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  Monte Carlo  Dirigida por Thomas Bezucha
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"La historia es en cierto modo una metáfora de El mago de Oz", explica el director y coguionista Thomas Bezucha. "Las chicas proceden de un lejano lugar, sin salida al mar, igual que Dorothy Gale, y su aventura tiene lugar en Monte Carlo, que es como la Ciudad Esmeralda. Estamos haciendo una versión del cuento en Francia; que aparece en el filme como una gran cesta de huevos de Pascua, con vivos colores y cubierta de azúcar".

Apreciadas las connotaciones que tiene esta película con Cómo casarse con un millonario y Vacaciones en Roma, la productora Denise Di Novi afirma, "París es una ciudad muy romántica, idealizada por muchas jóvenes norteamericanas. Para Grace, Emma y Meg, el París que han soñado no se materializa. No es nada inusual que las sublimadas expectativas que un joven tiene en su vida –ya sea un viaje, una cita o un trabajo– se vean frustradas por la realidad. Sin embargo, nuestras chicas tienen una oportunidad de cambiar su suerte, y la cogen. Nada menos que en el sur de Francia.

"Esta es una de esas infrecuentes películas sobre chicas que contienen tanto la diversión y la imaginación de una buena comedia ligera como también un satisfactorio viaje emocional y transformador de sus personajes", añade Di Novi. "Cada una de las protagonistas se enfrenta a su propio reto personal, algo con lo cual el público se siente muy identificado".

El primer reto para Grace, Emma y Meg este tener el tiempo suficiente tiempo para consumir el impresionante guardarropa de la aristócrata. De hecho, Cordelia viaja habitualmente con un vestuario de alta costura valorado en decenas de miles de dólares (Dior, De la Renta, Gucci, et alia), que, al menos temporalmente, cae en manos de las tres muchachas de Texas.

"Yo creo que la fantasía de casi cualquier chica es poder llevar ropa espectacular y sentirse como una princesa, y eso es lo que nuestros personajes tienen la oportunidad de hacer en esta película", dice Katie Cassidy. "Emma suele leer revistas como Vogue o In Style y se considera en cierto modo una entendida en moda. Por eso, se cree competente para saber qué deben ponerse Grace y Meg en las ocasiones más formales, como el baile y la subasta benéfica".

Estas princesas de reciente creación encuentran a sus respectivos príncipes encantados de distintas formas y en diferentes escenarios. Emma conoce a un apuesto pero extravagante y auténtico príncipe italiano, Domenico (Giulio Berruti), en una subasta. Meg tropieza, literalmente, con un mochilero australiano llamado Riley (Luke Bracey) en los escalones de la basílica del Sacre Coeur de París. Grace, mientras tanto, se siente atraída por el adorable pero impaciente Theo (Pierre Boulanger), cuyo acaudalado padre (Christophe Malavoy) es el anfitrión de la gala benéfica a la que ‘Cordelia’ asiste en Monte Carlo. "Grace siente algo por Theo, pero él la conoce únicamente como Cordelia, por lo tanto, Grace no está muy segura de cómo reaccionaría él si supiera su verdadera identidad", señala Gomez. "Theo es muy refinado y sofisticado, de ninguna manera se podría interesar por una chica de una pequeña ciudad de Texas".

Grace ignora no obstante que Theo desprecia realmente el tipo de arrogante niña mimada de clase alta que Cordelia personifica. "Esta historia es una visión cómica del choque entre culturas", dice Pierre Boulanger. "A pesar de su estatus, a Theo no le interesa la gente distinguida, y en un principio, instintivamente, se forma una opinión negativa respecto a Cordelia. Sin embargo, se sorprende al comprobar que no es la chica que se esperaba; y eso es porque la cordialidad y naturalidad de Grace se asoma a través de su imitación de otra persona".

El director Tom Bezucha afirma: "Cada una de las chicas tiene un romance, pero aquí no se trata de los chicos, se trata de cómo se ven las chicas en su relación con ellos. Ellas no se preguntan, ‘¿Le gusto?’, sino más bien, ‘¿Me gusto yo cuando estoy con él?’"

