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  El año que mis padres se fueron de vacaciones  (O ano em que meus pais saíram de férias)
  Dirigida por Cao Hamburger
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Festival de Berlín 2007. Selección Oficial a Competición. Premio del Público en el Festival Sao Paulo y Río.


Ficha artística
MAURO - Michel Joelsas
HANNA - Daniela Piepszyk
SHOLOMO - Germano Haiut
BIA - Simone Spoladore
ÍTALO - Caio Blat
DANIEL - Eduardo Moreira
IRENE - Liliana Castro
EDGAR – Rodrigo dos Santos
MÓTEL - Paulo Autran


Presentación
El año que mis padres se fueron de vacaciones es la historia de Mauro (Michel Joelsas), un joven de clase media de Minas Gerais, y gran fan del fútbol, de padre judío y madre católica, que un día ve como su mundo sufre un cambio radical. Sus padres se van de vacaciones sin darle ningún tipo de explicación razonable y sin llevarle con ellos. En cambio, es entregado a su abuelo, que vive en Bom Retiro, distrito de São Paulo. Sin embargo, por alguna coincidencia del destino, Mauro acaba viéndose sólo en un mundo completamente nuevo.

De acuerdo con su director Cao Hamburger, El año que mis padres se fueron de vacaciones trata una con una nueva realidad experimentada por un preadolescente, que de repente se ve forzado a utilizar su ingenio para sobreponerse a los obstáculos que la vida coloca en su camino, y más aún, para acostumbrarse a la vida en una comunidad judía, en un escenario como Brasil, en el que el fútbol es un componente cultural. "Es una película sobre el exilio. Sobre las distintas formas de exilio, sobre cómo Mauro aprende que la vida es transitoria y cómo aprende a convivir con otros y a sobrevivir en este mundo" dice el director, que tuvo la idea inicial hace años cuando vivía en Londres y trabajaba en Ragdoll Productions, productora de programas infantiles como los Teletubbies. "Además, a pesar de que la película no sea sobre fútbol, este es utilizado como uno de los trasfondos, y quería tratar el tema de la selección del mundial de 1970 y el mito en el que se ha convertido. Para darte una idea, cualquier taxista inglés mayor de 50 años recuerda esa alineación de memoria. También quería ayudar a eliminar prejuicios comunes, estereotipos e ideas falsas que los extranjeros tienen sobre Brasil. Todo esto se juntó y me inspiró para intentar contar una historia en la que pudiera tratar estos temas", explica Hamburger, que tiene una amplia experiencia trabajando con actores jóvenes y ha realizado películas de éxito tanto por sus aspectos técnicos como por su calidad artística y sus contenidos.

Después de varias revisiones, el guión empezó a rodarse en 2005, cuando Hamburger y su equipo pasaron 8 semanas rodando la primera película "adulta" del director, que es conocido en Brasil por proyectos como Castelo Rá Tim Bum y la serie Filhos do carnaval para la HBO.

Para el director, El año que mis padres se fueron de vacaciones es una película sobre diferentes generaciones y el trabajo en equipo. "La película cuenta mucho sobre los tiempos en que yo, Claudio, Braulio, Anna, Cassio, y otros miembros del equipo éramos niños. No muy diferentes a Mauro, también teníamos una visión fragmentada de la realidad. En cierto modo se cuenta nuestra historia. Y sin mi equipo, el mejor que podría tener, nada de esto hubiera sido posible, artística y técnicamente, así como el contenido que tan fielmente se ha retratado", dice Hamburger que al igual que el chico que cuenta su historia, también vio como sus padres eran detenidos durante la dictadura militar, tiene padre judío y madre católica, y fue delantero cuando era joven.

Producida por Gullane Filmes, Caos Produçoes y Miravista, la película ha tenido un presupuesto de 3 millones de dólares y ha sido distribuida en Brasil por Buena Vista Internacional.


Contexto histórico
1970, el año en que Brasil ganó el mundial de fútbol por tercera vez. Mientras los brasileños se reunían para ver a su equipo de estrellas por la televisión, la dictadura campaba a sus anchas por las calles en todo el país. En los llamados "años de plomo", Brasil pasó por los peores atentados contra los derechos civiles y la libertad de expresión. La dictadura militar, que comenzó con el golpe de estado en marzo de 1964, duró hasta 1985. Para asegurar el orden establecido y combatir lo que se llamó la corrupción y la subversión, además de los grupos de oposición que surgieron en varios puntos del país, el gobierno militar uso tácticas represivas. En las llamadas mazmorras del dictador, cualquier resistencia era eliminada mediante prisión, tortura, asesinato y exilio.

Durante el mundial de 1970, Brasil estaba gobernada por dos comandantes supremos y tres generales. El primer gobierno fue el de Humberto de Alencar Castello (1964-1967) y el último el del general Joao Figueiredo de (1979-1985). La disidencia continuó y promovió actividades terroristas, secuestros, guerra de guerrillas tanto urbana como en el interior del país... Mientras, el mundo se dividía en los bloques capitalista y comunista.


