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  El mal ajeno  Dirigida por Oskar Santos
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Thriller emocional cuyo guión firma Daniel Sánchez Arévalo (Gordos, AzulOscuroCasiNegro). Alejandro Amenábar la define como "una película cuyo protagonista tiene un don maravilloso. Una historia que responde a emociones muy cercanas: el dolor físico y emocional".

Eduardo Noriega dice de la película que "es tan emocionante y tan poderosa visualmente que continuamente quieres saber más".


Alejandro Amenábar presenta el Mal ajeno
"EL MAL AJENO es una historia que estimula. Tiene un tratamiento muy naturalista de los personajes y de las interpretaciones, juega con la cotidianidad —eso tiene mucho que ver con el universo de Daniel Sánchez Arévalo—, y luego juega con un elemento sobrenatural. Esa combinación de personajes normales en situaciones paranormales es algo muy interesante".

"He empezado a involucrarme más en la producción de mis películas, pero nunca he sentido la necesidad de producir a otros porque creo que ya existe esa figura y gente que lo hace muy bien. En este caso había un guión muy bueno, y una persona que tiene muchísimo talento con una gran capacidad de trabajo. Más que una labor como productor, lo que he intentado es ayudar. Quizá ser una especie de mentor".

"Eduardo tiene algo muy limpio en él, también como ser humano. Creo que eso es algo que ayuda mucho a conectar con el personaje. Va a sorprender, aparte de por la caracterización, porque es una interpretación que emociona genuinamente. Me emocioné cuando vi a Eduardo como un personaje que vive anestesiado y finalmente accede a sus propias emociones".

"Belén tiene la frescura, tiene la luz, y sabíamos que podía aproximarse a ese lado doliente que tiene el personaje. La idea era encontrar el alma perfecta para cada personaje y no dejarnos llevar por el hecho de que fueran actores conocidos o no. Lo importante es que hubiera veracidad. Yo creo que este trabajo ha sido muy similar al de Mar adentro, donde buscábamos mucha verdad para cada personaje".

"EL MAL AJENO es una película que atiende a emociones muy, muy cercanas. Es una película sobre el dolor. No sólo sobre el dolor físico, también sobre el emocional. Es una película que transcurre en un hospital con enfermos terminales que se tienen que enfrentar al dolor de perder algo, de degenerar, etc. Fundamentalmente es un melodrama muy naturalista con un elemento fantástico".


Entrevista a Eduardo Noriega

P: Todos los personajes de EL MAL AJENO tienen un peso específico en la historia, se trata de una película coral en la que todo gira alrededor de Diego. ¿Cómo es el protagonista?

E.N.: Diego, al comienzo de la película, está aletargado. Es un médico que trabaja en la unidad del dolor y, por tanto, está rodeado de dolor y muerte, raras veces le da el alta a nadie. Lo que hace durante toda la película es un recorrido hacia la sensibilización. Poco a poco se va quitando esas capas férreas que se había puesto a lo largo de los años y empieza a mirar a la enfermedad, a los pacientes y a sus seres queridos de otra forma. Hay una revolución interior desde la frialdad hasta ser capaz de anteponer la vida de los demás a la suya. El arco que recorre el personaje es extremo, hay un gran cambio a lo largo de la película. Y es algo que le ocurre en su interior, no es un cambio de apariencia.


P: ¿Qué tienen en común Diego e Isabel, el personaje que interpreta Belén Rueda?

E.N.: Isabel y Diego se reconocen: en el dolor, en la enfermedad... por diferentes motivos. Y no necesariamente conocen las circunstancias del otro. Isabel no tiene mucha información sobre lo que le está ocurriendo a Diego pero sí detecta ese dolor. Son almas frágiles que se juntan para ayudarse, para darse cariño... casi instintivamente. Hay una identificación, un acercamiento del uno hacia el otro, un reconocerse en el otro.


P: En medio de tanto dolor, Diego vive, sin embargo, algunos momentos de humor:

E.N.: Sí. Si en una película como ésta no hay momentos de humor, no te la tragas. Sería insoportable. De hecho, la primera secuencia de la película ya es una declaración de intenciones tremenda. Hay personajes como mi hija, mi padre, Juanjo o Carlos, que aportan esas gotitas de humor que te permiten que luego haya secuencias tan intensas a lo largo de la película. Te sacan una pequeña sonrisa y te distraes un momento. Daniel, el guionista, tiene un talento especial para hacer esto. Distiende el ambiente, y eso es bueno para el espectador.


