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  Cerrando el círculo  (Closing the ring)
  Dirigida por Richard Attenborough
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Closing the Ring cuenta con un reparto de secundarios entre los que están Neve Campbell [The Company (The Company, 2002); Scream: vigila quién llama (Scream, 1996)]; Gregory Smith [la serie televisiva Everwood (Everwood, 2002-2006)], David Alpay [Ararat (Ararat, 2002)], Ian McElhinney [The Boxer (The Boxer, 1997); Hamlet (Hamlet, 1996)], además de los debuntantes Stephen Amell, Martin McCann, y Allan Hawco.

Produce Closing the Ring Richard Attenborough y Jo Gilbert [Brylcreem Boys, 1998)], junto al coproductor Martin Katz [Hotel Rwanda (Hotel Rwanda, 2005)]. El guión es de Peter Woodward. La película es una producción de Closing the Ring Productions y Prospero Pictures junto a Scion Films; una presentación del Film Council del Reino Unido y de la Film and Television Commission de Irlanda del Norte, en asociación con ContentFilm Internacional y Alliance Atlantis. El equipo del otro lado de la cámara queda integrado por colaboradores de Attenborough de hace mucho como el director de fotografía Roger Pratt y el montador Lesley Walker, cuyo monto de producciones junto al director presenta títulos como Tierras de penumbra (Shadowlands, 1993) y Grita libertad (Cry Freedom, 1987). El diseñador de producción es Tom McCullagh [Mi socio Micrybo y yo (Mickybo & Me, 2004)] y la diseñadora de vestuario Hazel Webb-Crozier [Mi socio Micrybo y yo (Mickybo & Me, 2004)].


Acerca de la historia
Durante la Segunda guerra mundial, más de 300.000 efectivos militares de los EE.UU. pasaron (o permanecieron en bases) por Irlanda del Norte. El 1 de junio de 1944, diez de esos jóvenes militares norteamericanos murieron cuando el bombardero B-17 que pilotaban se perdió en medio de una niebla espesa y como consecuencia se estrellaron en Cave Hill, Belfast. Más de cincuenta años después, la noticia acerca del hallazgo en el lugar del siniestro del anillo de boda de uno de los aviadores emocionó al guionista Peter Woodward inspirándole la historia de Closing the Ring, que convirtió en guión cinematográfico.

"Crecí con las historias referidas a la Segunda guerra mundial" —recuerda Woodward—. "Mi padre, el actor Edward Woodward, era un muchacho en tiempos de la contienda; vivía en una zona del sur de Londres que había sido bombardeada en dos ocasiones, y tanto su experiencia como la de toda aquella generación me han fascinado siempre. Para algunas personas, aquella época, durante la guerra, fue la más emocionante de su existencia, el momento en que se divirtieron más y con mayor intensidad que en cualquier otro tiempo. Otros, cuando miran hacia aquellos años, los recuerdan como una pesadilla de la que únicamente escaparon conservando la vida, y nada más".

"Cuando escuché la noticia acerca del hallazgo del anillo, ésta hizo que me preguntara cuáles podrían ser las ramificaciones de aquello" —comenta Woodward—. "Y cuanto más reflexionaba sobre ello, acerca de la reaparición del anillo de un ser querido, sobre el efecto que aquello podría generar en aquellas personas con alguna posible vinculación, sobre el notorio efecto de toda esa historia, más conciencia tomaba que podría convertirse en el fundamento para un guión magnífico. Decidí escribir una historia acerca de alguien que fue joven, hermosa y llena de vitalidad durante aquellos años de la Segunda guerra mundial, que perdió a alguien que adoraba, y que en realidad jamás lo superó; alguien que hizo una promesa y que, por razones personales, decidió mantenerla durante el resto de su vida. Los amantes se hacen promesas, se juran amor eterno. Sin embargo, lo cierto es que si no se es capaz de romper las promesas que se han hecho a amantes del pasado o finados, resulta imposible avanzar".

Woodard hizo partícipe del guión acabado a su asociada de hace mucho, Jo Gilbert, quien dice que tras avenirse a leer el guión con cierta celeridad, no tardó nada en darse cuenta de que Woodward había logrado algo muy especial.

"Me sentí algo más que nerviosa cuando Peter me pidió echara un vistazo a su guión" —admite Gilbert—. "Pensé que si era horrible, ¿cómo iba a decírselo siendo un amigo? Pero se trataba de algo extraordinario; los personajes saltaban de las páginas. Supe que sería un disparate no convertir aquello en una película".

