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  Silencio desde el mal  (Dead Silence)
  Dirigida por James Wan
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El guionista y el director del fenómeno internacional Saw nos ofrecen una nueva experiencia al filo del terror, Silencio desde el mal. Con esta historia de antepasados muertos y rencores eternos, el director JAMES WAN y el guionista LEIGH WHANNELL vuelven a poner los pelos de punta a sus seguidores.

El equipo detrás de la cámara está compuesto, entre otros, por el director de fotografía JOHN R. LEONETTI (El rey escorpión); la diseñadora de producción JULIE BERGHOFF (5 fingers: ataque terrorista); la diseñadora de vestuario DENISE CRONENBERG (Amanecer de los muertos), y el montador MICHAEL N. KNUE (The Ring Two/La señal II). CHARLIE CLOUSER (las películas Saw) se encarga de la música.

Silencio desde el mal está basada en una historia de James Wan y Leigh Whannell. Los productores son GREGG HOFFMAN, OREN KOULES y MARK BURG. El productor ejecutivo es PETER OILLATAGUERRE.


El despertar del miedo: Wan y Whannell cuentan historias de fantasmas
Durante el montaje de la innovadora película de terror Saw, el director James Wan y el guionista Leigh Whannell hablaron con el productor Gregg Hoffman de una idea para otra película de miedo. Le contaron una espeluznante historia acerca del fantasma de una ventrílocua que arranca la lengua de la gente y le roba la voz para siempre. El productor, intrigado por la narración, decidió intentar llevarla a la pantalla.

Después de crear y rodar el sorprendente e inesperado superéxito de taquilla Saw, Wan y Whannell querían hacer algo diferente y contar una historia de miedo más tradicional. "Leigh y yo estábamos empeñados en rodar una historia de fantasmas de las de toda la vida, pero que girara alrededor del tema de la ventrílocua", dice James Wan. "El público está muy acostumbrado a las películas de miedo, y queríamos ofrecer algo inesperado".

La historia del fantasma de una ventrílocua de la época del vodevil que se venga de los habitantes del pueblo que la rechazó (y la mató) gustó al productor Gregg Hoffman y a sus socios. No sólo les impresionó la idea, sino que también les conquistaron los numerosos giros y cambios de dirección del guión, y el hecho de que nada en el mundo de Ravens Fair es lo que aparenta.

La reacción de los productores fue la que Wan y Whannell habían esperado obtener. "Nos parecía que la ventriloquia era un tema aún sin explorar", dice el director. "Aparte de algunas películas de los años 40, muy pocas producciones del género de terror lo han tocado. Estábamos convencidos de que era un nuevo método para crear tensión y miedo".

Y sigue diciendo: "Hay algo muy básico, muy espeluznante en los muñecos del ventrílocuo. Un gran profesional es capaz de comunicar tanta vida a sus muñecos que incluso se puede esperar que éstos, una vez solos, sigan vivos. Es bastante terrorífico".

El éxito comercial y de crítica de las entregas de Saw hizo posible que Wan, Whannell y los productores se pusieran en contacto con los grandes estudios. No fue difícil convencer a Universal para que aceptara el proyecto de Silencio desde el mal.

El productor Peter Oillataguerre estuvo presente en la primera reunión. "La historia me convenció inmediatamente", recuerda. "Las pocas dudas que tenía se disiparon al conocer a James. Tenía muy claro lo que quería hacer. En vez de seguir el formato actual de las películas de terror, quería hacer marcha atrás y regresar al estilo de los clásicos de terror".

Después de recibir la aprobación de Universal, Wan y Whannell pasaron los siguientes nueve meses dando vida a la historia de los habitantes de Ravens Fair. El guión debía ser macabro y espeluznante. "Queríamos hacer una película como las que nos gustan, parecida a las de los años cincuenta y sesenta, como las Hammer británicas o las películas de miedo italianas de Mario Brava", explica Wan. "Esas películas no se basan tanto en la sangre, sino en una atmósfera que rezuma miedo, como un escalofriante episodio de En los límites de la realidad/The Twilight Zone".

El productor Oren Koules añade: "La mayoría de las películas de miedo actuales se basan en los efectos especiales. James no quería rodar una película de un asesino cortando a sus víctimas en trocitos, con sangre salpicando por todas partes y efectos alucinantes. Quería que toda la película comunicara una sensación escalofriante".

