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  Odette, una comedia sobre la felicidad  (Odette Toulemonde)
  Dirigida por Eric-Emmanuel Schmitt
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Los protagonistas de Odette Toulemonde son actores reconocidos y que llevan un montón de años trabajando en el cine del país galo. Catherine Frot es la actriz de títulos como "Tenemos un problema gordo", "Una pareja perfecta", "Escapando" y "Después de la vida". Y a Albert Dupontel lo pudimos ver en películas como "Irreversible" o "Largo Domingo de Noviazgo".

Odette Toulemonde es el debut como director de Eric-Emmanuel Schmitt, el autor de la novela de "Monsieur Ibrahim y las flores del Corán".

Entrevista con Eric-Emmanuel Schmitt (Extracto)
P: A pesar de que nunca aceptó dirigir sus obras de teatro, se ha lanzado a la aventura del cine con Odette, una comedia sobre la felicidad. ¿Ha cumplido uno de sus sueños?
R: Cuando tenía diez años y me preguntaban qué quería ser de mayor, yo contestaba: "¡Walt Disney!" Para mí, eso significaba ser director de cine, porque en esa época sólo veía dibujos animados. Cuando crecí, no sé por qué, nunca di rienda suelta a ese deseo. Siempre lo fui dejando de lado, me parecía que estaba fuera del alcance de mis posibilidades.

P: ¿Qué películas o cineastas le han influido más?
R: El día en el que tomé conciencia de que el cine era un arte fue cuando tenía quince años y acababa de ver Orfeo de Jean Cocteau. Esa película me marcó y la he visto infinidad de veces. Me encanta la historia, metafísica y poética a la vez, pero también me impresionaron los efectos especiales. A partir de ese día me convertí en un apasionado del cine, con gustos que iban desde Cocteau a los grandes directores de comedia. Admiraba a Ophuls, Lubitsch... ¡Me sé de memoria Ser o no ser! Entre los directores contemporáneos, siento una gran admiración por Jaco Van Dormael. Totó el héroe y El octavo día son verdaderas obras maestras. De hecho, esa admiración por los directores de cine fue lo que me llevó a no hacer películas.

P: ¿Cuál fue el detonante que le llevó a pasarse a la dirección?
R: Fue gracias a Yann Moix. Iba a rodar Podium y, sinceramente, no sentía celos ni envidia, al contrario. Me alegraba de que fuera a hacer su película. Él me preguntó: "¿Por qué no haces tú una?" y yo le respondí "¡Porque no seré capaz!". Entonces, él pronunció esta frase: "Si hay alguien que conozca el universo de Eric-Emmanuel Schmitt, ese es Eric-Emmanuel Schmitt!". Fue una tontería, pero sus palabras fueron el detonante. Me dije: “Es cierto. Si hay alguien que conoce mi universo, ese soy yo”. A veces tenía una sensación de insatisfacción al ver algunos montajes de mis textos en el teatro o en el cine porque, para mí, , no eran exactos. Durante el rodaje, mi obsesión era encontrar lo que era lo que era “exacto”: el movimiento de cámara exacto, la inflexión exacta, el silencio exacto…

P: ¿Ya tenía en mente la historia de Odette, una comedia sobre la felicidad antes de pensar en dirigir?
R: Esta historia tiene una base casi autobiográfica. Durante una gira en Alemania, en la costa del mar Báltico, fui a firmar libros y a dar una conferencia en un teatro lleno hasta la bandera y, sin embargo, estaba triste. Era mi cumpleaños, no lo sabía nadie y estaba muy lejos de mi casa. Una lectora que iba muy elegante para la ocasión me entregó una carta. A través del sobre, noté que dentro había un corazón de espuma. Lo comprobé y, en efecto, había uno. Aunque le di las gracias, me lo tomé a mal porque su regalo era una horterada y no tenía los mismos gustos que yo. No entendía cómo le podían gustar mis libros. En el fondo, debo confesar que casi me dio vergüenza tener una admiradora así.

P: Es un poco lo que le pasa a Balthazar Balsan cuando dice que escribe para cajeras y peluqueras.
R: ¡Así es! De hecho, esta lectora utilizaba un lenguaje kitsch para expresar su admiración y yo sólo veía lo kitsch en vez de darme cuenta de la generosidad y humanidad que desprendía esta mujer. En el momento, reaccioné como buen francés, en tono crítico, con un desprecio burlón por los gustos de los demás. Una hora después, solo en la habitación del hotel, triste y melancólico, abrí la carta. Era muy hermosa y apreté contra mi pecho el corazón que antes me había parecido ridículo y lo tuve a mi lado casi toda la noche.

P: ¿Usted también fue a verla a su casa?
R: ¡No, la historia se quedó ahí! Sin embargo, ese día comprendí que lo importante es que los sentimientos sean auténticos. Cuando llegué a casa, me di cuenta de que podía ser el comienzo de una historia. Como no viví esa historia, decidí escribirla.

Entrevista a Catherine Frot (Extracto)
P: ¿Conocía a Eric-Emmanuel Schmitt antes de hacer la película?
R: Personalmente, no. Había leído algunas de sus novelas y había visto El visitante en el teatro con Maurice Garrel y Thierry Fortineau. Me había gustado mucho, y los actores estaban impresionantes.

P: ¿Qué le pareció esta historia?
R: Con el personaje de Odette tuve una corazonada. Me encantaba la idea de que fantaseara con su vida. La parte de comedia visual también me atraía, aunque, esta parte al final se redujo bastante. También me llamaba trabajar con Albert Dupontel.

P: ¿Cómo definiría a Odette?
R: Es una mujer que no se parece a nadie. Es un personaje altruista, generoso, que sufre por los demás. Forma parte de esas personas que tendemos a menospreciar. Para mí, Odette es familia de Yoyo en Como en las mejores familias y de Louise en Las hermanas enfadadas. Al mismo tiempo, me hace pensar en las heroínas de las películas de Pagnol, que también tenían esa candidez.

P: A pesar de todo, ella tiene los pies en la tierra aunque su vida no es fácil.
R: No, pero no tiene una vida gris, sino que está llena de color. Tiene la capacidad de ver siempre el lado bueno de las cosas y ver la vida de color de rosa.

P: ¿Cómo se metió en la piel de Odette?
R: Primero, repitiéndome que era una mujer que no es nada, pero que a la vez lo es todo. Luego, cuando ensayaba los bailes ya me parecía ver a Odette volando. Lo último fue encontrar una silueta divertida que fuera graciosa e inesperada. El abrigo, la bufanda, el peinado…

P: ¿Qué fue lo que más le gustó de interpretar a esta mujer?
R: El contraste entre el lado kitsch y el gusto de Odette por Josephine Baker. Ella dice : "Por dentro, soy negra". El personaje se vuelve más fuerte, más inquietante, profundamente humanista y anti racista.

P: ¿Qué pasa cuando conoce a Balthazar Balsan, su autor favorito?
R: Es la parte más cómica de la película. La primera vez que le ve, no es capaz de expresarse. Luego se avergüenza de no haber encontrado las palabras. Hay algo en ella un poco desconcertante, y poco a poco tendrá que coger fuerzas y armarse de valor.

P: Baltasar es todo lo contrario de Odette. Viven en mundos distintos.
R: Sí, son la optimista y el pesimista. A veces, los opuestos se atraen. Para mí, estos personajes son héroes.