P: Diego es el protagonista, pero los demás personajes son fundamentales para entenderle. ¿Cuál ha sido la clave para tejer desde la interpretación todas esas historias?

E.N.: Oskar tuvo la ocurrencia de hacer un ensayo con los nueve o diez actores principales. Fue el sábado previo a rodar. Estábamos sentados a una mesa y nos íbamos levantando de dos en dos, o lo que tocara. Utilizó un despacho en el que sólo teníamos unas sillas de tijera, y sin embargo, vimos toda la película: el coche, el accidente, si llovía, si alguien moría podíamos ver el dolor por esa muerte... fue un viaje increíble, como yo nunca había vivido. Además, nos dio una idea global del tono de la película, le dio coherencia a toda la interpretación. Sirvió para que todos supiéramos qué película estábamos haciendo y estuviéramos en la misma onda, tirando de esa mochila, de esas herramientas preparadas previamente, para crear un código entre director y actores.


P: ¿Qué destacarías del trabajo con un director novel como Oskar?

E.N.: Oskar no es experimentado en el rodaje de largometrajes pero sí que lo es en el mundo del cine. Ha asistido a muchos rodajes. Es gente de cine que vive por y para el cine. A Oskar le va la vida en el rodaje, y eso es buenísimo porque se contagia. Hay una complicidad especial porque son gente que quiere que todo el mundo les proponga, les sugiera, les ayude. Te ven como a un actor experimentado y cuentan con tu opinión, tu criterio, y te sientes muy juntito en el proceso. Es muy importante ese entusiasmo. Y, sobre todo, están locos por rodar, locos, locos, locos.


P: EL MAL AJENO no es una película fácil de definir, porque combina elementos muy diferentes: emoción, suspense... ¿Cómo se la presentarías a los espectadores?

E.N.: Sí, el thriller le da estructura a la película. Pero es un thriller con elementos fantásticos y también es un drama. Incluso tiene elementos de tragedia, de tragedia griega, donde el protagonista tiene que tomar una decisión vital que pone en juego su propia vida y la de los que le rodean. Me parece que es una película de difícil denominación o encasillamiento, lo cual la hace interesante. Cuando la ves estás pendiente de la historia, de esa trama de thriller porque que es tan poderosa visualmente y tan emocionante que quieres saber más todo el tiempo.


La realidad desde el otro lado
Partiendo de un material muy próximo a cualquier espectador, EL MAL AJENO acompaña a su protagonista hasta coordenadas poco transitadas por el cine español.

"El protagonista de EL MAL AJENO recibe un don. Supongo que dependiendo de cómo seas, adquieres con ello una responsabilidad o no. Tiene que haber unos principios en todo. Si tienes una capacidad para hacer algo tan especial, lo debes emplear bien. Sobre todo porque es muy fácil —y eso también se puede ver en Ágora—, es muy fácil destruir. Y, sin embargo, es estupendo poder construir. Por eso creo que este protagonista posee un don que es maravilloso", apunta Alejandro Amenábar.

"Aunque la película tiene ese elemento fantástico, los materiales que maneja son muy dramáticos. Queríamos que los personajes tuvieran entidad y que no pesara más el elemento sobrenatural que el drama humano. Daniel ha sabido conjugar esos dos géneros muy bien, dándole profundidad a los personajes y a las relaciones entre ellos. Además, ha introducido algo muy importante para una historia tan intensa como ésta: el humor", dice Fernando Bovaira.

"La intención del director es descubrir junto a los protagonistas lo que está pasando. Es tan real, que es más poético que fantástico. En este caso estamos hablando de personas y de emociones, pero yo creo que ha integrado tan bien ese punto real en lo sobrenatural que puedes perfectamente mirarla como algo completamente real. Esta película es algo especial, extraño", señala Belén Rueda.