Aun cuando Grace, Emma y Meg disfrutan mucho aprovechándose de la alta sociedad francesa, la amenaza que puede acabar con su diversión es la muy alta probabilidad de que el engaño pueda ser descubierto en cualquier momento. Esa posibilidad es aún más plausible cuando la tía de Cordelia, Alicia (Catherine Tate), empieza a sospechar. Señorial, intimidante y muy observadora, Alicia no es alguien que te puedas tomar a la ligera", señala Catherine Tate. "Alicia es la tía, por matrimonio, de Cordelia, entonces, supongo que se casó con su tío rico, ya fallecido, y mantuvo su título y su dinero. Alicia advierte enseguida que hay algo diferente en ‘Cordelia’, sobre todo cuando su sobrina parece preocuparse realmente por la donación de los niños que ha venido a apoyar".

La señal de alarma que se ha encendido en la tía Alicia se dispara frenéticamente cuando llega la auténtica Cordelia. El truco ha sido descubierto, pero el enredo sólo acaba de empezar. "El tercer acto es muy parecido a una típica farsa francesa", señala Bezucha. "Juegos de puertas, personajes que se persiguen y se escapan unos de otros, tiene mucho de comedia física o slapstick. Indudablemente, las chicas hacen algunas cosas que no están bien, pero, al final, es su propia sentido de la honestidad lo que les salva.

"Es una historia de aventuras y romance sobre unas chicas cuya vida adulta está a punto de comenzar", prosigue Bezucha. "Están decidiendo qué tipo de personas van a ser y enfrentándose a temas como la identidad y la confianza, al mismo tiempo que buscan su lugar en el mundo".


Casting y preproducción
Bezucha afrontó la historia a muchos niveles, en buena medida, a partir de su propia experiencia de infancia transcurrida en Francia, donde su padre y su madre, ambos norteamericanos, eran un profesor de historia europea y una destacada artista de música, respectivamente. "Esta historia trata sobre las experiencias y recuerdos de juventud que siempre afectarán a tu vida, y yo pienso que es una visión positiva y emocionalmente honesta", afirma. "Yo creo que eso es con lo que las chicas de esa edad se identifican".

Di Novi y la productora Alison Greenspan acababan de disfrutar de una gratificante experiencia con Selena Gomez en Ramona y Beezus, y Bezucha compartía su entusiasmo por la joven actriz. "Estaba absolutamente encantado con Selena. Se encuentra en un importante momento de su carrera y de su vida que se asemeja al narrado en la historia", dice el director. "Es una actriz a punto de despegar, y yo vi la oportunidad de hacer de ella una especie de Audrey Hepburn cuando su personaje se convierte en toda una señorita". Greenspan añade: "Selena es encantadora y preciosa, pero también muy accesible, lo cual le confiere el atractivo de ‘una chica corriente’. Proyecta la cordialidad y normalidad que la hace perfecta para dar vida a Grace, así como para enganchar al público en la aventura que interpreta".

Los realizadores eran muy conscientes de que la elección de Gomez suponía poner los cimientos de la película, ya que tendría el reto de interpretar tres personajes: Cordelia, Grace y Grace pretendiendo ser Cordelia. Semanas antes de que las cámaras empezaran a rodar, la actriz trabajó con un maestro de voz para aprender las distintas formas de hablar, buscando el acento británico tanto de Cordelia como de la ‘falsa’ Cordelia. "No tenía ni idea de que hubiera tantos y tan distintos tipos de acento británico", señala Selena. "Dimos con uno que funcionaba, e hicimos ejercicios y entrenamiento de voz durante dos horas al día. Eso era algo que verdaderamente me preocupaba, y trabajé muy duro para intentar hacerlo bien. La voz de Cordelia tiene un tono más bajo, mientras que la de Grace imitando a Cordelia es un registro ligeramente más elevado. La voz de Grace es más la mía, pero con cierto acento de Texas, sin enfatizarlo demasiado. El truco estaba en mantenerlo constante a lo largo de toda la película".

El descarado personaje de Emma le fue confiado a Katie Cassidy, que ha llamado la atención por su trabajo en Melrose Place y en el popular remake de Pesadilla en Elm Street. "Katie enseguida captó la chispa de Emma", indica Bezucha. "Puede expresar simultáneamente picardía, inocencia y humor, lo cual nadie sabe hasta qué punto es difícil de encontrar".

Cassidy recuerda: "Tuve una experiencia muy parecida a la de Emma cuando trabajé en París a los 19 años. Recuerdo que entrábamos al hotel donde estábamos alojados llevando bolsas de comida porque no podíamos permitirnos comer en el hotel, y sentíamos que nos miraban con extrañeza. Puedo identificarme con esa sensación de sentirte a una escala inferior respecto al nivel socioeconómico europeo."

