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  El último voto  (Swing vote)
  Dirigida por Joshua Michael Stern
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Bajo dirección de Joshua Michael Stern, y producida por Jim Wilson y Costner, la película ha contado con Robin Jonas, Ted Field, Terry Dougas y Paris Kasidokostas Latsis como productores ejecutivos. Son los guionistas, Jason Richman y Joshua Michael Stern. Una presentación de Touchstone Pictures, Swing Vote es una producción de Treehouse Films en asociación con Radar Pictures y 1821 Pictures.

Tras la pantalla, colabora un equipo creativo integrado por el director de fotografía Shane Hurlbut [Inmersión letal (Into The Blue, 2005); We Are Marshall (2006); Juego de honor (The Greatest Game Ever Played, 2005); Drumline (Drumline, 2002)]; el diseñador de producción Steve Saklad [Juno (Juno, 2007); Gracias por fumar (Thank You For Smoking, 2007); Spider-Man 2 (Spider-Man 2, 2004)]; y la diseñadora de vesturario Lisa Jensen [En el valle de Elah (In The Valley Of Elah, 2007); The Ringer (2005); Los fabulosos Baker Boys (The Fabulous Baker Boys, 1989)]; Jeff McEvoy [Wonderland (Wonderland, 2003); Turistas (Turistas, 2006)] es el montador; la banda sonora original ha corrido a cargo del compositor nominado a los Oscars, John Debney [La pasión de cristo (Passion of the Christ, 2004); Sé lo que hicisteis el último verano (I Know What You Did Last Summer, 1997)].


Las primarias - Primero, la génesis de la historia
El guionista y director Joshua Michael Stern, y el guionista Jason Richman, amigos desde hace mucho, siempre han querido trabajar juntos, pero no fue hasta que Richman lanzó esta idea sobre una temática que apasiona a ambos que éstos decidieran zambullirse en un proyecto común. "Es difícil escribir con alguien" —comenta Stern—. "Pero funcionó realmente. Escribir este guión ha sido de ensueño".

La idea estaba en una mirada cómica al proceso político de este país, visto a través de los ojos de una chica de un pequeño pueblo y de su apático padre. "Nos parecía que era importante escribir algo que tuviera algo de sentido más allá del simple factor de entretenimiento de toda comedia" —comenta Stern—. "Nuestro objetivo estribaba en escribir una película sobre un padre y una hija. La locura política y el caos casi que devenía una historia secundaria".

La idea atrajo la atención de Kevin Costner, tanto como actor como en su calidad de productor, por sus elementos cómicos y por unos personajes creíbles. "Parecía muy cinematográfica, y me gustó inmediatamente" —recuerda Costner—. "En realidad, no me lo pensé. Han logrado un trabajo brillante con esta comedia y creo que podríamos situarla en la misma categoría que Tin Cup (Tin Cup, 1996) o Los búfalos de Durham (Bull Durham, 1988). No se queda en la pura comedia. Existen momentos en que hay un trasfondo emocional que se añade a la experiencia. Es divertida y cómica pero hay momentos en los que, ya se sabe, el corazón puede romperse en alguna medida".

El oscarizado productor Jim Wilson, socio de producción de Costner desde Bailando con lobos (Dance with Wolves, 1990), se muestra de acuerdo: "Las primeras páginas me absorbieron completamente porque no se trataba de política en absoluto" —recuerda Wilson—. "Se trata de un padre criando en solitario a su hija de 12 años, y de la relación que se establece entre ambos. Y el diálogo, el juego irónico entre esos dos es impresionante".

"Se parece mucho al tipo de historia de Luna de papel" —comenta Stern—. "Seguimos la relación entre un padre y una hija y de cómo se las arreglan con todo el caos que les rodea".

"La comedia siempre forma parte de cuanto hago dado que es una reacción humana natural" —añade Richman acerca del tono del guión—. "Pero creo que lo más importante de esta película —y lo más difícil— es la verdad".

Con gran determinación, a los guionistas les pareció que si tenían que escribir de política, la historia debía basarse en la realidad. "Las elecciones del año 2000 fueron absolutamente un embrollo" —subraya Richman acerca de la inspiración inicial para la historia—. "Realmente transmitió a todo los hogares la idea simple de que cada voto contaba porque el margen era increíblemente estrecho".

Y Stern añade: "Nos pareció que si todas unas elecciones podían reducirse a un distrito de Florida —unos 500 votos—, y unas elecciones para gobernador en Oregón a 30 votos, no había razón por la que no pudiéramos crear unas elecciones verosímiles reducibles a un único voto".