El distrito de Bom Retiro
En los 70, el distrito de Bom Retiro era un auténtico caldero de grupos étnicos y culturales. Aparte de la inmensa comunidad judía que vive en el barrio, se podía encontrar inmigrantes italianos, griegos o árabes conviviendo en paz. Hoy en día, Bom Retiro ha perdido la mayoría de sus habitantes originales, que vendieron sus propiedades a coreanos y bolivianos sobretodo, pero aún mantiene las características comerciales y es uno de los mayores centros de compra y venta de ropa, con gente que acude desde todo el país para comprar allí.


El mundial de 1970
En los campos de fútbol, Brasil atravesaba su momento de gloria. Durante el mundial de 1970, el inolvidable equipo de estrellas con Pelé, Carlos Alberto, Tostao, Gérson, Rivelino y otros ases, no dio oportunidad a sus adversarios ganando seis partidos de los seis jugados. En su primer partido Brasil ganó a Checoslovaquia 4 a 1.

Después llegó el mejor partido del mundial. Los campeones del 58 y el 62, derrotaron a Inglaterra, campeona en 1966 por 1 a 0 con gol de Jair. El portero inglés, Gordon Banks, paró un cabezazo de Pelé, digno de ser registrado en los anales de la historia del fútbol y se convirtió en el momento álgido de un partido que ha pasado a la historia como uno de los mejores de todos los mundiales.

Poco después derrotaron a Rumania por 3 a 2, asegurándose la primera plaza del grupo. Durante los cuartos de final, vencieron a Perú 4 a 2 con Tostao como la estrella del partido.

En semifinales, dos batallas decidieron la final, Italia venció en la prórroga a Alemania, y Brasil a Uruguay. Un partido violento en el que Uruguay marcó primero pero fue derrotada finalmente por 3 a 1.

En el último partido, Brasil e Italia se encontraron para decidir quién se quedaba con la copa Jules Rimet. El equipo brasileño derrotó al italiano por 4 a 1 y el Estadio Azteca se vio invadido por los fans. A Pelé se le entregó una placa en el campo con una inscripción que le declaraba "ejemplo para los jóvenes de todo el mundo". El equipo de ensueño de Brasil se convirtió en el mejor de todos los tiempos. Zagallo, el entrenador, fue el primero en ganar el mundial como jugador y como entrenador. Pelé ganó su tercer mundial como jugador, un record. Los goles del partido final los marcaron Pelé, Jair, Gérson y Carlos Alberto.

La moral estaba alta en todo el país y la conquista del tercer mundial se convirtió en un elemento de propaganda política en manos del gobierno militar. Irónicamente, años después, la copa fue robada de la Asociación de Fútbol de Brasileña y se cree que se fundió en São Paulo por su oro.

El equipo sigue siendo considerado por todo el mundo y oficialmente por la FIFA como el mejor de todos los tiempos.


Entrevista con el director

P: A pesar de no ser autobiográfica, El año que mis padres se fueron de vacaciones contiene muchos elementos de tu juventud, de tus recuerdos, ¿no es así?

R: La película no es autobiográfica, pero el guión contiene algunos de mis recuerdos, además de los de Claudio, coguionista. Fragmentos de esos recuerdos están ahí. Todos trabajamos en sintonía con nuestra memoria. Empezando por el guión y siguiendo por la fotografía, la dirección artística, etc...


P: ¿Estarías de acuerdo en que esta es una película que no encaja fácilmente en el género?

R: Sí, no es una película de género. Pero tampoco es una película difícil, aunque es etérea de alguna manera. Creo que es uno de sus factores de interés. Si tuviera que definirla, diría que es una película sobre la ausencia, sobre la soledad y sobre cómo sacar lo mejor de todo esto. Una película sobre superar obstáculos.


P: De alguna forma, ¿también trata del exilio, de la vulnerabilidad?

R: Sin entrar en mucho detalle es la historia de un niño exiliado en su propio país. Un chico que, después de aprender a desenvolverse en su ambiente, tiene que empezar de nuevo. Esta faceta de la película trata de los ciclos en nuestras vidas, la forma en que él aprende esto, que nada es para siempre. Mauro se dice a sí mismo: vine aquí solo y conseguí sobrevivir. Es un rito de iniciación, un tiempo de descubrimiento. Él aprende que la vida es incontrolable, que no es un juego solitario de fútbol con botones, donde puedes repetir las jugadas, controlar los resultados...


P: ¿Y la elección de la comunidad judía que sirve de telón de fondo en el drama de Mauro?

