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  Lejos de la tierra quemada  (The burning plain)
  Dirigida por Guillermo Arriaga
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Lejos de la Tierra Quemada es el debut en la realización cinematográfica del guionista nominado al Oscar, Guillermo Arriaga. Con el respaldo de 2929 Productions [Buenas noches, y buena suerte (Good Night and Good Luck, 2005); La noche es nuestra (We Own the Night, 2007)], ha producido la película Walter Parkes y Laurie Macdonald [Atrápame si puedes (Catch Me If You Can, 2002); Sweeney Todd. El barbero diabólico de la calle Fleet (Sweeney Todd, 2007)], ejerciendo como productor ejecutivo, Todd Wagner, Mark Cuban, Marc Butan, y Ray Angelic. En tanto las películas que Arriaga ha escrito previamente a menudo abarcan varios mundos, clases y culturas para transmitir sus temas, para su primer trabajo como director de cine, Arriaga ha elegido "dejar que la intimidad de los paisajes aporten espacio físico y emocional a los personajes, como si el paisaje en sí mismo deviniera otro personaje. No quería que el marco del film interfiriera en lo que en definitiva es una historia sobre el amor y su efecto en un personaje a lo largo de su vida".

La visión de Arriaga para Lejos de la Tierra Quemada contó con el apoyo del oscarizado director de fotografía Robert Elswit [Pozos de ambición (There Will Be Blood, 2007)], y del galardonado montador Craig Wood. Dos de los más influyentes músicos en sus respectivos campos han aportado su trabajo para la banda sonora: el oscarizado compositor Hans Zimmer [El caballero oscuro (The Dark Knight, 2008)] y el músico Omar Rodriguez-López (de la banda de rock progresivo 'The Mars Volta').


El realizador y guionista Guillermo Arriaga considera que uno no puede simplemente sentarse y ponerse a escribir una historia: "Hay que esperar hasta que la historia esté suficientemente madura para narrarla" —comenta mientras explica que la idea para su guión, Lejos de la Tierra Quemada, fue gestándose durante casi quince años hasta que comenzó a verterla en el papel en 2005. Este drama con historias cruzadas donde el pasado y el presente aparentemente inconexos finalmente se encuentran sigue el mismo estilo característico que le valió el reconocimiento de la crítica y un éxito comercial en el mundo entero por sus guiones para las películas Babel (Babel, 2006); 21 gramos (21 Grams, 2003); Los tres entierros de Melquíades Estrada (The Three Burials of Melquiades Estrada, 2005); y Amores Perros (2000).

Con el fin de que Arriaga pudiera trasladar a la pantalla su visión, éste buscó el apoyo en quienes inicialmente parecían más bien significar auspicios improbables para el proyecto: los productores Walter Parkes y Laurie MacDonald, quienes en el pasado eran conocidos por producir películas de gran estudio que han logrado tanto el éxito de público como de crítica, como por ejemplo Hombres de negro (Men In Black, 1997); Gladiator (Gladiator, 2000), y más recientemente, Sweeney Todd. El barbero diabólico de la calle Fleet (Sweeney Todd, 2007).

"No exagero cuando digo que Guillermo ha inventado más o menos todo un nuevo modo de narrar películas" —comenta Parkes—. "Lo que particularmente nos entusiasmó de este proyecto, más allá de la evocación de los "cuatro elementos" como base del guión, fue el hecho de que Guillermo quería usar su singular enfoque estructural para desenredar y aclarar el misterio emocional de un personaje central: Sylvia, quien realmente se halla en el eje de toda la historia, y que estábamos seguros atraería a una gran actriz para encarnarla".

MacDonald añade: "Era a un tiempo una oportunidad creativa y un desafío trabajar con un artista de la altura de Guillermo. Las normas habituales del desarrollo de guiones no se pueden aplicar aquí, pero lo que nos sorprendió fue lo abierto y colaborador que estuvo en todo el proceso, pese al hecho de que se trata de una historia muy personal. No lo supimos en su momento, pero era muy buen presagio en lo referente a la capacidad de Guillermo para dirigir su película".