El equipo formado por el director y el guionista cree que si algo les da miedo, hay grandes probabilidades de que asuste a otros. James Wan dice: "Leigh y yo intentamos darnos miedo primero. Una de las cosas que me aterroriza es despertarme en plena noche, mirar en la habitación y descubrir que hay alguien observándome desde una esquina. Me horroriza. Añadimos esos detalles a las películas que hacemos".
Durante las etapas de concepto y de escritura, Wan y Whannell se complementan. El director dice: "Leigh y yo tenemos una idea, la convertimos en una historia y él se encarga de escribir el guión. Leigh plasma la historia en el papel, crea los personajes. Yo sólo añado el punto de vista del director".

El productor Oren Koules dice: "James y Leigh querían una historia de fantasmas que diera mucho miedo. No se trataba de la típica película que se ve un viernes por la noche comiendo palomitas, y que el sábado por la tarde ya ha quedado olvidada. Querían hacer una película que se quedara grabada en la mente del espectador".


El reparto de Silencio desde el mal: Los cineastas empiezan a esculpir muñecos
El director James Wan lo tenía muy claro desde el principio: "Quería actores capaces de dar vida a los papeles", dice. "En esta película, los personajes y la historia deben meterse bajo la piel del espectador, y era muy importante encontrar intérpretes que pudieran comunicar con el público".

No fue fácil encontrar a los actores idóneos. Para el papel de James Ashen, el protagonista de Silencio desde el mal, James Wan y los productores hicieron pruebas a numerosos jóvenes talentos del mundo del cine y de la televisión. Pero ninguno les impresionó hasta que apareció el joven australiano Ryan Kwanten. Después de la primera prueba, los productores Gregg Hoffman y Mark Burg se miraron y dijeron al unísono: "Es él".

James Wan está de acuerdo: "Ryan aporta la vulnerabilidad necesaria al papel. Quería a un joven adulto que aún fuera lo suficientemente vulnerable para que un padre autoritario le controlara. Ryan lo hace a la perfección".

El actor dice, hablando de su papel como hijo único: "No soy así en la realidad, pero Jamie es el centro. Mi personaje es el motor de la película, el espectador debe quererle". La admiración que siente por la primera película de James Wan como director le motivó mucho. "Soy un fan de Saw; ya sabía que los personajes bajarían a los infiernos".

Escogieron a Amber Valletta para el papel de Ella, la cuarta esposa de Edward Ashen, y la joven y guapísima madrastra de James. El papel requería a alguien que, según Wan, "fuera lo suficientemente guapa como para ser un trofeo, pero con dignidad. No es una persona insustancial, tiene corazón".

La actriz reconoce que no le atraen las películas de terror, pero que la conquistó el "lado loco y demencial" de Ella. La historia explora la evolución de Ella, que pasa de amante esposa a madrastra vengativa, "haciéndola más interesante porque se crea una empatía", dice la actriz. "Quería ser parte de la familia, pero le han robado la ilusión. Ahora quiere vengarse. Puedo entenderla".

Donnie Wahlberg es el detective Jim Lipton, un hombre lleno de curiosidad que se afeita más de la cuenta, cuyas sospechas iniciales le llevan a creer que James tiene algo que ver con la muerte de su joven esposa, pero que acaba creyendo en su inocencia. El actor había impresionado al productor Oren Koules con su trabajo durante el rodaje de Saw II (le contrataron para la siguiente entrega). El productor dice: "Nos enamoramos de Donnie. Hizo un trabajo asombroso en Saw II, no podíamos hacer Silencio desde el mal sin él".

El director James Wan le conoció durante el rodaje de Saw II, en la que interpretó al detective Eric Matthews. También coincidieron en la secuela: "James venía al rodaje muy a menudo, tenemos una buena relación", dice el actor.

Los cineastas dieron libertad al actor para que desarrollara su personaje. El productor Mark Burg dice: "Forma parte de la tropa de actores de Twisted Pictures. No hacemos una película sin Donnie Wahlberg, así de simple".

El actor dice, riendo: "He interpretado a muchos detectives. Lo pasé bien haciendo el papel de Lipton: es el forastero de la historia, lo ve todo desde otra perspectiva. Dice cosas que ningún otro personaje diría".