Protagonizada por Diego (Eduardo Noriega), un especialista en cuidados paliativos atrapado en un momento de crisis, EL MAL AJENO es, al mismo tiempo, una historia que se alimenta de las miradas de una galería de personajes que giran (algunos sin saberlo) alrededor de un elemento inexplicable. Tres mujeres: Isabel (Belén Rueda), Sara (Angie Cepeda) y Pilar (Cristina Plazas), comparten con él ese momento de extrañamiento hacia sus propias vidas. Mientras que su hija Ainhoa (Clara Lago), el joven médico Juanjo (Marcel Borrás) o Carlos (Luis Callejo), un paciente muy especial, aportan la luz imprescindible para conectarse de nuevo a la realidad.

"Diego entra en contacto con el poder que tiene y a partir de ahí todo el camino que recorre, lo que aprende de ese poder, es a entrar en contacto de nuevo con sus sentimientos: a sentir de nuevo. Y volver a sentir significa volver a sufrir y volver a disfrutar mucho. Es el viaje de una persona totalmente insensible, ajena al sufrimiento y al disfrute, hasta experimentar a lo bestia el sufrimiento y el disfrute", dice Daniel Sánchez Arévalo.

"Daniel es uno de los cineastas-escritores de más talento en nuestro país. AzulOscuroCasiNegro, Gordos y ahora EL MAL AJENO son tres claros ejemplos de la capacidad de Daniel para manejar las emociones. El concepto de nuestra película es fortísimo: el dilema entre salvar vidas o renunciar a tus seres queridos. Y en EL MAL AJENO está magistralmente resuelto gracias a la audacia de Daniel", afirma Álvaro Augustin.

"Los personajes de esta historia son un grupo de buenas personas, pero no flojas. En casi todos hay también un momento de fisura, que es lo que hace noble al personaje, porque si todos fuéramos buenísimos todo el tiempo la vida sería terrible. Son una pandilla de valientes", según Cristina Plazas.

"Lo que le pasa a Diego abre todas las conexiones entre los personajes. Las personas se ponen corazas para que las cosas no les afecten; es algo inconsciente pero cotidiano. Eso tiene otro lado: que dejas de sentir el dolor pero también las cosas buenas. Es una forma de vivir al 50%. Diego muestra el riesgo de esta actitud: al final te quedas vacío. El dolor es parte de la vida, de nuestras vivencias, es bonito pasar por ahí en ciertas ocasiones. Me parece muy interesante como espectador verlo en la pantalla. Aunque tengo la suerte de que mi personaje es todo lo contrario, trae luz a la historia", explica Clara Lago.

"Sara se protege del dolor a través del don. Si el don no existiera su vida sería una tortura: resentimiento, rencor, odio por todo lo que le ocurrió anteriormente. Pero como existe el don, entonces lo entiende todo. Todo tiene una razón de ser: lo que ocurrió, pasó por algo concreto, y porque ella prácticamente ha sido enviada a cumplir una misión. El don es un compromiso hasta la muerte", afirma Angie Cepeda.

"Yo creo que tiene algo de cuento esta historia. En cualquier cuento donde aparece una habilidad o don de carácter legendario, parece que siempre ha de haber una contrapartida. Si te concedo esto, tú tendrás que hacer esto otro. Hay muchos referentes en los cuentos sobre este peaje que debemos pagar", dice Eduardo Noriega.

"Diego ha matado sus esperanzas y está viviendo con una intensidad baja. La vida le pone ante una situación en la que su corazón va a volver a latir con gran intensidad. Eso le enfrenta a situaciones que había adormecido en el pasado. El dilema al que se enfrenta es poderosísimo, tanto que hace que él se tenga que implicar emocionalmente cuando parte de esos sentimientos los había dejado apagados", dice Fernando Bovaira.


La vida del otro
Proyecto largamente madurado, EL MAL AJENO es el debut en formato largo para Oskar Santos, director del documental Un viaje Mar Adentro. Rodada durante siete semanas en diferentes localizaciones de Madrid y alrededores, la película representa una arriesgada apuesta cinematográfica en la que se ha cuidado hasta el mínimo detalle, desde el guión hasta la aportación de los actores, sin olvidar la novedosa factura visual del film.