No fue hasta después de haber presentado el guión a Parkes y MacDonald, y a la productora ejecutiva Alisa Tager que Arriaga expresó su interés por dirigir. "En cierto modo, era sencillo decidir ayudar a Guillermo como director de la película. Su manera de enfocar la materia resulta tan singular, tan personal y tan específica que se hace difícil imaginar a nadie más interpretándola" —comenta Parkes—. "La película ya estaba completamente sobre papel". Y MacDonald añade: "También hay cierta excitación inherente al hecho de ayudar a un director novel, particularmente si ya se ha demostrado a sí mismo que es un creador de materia original".

En aquel estadio de la producción, 2929 Productions de Todd Wagner y Mark Cuban se incorporó al proyecto para participar en la financiación. Marc Butan, presidente de este sello además de productor ejecutivo, cita los personajes ricos en matices, el marco cinemático, además del absolutamente singular estilo narrativo de Arriaga como los principales factores que le atrajeron hacia el guión: "Ésta no es una película típicamente estructurada, y el público tendrá que ir entendiendo por su cuenta a medida que la cinta se despliega en la pantalla" —comenta Butan. Sin embargo, Arriaga cuestiona la idea de que su estilo sea singular o alejado de convenciones: "Si quiero narrarle cómo crecí en Méjico, quizá comenzaré por mi abuelo, quien provenía de un estado remoto del sur, y luego iré a mi hijo, porque éste se parece a mi padre, y entonces le estaré contando esta historia. Eso es algo natural en la gente, incluso si el cine no ha enfocado siempre así el modo de narrar" —asegura Arriaga.

Refiriéndose a la cuestión del debut de Arriaga tras la cámara, Butan hace notar que "una buena parte de la decisión estriba en si ésta es una persona capaz de inspirar y exigir lealtad durante un tiempo a un grupo de gente". El material de Arriaga no deja traslucir su presencia en el plató. Angelic comenta; "Escribe esas historias frecuentemente trágicas, emocionales, oscuras, y cuando le conoces, se trata de un tipo de lo más cálido y encantador en el plató; jamás me he cruzado con otro igual" —recuerda Angelic con respecto a la interacción diario de Arriaga con el reparto y equipo técnico. Butan considera que Arriaga "es una persona muy honesta" cuyos guiones, profusos en detalles, "son el resultado de su visión del film". De tal modo que con Arriega hubo muy pocas sorpresas, como persona y como realizador con sus objetivos que cumplir. Y dado que Arriaga ya se mostraba muy activo e involucrado en las producciones de sus guiones previos, 2929 no le consideró nunca como "un guionista que ha llevado toda su vida sentado en su casa y de súbito quiere dirigir" —comenta Butan.


Con 2929 involucrada en la realización del film, Arriaga necesitaba dar con su reparto. Para encarnar a Sylvia, una mujer bella pero herida en lo más hondo, que huye de su pasado, el realizador era consciente de que necesitaba a una actriz que fuera capaz de transmitir un trauma muy profundo pero que al tiempo resultara atractiva para el público. Charlize Theron, ganadora de un Oscar por encarnar a una mujer herida debido a una juventud traumática en Monster (Monster, 2003), era la opción evidente. Arriaga abordó con inquietud el encuentro para almorzar con la actriz que se había previsto durara una hora. Pero dado que el encuentro se prolongó por cinco horas y la conversación se tornó densa y profunda, Arriaga se dio cuenta de que había encontrado a su Sylvia. "El hecho de que Charlize se aviniera a entrar en el proyecto, sin duda contribuyó a hacer de la película una realidad" —concluye el realizador.

Theron se obsesionó por la historia tras efectuar una primera lectura del guión. "Me sorprendí a mí misma pensando en la película en todo momento, y eso siempre es una buena señal" —informa Theron—. "Esta historia, y los otros personajes del film empujan a Sylvia hacia un rincón" —sigue Theron, quien entrevió en su personaje ciertos paralelismos con sus convicciones personales acerca de la condición humana. "En tu vida alcanzas un lugar en que hay que dar el paso adelante y enfrentarte a tus demonios, a tu realidad. Ésa es la diferencia entre nosotros y cualquier otro animal: podemos superar nuestro instinto primario con el fin de protegernos del dolor". De Sylvia, Theron dice: "Naturalmente, no se trata del tipo de persona que se mira en el espejo y se dice: 'De acuerdo, esas son cosas con las que me las tengo que ver.' Pero hacia el final de la película, ahí es donde va a tener que estar".

