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  Phillip Morris ¡Te quiero!  (I love you Phillip Morris)
  Dirigida por Glenn Ficarra, John Requa
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La película está coescrita y codirigida por la veterana pareja de guionistas Glenn Ficarra y John Requa ("Bad Santa"), a partir de su propio guión adaptado, basado en la novela de Steve McVicker, antiguo reportero de investigación del periódico Houston Chronicle. Andrew Lazar ("Superagente 86 de película") y Far Shariat ("Confesiones de una mente peligrosa") han producido la película, mientras que el guionista, director y productor de fama mundial Luc Besson ("Desde París con amor", "El quinto elemento") ejerce de productor ejecutivo.

El equipo creativo tras las cámaras está encabezado por el director de fotografía Xavier Pérez-Grobet ("Antes que anochezca"), el diseñador de producción Hugo Luczyc-Wyhowski ("Snatch. Cerdos y diamantes"), el montador Thomas J. Nordberg ("Alejandro Magno (Alexander)"), el diseñador de vestuario David C. Robinson ("Pollock: la vida de un creador") y el compositor Nick Urata ("Pequeña Miss Sunshine").

Esta historia de amor sin complejos no es la típica aventura amorosa, según explica su productor Andrew Lazar. "Sí, es interesante que se trate de un hombre gay", comenta Lazar acerca de Steven Russell, el personaje interpretado por Jim Carrey. "Pero lo que lo hace universal es que todo el mundo puede identificarse con estar obsesionado y locamente enamorado y deseando estar con esa persona que va a cambiar tu vida".

Después de que su vida de estafador le salga rana, Steven va a parar a prisión, donde conoce a Phillip Morris (Ewan McGregor). El resto de la película es una quijotesca historia de un enamorado desesperado que no puede soportar estar separado de su alma gemela. "En cuatro ocasiones distintas, por medios ingeniosos y no violentos, lleva a cabo unas arriesgadas fugas de prisión, todo en nombre del amor, para poder estar con Phillip Morris", se maravilla Lazar.

Lazar admite sentirse fascinado por historias de vidas insólitas. "Como productor, pasas el tiempo buscando material y, cuando encontré este original, ni siquiera estaba terminado", explica Lazar del trabajo que había recabado Steve McVicker, por entonces periodista de investigación del periódico Houston Chronicle. "Había varios capítulos y después se ofrecía un esbozo del resto del libro. Al haber tenido éxito con historias verdaderas pero insólitas, como 'Confesiones de una mente peligrosa', compré de inmediato de mi propio bolsillo los derechos para la adaptación y Miramax Books decidió publicarlo".

Lazar envió un ejemplar de muestra de la propuesta de libro a varios guionistas de primera fila a lo largo de un fin de semana y decidió que ofrecería el trabajo al primero que respondiera. "Leí la primera página, llamé a John (Requa) y le dije: 'Creo que vamos a hacer esto'", recuerda el coguionista y codirector Glenn Ficarra. "Creo que John percibió algo en mi voz y dijo: '¡de acuerdo!'".

"Acepté hacerlo antes de haber terminado siquiera de leerlo entero", reconoce John Requa, coguionista y codirector de la película. "Lo primero que nos atrajo fue el hecho de tratarse de una historia de amor sobre un tipo que hacía toda clase de cosas increíbles por amor. Nunca habíamos hecho una historia de amor, nunca nos había interesado, pero el material nos pareció demasiado interesante para negarnos".

Aunque el elemento del estafador escurridizo es el que mueve la historia en muchos aspectos, lo que de verdad interesó a Lazar sobre el planteamiento de Ficarra y Requa fue su enfoque clásico de la inherente historia de amor que sugiere el material. "Ya se han hecho todo tipo de historias de estafadores, como 'Los timadores' y 'Atrápame si puedes', pero lo que en mi opinión hace que ésta sea tan especial es la relación sobre la que se sustenta, y se centraron inmediatamente en ella", afirma Lazar.

Al tratarse de Miramax Books, la primera llamada en busca de financiación para desarrollar el proyecto fue a Miramax. "Se la planteamos por teléfono como una película de fuga de prisión gay y se quedaron muy callados", recuerda Ficarra. "Cuando salimos de la reunión, dije: 'vamos a tener que escribir esto gratis'", prosigue Requa. "Andrew dijo de inmediato: '¿Vais a escribir el guión gratis? ¡Estupendo!'". Desde el principio quedó más o menos claro para todos los implicados que, al tratarse de una historia de dos hombres, no iba a ser el tipo de proyecto que fuera a atraer suficiente dinero que fuera a sentirse cómodo con la temática como para poner en marcha una producción de gran presupuesto. "Es una desgracia, porque si esta historia hubiera sido sobre un hombre y una mujer, habríamos conseguido montones de dinero", opina Requa.