Gilbert puntualiza que aunque la película es innegablemente una historia romántica, lo que la hace distinta respeto de la mayoría de filmes del género es que se trata de una historia de amor que acaece en pleno contexto bélico. "La película ilustra acerca de lo que la guerra puede ocasionar a la gente" —comenta—. "Ethel pierde el amor de su vida debido a la conflagración, lo que es algo que sucede en el mundo entero y que forma parte de la condición humana. No es un caso aislado; sucede en todas partes".

Gilbert recurrió a la única persona que estaba convencida podía hacer justicia al guión al trasladar Closing the Ring a la gran pantalla: Lord Richard Attenborough, cuya reconocida carrera como director, actor y productor se extiende a lo largo de más de 60 años, perceptible en largometrajes como Tierras de penumbra (Shadowlands, 1993); Grita libertad (Cry Freedom, 1987); y Gandhi (Gandhi, 1982), éste último acreedor de ocho Oscars y cinco BAFTAs, entre ellos los referentes a mejor película y mejor director, en ambos lados del Atlántico.

Attenborough informa que Closing the Ring le atrajo por su ingenioso guión que, asegura, era uno de los mejores ‘primeros’ guiones que había leído jamás. "Para mí, el guión lo es todo" —asegura Attenborough—. "Me encantan las películas que tratan de relaciones humanas y de emociones y me sentí absolutamente abrumado por ésta. Inequívocamente, se trataba de unos de los ‘primeros’ guiones más excitantes, originales, y auténticos que había leído. Y efectivamente, lo que era extraordinario es que presentaba un maravilloso sentido de lo cinematográfico. No se trataba tan sólo de planteamiento, nudo y desenlace. Había complejidad y sofisticación en su esencia cinematográfica, lo que me pareció absolutamente maravilloso, al mismo tiempo que honestidad en el autor y personajes que han sufrido lo suyo. Me pareció emotivo, divertido, informativo, todo un reto; es una extraordinaria historia de amor".

Attenborough también sentía empatía por el tema; él mismo había servido volando como cameraman y disparador de torreta en la Royal Air Force durante la Segunda guerra mundial. "Conservo recuerdos de estar sufriendo graves mareos y náuseas" —comenta con un quejido—. "No fue una de mis épocas favoritas, respirando a través de una máscara de aire y sintiéndome enfermo".

Attenborough envió inmediatamente el guión a Shirley MacLaine. Ambos habían trabajado juntos por primera vez en 1968, cuando coprotagonizaron Los pecados de la señora Blossom (The Bliss of Mrs. Blossom, 1968), conservando de ello una buena amistad a lo largo de los años. "Shirley es una de las personalidades cinematográficas más grandes" —opina Attenborough—. "Es alguien extremadamente emocionante, adecuada, y profesional como no hay, y la adoro absolutamente. Cuando leí el guión, lo primero que le dije a Sheila, mi esposa, fue: ‘Aquí hay la oportunidad de volver a trabajar con Shirley. Sólo hay una mujer en este mundo para este personaje; es como si se hubiera escrito para ella.’ "

Tan pronto como MacLaine se enteró de la posibilidad de volver a trabajar con su viejo amigo, no se lo pensó dos veces: "Si Dickie me hubiera enviado el listín telefónico, probablemente habría dicho ‘De acuerdo, recitemos los nombres por orden alfabético, uno detrás de otro, con tal de volver a trabajar con él" —ríe MacLaine—. "Pero lo cierto es que el guión me pareció maravilloso, estaba lleno de romanticismo y de la tragedia que impregna una guerra, lo que puede que resulte muy actual teniendo en cuenta lo que este país está haciendo. Creo que tanto hombres como mujeres sufren de cierto sentido de privación por el que se niegan algo que quieren con devoción, y debido a ello tienen grandes dificultades para disfrutar la vida que se les brinda ante ellos. Cuando se pierde algo con lo que se está comprometido, que se adora, no hay más remedio que sobrellevarlo, y el modo en cómo se sobrelleva eso es de lo que trata esta película. Fue eso lo que me atrajo y es lo que me pareció inspirador".

Una vez con MacLaine en el proyecto encarnando a Ethel, la búsqueda del financiamiento empezó con gran dedicación. A lo largo de los siguientes cinco años los realizadores estuvieron ocupados con el desarrollo del proyecto y con la búsqueda de los fondos con que poder empezar la producción. En 2004, las piezas del rompecabezas encajaron al aparecer el dinero para producir Closing the Ring como coproducción entre Irlanda del Norte, el Reino Unido, y Canadá.

