La guionista y directora Sue Kramer lo admite desde que era un miembro adolescente del club de fans de Cher y tenía su habitación cubierta de fotos de famosos, su sueño era hacer una película. Ahora disfruta de su debut como directora con el fruto de esos sueños, Gray matters. "Sobra decir que soy una directoria muy dinámica, y además tuve la suerte de contar con un equipo increíble y con mucho talento".
Su socios en la producción, según cuenta Kramer, le dieron mucha "cuerda" creativa, mucha libertad, para plasmar su visión del aspecto visual de la película. "El estilo es algo crucial para mí. Quería la elegancia y la gracia de los clásicos de los años 40, pero al mismo tiempo era muy importante darle a la película un aire contemporáneo ese ambiente frenético que es la quintaesencia de Nueva York".
Con tal fin, Kramer recopiló un portfolio de todos los elementos estilísticos que buscaba a partir de recortes de revistas y similares, que funcionaban a modo de ejemplos de decorados, vestuarios y casi de cualquier cosa que pudiera aparecer en la vida de sus personajes.
"Le presté mucha atención a cada detalle. Cada elemento de atrezzo y cada pieza de vestuario tenía que reflejar la personalidad del personaje", comenta Kramer. "Me sentía muy cómoda en mi papel de directora de la orquesta, pero no lo podría haber hecho sin los músicos. Fue una bendición tener a mis productores Jill Footlick (Boy's Don't Cry, Voces en la noche) y John Hermansen (Kickin It Old Skool), quienes supieron manejar las cosas perfectamente cuando hubo cualquier problema".
El productor Bob Yari (Crash, El ilusionista) admite que es poco común encontrar un director novel al que se le dé tanta libertad creativa, pero en este caso, tenía plena confianza en Sue. "Tal vez Sue no tenga experiencia previa, pero desde luego sabe manejarse en el set y lo ha demostrado", comenta Yari. El productor ejecutivo Alexander Payne (Entre copas) coincide con Yari, "Me agrada poder decir que Sue sabe lo que se hace y que sé que es una directora con talento desde nuestros primeros días en la Escuela de Cine de UCLA era algo obvio desde su primer rollo de super 8", exclama el director, galardonado y nominado a los Oscar® en varias ocasiones. "Llevo tiempo esperando con impaciencia su primera película y me enorgullece haber hecho una pequeña contribución"".
Un asunto de familia
Una cosa que seguro que los espectadores admirarán en Gray matters es la estrecha relación entre los personajes, pero lo que no se ve son los lazos que tras el escenario entablaron reparto y equipo, y es que tenían un buen modelo a seguir: Sue Kramer y su hermana mayor Carolyn.
"Mi hermana fue mi fuente de inspiración para escribir Gray matters", comenta Kramer. "Me di cuenta de que la mayoría de la gente en América no se dan cuenta de que la chica de al lado puede ser lesbiana perfectamente, y no se había hecho ninguna comedia acerca de una chica lesbiana que sale del armario. Viendo a mi hermana y a otros amigos pasar por este trance, a pesar de que estamos en 2007, podrías pensar que resulta más fácil ahora, teniendo en cuenta la situación cultural, pero desgraciadamente, no es ése el caso. Muy a menudo la gente es rechazada por sus propias familias y por la sociedad de diversas maneras".
Kramer señala que espera que Gray matters le dé a algunos el coraje para salir del armario. "Mi misión era hacer una película sobre ser uno mismo y aceptar aquello en lo que te convierte lo que eres. Sin duda, la comedia es la herramienta perfecta para aportar un poco de ligereza en un tema tan dramático. Como mi hermana y yo estamos muy unidas, no era raro que de vez en cuando se quedara prendada de alguna de mis amigas heterosexuales. De ahí surge la semilla de la relacion entre Sam y Gray en la película".
Partiendo de la base de esta relación familiar tan sólida, Kramer pudo crear su "familia" de personajes, especialmente para los papeles de Gray y Sam. "Heather Graham es una figura radiante. Me recuerda a Jean Harlow por su belleza y a una Goldie Hawn más joven por su punto cómico", señala Kramer. "Por otra parte, Tom Cavanagh es un Jimmy Stewart moderno. Tiene el poder, el humor y el sex appeal de un galán, pero lo hace con una originalidad absoluta".
El guión captó la atención de los actores inmediatamente por su hábil combinación de humor e inteligencia. En cuanto a Heather Graham, lo que más le gustaba del guión era que se tratara de una historia que puede ser cercana a todo el mundo: convertirse en lo que uno es de verdad. Su personaje, Gray, como el propio color (gris en inglés), no es ni blanco ni negro, sino que se trata de un personaje evasivo, lo cual constituye la esencia de alguien que lucha con una ambivalencia emergente.