Reflexionando sobre quién elegir para interpretar a Meg, que es el yin al yang de Emma, Bezucha había oído insistentemente el nombre de Leighton Meester. "No la había visto en Gossip Girl", recuerda, "pero toda la gente con la que hablé sobre el personaje me había dicho, ‘Tienes que conocer a Leighton’. Por tanto, leí con ella algunas partes de un borrador inicial, todavía muy verde y sin pulir, y me quedé realmente impresionado de su innata versatilidad". Di Novi dice que Meester posee "el halo de una estrella de los años 40, como Myrna Loy. Es una belleza clásica, con un maravilloso sentido de la ironía, idónea tanto para los matices cómicos como dramáticos".

A la hora de seleccionar a los tres personajes principales, señala Greenspan, "Tom siempre insistía en la idea del helado de tres sabores, es decir, que cada una de las tres tuviera una apariencia, una personalidad y una energía completamente distintas. Y yo creo que eso exactamente es lo que encontramos en este reparto".

Una vez determinado el trío de actrices protagonistas, los realizadores fijaron su atención en el personaje de Owen, que Bezucha dice que siempre se había imaginado interpretándolo a Cory Monteith, que interpreta a Finn Hudson en la popular serie de FOX television Glee, galardonada con el Globo de Oro. "En mi oficina tenía colgadas una serie de fotos de actores emblemáticos que quería para el papel, y Cory siempre me pareció el mejor para interpretar a Owen. Es un tipo extraordinariamente cordial, muy divertido y simpático. Vende el personaje en cuanto sale en pantalla".

Un casting a nivel internacional les brindó a los realizadores la oportunidad de disponer de dos jóvenes y emergentes artistas internacionales para encarnar a los personajes objeto del interés romántico de las protagonistas: el actor francés Pierre Boulanger (como Theo), quien, a los 14 años protagonizó junto a Omar Sharif la película de 2003 El señor Ibrahim y las flores del Corán, nominada al Globo de Oro como mejor película de lengua extranjera; y el australiano Luke Bracey (como Riley), protagonista de la popular serie de la televisión australiana Home and Away. Ambos debutan en Hollywood con este filme.

La alta costura también juega un importante papel en la película, y la diseñadora de vestuario Shay Cunliffe, antes del inicio de la fotografía principal, pasó unas provechosas semanas comprando, de manera desenfrenada, en París, Nueva York, Londres y Budapest. Cunliffe afirma: "Tenemos algunos maravillosos vestidos de alta costura que adquirimos en las tiendas de los diseñadores, nos prestaron de sus almacenes o directamente los encargamos. Nuestra labor consistía en darle cierto estilo vintage a la ropa contemporánea. Tom y yo consultamos muchas películas de época, intentando conseguir un matiz más atemporal. Tenemos ropa de Dior, Chanel, De La Renta y Gucci. El tono general es clásico y elegante. Todo el vestuario está hecho a medida y es sobrio en cuanto a complementos".

Cunliffe viajó hasta Los Ángeles con dos maletas llenas de ropa, valorada en 100.000 dólares, para hacerle pruebas a Gomez, y después a Nueva York para las pruebas de Katie Cassidy y Leighton Meester. Las tres actrices estaban encantadas con el vestuario, aportaron muchas ideas y "se lo pasaron en grande probándose diferentes estilos", dice Cunliffe.

Gran parte de la historia se desarrolla en el muy glamuroso Hotel de París de Mónaco. Dado que aloja a algunas de las personas más ricas e influyentes del mundo, el hotel sólo estaba disponible para producción durante unos pocos días, y con un acceso limitado. Esto provocó que buena parte del rodaje se tuviera que hacer en una "recreación" del hotel. El diseñador de producción Hugo Lucyzc-Wyhowski señala: "Para que funcionara, lo esencial era replicar de forma convincente una parte significativa del vestíbulo del Hotel de París en nuestros estudios de Budapest".

Los lugares más emblemáticos de París no podían recrearse, por lo tanto, se rodó en la Ciudad de la Luz durante cinco días antes de filmar en Mónaco. Reproduciendo el frenético ritmo que impone la guía turística de la película, madame Valerie, el rodaje se realizó en el interior y alrededores del aeropuerto Charles de Gaulle, la torre Eiffel, el Museo del Louvre, la basílica del Sacre Coeur, el Pont des Arts, el Arco del Triunfo, y, por si acaso, la estación de trenes Gare de Lyon. "El rodaje en París fue como un episodio del programa The Amazing Race", bromea Bezucha. "Un tour desenfrenado por los lugares más importantes de la ciudad, con cierta reminiscencia visual de algunas de mis películas francesas favoritas, como Oro en barras".


