Para un foráneo, los Taylor son la viva imagen de la familia americana triunfadora: Charles es un profesor numerario camino de devenir rector de universidad; su hijo, Michael, es un célebre novelista romántico; la hija, Ryne, está a punto de ingresar en una prestigiosa universidad de derecho; y el día en que les conocemos, la matriarca, Lisa, va a licenciarse en la universidad, décadas después de haber abandonado los estudios para criar a los hijos. Sin embargo, cuando un grave accidente interrumpe la ceremonia, va a salir a la luz una realidad mucho más compleja en la historia y relaciones de esta familia del Medio oeste.
Cuando Michael Taylor (Ryan Reynolds) atraviesa el cielo del país para poder asistir a una celebración familiar en su ciudad natal del Medio oeste, la realidad de su vida adulta un matrimonio en zozobra y una carrera como novelista de romances poco deslumbrante, aunque prolífica ocupa todos sus pensamientos junto con recuerdos de hace décadas de una relación amarga y conflictiva con su padre, extremadamente exigente (Willem Dafoe). Ni siquiera la discreta solicitud de un autógrafo por parte de un auxiliar de vuelo que le admira puede distraerle de los temores que le embargan, lo que no hace sino anunciar la semana de tensas conversaciones y de forzada alegría que le aguarda en casa. El único factor mitigante es la oportunidad de ver a su tía Jane (Emily Watson), la hermana menor de su madre y compañera de conspiraciones en sus rebeldías juveniles.
Tras la llegada, Michael se enfrenta a un escenario completamente distinto. Mientras él y su hermana menor Ryne (Shannon Lucio) se esfuerzan por comunicarse en tanto se desplazan en coche desde el aeropuerto al hogar familiar, se cruzan con la escena de un accidente de tráfico que se ha llevado la vida de su madre, Lisa (Julia Roberts) en la flor de su vida. Los planes para el funeral suplantan ahora lo que iba a ser la celebración de la licenciatura de la difunta, en tanto Michael llora la muerte de su madre y tiene que enfrentarse a la fracturada relación con su padre. Pese a haber desaparecido, ahora Michael va a saber más sobre su madre, entabla un lazo más estrecho con su esposa, hermana y tía, y en ese proceso, adquiere una mayor comprensión de lo que significa amar como adulto.
Luciérnagas en el Jardín se narra desde el punto de vista de Michael a través de escenas que alternan vívidos recuerdos de encuentros tensos con su padre en el curso del verano en que tía Jane aparece para quedarse a vivir en la familia, y la realidad de su presente mientras todos afrontan las consecuencias de la muerte de Lisa.