"Desde nuestro primer encuentro, me di cuenta de que colaborábamos realmente bien y de que definitivamente íbamos a una con el personaje" —recuerda Theron, quien también se unió a la producción en el papel de productora ejecutiva—. "He de sentir que voy a tener una relación diáfana con mi director, y de que va a haber un diálogo y comunicación constantes" —dice Theron. Ése es el único modo de que la actriz sea capaz de "llegar a lo más hondo del personaje y de lo que realmente es el núcleo de esta historia". La relación entre la actriz y el director inmediatamente generó raíces en tanto Theron y Arriaga hablaban y se enviaban mensajes de texto continuamente antes de que ella llegara a las localizaciones de Nuevo Méjico, la tierra de la infancia de su personaje.

La sensación de ser socios en la aventura era mutua y Arriaga apreció el inmediato diálogo que desde el principio estableció con Theron. "El viaje del personaje es muy doloroso" —explica Arriaga reflexionando en torno al modo minimalista y sutil que ha tenido Charlize a la hora de tratar el tormentoso pasado de Sylvia—. "Charlize abordó el reto sin simplificaciones porque ese tipo de material puede derivar fácilmente en lo melodramático o estilizado". A Theron le pareció que el modo que tenía Arriaga de explicar la historia de su personaje era muy original en lo referido a mostrar al público el dolor de Sylvia mucho antes de proveer contexto alguno. Opina Theron: "Se obtiene una sensación de dislocación, como si el dolor hubiera devenido algo separado del hecho que lo causó. Eso es lo que Sylvia experimenta y eso también es lo que experimenta el público". Y debido al hecho de que el personaje lleva mucho tiempo reprimiendo las emociones, la expresión de Sylvia para las mismas a lo largo de la historia serían necesariamente parcas y reveladoras en lugar de explosivas y dramáticas.

Si bien Butan, de 2929, admite que había una lista muy corta de actrices potenciales para el papel de Gina, la propuesta provino de Theron, al cargo de la producción ejecutiva. El papel es delicado: una mujer casada, madre de cuatro niños, que tiene un affaire apasionado con un hombre casado proveniente de un substrato distinto. El único modo de que la película funcionara pasaba por lograr la implicación del público en este affaire extramarital, el acontecimiento que genera esa cascada tanto de traumas como de redenciones. La labor de Basinger le pareció a Arriaga connotaba "un tipo de fragilidad que le iba muy bien al personaje". De su trabajo con Basinger, el realizador comenta: "Kim me creyó, lo que es muy importante en la relación mantenida entre actores y director". Para el director, la actriz encarnaba "esa contradicción entre lo que va pasando por la mente y el corazón. Esas contradicciones son tremendamente difíciles de mostrar, pero Kim lo ha hecho".


Lejos de la Tierra Quemada se rodó en algo más de ocho semanas en localizaciones de la región del desierto de Chihuahua, en Nuevo Méjico, así como en la melancólica región costera de Oregón tierra adentro hasta Portland. Esas dos regiones no sólo aparecen como personajes hechos y derechos en si mismos, dentro de la historia, sino que Arriaga sentía que sus respectivos elementos dominantes se correspondían con hechos y emociones de las vidas de sus personajes. "Es parte de la narrativa, de tal modo que he sido tremendamente cauto en el modo de mostrar el paisaje" —comenta Arriaga.

"Exploramos todo el estado de Nuevo Méjico junto a tres o cuatro profesionales de localizaciones por separado" —comenta el productor ejecutivo Ray Angelic—. "Guillermo se mostró particularmente sensible a Las Cruces, y de modo específico ante las Organ Mountains. Cada vez que regresábamos empleaba más tiempo en Las Cruces, y realmente acabó por sentir que se trataba del lugar". La extensión de tierra absolutamente carente de obstáculo alguno que corría a los pies de aquellas montañas suministraba una perfecta sensación de vastedad y aislamiento para el affaire amoroso entre dos de los principales personajes de la película.