Fotografía principal
Selena Gomez monta un caballo llamado Ariel por un improvisado campo de polo situado a una hora de Budapest. Es el 6 de mayo de 2010, segundo día de la fotografía principal de la película MONTE CARLO. La actriz de 18 años ha practicado sobre el caballo durante semanas, preparándose para esto, la escena más importante y complicada de la película. Y surge un problema. "Creo que Ariel y yo estamos a punto de tener nuestra primera pelea", dice Selena, sonriendo. "Se empeña en ir en otra dirección".

En la historia, Grace (en su imitación de Cordelia) se ve obligada a participar en un partido de polo. ¿Quién iba a saber que la consentida aristócrata era una experta jugadora?

Como buena tejana, Grace es una consumada jinete. Selena, sin embargo, no lo es. "Se supone que tiene que parecer que sé montar a caballo al estilo western, pero no caballos de polo, que es algo totalmente distinto", dice la actriz. "No he montado mucho a caballo, por eso tomé lecciones durante algunas semanas. Ahora me siento más relajada a ese respeto, ¡pero todavía dependo mucho de la cooperación de Ariel!"

Pudientes espectadores se hallan sentados en torno a suntuosas mesas al lado del campo de polo, y tía Alicia y Bernard se ven amenazados por uno de los desacertados tiros que Grace ejecuta. La secuencia requirió cientos de extras extraordinariamente bien vestidos, además de un parque de lujosos automóviles, que forman fila en la entrada de vehículos del palacio contiguo.

"Tom quería que esta escena evocara en buena medida una carrera del Royal Ascot (la famosa carrera de caballos británica) o la Fiesta del Jardín de la Reina", dice la supervisora de vestuario Jo Korer. "Es un sentido exuberante de la moda, el estilo y el protocolo, reflejo de una época ya pasada".

En esta secuencia, Grace lleva unos ajustados pantalones de montar negros, una camisa de polo blanca y un gorro. Cunliffe diseñó la mayor parte del vestuario de Grace para que pareciera "como si la ropa no le interesara demasiado, pero no obstante tuviera estilo. Grace es una chica que podría adquirir una blusa vintage en una tienda de segunda mano o comprarse en rebajas unos vaqueros nuevos, en cualquier caso, no invertiría mucho tiempo comprando".

Emma, por otro lado, se considera una entendida en moda, aunque no siempre tiene el mejor gusto. Cunliffe explica: "A Emma le encanta la forma de vestir de Nueva York, a pesar de que resulta algo excesiva para la ciudad donde ella vive. Se compra ropa moderna en sitios como H&M y Topshop, o zapatos en Aldo, que combina de manera llamativa y extravagante".

Por el contrario, Meg lleva ropa de diseño mucho más cara, hecha totalmente a medida y algo discreta, como su personalidad. Lleva un impermeable de Zara, unos pantalones de Theory, una chaqueta de Miu Miu, unos shorts de Diane von Furstenberg y sandalias de Gucci. Generalmente los colores son de tono apagado. De hecho, en toda la película es primordial la paleta de colores, que abarca desde el vestuario al diseño de producción. París se representa en tonos tierra y vegetales –aceituna, beige y verde musgo, marrón oscuro, lila– con algunos toques de azul y blanco.

Monte Carlo, mientras tanto, está bañado de color: corales, rosas, amarillos limón, cálidos naranjas, tonos de azul lavanda, azul claro, azul marino, azul índigo y azul turquesa. En las escenas de Texas, la gama de colores incluía tonos mostaza, ocres, grises oscuros, colores tierra y verdes. ¡Nada de azul! "Intenta vestir en Budapest a doscientos supuestos extras de ‘Texas’ sin el tono azul vaquero", dice la supervisora de vestuario Jo Korer.

De hecho, Texas era concretamente el escenario, aunque virtual, de las escenas de la graduación de Grace. Una bandera de la Estrella Solitaria ondeaba sobre un instituto de secundaria de un barrio de Budapest, mientras un montón de invitados al acto, vestidos con botas, pululaban por el patio, esperando a la salida del gimnasio para felicitar a los excitados graduados. Mientras rodábamos, el auténtico instituto seguía funcionando, lo que atraía la mirada curiosa de los estudiantes a través de las ventanas. Casualmente, Selena Gomez recibió por correo su propio diploma el mismo día en que se realizaba la escena de la graduación. La productora Alison Greenspan le hizo entrega de su título durante una pausa en el rodaje, con los aplausos del reparto, equipo técnico y extras.

