La realizadora Kathryn Bigelow presenta THE HURT LOCKER (EN TIERRA HOSTIL), una narración en primera persona escrita por el periodista y guionista Mark Boal, enviado especial que vivió durante una temporada con una unidad especial de desactivación de bombas. Protagonizada por Jeremy Renner (Dahmer, el carnicero de Milwaukee, El asesinato de Jesse James), Anthony Mackie (Half Nelson, Equipo Marshall) y Brian Geraghty (Equipo Marshall, Jarhead, el infierno espera), la película conjuga la acción más realista con la intimidad del drama humano para retratar la psicología militar de una profesión de alto riesgo en la que los hombres se enfrentan voluntariamente a peligros mortales.
Con Jeremy Renner, Anthony Mackie, Brian Geraghty, Evangeline Lilly, Ralph Fiennes, David Morse y Guy Pearce. THE HURT LOCKER (EN TIERRA HOSTIL) cuenta con producción ejecutiva de Tony Mark, y ha sido producida por Kathryn Bigelow, Mark Boal, Nicolas Chartier y Greg Shapiro. Con un guión escrito por Mark Boal, THE HURT LOCKER (EN TIERRA HOSTIL) ha sido dirigida por Kathryn Bigelow.
Detrás de las cámaras colabora el equipo creativo compuesto por el director de fotografía Barry Ackroyd, BSC (United 93, El viento que agita la cebada), el diseñador de producción Karl Juliusson (K19: The Widowmaker, Rompiendo las olas), los montadores Bob Murawski (Spider-Man 2, Spider-Man 3) y Chris Innis, el diseñador de vestuario George Little (Jarhead, el infierno espera, Marea roja), los compositores Marco Beltrami y Buck Sanders (3:10 a Yuma) y el diseñador de sonido Paul N.J. Ottosson (Spider-Man 2, Spider-Man 3).
Comentario de la directora
El miedo tiene mala reputación, pero es inmerecida. El miedo pone las cosas en su sitio y lo aclara todo. El miedo nos obliga a darle importancia a lo relevante y a olvidarnos de lo trivial. Cuando el guionista Mark Boal volvió de Irak donde estuvo destinado para escribir un reportaje sobre una brigada de élite, me estuvo hablando de los militares que desarticulan bombas en pleno combate, una compañía de élite con una tasa de mortalidad muy alta. Me quedé boquiabierta cuando me comentó que eran extremadamente vulnerables y utilizaban poco más que unos alicates para desactivar bombas con radios de potencia de 300 metros. Supe que había dado con un buen proyecto cuando me contó que estos hombres son voluntarios, se prestan a poner su vida en peligro y a menudo les gusta tanto su trabajo que no se imaginan haciendo ninguna otra cosa.