger las cosas al vuelo. Y al final, estas dos formas de trabajar divergentes conducen a un mismo resultado. Cuando uno repite y repite una escena con Francis llega a una concentración extrema en la que cada gesto está pensado. Pero esta concentración es la misma que cuando se rueda con Patrice, salvo que al saber que el número de tomas para expresarse es limitado, dicha concentración surge de forma instantánea. Uno sabe que es ahora o nunca