Stern comenta que los realizadores no han querido tomar partido en la historia política de la película. "Si en esta película hay un mensaje más allá de la comedia y de las relaciones establecidas entre los personajes" —sigue—, "es el de que cada voto importa".

Costner concluye: "Vi un cartel hace ocho años que no se me ha ido de la cabeza. Decía: “92 millones de personas en las elecciones del pasado año marcaron la diferencia. No votaron.” Resultaba tan profundo como devastador".


Las elecciones: Dando con los candidatos perfectos
"Se me antojó que sería fenomenal tener a Kevin y hacer una especie de deconstrucción de su persona, de su icónica imagen de estrella de cine, para dejarlo como un tipo corriente" - Joshua Michael Stern, Director

Con más de 100 papeles que cubrir, el proceso de formar el reparto hubiera podido ser un tanto arduo, pero todo comenzó a encajar rápidamente, comenzando por el protagonista de la película, Bud Johnson.

"Bud Johnson representa mucha gente de la calle" —remarca Richman—. "Es alguien que sólo escucha la charlatanería enmascaradora procedente del sistema político; ha escuchado muchas promesas a lo largo de los años, y más bien ha renunciado al sistema. Eso es lo que hacía tan divertido situar a un personaje como ése en el centro de la tormenta".

Desde el principio, Stern sabía a quién quería para el papel. "Siempre pensé que Kevin Costner estaría fenomenal. Es muy bueno encarnando al hombre corriente, al tipo con el que todos nos podemos identificar" —comenta Stern—. "Se me antojó que sería fenomenal tener a Kevin y hacer una especie de deconstrucción de su persona, de su icónica imagen de estrella de cine, para dejarlo como un tipo corriente".

A Costner le atraía ese papel de hombre de la calle. "Bud es un típico personaje americano" —comenta Costner—. "Se trata más bien de un inútil, un simpático pillo aunque imperfecto. Es negligente en el sentido que ha ido dando tumbos de un lado a otro a lo largo de su vida, yendo de ocupación en ocupación, que en cierto momento se casó y que ahora tiene una bachiller que criar que es quien más bien lleva la casa".

A medida que Swing Vote se despliega, Bud se ve cortejado por los grandes pesos de la política y sus brazos derechos, que se añaden a la comedia y que resultan esenciales para hacer que la historia funcione.

Pero, quién encarnaría al Presidente? Costner sugirió rápidamente a Kelsey Grammer. "Tuve una sensación muy fuerte acerca de Kelsey: tiene un aire presidencial y además es un actor excelente" —comenta. Stern se muestra de acuerdo con ello, añadiendo que podría imaginarse fácilmente a Grammer en la Casa Blanca: "Tiene ese tipo de aura. Podría presentarse a las presidenciales" —opina Stern, quien describe el personaje de Grammer como “un tanto torpe”—. "Pero aporta a ello algo completamente diferente, algo muy sincero".

Grammer, ganador en muchas ocasiones del Globo de Oro y el Emmy, ampliamente conocido por su querido personaje de Frasier en las aplaudidas series Cheers (Cheers, 1984-1993) y Frasier (1993-2004), se incorporó al proyecto inmediatamente: "Me divierte de verdad el modo en que la película satiriza todo el proceso político, tratando de igual modo a los candidatos demócrata y republicano" —dice Grammer—. "Expone los puntos flacos de ambos y realmente nos anima a tener fe en el proceso político en base al hecho de que verdaderamente un hombre puede alcanzar la iluminación de tanto en tanto".

En cuanto a su personaje, Andrew Boone, Grammer lo entiende como un hombre muy complejo, un servidor público entregado y optimista que cree en los americanos. "Pero también es un hombre ambicioso y práctico" —añade Grammer—. "En él hay algo esperanzador y maravilloso, y también formidable porque entiende que tiene poder, pero también la responsabilidad de hacer el bien con él".

No obstante, Grammer halla el modo de extraer de todo ello la vertiente cómica del personaje. "En este caso, el voto de un único hombre va a decidir quién ocupará la presidencia" —comenta Grammer—, "y eso en verdad que resulta una extraordinaria maquinaria con la que canalizar un montón de comportamiento ridículo".

A Stern le complació particularmente el elemento sorpresa que una figura como Dennis Hopper promete. "Incorporarle al reparto como oponente demócrata fue asombroso. Adquiere un aspecto muy distinguido, pero lo embrolla todo un poco. Es imprevisible, y creo que eso siempre divierte al público. Es emocionante ver justo ante ti a gente que has admirado tanto logrando algo totalmente nuevo".