La improvisación del actor también dependía de las reacciones de Ryan Kwanten. Donnie Wahlberg dice: "Ryan es rápido. Le decía una frase imprevista y respondía inmediatamente. Para que funcione hace falta comprensión entre los dos, y funcionó".

Para el papel de Edward Ashen, el prepotente patriarca de la familia Ashen, era necesario encontrar un actor capaz de interpretar a un hombre que, a pesar de haberse comportado siempre de un modo cruel con su familia, ahora, ante el acecho de una lenta agonía, intenta expresar su arrepentimiento desde una silla de ruedas.

El veterano actor de carácter Bob Gunton describe su primera reacción al leer el guión: "Es una historia de miedo de esas que se cuentan bien entrada la noche. Atrae a cualquiera que le guste el reto intelectual de mantener el suspense, de aumentar ese suspense y, al final, dar el placer al público de decir: ‘Sí, claro, ya lo veo’".

Su impulso creativo atrajo al director. James Wan dice: "Se presentaron varios actores a las pruebas, pero todos interpretaban a Edward de un modo convencional, hasta que llegó Bob y lo vio desde un punto de vista totalmente diferente".

Bob Gunton descubrió más tarde que debería adaptarse a ciertos parámetros técnicos para interpretar a Edward desde una silla de ruedas: "Fue un ejercicio muy técnico. Nunca había interpretado a un personaje que no entrara andando en la escena pidiendo algo, moviéndose".

Pero el personaje que más dificultades planteó fue el de Mary Shaw. Resultó un proceso tan tortuoso como el de ser perseguido por un fantasma. La actriz debía ser una combinación entre el clásico fantasma de la bruja espeluznante y la diva de vodevil de los años 40. Después de realizar numerosas pruebas en Los Ángeles, los productores decidieron probar suerte en Nueva York. Efectivamente, la persona adecuada se presentó el primer día.

La veterana actriz de teatro JUDITH ROBERTS (Comida rápida, mujeres activas/Fast Food Fast Women) se hizo con el papel de Mary Shaw, una ventrílocua que siente un afecto poco común por sus muñecos y que tiene ansias de sangre. La actriz dice, acerca de su papel: "Quiere tener hijos, una familia, formar parte del mundo de los Ashen, disfrutar de lo que tienen. Pero Mary también quiere algo que, en su época, las mujeres no solían tener: poder y reconocimiento. Debe ser horrible que te nieguen la existencia".


Diseñar la muerte: Sacar a Mary Shaw de la tumba
Para dar vida a esta asesina sobrenatural, Wan y Whannell necesitaban un grupo de creativos capaces de entender su visión de una historia de terror al estilo gótico. Los jefes de departamento del equipo técnico de Silencio desde el mal son la diseñadora de producción Julie Berghoff, el compositor Charlie Clouser, ambos trabajaron con los cineastas en Saw, así como el director de fotografía John R. Leonetti, el montador Michael N. Knue y la diseñadora de vestuario Denise Cronenberg.

En opinión de Wan y Whannell, dos de los elementos más importantes del equipo son la experiencia y la lealtad. El director dice: "Tuve suerte de poder contar con el equipo desde el principio de la preproducción, lo que me permitió decir cosas como: ‘Quiero algo más victoriano, quiero algo más rojo, quiero algo más lúgubre’".

Uno de los aspectos más importantes a la hora de rodar una película acerca de una malvada ventrílocua es asegurarse de que la actriz sepa cómo hacerlo. Judith Roberts debió aprender las bases de este antiquísimo arte. "La boca nunca está cerrada del todo", explica. "El ventrílocuo habla con la garganta, se trabaja con la laringe desde el fondo de la garganta".

El maquillaje de Mary Shaw fue diseñado por el maquillador Dave Anderson y aplicado por François Dagenais. El proceso duraba entre tres y cuatro horas, y otra hora para quitarlo. También llevaba lentillas hechas a medida para los primeros planos.

Para dar sensación de autenticidad (y asustar al público) se tuvo en cuenta cada detalle. Para que el público entrara paulatinamente en el mundo de Mary Shaw, Leigh Whannell calculó al milímetro sus apariciones para que no se perdiera la esencia de la mujer incomprendida. El productor Oren Koules dice: "Es curioso, pero sigue siendo la estrella del espectáculo. Además, queríamos sacar el mayor provecho de los sustos".