Como guión especulativo, la pareja fue retrasando este proyecto a favor de otros trabajos de pago, aunque siguieron en todo momento obsesionados por sacar adelante esta historia durante casi dos años. "Una de las principales razones por las que lo aceptamos fue porque planteaba toda clase de retos", admite Requa. "Nunca habíamos hecho una historia de amor, nunca habíamos hecho una historia real, nunca habíamos adaptado un libro. Era un excelente guión con el que ampliar nuestro currículum".

Uno de los retos de contar una historia que no es de ficción es que "hay una sobreabundancia de detalles, por lo que es necesario centrarse e ir suprimiendo parte de esos detalles, hasta que quede algo que pueda entrar en los límites que impone una producción cinematográfica", explica Lazar. La vida de Steven Russell estaba cuajada de anécdotas increíbles y estafas asombrosas, y los guionistas tuvieron que centrarse para encontrar la historia dentro de todo ese material. "Tuvimos que combinar cosas, moverlas de aquí para allá, hasta lograr que todo encajara", recuerda Requa. "Nos obligamos a trabajar más en él de lo que ningún estudio nos había hecho trabajar nunca en ningún otro guión, y luego escribimos 10 borradores para Lazar y el productor Far Shariat, pero sin perder en ningún momento la sonrisa en el rostro".

Finalmente, hubo un guión listo que poder usar para reclutar a los actores a finales de 2006 y "la primera persona a la que se lo entregamos durante las Navidades fue Jim Carrey", señala Lazar. "Naturalmente, a Jim le atrajo este personaje increíblemente carismático, aunque con defectos, pero simpático. Siempre agrada conseguir a tu primera opción de actores aunque, después de que se comprometiera, volvimos sobre el guión y nos dimos cuenta de que tiene ocasión de hacer algo fenomenal en cada página del guión".

"Esta película no trata de un tipo heterosexual que finge ser gay", explica Lazar sobre el material. "Steven Russell es homosexual y es un guión muy provocador. Hablamos de unos cuantos directores excelentes de primera fila con Jim y, después de que uno tuviera que abandonar para ocuparse de otro proyecto, Jim dijo: 'me trajisteis esto con la idea de que sirviera como posible debut en la dirección de Ficarra y Requa, y ahora me siento suficientemente cómodo con ellos como para intentarlo'. Se había creado una relación entre Jim y los guionistas y, cuando llegó el momento de plantearse: 'y ahora, ¿quién?', Jim se mostró muy valiente y dio ese significativo salto de fe", afirma Lazar acerca de la decisión de hacer que los dos guionistas dirigieran finalmente la película.

"Tuvimos la suerte de que nos presentaran a Luc Besson (productor ejecutivo) a principios del proceso, porque las historias de relaciones sexuales no parecen poner tan nerviosos a los europeos como a los americanos", comenta Lazar. "Nuestra película es muy distinta de 'Brokeback Mountain (En terreno vedado)', pero hay algunas similitudes sorprendentes en la franqueza de la relación y cómo trasciende cualquier estigma. Europa entendió que el tono de la película era una comedia con elementos dramáticos, y nos permitieron hacer la película que realmente queríamos. La relación ya existente entre Luc y Jim permitió que encajáramos bien y nos sintiéramos seguros, y nos brindaron su apoyo en todo momento".

"Tenía la intuición de que Glenn y John eran auténticos cineastas", comenta Lazar. "No había visto sus cortometrajes desde hacía cierto tiempo, así que, cuando nos metimos en serio en faena, le puse a Jim sus cortos de hacía 10 años, que son absolutamente desternillantes y tienen un estilo maravilloso. Creo que esos cortos dieron confianza a Jim y entonces la cuestión pasó a ser rodearlos de un equipo extraordinario".

El diseñador de vestuario David C. Robinson, que estaba familiarizado con el libro, se preparó para su entrevista de una manera insólita. "David apareció y dijo: 'traigo toda mi documentación aquí mismo', y sacó una bolsa de polaroids de su propia vida, que reflejaba a la perfección la vida de Steven", recuerda Ficarra. "Me di cuenta de que Steven Russell y yo éramos prácticamente de la misma edad y yo había estado en Key West, por el sur, etc., más o menos en la misma época en la que él estaba en la película", comienza a explicar Robinson. "Así que llevé fotos en las que, por ejemplo, aparecía yo sentado en un jacuzzi con otros dos tipos en Key West, que era mi forma de decir: 'Este es el aspecto que tenía un hombre gay en Key West en el 84. No soy Steven Russell, pero desde luego he estado de vacaciones con gente como él'. Posteriormente colgué todas mis fotos de vacaciones en una web de documentación", explica el diseñador de vestuario, que ha logrado sobresalir en la industria gracias a la riqueza de su trabajo en películas como "Donnie Brasco" o "¿Conoces a Joe Black?".