En verdad que en el haber de Hopper constan algunos de los títulos clásicos de la cinematografía de Hollywood, desde Rebelde sin causa (Rebel Without a Cause, 1955), pasando por Easy Rider. Buscando mi destino (Easy Rider, 1969), hasta Hoosiers: más que ídolos (Hoosiers, 1986) y, de igual modo, algunos papeles ásperos e intensos. De tal modo que incluir en el reparto al actor como la esperanza demócrata aportaba un giro. El personaje de Hopper, Donald Greenleaf, posee la dignidad y determinación de un típico candidato político, pero igual que el presidente Boone, Greenleaf tiene dificultades en sus compromisos cuando las elecciones están en juego.

Hopper recibió su papel con los brazos abiertos. "Sencillamente, me divirtió el guión" —explica—. "Me enorgullece participar en esta película, y es magnífico trabajar con Kevin de nuevo. Ha pasado mucho tiempo" —de hecho, han pasado doce años desde que el actor trabajó con Costner en Waterworld (Waterworld, 1995).

"Recibimos una gran alegría cuando Dennis decidió encarnar a Greenleaf" —comenta Costner.

Así las cosas, el siguiente paso consistía en arropar a los candidatos presidenciales con sus hombres de confianza, con sus brazos derechos. Stern nos explica que llegados a este punto, configurar el reparto significaba emparejar apropiadamente a la gente: "Era preguntarse: “¿Quién resultaría un contraste interesante para Dennis Hopper?” E instantáneamente, la respuesta fue Nathan Lane".

Hopper compara a Greenleaf y al Art Crumb de Lane con Abbott y Costello, haciendo Hopper las veces del serio del dúo con el Costello de Lane. "Nathan Lane es uno de los hombres más divertidos con los que haya trabajado jamás" —comenta Hopper—, "aunque ambos éramos serios. Lo que pasaba es que la circunstancia era desternillante".

"No lo veo como un papel cómico" —añade Lane—. "Tiene sus momentos de humor pero, esencialmente, no pienso en él como un rol cómico, aunque parece que se ríen cuando ambos estamos haciendo las escenas. Les encarnamos seriamente".

Lane sintió atracción por esta historia que entendió "inteligente, divertida, y ciertamente oportuna". Pero por encima de todo, le gustaba su personaje, Art Crumb, el jefe de campaña del contendiente demócrata. "Probablemente se trata de un adicto al trabajo" —comenta Lane—, "y ha ido de campaña en campaña, sin embargo, no ha tenido mucha suerte, así que hay algo de amargura en él para con esas experiencias pasadas. Por ello resulta tan importante su necesidad de ganar; e interpretarlo se hace muy interesante".

La contrapartida de Crumb en el equipo republicano es el jefe de campaña Martin Fox. "Creo que entre ellos hay respeto mutuo aunque a mi personaje Fox no le cae particularmente bien" —dice Lane—. "Le da la impresión de que es muy taimado. Sin embargo, llevan en las trincheras demasiado, por lo que hay una especie de extraña amistad y una cierta camaradería".

El papel de Martin Fox se le ofreció a Stanley Tucci, quien a Stern le pareció que era un complemento ideal al personaje de Grammer. Como los otros, Tucci sintió gran admiración por el guión aunque también tenía otro incentivo para asumir el papel: Nathan Lane. "Creo que es un actor maravilloso, y trabajar con él fue una de las razones por las que decidí incorporarme" —informa Tucci.

Tucci encarna a un perfeccionista implacable que no va a pararse ante nada para conseguir lo que quiere. "Me gustan los personajes que son tan intensos y concentrados en cuanto hacen que acaban por resultar innatamente cómicos". Dado que son miopes, su comportamiento resulta en alguna medida extremo, de un modo que puede ser o aterrador o muy divertido" —y en este caso, definitivamente, el efecto es cómico. Tucci sigue—: "Llevaba mucho tiempo sin leer ni ver una buena comedia política".

Costner se convirtió en un admirador instantáneo de esa cuatrinca presidencial. "Con todos esos tipos, no quiero considerarlos unos ladrones de escenas pero resultan tan buenos en su oficio que realmente pueden ser los amos de la pantalla" —comenta el actor.

Y no eran los únicos. La debutante Madeline Carroll, estudiante de segundo curso de bachillerato procedente de Simi Valley, California, se incorporó al reparto como Molly Johnson, la joven que activa el mecanismo. Su papel exigía de una actriz tan joven tener los arrestos y el arco emocional necesarios para actuar en escenas con oponentes del nivel de Costner, Grammer, Tucci y Lane. Sin embargo, aunque su currículum no es muy extenso, Carroll se hizo con el alma de los productores y del director. "Dimos con ella mediante una audición abierta. Se trató de ese pequeño milagro en el que hallas a alguien que resulta ser exactamente el personaje escrito en el guión, y automáticamente piensas: ‘Okay, es eso’"

De acuerdo con Stern, la mayoría de la cinta dependía del éxito en la relación establecida entre padre e hija. "La mayor recompensa fue que esa relación funciona en la pantalla" —opina—. "Para mi, ese era el mayor reto que al final resultó no serlo en absoluto".