Los más de cien muñecos de Mary Shaw fueron diseñados por James Wan y la diseñadora de producción Julie Berghoff. Esta última, hablando de Billy, el muñeco principal, dice: "Decidimos que los ojos de Billy serían exageradamente grandes. Hay algo muy desagradable en su expresión, nunca cambia. Da la impresión de que tiene ojos en la nunca. El resto es muy realista, casi como un hombrecillo".

Para rodar varias de las escenas cruciales de Silencio desde el mal, fue necesario hacer una réplica del cuerpo del actor Bob Gunton. Cuenta cómo fue: "Me hicieron llevar una malla de los pies a la cabeza, me untaron con vaselina, antes de verterme encima un material a base de algas. Era algo claustrofóbico y pase mucho calor. Luego hubo que hacer la versión de la garra. Cuando saqué la mano, se me habían roto los vasos capilares. En ese momento me di cuenta de lo que era trabajar en el cine".

La experiencia fue bastante asombrosa: "Da miedo ver una versión mayor de uno mismo", recuerda el actor. "También es algo increíble. Tener una visión objetiva de la realidad física de uno es un ejercicio que le baja los humos a cualquiera".

El director y la diseñadora de producción querían que la película tuviera un estilo "gótico", por lo que escogieron principalmente influencias victorianas e italianas. James Wan dice: "Sabía exactamente qué aspecto debía tener la película. Quería que diera una sensación barroca, europea, con un toque hollywoodiano muy contemporáneo".

Y añade: "Quería que fuera elegante, cuidada. Creo que una película de terror puede ser contemporánea y clásica a la vez. Saw era dura, sucia, obvia. Silencio desde el mal es visualmente mucho más sutil".

También usaron la naturaleza para reflejar los temas de la película. Julie Berghoff dice: "La naturaleza se está apropiando lentamente del pueblo, ahogándolo con plantas trepadoras. Queríamos comunicar una sensación de decadencia, dejar claro que Ravens Fair y sus habitantes viven en una putrefacción física y moral".

El Teatro de Marionetas donde empieza (y quizá acabe) la maldad de Mary Shaw es el perfecto ejemplo de dichas influencias. "Quería encontrar el decorado perfecto y descubrí una cantera asombrosa", dice la diseñadora de producción. "Es alucinante, rodea el teatro. Plantamos trepadoras y árboles para aumentar la ilusión de un viejo teatro italiano abandonado".

En cuanto a la casa a la que Jamie regresa muy a su pesar, y en la que siguen viviendo Ella y Edward Ashen, se buscó una casa de estilo victoriano de madera oscura. La mansión Christie, una casa de interés histórico-artístico de Ontario, Canadá, encajaba a la perfección.

James Wan era consciente de que el estilo de rodaje e iluminación usados en Saw no podían funcionar en esta película. "Es una historia tradicional de fantasmas, necesita un acercamiento clásico para despertar ciertas emociones en el público. Mucho de ello depende de la fotografía".

El director de fotografía John R. Leonetti se ocupó de la fotografía de la serie "Historias de la cripta" y sabe cómo usar la cámara para producir emociones concretas en el espectador. "Hay que saber guiar al público con la cámara", dice. "A veces basta con crear tensión, pero otras es necesario dar la impresión de que hay alguien más en la habitación".

La diseñadora de vestuario Denise Cronenberg ha diseñado el vestuario de numerosas películas de terror. Una de las escenas clave de la película, que transcurre en el Teatro de Marionetas, fue todo un reto para la diseñadora y su equipo. "Tuvimos que vestir a 200 personas con trajes de principios de los años cuarenta. Para conseguirlo, recurrimos a tres firmas de alquiler de trajes porque la ropa estaba en pésimas condiciones".

Para conectar el pasado con el presente, Denise Cronenberg se sirvió de toques sutiles. Por ejemplo, "el viejo Henry (el encargado de la funeraria de Ravens Fair) lleva una camisa a rayas de corte antiguo, un pantalón con tirantes y una chaqueta de punto. Marion (su hermana), una bata de andar por casa totalmente pasada de moda, para dar la impresión de que Ravens Fair está anclado en el pasado".