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  La segunda noche de bodas  (La seconda notte di nozze)
  Dirigida por Pupi Avati
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Ficha artística
Antonio Albanese - Giordano Ricci
Neri Marcorè - Nino Ricci
Katia Ricciarelli - Liliana Vespero
Angela Luce - Suntina Ricci
Marisa Merlini - Eugenia Ricci
Robert Madison - Enzo Fiermonte
Toni Santagata - Ugo Di Dante
Manuela Morabito - Estrelita
Sandro Dori - Notario Colliva
Mia Benedetta - Mariagrazia
Valeria D'Obici - Mamá de Clara

Han dicho
"Pupi Avati llena de color, conmueve y rasga sensibilidades" (Il Corriere della Sera)

"Avati logra conjugar los sentimientos con el humor" (Il Tempo)

"Esplendidos Neri Marcorè y Antonio Albanese, sorprendente Katia Ricciarelli" (Il Messaggero)

"12 minutos de aplausos en Venecia por La Segunda Noche de Bodas" (La Repubblica)

Entrevista a Pupi Avati
P: ¿Cómo nació la idea de La segunda noche de bodas?
R: La singular pareja formada por Liliana Vespero viuda de Ricci y su disoluto hijo Nino, como a menudo sucede en mis películas, se inspira ligeramente en hechos autobiográficos y está ligada a recuerdos de mi adolescencia. Mi madre efectivamente enviudó bastante joven, aún era una mujer extremadamente atractiva; fue objeto de las atenciones de amigas y parientes más próximas que la animaban a que rehiciese su vida conociendo a otros hombres. Recuerdo que no fue fácil vencer sus reticencias pero a pesar de ello le organizaron algunas citas y para cubrirse la retirada me llevaba regularmente consigo. Viene a mi mente una situación absolutamente surrealista en la que el pretendiente era sin duda dentista y sin duda homosexual.

P: ¿Qué se propuso describir?
R: A nuestro País en una época particular, a inicios de la posguerra, una época en que estaba revestido de una extraordinaria, dolorosa pero al tiempo singular identidad. No es una casualidad que además de la región de Emilia, evocada en tantas ocasiones, haya querido extender el territorio de mi relato aventurándome hacia el sur, poniendo frente a frente dos mundos y dos culturas que en esa época eran absolutamente opuestos. La historia se fundamenta en las necesidades primarias y esenciales de la gente. Afortunadamente hoy en día éstas están en gran parte cubiertas, por lo que una ambientación actual es totalmente improbable. Este viaje que una madre desesperada, y de dudosas costumbres, emprende en compañía de un hijo deshonesto y altivo, es un viaje en sentido inverso con respecto al itinerario hacia el norte que, sólo pocos años más tarde, tantos meridionales tendrían que enfrentar en búsqueda de una oportunidad. En este caso, se busca el bienestar precisamente en aquellas regiones del sur de las que posteriormente los jóvenes más emprendedores se alejarían en búsqueda de fortuna.

P: ¿Qué analogías y qué constantes existen según su opinión entre esta y sus demás películas?
R: En los últimos años lo que es constante en mis películas, es quizás el intento de devolver a mi manera, siendo lo menos cargante posible, lo que sé de la vida, lo que voy paulatinamente descubriendo. Insisto sobre mi mundo dado que, de capítulo en capítulo, tengo la sensación de haberlo circunscrito, localizado y –guste o no guste- hecho mío. No es una casualidad que la figura de Giordano Ricci (Antonio Albanese) encierre muchos de los protagonistas de las historias que he narrado en el pasado. Desde el remoto Carlo Delle Piane de "Una gita scolastica" (Una excursión escolar) hasta el Neri Marcorè de "Il cuore altrove" (El corazón ausente) he ido acercando al objetivo este tipo de individuo aparentemente tan inadecuado para enfrentarse al contexto en el que ha de vivir y sin embargo –justamente por su candidez, por su predisposición a la estupefacción- tan extraordinario. Pero en Giordano Ricci hay algo más, a su candidez hay que añadir un papel de extraordinaria utilidad social, habiéndose ofrecido a la comunidad en la que vive come artificiero. En efecto, es el que es más indefenso mentalmente el que es inducido a enfrentarse a la tremenda amenaza de las minas sin explotar (tan presentes en aquellos años de mi infancia y no sólo en aquellos años). No es una casualidad que haya dedicado toda la historia a aquellos niños que, como en mi pasado de los años de la evacuación de los Apeninos boloñeses, también hoy, en muchos lugares del mundo, siguen encontrando masacre y muerte en aquellos mortíferos artefactos.

P: ¿Está satisfecho de sus actores?
R: Sé que he tenido conmigo a actores extraordinarios, desde Antonio Albanese que ha interpretado a su personaje de una manera absolutamente conmovedora, hasta Neri, mi querido amigo Neri Marcorè, muy creíble en un papel totalmente opuesto con respecto al que interpretó en "Il cuore altrove" o las grandiosas Marisa Merlini y Angela Luce, que en cada primer plano evocaban un rasgo de nuestro gran cine italiano. Sé que he sido bastante audaz al introducir en este equipo a Katia Ricciarelli, pero esta elección no hace más que insistir en una actitud de gran desacuerdo con respecto a una especie de difundida pereza. Liliana es una mujer madura, las actrices italianas de aquella generación no son muchas y las buenas ya han demostrado serlo (y afortunadamente siguen haciéndolo) en decenas y decenas de películas. No habría descubierto ni inventado nada. Mi hermano Antonio y yo hemos tomado el riesgo, desafiando, he de decir, un escepticismo difundido. Es quizás justamente gracias a este escepticismo al que debemos la decisión final. Me ha parecido excitante guiar a una debutante ya no tan joven y Katia ha respondido con sensibilidad y muchísima humildad a nuestras expectativas. Por otra parte en toda la filmografía de Antonio y mía, en cada ocasión en que nos hemos arriesgado buscando soluciones inéditas hemos sido premiados por la crítica y por el público. El deseo es que pase también en esta ocasión.