Para el reparto de conjunto requeridor de talentos sólidos, Arriaga quería a actores que fueran capaces de transmitir esa sensación de realidad tan absolutamente esencial para narrar la historia. Con este fin, la directora de reparto Debra Zane, encargada de los repartos de dramas como American Beauty (American Beauty, 1999); Seabiscuit: Más allá de la leyenda (Seabiscuit, 2003); y Traffic (Traffic, 2000), rastreó tanto el sudoeste de los Estados Unidos como Méjico en busca de actores que pudieran aportar esa cualidad terrenal a la historia. Arriaga describe trabajar con Zane como "un camino muy intenso y bello. Tiene un gusto intachable, y en el proceso de bastir el film era como una roca".

Jennifer Lawrence, quien cita a Theron como su inspiración para devenir actriz, logró hacerse con el papel de Mariana, la impulsiva adolescente que debido a la muerte de su madre se haya en un estado frágil pero aún así inconsciente de las consecuencias de sus acciones. "Tras finalizar la lectura, se me acercó Guillermo y me besó en la frente" —recuerda Lawrence. Arriaga declara: "Debra me preguntó si quería ver a alguien más para el papel de Mariana, y yo le respondí: '¡ni hablar! ¡Es ésta!"

Lawrence, que encarna a una adolescente confundida que tiene que cargar con la ausencia de la madre tras rechazar ésta la familia una vez que supera una crisis debida a un cáncer, desarrolló una intensidad interna durante el proceso de cásting que era justamente lo que Arriaga buscaba para Mariana. "Cuando te encuentras por primera vez con mi personaje, éste lleva ejerciendo de facto como madre de sus hermanos desde hace cuatro años y no ha tenido ocasión alguna de ser una niña" —explica Lawrence. Se trata de ese resentimiento, comenta Lawrence, "es el que realmente vertebra la historia para el resto de los personajes". Durante el rodaje, Lawrence mantuvo esa separación incluso cuando no se rodaba, evitando así a la madre de su personaje, Basinger. Sin embargo, fue todo un alivio para la joven actriz cuando las dos se abrazaron al final del rodaje.

Con 17 años, la edad de Lawrence oculta su madurez como actriz y Arriaga percibió que le acompañaba el mismo tipo de compromiso para con el film que Theron. "Ambas están anhelando hacer cualquier cosa en favor de su personaje" —admite Arriaga—. "¡Tenía a dos Charlizes en esta película!"

JD Pardo, quien encarna al joven Santiago, el adolescente cuya familia se ha desgarrado ante la revelación de la muerte e infidelidad de su padre, necesitaba disponer de cierta química trágica con Lawrence. "Mucho del peso fundamental de la película está en la historia entre Santiago y Mariana" —informa Arriaga—. "Ambos sufren traumas similares pero los sobrellevan de modos distintos, por ese motivo se ven mutuamente como sujetos misteriosos. Entre JD y Jennifer se generaba mucha de esa misma intensa química y no dudé ni por un instante de que lo harían bien".

Para Pardo, esta "auténtica historia de maduración" aproximaba todos los matices de cuanto los chicos han de afrontar al tratar de acercarse a sus padres. "Uno se ve interrogándose acerca de quién es su padre y buscas… y eso realmente te alcanza en lo más hondo" —comenta Pardo sobre su enfoque esperanzado en torno a la dolorosa pérdida del padre que Santiago ha de afrontar.

Arriaga insistía en traer de Méjico a José María Yazpik para encarnar a Carlos, el mejor amigo de Santiago, mayor que él y socio en un negocio de fumigación de campos de cultivo. "A Guillermo le apasionaba poder disponer de José María en ese papel" —comenta Butan, consciente de que había varios actores mejicanos de primera fila interesados en el personaje. Arriaga conoció a Yazpik hace 10 años cuando le vio en un cortometraje que un estudiante le había mostrado. "Aquel actor me hipnotizó y le dije que quería trabajar con él algún día" —recuerda Arriaga.