El guión dejó particularmente impresionado al coproductor canadiense Martin Katz, entre cuyos títulos precedentes consta Hotel Rwanda (Hotel Rwanda, 2004). "Hay guiones que sencillamente te asaltan" —comenta Katz—. "Cuando leí el guión de Closing the Ring tuve la misma sensación que tuve cuando leí el de Hotel Rwanda. Lo humano, la comedia, la tragedia… todo se sale de las páginas. Agarré el teléfono y dije: ‘¿De qué modo puedo ayudar?’"

El 26 de marzo de 2006, Peter Woodward se vio reconocido con la escasa posibilidad de ver su primer guión para largometraje vuelto película bajo dirección e interpretación de algunos de los más distinguidos talentos de la industria.


Reuniendo a los actores
Attenborough subraya que las interpretaciones y los actores son los elementos vitales en toda película que afronta. Actor él mismo, se enorgullece de su ojo para los repartos y de su capacidad para descubrir a nuevos talentos sin requerir de las audiciones, optando por la elección directa en lugar de ocupar tiempo con una serie de intérpretes potenciales. "El actor conoce a los actores" —comenta Attenborough—. "Poseo un instinto que me dicta si alguien puede o no asumir el papel. Prefiero estar con la gente una tarde entera que no apenas unos minutos. Me da la impresión que probarlos resulta una pérdida de tiempo. Los nervios y ansiedades que emanan durante la prueba no me dicen nada en absoluto del actor".

"Configurar el reparto es una de las partes más difíciles de todo el proceso de una película" —destaca el coproductor Martin Katz—. "Richard posee la increíble capacidad de reconocer el talento. De hecho, ha hecho más películas como actor que como director y cuando trabaja con los actores lo hace como un igual, como alguien que sabe lo que es estar ante la cámara, encarnar a un personaje, habitar una persona. Es un hombre apasionado, a quien asiste una gran humanidad, y que no puede evitar aflorar a través de las interpretaciones de la gente con la que trabaja".

Shirley MacLaine siente idéntica admiración por Attenborough. "Dickie es un director magnífico. En mi opinión, está ahí arriba de todo, en lo más alto de cuantos han trabajado conmigo, y estoy hablando de Wyler, Wilder, Hitchcock, Mike Nichols, Bob Fosse, etc". —informa MacLaine—. "Es uno de los mejores porque sabe cómo hablar a los actores. Y como él mismo dice muchas veces, si no eres actor, ¿cómo vas a saber qué decirles? ¿De qué modo les vas a llegar al corazón y les vas a calmar los miedos y controlar sus respectivas idiosincrasias e inseguridades y todo eso? Procura que el plató sea un lugar cómodo y divertido; es una de las películas más encantadoras de todas en las que he trabajado".

Con MacLaine dispuesta a dar vida al papel principal como Ethel, una mujer que literalmente empareda sus recuerdos del gran amor de su vida y que se encierra en sí misma apartando a los que le son más próximos, los realizadores iniciaron la búsqueda de la actriz que encarnaría uno de los papeles más difíciles del film: el mismo que interpreta MacLaine pero en su juventud.

"Shirley es uno de los iconos cinematográficos más carismáticos de los últimos cincuenta años" —comenta Gilbert—. "Al mismo tiempo, es una de las grandes amistades de Richard, y éste no se atrevería a comprometer su prestigio incluyendo en el reparto a alguien que no fuera absolutamente perfecto".

En definitiva, fue la hija de Gilbert quien reparó en Mischa Barton. "Mi hija sabía lo que estábamos buscando, e hizo que me sentara a ver O.C. (The O.C., 2003), y ahí estaba Mischa Barton, alta, de piernas largas, bella, y con talento. Repentinamente, todo parecía sugerir que sería perfecta para encarnar a Ethel Ann".

El director Richard Attenborough muestra una enorme admiración por Barton, cuando expresa que la actriz posee una extraordinaria capacidad para transmitir emociones complicadas, lo que era esencial para el papel.

"Teníamos que hallar a alguien que fuera creíble como Shirley de joven. No había ninguna posibilidad de que la historia funcionara en absoluto a menos que se consiguiera eso. Mischa aporta al papel de Ethel Ann una exquisita combinación de fuerza y fragilidad" —comenta Attenborough—. "Resulta fascinante su capacidad para evocar la profundad de las emociones que este personaje requiere, y para transmitir dolor y tristeza, desesperanza y miedo. Nos seduce con su interpretación y hace que queramos extenderle la mano. Verla en la película es sobrecogedor".