Además del trabajo diario, que a veces se prorrogaba hasta 16 horas, Selena dedicaba los fines de semana a hacer muchas más cosas, desde promocionar otros proyectos suyos hasta rodar vídeos musicales, grabando seis temas para un nuevo álbum. "Es fantástica", dice la productora Greenspan. "Tiene una energía y una vitalidad sorprendente, y, a pesar de soportar muchísima carga de trabajo, nunca pierde la compostura, la profesionalidad o los modales".

Con toda esa admiración que cosechó en el plató, a Selena también le encantó conocer a alguien que ella misma admiraba: Andie MacDowell. Estrella de populares comedias como "El día de la marmota", "Matrimonio por conveniencia" y "Cuatro bodas y un funeral", MacDowell estuvo en el set durante dos días para la secuencia de la graduación, así como para una emotiva escena entre madre e hija que tenía lugar en la cocina de la casa que ambas comparten. "MONTE CARLO es una historia preciosa", dice MacDowell, "y una de las cosas concretas que me gustó de la película es que te hace sentir que cualquier cosa es posible".

MacDowell se identifica especialmente con la línea argumental del filme en el sentido de que ella, también, tuvo una sorprendente experiencia en Monte Carlo cuando en su juventud trabajó como modelo en París. "Tenía sólo unos 20 años", recuerda la actriz, "y muy poco dinero. Tuve una cita con un conde, que me llevó a Monte Carlo para el Grand Prix. Y cuando me quise dar cuenta estaba cenando en un palacio con un montón de aristócratas como invitada de Olivier Chandon, heredero de la empresa Moët Chandon. Fue una experiencia increíble que he valorado mucho más a posteriori. Al igual que las chicas de esta película, cuando eres joven, realmente no te cuestionas las oportunidades de la vida. Simplemente piensas, ‘Bueno, ¿y por qué no?’"

El jueves 12 de mayo, la producción se trasladó a los interiores del magnífico Stefánia Palace de Budapest para rodar la escena más impresionante de la película: la aparición de las chicas en el baile que se dispensa en honor de Cordelia. El Stefánia Palace, que representa el salón de baile Da Silva de Mónaco, fue construido a principios del siglo XIX con un estilo ecléctico, y actualmente es un conocido lugar donde se desarrollan eventos especiales y fiestas privadas. "Budapest posee el mismo nivel que París en lo relativo a su arquitectura y cuenta con unos interiores realmente espectaculares, como este de Stefánia Palace", dice Lucyzc-Wyhowski. "Es un espacio absolutamente espléndido."

Por impresionante que fuera el sitio, lo supera la aparición de Grace (de nuevo, haciéndose pasar por Cordelia), Emma y Meg llevando los trajes de gala que han sustraído del vestuario de Cordelia. Su transformación en damas de la alta sociedad empieza cuando el trío sale del ascensor del Hotel de París camino del baile. El efecto es totalmente deslumbrante. Grace/Cordelia llevaba un traje de noche de Oscar de la Renta que fue comprado en la exclusiva tienda Lily et Cie de Beverly Hills, que viste a muchas de las estrellas de los Oscar. El vestido, absolutamente único, estaba confeccionado con lentejuelas incrustadas a mano, con capas de tejido elástico y enaguas por debajo, y con minúsculas perlas adheridas también manualmente. Un extraordinariamente caro collar Bvlgari de zafiro y diamantes completaba al exquisito traje.

Emma y Meg estaban igualmente impresionantes, esta última embutida en un vestido de Christian Dior, valorado en 10.000 dólares, con delicada pedrería y un corpiño con bordados de línea sencilla. Varias tiras de la seda más fina adornaban un hermoso tul rosa, característico del ballet, bordado en su parte superior con cristales de Swarovski y diminutas lentejuelas. Emma llevaba un alucinante y sexy vestido de cola, que, según Cunliffe, "está confeccionado primorosamente, es muy elegante y queda estupendamente". Este vestido de fiesta, alquilado, que se ajustaba como un guante, con un corte perfecto y con cientos de pequeños botones, fue diseñado por J. Mendel, quien, en opinión de Cunliffe, es uno de los mejores y más prometedores diseñadores de Los Ángeles.

Preparar a las tres actrices para el baile supuso unas dos horas y media de peluquería, maquillaje y vestuario. Para conseguir un perceptible contraste visual entre Grace y Cordelia, el departamento de maquillaje utilizó una base de maquillaje muy ligera y transparente para Grace, con poco colorete y ojos ligeramente maquillados, mientras que la base para Cordelia era más consistente, de un tono más fuerte, que contribuía a marcar el contorno de la cara y definir la mirada.

