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  El plan (Un golpe a todo volumen)  (Stark Raving Mad)
  Dirigida por Drew Daywalt, David Schneider
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Si todo sale según el plan, esta noche será la primera y última incursión de Ben McGewen (Seann William Scott) en la organización de una macrofiesta. Ben tiene veintitantos años, es timador de profesión, le encanta el "Discovery Channel" (cadena de documentales) y organiza una fiesta en la antigua discoteca "Lucky Dragon" únicamente como tapadera de un robo que va a llevar a cabo en el banco vecino. El objetivo del robo es la legendaria estatua del dios chino del fuego - Chu-Jung - que Ben necesita para pagar la deuda que su hermano tiene pendiente con el jefe de la mafia irlandesa, Mr. Gregory (Lou Diamond Phillips).

Ben ha reunido lo que espera sea un equipo de expertos cómplices: su mejor amigo y vigía durante el "trabajo" Rikki Simms (Timm Sharp), la ingeniero de software Betsy Shin (Suzy Nakamura), el experto en pirotécnia Jake Nealson (John Crye) y Jeffrey Jay (Jeffrey Breen), la oveja negra de la familia Pinkerton, fabricante de cajas fuertes. Con la macrofiesta como tapadera, el equipo dispondrá de siete horas para perforar la pared del almacén de la discoteca y entrar en el banco. Con el altísimo nivel de decibelios de la música anularán el detector de sonido de la alarma y Ben podrá entrar tranquilamente en la cámara acorazada del banco para después librarse del mafioso Mr. Gregory. Eso si todo sale según lo previsto...

El primer problema surge cuando el dueño de la discoteca, Don Partridge (Adam Arkin), anuncia que se quedará esa noche para controlar el uso de su local. Ben no se inmuta y abre las puertas para dejar entrar a la creciente fila de jóvenes ansiosos por bailar. De repente se encuentra bajo la gélida mirada de Vanessa (Monet Mazur), una chica guapísima pero de muy mala leche a la que Ben lleva meses persiguiendo. La reacción de Vanessa frente al acoso de Ben ha sido romperle el parabrisas del coche con un ladrillo.

La intensidad de la fiesta aumenta a la par que las presiones de Mr. Gregory, que empieza a tener dudas sobre la capacidad de Ben para llevar a cabo el robo. Se cita con Ben en el destartalado restaurante chino y deja claras las consecuencias de un posible fracaso al clavar un palillo en la mano de Rikki.

La situación no está mejor en la discoteca, donde un barril de cerveza caliente casi provoca un motín mientras los travestidos han requisado el camerino para preparar su espectáculo. Y peor aún, las incesantes disputas entre los miembros del equipo significan que van terriblemente atrasados con respecto al plan elaborado. Ben se enfrenta a cada crisis con calma pero decidido a librarse de la deuda pendiente.

Contra todo pronóstico, Ben encontrará la fuerza para enfrentarse al enemigo y escapar sano y salvo. Pero antes tendrá que deshacerse de un agente del FBI (Dave Foley), un cóctel adulterado, un corte de luz, un mafioso chino traicionero, un inoportuno ataque epiléptico, un consolador gigante y una serpiente muy entrometida.