Yazpik explica que el director, con objeto de prepararle para el papel "me explicó historias acerca de su amigo Melquíades Estrada. Realmente existe y se basó en la especie de personalidad bipolar de Melquíades para confeccionar su personaje en la película, alguien muy feliz en un momento, y que al siguiente ni habla". Yazpik cree que esta distintiva historia de amor de Arriaga honora no sólo los sentimientos entre amantes sino también el amor entre hermanos, y el amor entre padres e hijos. "Carlos no es feliz acerca de la situación de su amigo o de los cambios que esa situación pueda generar, pero soportará el inhóspito viaje como 'pez fuera del agua' que va a ser necesario para que se encaucen nuevamente".

La historia efectúa giros bruscos en su vertiente emocional, a menudo sin diálogo. El director admira el retrato tan fidedigno que el actor ha logrado de Carlos y comenta: "En la interpretación de José María observamos a ese hombre cuya inocencia y lealtad a sus amigos es palpable. Ha llevado a Carlos exactamente hasta donde quería que estuviera".

Danny Pino, quien encarna el mejor amigo de Carlos, el Santiago que ya es un joven, "aportó al personaje cierta luminosidad" —comenta Arriaga—. "Posee ese tipo de esperanza para su personaje, y en este film necesitábamos a alguien que representara a un joven que se ha abierto camino en esta vida y que lo hace incluso en circunstancias adversas: ha perdido el amor de su vida pero se las arregla para hallar esperanza y se reconforta en el hecho de que tiene a su hija". Asimismo, a Pino le parece que la historia evoca el perdón y las segundas oportunidades. "Santiago ha logrado criar a su hija con la ayuda de su mejor amigo, pero tiene un obstáculo que le obliga a recurrir a la madre de su hija, alejada de ellos" —explica Pino. El actor se vio atraído hacia estos personajes complejos pero muy reales de la historia. "Eso es parte del genio de lo que Guillermo ha sido capaz de lograr" —comenta Pino acerca del guión de Arriaga—. "Es capaz de proporcionarnos una auténtica cata de cómo son las vidas de esa gente".

Cuando una herida grave obliga a Santiago a enviar a su amigo Carlos tras la pista de la madre de María, sale a la luz todo el dolor que hay en ese distanciamiento de María con respecto a su madre. El director nos habla acerca de la labor de dar con María: "Aquí sí que puse una pistola apuntándome a la cabeza desde el momento en que escribí el guión. No sólo necesitaba a una niña que hablara tanto un inglés como un castellano perfectos, sino que además tenía que ser suficientemente bella como para ser la hija de un mejicano y de ¡una mujer rubia de ojos azules!" Tras un sinfín de audiciones en Los Ángeles y Nueva York, Arriaga y la directora de reparto Debra Zane hicieron correr la voz en Méjico. Una cinta de Tessa llegó a la oficina del cásting. Cumplía con todos los requisitos físicos e idiomáticos, así que voló a Los Ángeles para encontrarse con Arriaga. "Durante la audición percibí que tenía una mirada fiera cuando te miraba, así que la contraté" —informa el director.

"María no ha tenido jamás una madre y está habituada a vivir únicamente con su padre" —comenta Ia de su personaje—. "Opina que es monstruoso que alguien abandone a un bebé. Sin embargo, es la única que puede llevar a cualquiera más allá del dolor de su pasado". Al atender las delicadas escenas en que se reúnen María y su madre, Tessa recuerda "María teme acercarse demasiado cuando se encuentra con su madre porque ésta puede irse nuevamente, pero más tarde le permite que entre en su mundo" —explica Ia.


Si Basinger era la única Gina, Arriaga sentía con igual intensidad que Brett Cullen era el único actor que podía encarnar a su marido Robert. De hecho corrió tras el actor para comunicarle que había logrado el papel. "Cuando acudió a la audición, comenzó a hablar de su propia familia y pude percibir algo muy profundo en aquel tipo" —recuerda Arriaga. Refiriéndose a su personaje, Arriaga le preguntó a Cullen algo que le era muy difícil responder—. "Le pregunté si Robert sabe nadar, y me respondió que si" —recuerda Arriaga—. "Entonces le pregunté: '¿En dónde ha podido aprender a nadar Robert, viviendo en el desierto?' y me respondió que necesitaba pensar las respuestas. De tal modo que escribió una bella historia sobre su personaje y me la envió. Eso es algo por lo que le estaré agradecido el resto de mi vida". Para Cullen, Robert encarnaba al 'hombre hecho pedazos' universal que "ha pasado un tiempo muy difícil con su familia que creo ha hecho que dude de su fe en sí mismo y quizá en Dios, en alguna medida".