Del Stefánia Palace, el equipo de producción se trasladó a un edificio igualmente espectacular y grandioso, el Teatro Nacional de la Ópera de Hungría. Inaugurado en 1884, bajo mandato del emperador Francisco José I, esta estructura neo-renacentista, con elementos barrocos, posee una extraordinaria decoración de bellas pinturas y esculturas, y está considerada uno de los mejores teatros de ópera de Europa. Sus condiciones acústicas están catalogadas en segundo lugar, después de La Scala de Milán. Gustav Mahler fue director permanente del teatro desde 1887 a 1891.

Con sus columnas y escaleras de mármol, sus techos arqueados y sus lámparas de araña, el Teatro de la Ópera resultaba una espléndida imitación del lujoso vestíbulo de un hotel de París, en este caso, el ficticio hotel "Grand Belle". En este lugar es donde se pone en marcha la mascarada que origina la historia: las chicas entran en el Grand Belle huyendo de una tremenda tormenta y alcanzan a ver a Cordelia Winthrop Scott por vez primera. Cordelia lleva unos ceñidísimos pantalones de cuero de Jitrois, una chaqueta color crema y una camiseta gris de The Row, y, como describe Cunliffe, unos "zapatos de charol mega-altos" de Christian Louboutin. "Todo el mundo quería que le prestara esos zapatos", admite Cunliffe, "y yo se los presté en una ocasión a una actriz. Pero no dormí esa noche por la preocupación". Cunliffe tuvo que incorporar unas suelas de goma roja a los tacones de 15 centímetros de alto para que Selena no se resbalara sobre los suelos de mármol.

Tras rodar exteriores durante dos días en otras localizaciones de Budapest –incluyendo una discoteca al aire libre a las orillas del río Danubio en la que Meg y Riley se colaban en su primera cita–, el equipo de producción trasladó el rodaje a los recién inaugurados estudios Raleigh durante cuatro semanas. En estas modernas instalaciones se albergaron tres de los decorados: las habitaciones y pasillos del Hotel de París, el gigantesco vestíbulo del Hotel de París y Le Petit Sommeil. Este último, donde las chicas se registran tras su llegada a París, es un hotel tan pequeño que resulta cómico, y es una de las primeras señales de que su viaje puede que no resulte exactamente como dice el folleto promocional. "París es famoso por tener habitaciones de hotel muy pequeñas, a las que prefieren describir como ‘íntimas’", dice Lucyzc-Wyhowski, "por lo tanto, intentamos acentuar ese efecto al máximo, o, mejor dicho, al mínimo, en el decorado de Le Pettit Sommeil".

El 25 de mayo, producción comenzó a rodar las escenas en el decorado del Hotel de París, que incluía la imponente Grimaldi Suite, donde Grace, Emma y Meg se instalan durante su flirteo con el tipo de vida de la alta sociedad francesa. La suite tenía en una esquina un gran piano, que a veces Selena solía tocar durante las pausas de rodaje. Había sitio para doce pianos más. "Igual que exageramos la pequeñez de Le Petite, también nos excedimos en el tamaño de la Grimaldi Suite", señala Lucyzc-Wyhowski. "La terraza y el recibidor son exactamente iguales que en el Hotel de París real, pero las auténticas habitaciones no son tan grandes y espaciosas".

Por las ventanas de la suite, superpuesta sobre el decorado, se divisaba una enorme fotografía, un telón de fondo, de Monte Carlo. La foto fue tomada por el departamento de arte y dispuesta de tal forma que todos los ángulos de cámara que enfocaban a las ventanas reflejaban las espectaculares imágenes del Principado. "Yo nunca he estado en Monte Carlo, pero gracias a ese telón de fondo lo veo desde hace semanas", bromea Leighton Meester. "Si el verdadero sitio no se parece a esto, voy a sentirme muy decepcionada".

Cory Monteith se unió a la producción el 2 de junio, nada más finalizar su gira teatral con Glee la noche antes de volar hacia Europa. En la historia, Owen, el personaje que interpreta Monteith, decide impulsivamente ir a París siguiendo a su amor perdido, y llega en un estado mental algo confuso y desorientado. "Puedo entenderlo perfectamente", dice Monteith, sonriendo. "Yo nunca había estado en Europa, y padecí jet lag y el choque cultural".