Barton se sintió inmediatamente atraída por el papel de esta Ethel Ann tan enérgica y vivaz. "Cuando leí el guión, pensé: ‘ésta es una historia verdaderamente emotiva, es algo que me gustaría ir a ver’" —recuerda Barton—. "Ethel Ann se halla en el mejor momento de su vida, pues por primera vez siente un amor sincero y profundo. Es un personaje maravilloso que encarnar porque probablemente está viviendo los días más felices de su existencia. No tiene ni idea de cuanto le aguarda. Lo único que sabe es que adora a Teddy y cree que le amará para siempre y que, juntos, les aguarda la felicidad por el resto de sus días".

La actriz muestra igual efusión cuando se refiere al hecho de trabajar con Attenborough. "Richard es increíble. Verdaderamente, para los actores es como un regalo de los dioses" —comenta la actriz—. "Aparte del hecho de que posee mayor experiencia y conocimientos de lo que se le podría pedir jamás a un director, realmente entiende lo que significa ser actor y lo que se requiere para que una pueda estar en el lugar sintiéndose cómoda y pudiendo trabajar. Dirige un plató tranquilo, de tal modo que una puede concentrarse sin perder energías en nada externo que distraiga".

Además de MacLaine y Barton, Closing the Ring reúne un grupo estelar de experimentados veteranos, entre los que se cuentan Christopher Plummer, el oscarizado Pete Postlethwaite, la también oscarizada Brenda Fricker, además de Neve Campbell, y de sabia nueva como la de Gregory Smith, David Alpay, Stephen Amell y Martin McCann.

Christopher Plummer da vida a Jack Etty, que lleva amando en secreto a Ethel desde hace más de cincuenta años. "Jack ama a Ethel en secreto, serenamente, desde su juventud" —nos dice Plummer—. "Era el mejor amigo del gran amor de ella, Teddy, y del hombre con el Ethel acaba cansándose tras el óbito de su marido, Chuck. Creo que se sintió profundamente herido cuando Teddy pidió a Chuck, y no a él, que se casara con Ethel si le ocurría algo. Personalmente creo que asimismo le embarga el remordimiento de no haber estado en aquel avión junto a Teddy. Pero no puede cambiar lo que ocurrió, de tal modo que elude sus sentimientos, como lleva haciéndolo desde hace cincuenta años".

Closing the Ring significa la segunda colaboración entre Plummer y Attenborough. Ambos habían trabajado previamente como actores en el drama Culpable sin rostro (Conduct Unbecoming, 1975).

Pete Postlethwaite era el primero en la lista para dar vida al personaje de Quinlan. Durante la guerra, siendo un joven de Belfast, Quinlan resulta testigo de la caída del avión de Teddy y del deseo del artillero moribundo: que el anillo regrese a Ethel y que ésta sepa de este modo que es libre de decidir lo que quiera. Pero el aterrorizado Quinlan es incapaz de hacerse con el anillo mientras las llamas devoran el avión accidentado. Obsesionado por los hechos de aquella noche, Quinlan pasa los siguientes cincuenta años en Black Mountain, tratando de hallar el anillo desesperadamente.

"Me encantó la historia; me pareció mágica" —comenta Postlethwaite—. "También me encanta el personaje que se me pidió interpretara, Michael Quinlan. Me pareció un personaje muy definido, muy complejo, con mucho recorrido. Le pasan cosas; lleva consigo un secreto terrible a lo largo de toda su existencia y finalmente se ve obligado a desvelarlo. Me pareció alguien muy fascinante".

Los realizadores recurrieron a una de las actrices de Irlanda más queridas, Brenda Fricker, para que retratara a la abuela Reilly, una mujer que, como Quinlan, pasó a la edad adulta durante la guerra.

Fricker describe a su personaje como alguien que "tiene un corazón de oro. Resulta un poco maniática, pero le encanta una buena risa" —comenta —. "Me da la impresión de que la guerra fue el mejor momento de su vida, probablemente. Era joven y bella, y tuvo muchos pretendientes. La vida no le fue exactamente como había esperado, sin embargo, todavía cree en el poder del amor".

Attenborough habla acerca de la decisión de incorporar al reparto a Postlethwaite y Fricker: "Pete es uno de los grandes actores de carácter de su generación. Para nuestra película ha sido extraordinario poder tenerle interpretando, habitando, el personaje de Quinlan. Brenda resulta igualmente remarcable y distinguida. Juntos aportan la diferencia a la película, lo cual no se puede lograr fácilmente".