"EL MAL AJENO parte de un guión con una estructura compleja, en espejo. El protagonista vive situaciones que el espectador está siguiendo con la misma información que tiene el personaje, pero que ya les han ocurrido a otros personajes antes. Tienes que estar descifrando, de alguna manera, todo lo que está ocurriendo y siempre tienes la sensación de ir un poco por detrás de la historia. Estás intentando averiguar continuamente qué es lo que va a ocurrir. Ha sido complejo trabajar el guión, y ha sido complejo llegar al montaje final", recuerda Fernando Bovaira.

"Hemos querido hacer una película que fuera un viaje emocional intenso y constante, muy entretenido para el público, sin dejar de lado contar una historia con muchos elementos humanos, sociales, éticos, morales, con contenido. Un viaje bestial, tanto en emociones como en diversión. La diversión a veces la vas a encontrar riéndote, a veces sufriendo, a veces asustándote, o emocionándote. Queremos que la historia te atrape y te deje en un sitio distinto al que ocupabas antes de verla", dice Daniel Sánchez Arévalo.

"EL MAL AJENO es una película que habla de la dualidad de la realidad. En la vida siempre están pegados el bien y el mal; lo positivo y lo negativo. Todo el tiempo estamos ahí, en la mitad de los dos supuestos. Es fascinante ver eso en pantalla", dice Angie Cepeda.

"Esta película nos remite a nuestros instintos humanos más básicos: a la necesidad de que haya siempre alguien importante en nuestra vida. Como personas, nos hacemos en base a todos los que son nuestros seres queridos, todos los que forman nuestro pequeño círculo. Creo que uno de los principales atractivos de EL MAL AJENO son sus preguntas. Queríamos ser capaces de trasladar el dilema del personaje al espectador. Que el espectador viva el dilema del protagonista y se pregunte qué haría en su lugar", señala Oskar Santos.

"Una de las estrategias de Telecinco Cinema es la de dar oportunidad a directores noveles. Cuando apuestas por la primera película de un director y te sale bien, la satisfacción es triple. Nos ha ocurrido en películas de éxito como El orfanato y Spanish Movie y creo que EL MAL AJENO va a engrosar la lista de satisfacciones. Creo sinceramente que el espectador se va a sorprender gratamente con EL MAL AJENO. Es una película emocionante, intrigante y sorprendente…" , asegura Álvaro Augustin.

"EL MAL AJENO es un viaje de toma de conciencia, en el que acabas descubriendo que la vida es como un relámpago entre dos oscuridades y que hay que aprovecharlo. Y que por eso los sentimientos, el amor, el cariño son los que puedan hacer que la vida merezca la pena", dice Fernando Bovaira.


Entrevista a OsKar Santos

P: Sobre el papel, Diego y Eduardo Noriega no parecen tener mucho en común. ¿En qué momento comprendiste que debía ser él?

O.S.: Teníamos muchas dudas en cuanto al personaje protagonista. Buscaba a alguien de 40 a 45 años, que tuviera cierta galantería. Daniel ya había pensado en Belén mientras escribía el guión, Fernando coincidió con él y además propuso a Eduardo para Diego. Yo no lo vi. Y Eduardo tampoco lo vio. Entonces estaba seis o siete años por debajo de la edad del personaje y con un aspecto físico muy juvenil. Dudábamos de que tuviera el poso para hacer real ese personaje de cuarenta y pico, alguien con recorrido en la vida. Decidimos hacer una prueba de maquillaje, buscamos un look que se integrase para evitar que el espectador estuviese siempre viendo a Eduardo Noriega maquillado. El espectador tiene que sentir que el personaje es así. La prueba salió estupenda. Y la labor que ha hecho Eduardo en esta película es impresionante. Cuando empezamos a ensayar, enseguida aceptó mi sugerencia de dejarse llevar, de improvisar, y acabó haciendo unos ejercicios de improvisación alucinantes. Todos hicimos nuestro pequeño camino de creer que iba a funcionar.


P: Junto a Diego, Isabel y Sara, un reparto capaz de llevar la historia desde la emoción más intensa al destello de humor. ¿Te has sentido cómodo conduciendo a los actores hacia registros tan distintos?