El 5 de junio, el rodaje se trasladó a la estación de tren Nyugati de Budapest. (La estación fue la primera de las dos emblemáticas estructuras diseñadas por Gustav Eiffel que producción utilizó, la otra fue su algo más conocida torre de París). Cientos de fans se reunieron en torno a la entrada del set, con el anhelo de atisbar o quizás obtener un autógrafo de alguna de las estrellas. Cada semana, más y más gente se agolpaba para seguir la producción, prueba de la potente base de admiradores que el reparto tiene a nivel internacional, especialmente Selena.

Del 14 al 16 de junio, el rodaje tuvo lugar en la biblioteca Szabó Ervin de Budapest, otra obra maestra de la arquitectura, donde se filmaron las escenas de la subasta benéfica. Aquí, Grace se enfrenta a las consecuencias de su maniobra de suplantación, en una sala repleta de adinerados e intransigentes postores. Otras localizaciones en Budapest fueron el restaurante Gerloszy (representando un café parisino), el aeropuerto internacional de Budapest (Fehergy) y varios exteriores de barrios y calles laterales para las tomas del recorrido de vehículos y autobuses.


Vive La France!
Antes de la producción, Bezucha había dicho que rodar en París iba a ser como montar en una montaña rusa, y no bromeaba. Tras aterrizar el 19 de junio en el aeropuerto Charles de Gaulle, en un madrugador vuelo charter procedente de Budapest, producción rodó las escenas de Grace, Emma y Meg llegando a, por supuesto, el aeropuerto Charles de Gaulle. Los cuatro días siguientes fueron asimismo frenéticos. El lunes siguiente, reparto y equipo técnico subieron a la Torre Eiffel para la primera de las dos "medias jornadas" de rodaje en lo alto del famoso monumento. "Allí estábamos, contemplando la salida del sol sobre París, desde un privilegiado mirador en el monumento más famoso del mundo", dice Katie Cassidy. "Es uno de esos momentos que debes apreciar y guardarte para ti." "Nunca olvidaré el rodaje en la Torre Eiffel", afirma Selena Gomez. "Sí, hacía un frío polar [París estaba sufriendo gélidas temperaturas que batían todos los récords], pero disfruté de una increíble vista de París. Fue maravilloso".

Pocos días más tarde, el equipo de producción se trasladó al Museo del Louvre. Erigido en 1793, el Louvre es el museo más famoso del mundo. Alberga 35.000 obras de arte, incluyendo la "Mona Lisa" de Da Vinci y la escultura de la "Venus de Milo". Sólo se permitió la entrada de 50 miembros del equipo artístico y técnico en la sala 77, donde tuvo lugar el rodaje.

Al día siguiente, Leighton, Selena y Katie, junto con Luke Bracey, rodaron en las escalinatas de la célebre Basílica del Sacre Coeur, construida en 1873 y situada en lo alto de la colina Montmartre. Aquí es donde Meg tropieza con Riley, el primero de una serie de encuentros casuales que finalmente derivarán en romance. La Basílica del Sacre Coeur atrae a millones de visitantes, entre ellos, Owen, quien, en su desesperada búsqueda de Emma, utiliza su maravilloso mirador como puesto de observación desde donde escruta el horizonte de la ciudad y sitúa los monumentos principales en su mapa desplegable.

El 24 de junio, el equipo rodó algunas escenas en los exteriores del Museo del Louvre y secuencias de tráfico por varias calles de París, antes de trasladarse a Monte Carlo. Para que Selena, Katie y Meg vivieran la experiencia de sus personajes, los productores las alojaron en el Hotel de París de Monte Carlo. "Si ser una actriz del método incluye estar en este impresionante hotel, llevando todo el día un lujoso albornoz, contad conmigo", bromea Katie Cassidy.

El primer día en Mónaco no se rodó en el hotel, sino en la playa Larvotto, donde las chicas llevan trajes de bajo, toman el sol y hablan con franqueza sobre las circunstancias de su tensa relación. El 28 de junio, primero de los dos días de rodaje en interiores, se inició filmando la llegada de Cordelia al Hotel de París. Situado al lado del legendario casino, el Hotel de París irradia lujo, ostentación y opulencia. Construido en 1864, esta exquisita estructura art noveau cuenta con columnas de mármol, lámparas de araña de cristal, sillas Luis XVI, una exuberante colección de tapices, y, en el vestíbulo, una vitrina con artículos de lujo, como joyas de oro y collares de diamantes. Caros coches deportivos y de absoluto lujo –Bugatti, Rolls Royce, Lamborghini, Masserati, Ferrari, Aston Martin– están habitualmente estacionados en el óvalo central que constituye el aparcamiento. La exhibición de estos codiciados automóviles suele atraer a una multitud de admiradores diariamente, aun cuando la producción de una película no haya subido el listón.