En muchos aspectos, Robinson sirvió como una especie de 'guía espiritual' para los directores cuando emprendieron la labor de dar cuerpo al personaje de Steven Russell en la pantalla con el vestuario de Robinson. "Todavía no habían salido del armario en la misma época, se criaron en muchos de los mismos lugares, salieron del armario a la vez", explica Ficarra sobre la perspectiva que les ofreció Robinson sobre el personaje de Steven. "No conozco a ningún otro diseñador de vestuario en toda la historia de Hollywood que haya aportado más a una película", afirma Requa sobre la influencia de Robinson, que a menudo sobrepasaba los límites de su propio departamento. "Sentía auténtica pasión por el proyecto desde el primer momento y estaba muy interesado en que se hiciera bien. Es un hombre de gran dedicación y enorme talento".

Los directores ya eran unos auténticos entusiastas del trabajo como director de fotografía de Xavier Pérez Grobet en películas como "Super Nacho (Nacho libre)" o "Antes que anochezca" antes de reunirse con él para hablar del proyecto. "Cuando empezamos a hablar de la película, dijo: 'bueno, soy gay'", comenta Ficarra sonriendo, que recibió encantado el interés personal de Grobet de trabajar con ellos. "La mayor parte de los gays que trabajaron en la película la encontraron atractiva porque 'lo gay' era algo secundario. Es una de las escasas películas donde no se trata de ser gay, sino que es una historia de amor entre dos personas que resulta que son gays. Fue nuestro grito de guerra a lo largo de toda la producción: no hacer nunca gala de ser gay".

Para afrontar los mundos tan dispares por los que Steven Russell se movía, los realizadores decidieron recurrir al diseñador de producción Hugo Luczyc-Wyhowski, que había trabajado en muchas películas con el director británico Stephen Frears. "Los diseños de producción de Hugo gozan de un realismo que me pareció sumamente importante", explica Lazar. "Habíamos hablado de distintos estilos y, en última instancia, decidimos que el realismo era seguramente lo mejor", agrega Ficarra, que explica que John y él querían que las risas vinieran de los personajes, no de la época. "Hugo hizo un gran esfuerzo para que fuera realista porque dijo: 'el material ya es suficientemente fantasioso y tampoco conviene ir demasiado lejos'", recuerda Requa de sus primeras conversaciones sobre escenarios y exteriores.

La producción pasó sus dos primeras semanas en Miami recreando momentos de la incursión inicial de Russell en la vida gay de mediados de los 80, donde conoce a su primera pareja seria, Jimmy Kemple, interpretado por Rodrigo Santoro. "Fue el primer lugar al que fue cuando decidió que quería salir definitivamente del armario", explica Ficarra. "Era como si hubiera decidido: 'voy a ser fabuloso', y descubrió el lugar donde poder hacerlo. Era realmente un lugar de moda al que ir y él estaba justo allí, en el frente de una gran explosión de población gay recién salida del armario".

A su llegada a Miami, Robinson se metió de inmediato en la onda latina, que influyó decisivamente en su trabajo con el vestuario del personaje de Santoro. "Cuando lo eligieron, me pareció perfecto, porque no sabría decirte cuántas parejas gay conocí por aquel entonces formadas por un tipo blanco grandullón y uno latino", recuerda Robinson de su trabajo con el ídolo brasileño, más conocido internacionalmente por su papel de Jerjes en la película "300". De repente, le encontré sentido a Versace, al ver a todos esos chicos latinos tan guapos llevando las camisas con el característico estampado, y piensas: 'por supuesto, así tiene completamente sentido'. No me extraña que Gianni las repartiera entre todos los chicos latinos guapos que hubiera en la playa". A Lazar le hicieron gracia las primeras fotos de los paparazzi publicadas en la prensa mundial en las que podía verse a Carrey y Santoro paseando por Collins Avenue, la personificación del extravagante Steven Russell encontrándole sentido a su vida como gay.

"Al leer la novela, descubres parte de lo que le sucedió a Steven cuando pasó a integrarse en la cultura gay y cómo se dejó más o menos guiar al respecto por amigos", comenta Robinson. "Al haber crecido como policía en Virginia, evidentemente no entendía gran cosa de moda, pero seguramente le aconsejaron que no debía sentirse avergonzado entre la comunidad gay por llevar cosas muy estrafalarias. Esos son los escasos momentos en los que puede percibirse que quizá se sienta un poco incómodo en la cultura gay, intentando encajar, porque siempre está intentando encajar".