Nick, un chicano del que Gina se enamora, se erigía para Arriaga como otro personaje difícil de materializar. Tenía que ser alguien cuyo aspecto y sentimiento todavía fueran mejicanos. "Estuvimos barajando muchos actores estupendos pero el problema no estaba en su capacidad" —comenta el realizador—, "la dificultad estribaba en el grado de química que hubiera entre él y Kim Basinger. Estábamos agotando las posibilidades cuando por fin dimos con Joaquim, que no es mejicano sino portugués. Sin embargo, se trataba de uno de esos momentos afortunados en que los dioses miran hacia abajo y nos dicen: 'Ved, aquí está este tipo para vosotros.' Joaquim es un hombre de aspecto viril que parece pertenecer al paisaje, y creo que posee ese atractivo que me hace percibir que esta mujer casada podría enamorarse de él". El papel es complicado por el hecho de que, de modo distinto a Gina, la película nunca se ocupa del pasado de Nick. La profundidad de su mutua pasión tenía que percibirse implícitamente a través de su interpretación en lugar de exponerla. "Quería que el público no supiera cómo se conocen, lo mismo que Mariana y Santiago ignoran cómo se conocieron sus padres. Sólo buscaba que el público sintiera la conexión entre Nick y Gina, oscura pero poderosa".


"Sólo escribo de cosas que conozco y de coses que me han afectado personalmente" —confiesa Arriaga, quien hace uso de sus propias vida e historias cuando discute la próxima escena con los actores. "Posee una idea muy clara y definida de toda la película en su cabeza" —confirma Angelic—. "Sabe con lo que cada personaje acarrea, dónde viven, y qué tipo de coche conducen. Estuvo magnífico con el reparto".

En el primer encuentro, Arriaga le explicó a Angelic que quería crear una sensación auténtica de familia y de espíritu de equipo con el reparto y el equipo técnico, y que todos se incorporarían al proyecto por su apasionamiento respecto al material. Angelic cobró temprana conciencia de la fuerza de Arriaga como guionista en el tiempo que estuvieron juntos preparando la película, de tal modo que lo esencial de su labor consistía en "algo así como rodear al director de jefes de departamento creativos realmente capaces de auxiliarle, guiarle y ayudarle a lograr su visión del film".

"Una de mis elecciones más afortunadas en esta película fue contratar a Robert Elswit, quien no sólo ha sido mi director de fotografía sino que también acabaría siendo mi maestro" —comenta Arriaga—. "Me aleccionó acerca de muchas cosas sobre esta película y siempre le estaré agradecido. Cuando acudió a mi oficina para hablar del film, sólo me habló de la historia. En ningún momento se refirió a objetivos o al equipo de la cámara o a cualquier otro aspecto técnico; simplemente habló de la historia, lo que me impresionó mucho".

"Robert es un trabajador abnegado, y aceptó esta película cuando ya se había comprometido con otra que presentaba un ligero conflicto de calendario, por lo que la última parte de la cinta fue rodada por John Toll" —explica Arriaga—. "La película se compone básicamente de cuatro historias, y Robert rodó tres de ellas, mientras que John Toll hizo lo propio con la restante con la ayuda y la preparación de Robert. Creo que haber dispuesto de dos de los directores de fotografía más importantes de la historia ha sido un lujo del que no todos los directores de cine pueden vanagloriarse".

De hecho, fue el propio Elswit quien tuvo la idea de que otro director de fotografía se ocupara de la parte del film en Portland, según explica Angelic, "y además, pasar de un gran director de fotografía a otro cobraba sentido para la historia. La de Oregón es toda una línea argumental completamente independiente, con un look del todo distinto y una geografía diferente del resto de la película. Elswit y Toll son amigos y cuando supimos que John se mostraba interesado y motivado para con el proyecto, entonces fuimos nosotros los interesados y motivados con la idea de un cambio de director de fotografía".