El rodaje se tuvo que interrumpir en varias ocasiones para que importantes personalidades se reunieran en el hotel, tales como embajadores, dignatarios, e incluso el propio príncipe Alberto de Mónaco. Gran entusiasta de la industria cinematográfica de Mónaco, el príncipe vino a saludar al reparto y al equipo de realización.

El 2 de julio, producción rodó en una villa excepcionalmente hermosa, situada sobre un acantilado cerca de Antibes, Francia, conocida como ‘Eilenroc’, anagrama de Cornelie, esposa del acaudalado holandés que encargó la construcción del palacio, que se finalizó en 1874 (con diseño del célebre arquitecto Charles Garner). Con vistas a algunas de las mansiones más valiosas del mundo, emplazadas a lo largo de la Riviera francesa, Eilenrock fue adquirida en 1927 por el empresario norteamericano Louis Beaumont y su esposa y cantante de ópera Helen, que celebraron numerosas y fabulosas veladas que atraían a los más distinguidos invitados de la región. Helen donó el palacio y los jardines adyacentes en 1982 a una organización de conservación de la naturaleza. Actualmente, se utiliza para eventos públicos y producciones teatrales. La playa que se ubica en la zona inferior, de difícil acceso, proporciona un pintoresco escenario para las secuencias entre Meg y Riley, que se suben a una roca de 6 metros de altura, situada a menos de 30 metros de la costa, y comparten un emotivo relato de sus cuitas más recientes.

Habiendo recreado ya un instituto de "Texas" en Budapest, el departamento de arte volvió a "falsear" el Estado de la Estrella Solitaria en Francia en la forma de una típica cafetería de carretera. Aquí, en las secuencias iniciales de la película, Grace y Emma se dedican a servir a mocosos compañeros de clase y sueñan con escaparse a París. El equipo de localización consiguió encontrar, a 35 minutos de Mónaco, un local apropiado que en el pasado había sido un local de Pizza Hut. En 2008, el edificio fue convertido en un restaurante de comida a la brasa, formando parte de la popular cadena francesa Courtepaille.
Trabajando en jornadas nocturnas completas, desde medianoche y justo hasta momentos antes de que se iniciara el rodaje a las 8 de la mañana del día 5 de julio, Lucyzc-Wyhowski y su equipo construyeron una pared falsa para ocultar la cocina que estaba al descubierto, reorganizaron la distribución del comedor, y añadieron ventiladores en el techo, un tabique, taburetes de color rojo y unas cuantas sillas y mesas de madera. Et voilà! Una cafetería de Texas.

La fotografía principal en MONTE CARLO se inició el 8 de julio con un rodaje en el puerto deportivo que duró toda la noche. En una cálida y luminosa noche, profusa en impresionantes vistas del Port Hercule y del paisaje urbano alrededor de Mónaco, el equipo rodó la secuencia de la soñada cita de Emma con el príncipe Domenico, a bordo de un yate. A pocos metros de allí se encontraba el Atlantis II, de unos 122 metros de eslora, uno de los yates más grandes del mundo.

Selena Gomez había terminado su trabajo en la película la noche anterior, pero apareció por allí para apoyar a Katie Cassidy, quien le mostró todo su afecto por ello. "Es una chica con clase, esta Selena", señala Cassidy.

El director Tom Bezucha concluye: "Como Dorothy Gale en el El mago de Oz, nuestras protagonistas tienen que experimentar su propio y particular viaje interior para apreciar lo que falta en sus vidas y, todavía más importante, valorar lo que ya tienen. Y quien es más capaz de conocerse en la inmensidad del mundo, más satisfecha y más a gusto con ella misma se siente en su propio hogar".

Para Selena Gomez, que estaba en Europa desde el mes marzo, cuando empezó una gira promocional de su álbum, los cinco meses de rodaje de MONTE CARLO han constituido una experiencia extraordinaria, muy exigente físicamente, y todo un desafío. Y una experiencia que nunca olvidará. "Me parece como si hubiera pasado por lo mismo que Grace", afirma. "He aprendido mucho, he podido hacer y ver cosas asombrosas, y he disfrutado de la compañía de personas que he llegado a querer. Y he cumplido 18 años. Todo en general ha sido un maravilloso regalo, y me siento absolutamente agradecida".