La mayor parte de la película se desarrolla en Texas, en torno a cárceles y prisiones, así que los productores necesitaban un estado que los recibiera con los brazos abiertos y les diera la oportunidad de rodar en este tipo de escenarios. Luisiana linda con Texas y el estado resultó ser un doble perfecto. La producción disfrutó de un acceso sin precedentes a prisiones y cárceles por todos los distritos de Nueva Orleans para el rodaje, debido en parte a las titubeantes labores de reconstrucción tras el paso del huracán Katrina.

"Tuvimos una experiencia formidable por las cárceles de Nueva Orleans, y luego rodamos cinco días en Angola, una de las prisiones más peligrosas del mundo, hasta su transformación a mediados de los 90", comenta Lazar. Allí fue donde rodaron la escena del primer encuentro entre Steven y Phillip Morris, interpretado por Ewan McGregor. La prisión suele verse cinematográficamente como un lugar muy duro pero, en algunas de las instituciones más grandes, "la gente puede llevar una existencia aparentemente libre y podrías vivir allí un romance y sacarlo adelante sin problemas", señala Requa.

"Todo depende siempre de la fuerza del guión, y teníamos un guión con mucha garra, que ofrecía a los actores la oportunidad de interpretar personajes algo más profundos que en las típicas películas de Hollywood", observa Lazar, que reconoce que contar con Carrey también les permitió atraer a otros muchos actores. La elección de McGregor surgió como resultado de una conversación con Jim y, "básicamente, en menos de un día contábamos con él", recuerda Ficarra de ese día en casa de Carrey. "Phillip Morris es un papel muy delicado y Ewan se adaptó con facilidad a esa persona algo esquelética y aniñada que le robó el corazón a Steven Russell", explica Lazar.

Otra de las sugerencias de Carrey fue Leslie Mann para interpretar a la mujer de Steven, Debbie. "Es una gran cómica y una estupenda actriz, y ya tenía cierta experiencia con Jim porque trabajaron juntos en 'Un loco a domicilio'", comenta Lazar, que también recuerda los inolvidables papeles de la actriz en las cintas de Judd Apatow "Lío embarazoso" y "Virgen a los 40". "Cuando Steven sale finalmente del armario y declara ser gay, queremos a alguien que en la realidad pudiera seguir siendo amiga de él. Leslie tiene la capacidad de expresar la clase de perdón y comprensión que Debbie tenía que ofrecerle a Steven".

Con un cociente intelectual que lo sitúa en el nivel de 'excepcionalmente dotado' (169), Steven Russell era lo suficientemente inteligente para saber que la burocracia juega a tu favor y aprendió rápidamente a sacar provecho de las situaciones, ya fueran trabajos muy bien pagados o estafas que daban pingües beneficios. "No es una especie de genio del crimen", explica Ficarra. "Hizo cosas muy atrevidas, pero no se mostraba especialmente hábil en su ejecución". "Su audacia es su cualidad más fuerte", agrega Requa.

"Nos gustan los personajes que se obsesionan y se engañan a sí mismos", asegura Ficarra. "Sí, Steven es nuestro tipo de persona", agrega Requa. "Nos gustan los tipos que se sienten angustiados por hechos de su pasado y que se pasan toda la película debatiéndose con ellos".

"Su capacidad de creer que podía hacer cualquier cosa cegaba su propia capacidad de razonamiento", comenta Lazar. "Es la forma de ver el mundo que tiene Steven, tan atrevida y audaz, lo que, a pesar de lo listo que es para realizar algunas de sus estafas, constituye a la vez su talón de Aquiles, es lo que lo lleva a no borrar su rastro y a no darse cuenta de que podrían acabar atrapándolo".

Steven Russell (Carrey) narra la película, y toda la historia se cuenta desde su punto de vista. "Es lo que Steven considera la verdad, o lo que contó a Steve McVicker como la verdad", explica Ficarra. "La verdad es algo más aburrida, quizá no tan clara, pero queríamos que los espectadores fueran los últimos engañados por Steven", señala Requa.

Ninguna de las estafas ni de las fugas están inventadas, tan solo se les ha dado un "interpretación dramática", según explican los realizadores. "Todos los hechos sucedieron pero, evidentemente, nos hemos tomado cierta licencia dramática en cuanto a lo que los personajes dicen o cómo lo dicen", explica Lazar. "Sentimos que queríamos interpretar la película y la relación de manera romántica, así que es lo que hemos hecho".

Steven Russell pasa en la actualidad 23 horas al día encerrado, durante los próximos 144 años. Phillip Morris ejerció de consultor de la película y realiza un pequeño 'cameo' en la misma, junto con el autor Steve McVicker.