Carroll, con pequeños papeles en Resident Evil: Extinción (Resident Evil: Extinction, 2007); Santa Claus 3 (The Santa Clause 3: The Escape Clause, 2006); y Cuando llama un extraño (When a Stranger Calls, 2006), así como también con algunos títulos televisivos y anuncios, ya había leído suficientes guiones como para reconocer un buen papel cuando lo veía. "Cuando leí esto, sentí como si una tonelada de ladrillos me cayera encima" —comenta—. "Tenía tanta fuerza que lloré. Es una gran comedia, donde se mezclan todas las emociones".

El coguionista Richman añade que el personaje, Molly, esta niña de 12 años, tiene mayor sabiduría de la que le correspondería por edad, es "la única y auténtica luz que guía en esta historia, la única persona cuyos ideales no han perdido el rumbo. Y además es una creyente; trata de inspirar a su padre".

"Está procurando que su padre vote" —añade Carroll—. "Es todo cuanto quiere. Se esfuerza por que su padre preste atención al mundo, se implique, y a éste no le importa un pimiento".

A Kate Madison sí le importa. Reportera de informativos en una emisora de televisión local de Texico, Nuevo Méjico, este personaje se deshace por dar con la historia que la catapultará a la escena de los media a escala nacional. Cuando era hora de ocupar este papel en el reparto, Stern llamó a Paula Patton directamente.

"El personaje proviene de una ciudad pequeña, es alguien alegre, de rostro vivo" —comenta Stern de Kate Madison—. "Me encanta Paula Patton. Protagonizó Déjà Vu (Cambiando el pasado) [Déjà Vu, 2006), y aquí encarnó su papel de modo muy orgánico y auténtico. Hablé con ella por teléfono, y pese a que nunca había contratado a alguien por llamada telefónica, sabía que el papel era suyo. Tiene algo, es muy vital".

Patton sintió curiosidad por ese personaje. "Cuando la vemos por primera vez, se está dedicando a historias más bien carentes de importancia estilo ‘qué opinan los estudiantes del primer curso del instituto acerca de ir a votar el día de elecciones’" —nos explica la actriz—. "Y entonces, se tropieza con una gran historia, una en verdad apropiada para los libros de historia".

Esta gran historia —los resultados de las elecciones están siendo demasiado igualados, dificultando la predicción de un ganador, finalmente dependiendo todo del voto de uno de sus ciudadanos en Texico, Nuevo Méjico—, parece el catalizador definitivo para su carrera. "Kate logra entrevistar a Bud y de súbito ve ante sí la probabilidad de irse de Texico y convertirse en una gran profesional" —añade Patton.

Patton comunica que apreció el potencial de la película en el terreno de la comedia desde que leyó el guión. "Estaba perpleja" —recuerda—, "porque se hace realmente difícil lograr que alguien ría mientras lee. Y yo me reía bien alto".

Completando el reparto, hallamos a George López como John Sweeney, el jefe de Kate Madison y director de la emisora local de televisión donde irrumpe la historia de Bud; Judge Reinhold como Walter, uno de los colegas de Bud; y Mare Winningham como Larissa, la madre de Molly, alejada de la familia.


Un conductor de carreras, un cantante melódico, y una hueste de expertos políticos
Con miras a mantener la historia sólidamente sujeta al mundo real, se ha sazonado la película con cameos de elevado nivel, como el legendario corredor de NASCAR, Richard Petty, el gran cantante y letrista americano Willie Nelson, y toda una personalidad de la televisión como Mary Hart (Entertainment Tonight).

Guiando la perspectiva política del país ha habido una verdadera hueste de expertos políticos que unieron fuerzas con los realizadores sin dudarlo un instante. "Josh y yo mismo nos lo pasamos en grande forjando el reparto de presentadores y expertos políticos" —comenta el productor ejecutivo Jonas—. "En cada ocasión en que enviamos el guión a uno de ellos, se enamoraban del mismo. La reacción más frecuente era que lo entendían al estilo Capra, una especie de reverso de Caballero sin espada (Mr. Smith Goes to Washington, 1939), lo cual era muy agradable de oír".