O.S.: Lo maravilloso de contar con Daniel es que, además de estructurar muy bien la historia y de saber manejar la mezcla de géneros, añade comedia, humor, algo que en una película tan dramática como ésta es fundamental. Ciertas cosas se han perdido en el montaje por necesidades de equilibrio en la forma de contar la historia. Pero siempre construye personajes que aportan ángel, luz, a la película. Aquí son los que interpretan Clara, Marcel, Cristina, Egido y Callejo. Ainhoa y Juanjo tenían una doble labor: darle entidad y conflicto a sus propios personajes, y humanizar a Diego. Un día antes de empezar a rodar les propuse a todos no un ensayo general a la manera del teatro, sino una puesta en escena común donde a la vez fueran actores y espectadores de sus compañeros, secuencias del guión y algunas que no estaban en el guión. Surgió una energía interior que nos hizo sentir que formábamos parte de un grupo, que cada uno de los personajes eran una pieza importante de un todo. Completamos un 70 % del guión, salió muy bien, se lo pasaron pipa, y en la comida posterior hablaban entre ellos de sus respectivos personajes y de la historia en conjunto. Salió tan bien que me encantaría repetirla en futuras películas.


P: No es habitual encontrar títulos españoles con una presentación tan cuidada como la propuesta que hace EL MAL AJENO. ¿Se debe a esa mezcla de experiencia y talento fresco?

O.S.: Cada elemento aporta una serie de cosas. Por ejemplo, las interpretaciones son muy naturalistas. Yo les pedía verdad. Pero en los momentos de género saben aportar ese matiz propio del cine de género. En la parte visual (decorados, fotografía, vestuario...) había que buscar el equilibrio. Yo sentía que si hacíamos una película hiperestilizada la cosa no iba a funcionar, que iba a chocar con las interpretaciones, como una foto con todo muy virado hacia un color (esas cosas de cine moderno que a mí me encantan pero que para esta película no veía o no era necesario), pero también había que huir de un excesivo naturalismo. El cine es cine y la vida es la vida. Entiendo que es difícil, pero es algo que estaba en el propio guión: una historia fantástica contada desde un punto de vista realista, algo que le ocurre a gente cotidiana que tiende a reaccionar como lo haríamos cualquiera de nosotros. Eso Daniel lo hace muy bien, sabe bajar al personaje a la realidad.


P: ¿De dónde surge la idea de EL MAL AJENO?

O.S.: Esta película intenta entrar en el claroscuro o en la sombra de la naturaleza humana, en esa idea que nos venden de formar parte del mundo. El ser humano es individual y sobre todo se interesa por su propia vida y por la de un reducido grupo de personas. Esto es humano. Para intentar explicar la película siempre pongo un ejemplo... Me gusta ver las noticias mientras como. Son dos funciones complicadas de hacer a la vez porque en cualquier cadena el retrato que nos hacen del mundo es terrible (guerras, hambre, dolor…), pero de alguna manera sigo comiendo. Si en ese momento suena el teléfono y me dicen que hay alguien de mi familia al que le está pasando algo terrible, automáticamente dejo de comer. Esto que parece tan absurdo explica cómo estamos hechos los seres humanos. Nadie desea el mal ajeno. Ver en el telediario a toda esa gente sufrir es duro pero no nos quita el apetito; sin embargo, cuando las tragedias ocurren dentro de nuestro círculo, nuestra vida se para. Negar eso es ir en contra de la naturaleza humana. ¿Por qué somos así? Nuestros seres queridos son nuestro mundo. Los demás son los demás.


P: ¿Crees que el público se va a identificar con el dilema al que se tiene que enfrentar Diego?

O.S.: Yo me siento más espectador que director de cine. Y como espectador no me gustan los mensajes, que me aleccionen, sino que me propongan. Alejandro lo decía en una de sus películas: Me interesa un cine que es capaz de formular preguntas, y no un cine de respuestas. El cine es interacción y quiero que una película me dé un margen para aplicar mi propia forma de pensar. EL MAL AJENO, en todo caso, lo que pretende es lanzar una pregunta al espectador, una muy concreta. La película elabora de forma muy sugerente esa pregunta: ¿Se puede vivir sin que nadie destacado te importe? ¿Pensando que todas las personas significan para nosotros lo mismo? Somos definidos por un grupo muy concreto de personas… nuestros seres queridos, los que nos forman como personas. ése es el dilema de Diego, y de otros personajes de la película. ¿Puedo vivir sin que nadie me importe?