Para el papel esencial de Jimmy, el joven que da con el anillo mientras escarba por Black Mountain y se dirige a EE.UU. para encontrar al propietario, los realizadores incorporaron al debutante Martin McCann. Originario de Falls Road, en Belfast, McCann se hallaba trabajando en una producción teatral marginal de A Clockwork Orange cuando atrajo la atención de Jo Gilbert.

"Tras cinco minutos observándole en escena, supe que habíamos encontrado a nuestro Jimmy" —recuerda Gilbert—. "Martin no estaba simplemente interpretando el papel de Alex, se había enfundado en él. Desplegaba una energía, una vivacidad, que hipnotizaba desde el escenario; insistí en que Richard le viera".

Attenborough, quien a lo largo de los años ha dirigido a actores como Denzel Washington y Daniel Day Lewis en papeles primeros, reveladores, no tiene sino palabras de admiración para McCann. "Supongo que de tanto en tanto uno descubre o es testigo de un actor por naturaleza, podríamos decir" —afirma Attenborough—. "Prácticamente no ha hecho películas, pero posee claramente toda la técnica cinematográfica en lo que se refiere a relacionarse con la cámara mientras actúa frente a ella. Tiene profesionalidad en lo referente a que tiene tanto que decir, sino más, que la mayoría de los actores de la película. No se equivocaba jamás en una sola palabra, y con ello quiero decir que ni siquiera se olvidaba de ella, ni de su diálogo. Jamás entraba tarde, su concentración era única; si tiene suerte de dar con los papeles adecuados, y si tiene la fortuna de que tras este film sigan uno o dos papeles de similar envergadura, va a convertirse en una grandiosa estrella de cine internacional. En una palabra, Martin es extraordinario".

McCann considera la oportunidad de dar vida a Jimmy como un honor y un privilegio. El actor comenta: "Todavía no puedo creerme que me paguen por hacer esto, por que ¡soy yo quienes les hubiera pagado a ellos! Todavía me estoy pellizcando. No he ido jamás a una escuela de arte dramático. Simplemente, llevo actuando desde que tenía unos diez u once años; así que estoy aprendiendo cada día, constantemente. Guiado por Lord Attenborough en mi trabajo junto a iconos del tamaño de Shirley, Pete y Brenda, no puedo equivocarme. Cada día de plató es un regalo".

McCann nos confiesa que las similitudes entre él y su personaje le dejaban perplejo. "Cuando leí el guión por primera vez, llegué a pensar que el guionista había estado espiándome porque Jimmy es igual que yo. Lo que quiero decir es que aquí tenemos a este joven que se va a EE.UU. por primera vez, y todo le resulta grande y nuevo… sencillamente se siente abrumado ante todo aquello… Eso es lo que me ha estado ocurriendo a mi mismo. Se siente ávido de aprender y de que todo el mundo se lo pase bien, le gusta divertirse, y así soy yo. De tal modo que no ha sido tan difícil".

Neve Campbell interpreta el papel de Marie, la hija de Ethel y de Chuck. Campbell comenta acerca de su personaje: "Marie no ha gozado de una buena relación con su madre y, dado que ésta todavía está enamorada del pasado, ha visto que la relación de sus progenitores no ha sido afectuosa. De tal modo que ella misma no ha tenido referentes para aprender cómo debe funcionar el amor, y de qué modo las relaciones pueden ser sanas. En consecuencia, creo, tiene miedo de establecer relación alguna con nadie".

Pese a que la relación de Campbell y MacLaine en pantalla resulta tensa, a nivel personal lo fue todo menos eso. Campbell nos dice: "Ha sido todo un honor trabajar con Shirley. Es una actriz fenomenal, una persona sorprendente con quien trabajar, a quien observar y de quien aprender. Creo que participar en el proyecto me intimidaba, pero encarnar a la hija de Shirley ha sido una experiencia fantástica; ¡es alguien muy divertida!"

Para dar vida a Teddy, Chuck y al joven Jack, tres muchachos de pueblo, cien por cien americanos y enamorados de Ethel Ann, con capacidad para transmitir el concepto romántico de tener que partir hacia la guerra, fue requerible algo más de esfuerzo por parte de los realizadores en comparación con el vertido en las otras decisiones de reparto.