"Me encantó el reto que suponía interpretar a un personaje que está en plena fase de descubrimiento de su identidad, y me gusta la idea de que Sue lo escribiera tomando como ejemplo de primera mano la experiencia de su hermana", comenta Graham. "Es una bonita historia, y lo mejor es que se trate de una celebración y no de una tragedia".
Graham también nos habla de cómo el aspecto cómico permitió a Kramer acercarse a determinados temas que afectan a personas que están en proceso de desvelar su identidad sexual. "Aunque la película es una comedia, se tratan sentimientos muy íntimos", observa la actriz, conocida por su trabajo en producciones como Ejecutivo agresivo, Austin Powers: la espía que me achuchó y Boogie Nights.
"Creo que la escena en el ascensor en la que mi personaje confiesa que tal vez nunca tenga una boda o no pueda pasear por la calle con su amante sin atraer todo tipo de miradas, es muy emotiva. Se analiza realmente lo que esta gente siente y creo que es importante compartir esos miedos con el público y que éste los entienda".
El propio Tom Cavanagh coincide plenamente en este punto. "Esta película es realmente divertida, y a pesar de todo consigue transmitir un mensaje sin machacar a los espectadores. Lleva a la comedia romántica a un nuevo y original nivel".
Kramer se sirve del tema de la rivalidad entre hermanos para conducir la película dentro de un espectro que abarca desde la comedia romántica clásica a un cine más contemporáneo. El objeto de esta rivalidad es Charlie, interpretada por Bridget Moynahan. Con la introducción de este personaje, cuyo propio nombre es inequívocamente ambiguo, se consigue un giro argumental perfecto para un comienzo que ya de por sí era inteligente y elegante.
"En el momento que la conocí supe que Bridget sería perfecta para el papel de Charlie", recuerda Kramer. "Es guapa, pero no sólo. Tiene mucho encanto y además sabe no tomarse demasiado en serio a sí misma, eso fue lo que me gustó de ella. Andaba buscando a alguien que pudiera llevar un nombre como Charlie, que habitualmente es masculino, y hacerlo como si fuera algo muy femenino, y Bridget tiene esa confianza en sí misma tan poco común para poderlo hacer".
Moynahan, cuyo personaje es una zoóloga, objeto del afecto de un hombre y de una mujer, tiene también que actuar con perros y ballenas, bailar como una estrella de cine de los años cuarenta, cantar con Gloria Gaynor y besar, en serio, a una chica. ¿Cómo consigue hacer todo eso tan fácilmente? Siendo ella misma.
"Creo que Charlie es solamente una chica normal que se ve envuelta en una situación extraordinaria", dice Moynahan. "Cuando leí el guión, el personaje me encantó De hecho todos los personajes me gustaron. Por eso, y porque la película tiene algo importante que decir, quería ser parte de ella".
De hecho, Gray matters tiene muchas y muy importantes cosas que decir, muchos temores que despejar, uno de los cuales es el miedo a ser juzgado por la propia sexualidad. Para hacer contrapunto a ese miedo que surge en Gray, Kramer concibió el personaje de Gordy, el afable taxista, pensando específicamente en el ganador de los premios Tony, Alan Cumming.
"Alan cosigue ser un tanto travieso a la vez que se hace querer, un poco como Puck, en El Sueño de una Noche de Verano", dice Kramer. "Me gustaría que todo el mundo tuviera un amigo así, alguien a quien confiarle los secretos más íntimos sin miedo a ser juzgado".
Cumming, cuyo personaje se enamora de Gray y querría salir con ella, acaba siendo su escolta en el East Village, incluso animándola a su primera experiencia en un bar de chicas. Kramer se ríe, "quería que el público siguiera haciendo conjeturas, no quería que nadie adivinase quién acaba emparejado con quién desde el primer momento".
Cumming, un activo defensor de los derechos humanos, comenta cómo Kramer consiguión crear una atmosfera en el set fantástica para trabajar. "La pasión de Sue por la película era contagiosa", recuerda Cumming, conocido por sus interpretaciones en Cabaret, la serie de Spy Kids y X-2, entre otras. "Cualquier película comercial que aborde algún aspecto de la homosexualidad en sin duda un paso hacia delante para normalizar estas situaciones".
Junto con los prejuicios, está el asunto del desprecio, y ahí es donde entra el personaje de la Doctora Sydney, la extraña terapeuta de Gray. Sus sesiones se desarrollan en la bolera y en el muro de escalada. La doctora Sydney, interpretada por la oscarizada Sissy Spacek, resulta un peculiar y agradable personaje, lleno de buenas intenciones y consejos bien intencionados. Aunque sus métodos de terapia son poco convencionales, cuando Gray le confiensa que es lesbiana, los consejos que le brinda a la confusa protagonista, son sin duda demasiado convencionales.