Primera mirada
"Oskar y yo estudiamos en la misma facultad y hemos visto las mismas películas juntos. Admiramos a los mismos directores algunas veces, otras no estamos de acuerdo —y eso es muy divertido porque te enriquece—, y hemos tenido debates larguísimos después de ver una película. Pertenece a esa generación que se ha criado viendo la tele, que sabe contar en imágenes. Oskar siempre va a intentar contar en imágenes y no únicamente con un diálogo, y tiene destreza y audacia como narrador. Y luego otra cosa que tiene, y creo que eso no se insiste nunca lo bastante en esta profesión, es la capacidad de trabajo. La capacidad de obsesionarte con una cosa y darle, darle, darle; y Oskar es obsesivo. Como productor me daba mucha tranquilidad saber que ahí había un director que se lo estaba currando". Alejandro Amenábar.

"Oskar es un tío muy humilde que siempre se está quitando méritos, a veces parece casi una enfermedad porque aparte de muy talentoso es un gran currante. Yo quiero rodar siempre con directores como él. Es de una generación que han mamado cine. No necesariamente tienen un gran nivel intelectual. Son fanáticos del cine, se lo han visto todo, se lo saben todo, especialmente de una franja de cine más reciente donde lo visual y lo audiovisual está más presente. Hablo de Amenábar, Oskar, Daniel Sánchez Arévalo o Eugenio Mira. Su bagaje es cinematográfico, es de lo que saben, es su campo. Y tienen una capacidad casi innata para visualizar la película y elegir el plano correcto para cada momento. Son muy conscientes de que esto es un conjunto de elementos que tienen que moverse en función de la secuencia. No sólo el tamaño del plano sino el ángulo, el gesto del actor, su interpretación, el tono, el ritmo, la música que según están rodando piensan en cómo la van a colocar... están viendo la película constantemente. Eso es lo que le da calidad a este tipo de películas. No hay otra manera de hacer este trabajo bien, si no tienes una visión general previa es difícil llegar a algún lado. Quizá a Oskar le parezca osado que le compare con Amenábar pero me gusta que sean capaces de tener una mirada propia en sus películas y a la vez sean capaces de conectar con el público. Creo que ése es un talento que tienen pocos directores". Eduardo Noriega.

"Oskar ha logrado contar su historia con mucha humanidad. Te tienes que involucrar en ella por esa cosa fantástica que contiene pero lo que más valoro es el aspecto humano, el trabajo con los actores. Saber contar todo esto, tan irreal, desde la experiencia humana". Angie Cepeda.

"No hay que generalizar cuando se habla de un director novel. Oskar es Oskar. Y hay ciertas características de la personalidad de uno que es posible que se mantengan durante toda la vida. En este caso la ilusión y, al mismo tiempo, la duda. La ilusión parece que sólo es la alegría y qué bien que voy a hacer esto... pero la ilusión viene apoyada en este caso por un exhaustivo trabajo previo. Con lo cual cualquier duda que tengas, cualquier situación que se produzca diferente a la que está escrita él sabe cómo se solucionaría, aunque tampoco te lo dice de una manera tajante. ésa es una mezcla muy buena en un director: haber trabajado muchísimo en hacia dónde quiere que vaya su historia y cómo, y a la vez ser bastante permeable a las ideas que vienen de fuera. Si cambia algo es para mejor porque lo tiene muy claro. Quizá sea una característica de los directores noveles de ahora, que llevan mucho tiempo con su primer proyecto. Algunos no quieren moverse de ahí, otros permiten que el proyecto siga creciendo". Belén Rueda.

"Cuando se iba a enfrentar a la dirección siempre le decía que tuviera en cuenta que en esta película lo más importante eran las emociones, los sentimientos; que tenía este ropaje del thriller pero que si la película no tenía verdad en el material humano que trataba fracasaría. Eso es algo en lo que yo le insistí muchísimo y me ha sorprendido que alguien tan joven haya penetrado con ese calado en la historia. Tengo que decir que ha sido una agradable sorpresa. Oskar es alguien muy riguroso y exigente con el trabajo. Ha logrado que todos se sientan cómodos, y que estén muy orgullosos con el trabajo que han hecho, algo que en una película tan coral como ésta es realmente difícil". Fernando Bovaira.