"El grupo entre los dieciocho y los veintitantos es de los que presentan dificultad en la configuración del reparto; los actores de esa edad tienden a tener un aspecto muy contemporáneo y nosotros necesitábamos a gente que pudiera ser convincente en esa época" —comenta la productora Jo Gilbert, ella misma directora de reparto en el pasado—. "Richard es muy exigente con su reparto. Jamás sigue una tendencia por mero hecho de que se le presente ni integra en el reparto a actores gratuitamente. Resulta muy sensible para con el argumento, de tal modo que fue particularmente duro para nosotros dar con el actor adecuado para un papel tan esencial como el de Teddy, a quien en el guión se le retrata como un mozo americano de muy buen ver: un chico de campo de buen aspecto y rasgos regulares".

Attenborough recuerda: "Para Teddy, necesitábamos a alguien que le diera la réplica a Mischa y que no fuera simplemente un buen actor y tuviera una personalidad particular en pantalla, sino que además fuera creíble como alguien de quien Ethel Ann se enamora rendidamente. Me encontré con Stephen y quedé atónito del buen aspecto tan clásico que ofrecía. Sin embargo, no estaba del todo seguro en cuanto a su capacidad como intérprete y me imagino que mucha gente me habría dicho: ‘¡Pero bueno! ¿Y por qué demonios no le haces una prueba?’ Y yo hubiera respondido: ‘Porque creo que es una pérdida de tiempo. Así que estuve con él un par días de modo intermitente, y quedé convencido de que podía ofrecer una interpretación, con el retrato de la personalidad y el papel entero, si se le daba el tiempo suficiente y las circunstancias adecuadas, lo que garantizaría la autenticidad del film en términos de credibilidad para con la misma. Y eso lo ha logrado. Ha resultado absolutamente encantador sin ningún tipo de engreimiento. Es un tipo estupendo y estoy convencido de que también logrará una carrera exitosa".

Amell nos dice que respondió inmediatamente al papel de Teddy, a quien describe como "un libro abierto". Cada emoción y pensamiento que tiene es percibido plenamente por el espectador, de tal modo que es evidente para todos que ama a Ethel Ann con todo su corazón, que venera el suelo que ella pisa" —comenta Amell—. "Posiblemente comenzó a privarse de cosas y a ahorrar desde el mismo momento que supo que le compraría el anillo, así que cuando ella graba los nombres y le dice que se lo lleve consigue a la guerra, probablemente eso es el paraíso para él. Y cuando se da cuenta de que está muriendose, la única cosa que le importa es que ella sea feliz; y su último deseo es que Ethel siga adelante y viva su vida".

Dando vida a Jack y Chuck, los mejores amigos de Teddy, encontramos a Gregory Smith y David Alpay. A los tres une un lazo de toda la vida y el mismo amor por Ethel Ann. Smith, quien recientemente ha acabado cuatro exitosos años como estrella de la serie televisiva Everwood (2002-2006), reconocida por la crítica, comenta que desde el momento en que leyó el guión supo que "podía penetrar en la cabeza de Jack inmediatamente. Sabía de donde procedía, y cuál era su naturaleza" —informa Smith—. "Siempre trato de sumergirme personalmente, en el mundo en que el personaje que debo encarnar vive, cualquiera que sea, y con Jack eso era sencillo. Le encanta la vida y sus amigos, tanto que cuando Teddy les hace jurar que, en caso de que a él le ocurriera cualquier cosa, uno de ellos cuidará a Ethel, y entonces elige a Check. Jack respeta la promesa y la elección aunque probablemente ama a Ethel Ann más que Check".

"Teddy, Jack y Chuck eran jóvenes y estaban llenos de vida y emocionados ante la perspectiva de tener que partir a la guerra. Para ellos, el mundo era una incógnita que dilucidar" —opina Alpay—. "Nadie creía que alguno de ellos pudiera regresar. De tal modo que en su última noche juntos, Chuck hace esa promesa a Teddy, sin pensar siquiera un momento que se presentaría la ocasión en que cumplirla. Pero se presenta y cumple, aunque sabe, en lo hondo de sí mismo, que Jack debiera haber sido el que se quedara con Ethel Ann. No obstante, cumple la promesa porque es un hombre de palabra".

Poniendo el colofón a ese apreciado reparto secundario de Closing the Ring, hallamos a Allan Hawco como Peter, Ian McElhinney como Cathal Thomas, BJ Hogg dando vida a MacGuigan, Ian Beattie como Seamus McCarty y Kirsty Stuart encarnando a Eleanor.