"Era el sueño de todo entusiasta de la política" —añade Stern, quien se sentía impresionado ante el hecho de que aquellas personalidades, en absoluto actores, asumieran sus respectivos papeles en la cinta—. "Sus expertas opiniones surgen espontáneamente" —sigue—. "Simplemente, aparecen ante nosotros, sin preparación alguna".

Elegidos para el film, hallamos:

- Aaron Brown — Presentador y coordinador de la serie de la PBS, Wide Angle, una serie de asuntos públicos con un tratamiento general
- Campbell Brown — Presentador y coordinador de CNN Election Center, un examen diario de esta cadena en torno a las noticias que se derivan de la marcha electoral
- Tucker Carlson — Veterano asesor de campañas de la MSNBC
- James Carville — Comentador político anteriormente en Crossfire
- Matt Frei — Corresponsal de la BBC en Washington, D.C., y presentador de BBC World News America
- Arianna Huffington — Cofundadora y editora jefe de The Huffington Post; columnista sindicada a escala confederada, autora de once libros y copresentadora de Left, Right & Center, un popular programa de tertulia política en la radio pública.
- Anne Kornblut — Redactora de plantilla para The Washington Post
- Bill Maher — Presentador de Real Time with Bill Maher para la HBO, nominado al Emmy, autor de “New Rules: Polite Musings from a Timid Observer”, best seller de The New York Times.
- Chris Matthews — Presentador de Hardball with Chris Matthews, para la MSNBC, y de The Chris Matthews Show, un programa informativo semanal sindicado
- Lawrence O’Donnell — Analista político de la MSNBC que apareció en The McLaughlin Group y The Al Franken Show


El recorrido de la campaña
Bud y Molly viven en Texico, Nuevo Méjico, donde su vida diaria es bastante corriente, de baja intensidad y sin eventos destacables. La Texico auténtica es una población pequeña en el Condado de Curry, en la frontera entre Tejas y Nuevo Méjico, a 17 kilómetros al este de Clovis, algo demasiado ajena al estilo de una producción cinematográfica. De tal modo que los realizadores necesitaron un doble de la localidad. "Encontramos una gran ciudad al sur de Albuquerque que prácticamente había sido abandonada" —comenta Stern—. "Así que realmente podíamos ocuparla. La gente que todavía vive allí fue muy amable con nosotros"

De hecho, la ciudad era tan perfecta que daba al director mayor flexibilidad, sin esas preocupaciones derivadas de tener que elegir qué aspectos de la ciudad funcionaban y cuáles no, pues allá donde dirigía la vista había "encaje" —informa Stern—. "Lo fenomenal de rodar en una localización que se ajusta exactamente al guión es que la cámara puede mirar donde sea. Lo que quiera que entre en campo, aporta mayor envergadura al encuadre. Ello me da plena libertad para rodar cómo tenía planeado, sin restricciones".

En la película, cuando la imparable maquinaria de Guerra de los dos partidos políticos se entera de la existencia de Bud Johnson, invaden la pequeña población donde reside éste para luchar por atraer su atención y, todavía más importante, su voto, cueste lo que cueste. Esa atmósfera circense exigía un esfuerzo coordinado considerable por parte de la producción para mantener las cosas creíbles mientras la localidad se veía desbordada por emisoras de media, seguidores de la campaña, grupos de presión, y curiosos de todo orden.

Para el diseñador de producción Steve Saklad, eso connotaba el choque de dos mundos bien distintos. "Realmente, queríamos reflejar cómo era vivir en esa pequeña población antes del tremendo asalto" —comenta Saklad—. "En el momento en que las fuerzas exteriores ocupan el lugar, se produce una explosión de rojo, blanco, y azul en esta pequeña ciudad neutral de tono monocromo".

Cuando el mundo exterior comienza a ocupar el lugar con mítines y manifestaciones, Saklad se esmeró tanto como pudo para mostrar todas las caras del espectro político. "En nuestra escena de la feria en la calle principal" —explica— "prestamos mucha atención en el equilibrio entre la ACLU (Unión Americana para las Libertades Civiles) y los Minutemen Militia (la milicia), el derecho a la vida con el derecho a elegir. Queríamos dejar muy claro que no tomábamos partido alguno a la hora de narrar esta historia".

"Una de las cosas a destacar de este guión" —sigue Saklad—, "es el modo en que la serie de mítines públicos va adquiriendo cada vez mayor envergadura. Nos divertimos mucho creando un mitin a pequeña escala para Greenleaf en Vermont, y luego un evento de mayor dimensión para el Presidente Boone, y finalmente la extraordinaria gala en un Texico transformado por los diseñadores de Hollywood para la ocasión".