R: Para mí, la película trata las posibilidades de que diferentes grupos étnicos puedan convivir. Algo que es ejemplificado en la escena del partido de fútbol entre italianos, judíos y negros. No es el elemento principal de la película, pero sí uno de sus puntos fuertes. Además de otro foco en la película, que es el hecho de que Mauro sea acogido en la comunidad judía, por gente religiosa, pero no es adoctrinado, no se "le fuerza" a ser judío. La relación de Mauro con las cosas a su alrededor, el apartamento de su abuelo es otra cosa interesante. Igual que las historias de nuestros antepasados son parte de nuestras historias, el apartamento de su abuelo, y la cultura distinta en la que se sumerge, se convierte en parte de la vida de Mauro.


P: ¿Por qué elegiste la figura del portero?

R: Esta no es una película sobre el fútbol, pero la analogía con el portero solitario es buena. Yo era portero y lo experimenté. El portero es el tipo raro del equipo, el único que coge la pelota con las manos, que no ataca, no marca goles, defiende, a veces se convierte en el héroe, pero es un jugador que no puede fallar, porque si lo hace, se convierte en el malo. No es fácil ser portero. Existe un dicho en Brasil: "la vida del portero es tan dura que ni siquiera crece la hierba donde él juega".


P: Tienes mucha experiencia dirigiendo a chicos. ¿Cómo fue dirigir a Michel Joelsas y a Daniela Piepszyk?

R: Michel y Daniela son increíbles. Patricia Faria, nuestra directora de casting volvió asombrada de su primera visita a sus escuelas. No podía creer lo inteligentes, educados e interesados que eran. Michel tiene una sincronización perfecta. Trabaja con una frecuencia que le ayudó mucho durante el rodaje. Está en el 99% de las escenas, pero no cansa al espectador porque es muy fluido, transmite emoción con los ojos. Daniela es muy carismática y tiene mucho talento. Son actores natos.


P: ¿Qué referencias cinematográficas te inspiraron más para hacer la película?

R: Tengo unas influencias bastante amplias. Me gustan todas las buenas películas, que alimenten el pensamiento, de cualquier estilo y género. Creo que es una característica de mi generación. Soy un gran fan de Kubrick, Sergio Leone, Fellini, Spielberg, Win Wenders, Chaplin, Kusturica, el cine moderno de Japón y Argentina. Soy una gran mezcla audiovisual. Pero con tantas referencias, intento encontrar mi propio estilo, utilizando lo que es más personal en diferentes estilos y narrativas.

En esta película buscaba una frecuencia más íntima. Intenté dirigir la orquesta para que tocara un pianissimo. En todos los diferentes segmentos de la película, en la actuación, la dirección artística, el lenguaje de las cámaras, el montaje... Intentamos no desviarnos del ritmo de la historia que estábamos contando, la cadencia de los sentimientos de los personajes. No queríamos nada en la película que sobresaliera, que destacara en la historia. Creo que todo el equipo comprendió esto y lo puso todo en este universo que estábamos creando.


P: ¿Contribuyó la elección de las cámaras a la creación de ese ambiente de fantasía?

R: Sí. Está en la cámara, que no es fría ni impersonal, y que emana calidez al espectador. Hay un cierto aire subjetivo que le da a la película un aire testimonial, no es una cámara plana. Esto empezó con Filhos do Carnaval, en la que también trabajé con Adriano Goldman, director de fotografía y cámara.


P: ¿Cómo elegiste a la gente con la que has trabajado en la película?

R: Podría decir que el 90% del trabajo del director es elegir su equipo y su reparto. Yo elegí personalmente a mi equipo. Había trabajado con la mayoría de ellos antes, y aquellos que lo hicieron por primera vez se adaptaron rápido. Hacer películas es un trabajo en equipo, y me gusta ese proceso. El equipo tiene que involucrarse tanto como yo en el proyecto, puesto que es junto a ellos como descubro como va a ser la película.


P: ¿Cómo te sientes respecto a estar en la Berlinale?

R: En primer lugar me siento muy honrado, es uno de los festivales más importantes del mundo. Y por muchas razones, estoy muy contento por la oportunidad de comenzar una carrera internacional en Berlín.

Mis familiares provienen de Berlín, para mí es como cerrar un círculo de inmersión en la cultura de mi padre y mi abuelo. Mi padre es de una familia judía de Berlín, pero mi madre es italiana y católica. Como Mauro, el protagonista, mi vida siempre ha girado en torno a tratar con las diferencias, uno de los temas de la película, que viene muy a cuento hoy en día.

No creo que pueda haber un lugar mejor que Berlín para tratar este tema, una ciudad conocida por su carácter cosmopolita y tolerante en el siglo XIX y que sufrió los horrores de las dos guerras mundiales, y después, fiel a su vocación, se convirtió de nuevo una de las ciudades más importantes del mundo en términos de cultura y conocimiento.

Este es otro punto de contacto entre la película y la ciudad, la guerra fría que separó la ciudad en dos y llevó a Mauro a ser un exiliado. Es interesante como la vida de este niño se vio totalmente aceptada por la situación mundial, en un país periférico, en una pequeña comunidad, alejado de las grandes decisiones.