El diseñador de producción Dan Leigh se refiere al continuum de espacio y tiempo con el que Arriaga juega en esta historia como "un rompecabezas que hace que el público participe en el momento en que visiona el film". Se vio atraído al proyecto por el reto que significaba contribuir visualmente a que ese público pudiera resolver el rompecabezas, y en su primer encuentro con Arriaga se enteró de que el título original iba a ser "The Elements", en clara referencia a los conceptos medievales de tierra, aire, fuego y agua. Esos elementos, junto con el uso de las localizaciones del film para enfatizar esa característica referida a los mismos en la historia, fue el eje central de la primera discusión de ambos.

"Guillermo identifica a ciertos personajes con cada uno de esos elementos" —comenta Leigh, de tal modo que una paleta de colores sin solución de continuidad entre los tonos de los exteriores y los de los interiores establecía esa fuerza natural en los entornos de los personajes, ya sean éstos la tierra y el aire del desierto o el mar y la lluvia de la costa del Pacífico. Uno de los usos más impactantes del color en este film fue el del intensísimo rojo de los campos de sorgo. "Guillermo siempre dice que uno de sus convencimientos acerca de la escritura de un guión es el de tener siempre en mente el deseo de mostrar a tu público algo que no han visto… y ahora mismo no recuerdo ninguna ocasión en que ese sorgo se haya visto en una película".

"Dan Leigh era el celador de mis visiones" —afirma Arriaga—. "Si tenía cualquier duda acerca de la idoneidad de una localización, él era el primero en decir que eso no era lo que estábamos buscando. Me ayudaba a mantener mi visión en mente y se sentía muy implicado en el proceso narrativo".

Cindy Evans ha sido también un elemento importante en el film. En su calidad de diseñadora de vestuario, Arriaga comenta: "Cindy ha aportado a los personajes un sentido narrativo y de realidad añadiéndoles personalidad y emoción. La dirección de los actores ha sido más sencilla gracias al trabajo sensible de Cindy, que contribuyó grandemente a definir a los personajes a través de su vestuario. Acudir al taller de Cindy era como ir a un oasis. Todos estaban relajados, felices, y trabajaban como posesos".

Los productores Walter Parkes y Laurie MacDonald recomendaron al montador Craig Wood; Arriaga se impresionó con su labor precedente. "Ambos nos entendíamos espléndidamente, y a él le asiste un gran sentido del ritmo y de los personajes" —reflexiona Arriaga, quien había empezado el proceso de montaje con Wood mientras rodaba en Nuevo Méjico—. "Se concentra en los cortes que contribuyen al desarrollo del personaje, y tiende a mantener las escenas tanto como le es posible sin ceder a la necesidad de cortar, cortar y cortar". Debido a una estructura narrativa nada convencional, Wood necesitaba que las escenas se desarrollaran elementalmente, con un estilo de tomas largas y montaje tradicionales. "Existe cierta dimensión geométrica en el modo en que Craig monta" —comenta Arriaga—. "Te orienta tan rápidamente que incluso aunque pueda ser desconcertante ir de Portland a Las Cruces hace que te sientas como si entraras en un mundo nuevo, como si todos los mundos estuvieran conectados, y lo están".

Para Arriaga resultaba extraordinariamente gratificante pasar de la vida solitaria del guionista a interactuar realmente con los personajes que había creado. "Tras estar escribiendo tantos años en la mayor de las soledades, resultó un placer absoluto hallarse ante los desiertos y bellos paisajes de Oregón junto a todos esos amigos maravillosos trabajando en equipo y tan abnegadamente conmigo" —admite Arriaga—. "Ha sido muy difícil —pero ¿qué película no lo es?—, no obstante tenía la impresión de que en aquel plató todos éramos cineastas" —nos dice Arriaga—, "y por primera vez le dije a cada uno de ellos que aquélla no era mi película sino la película de todos".

Para Arriaga, en última instancia, eso es la paradoja de rodar: "Se trata de algo que resulta enormemente difícil y, sin embargo, a la gente le encanta sobremanera el proceso". Pero asimismo es la paradoja de la historia de Lejos de la Tierra Quemada. Arriaga añade: "¿Y cómo es que algo tan bello como dos personas hacienda el amor genera un obstáculo de tales dimensiones para el amor en otros personajes? Ése es uno de los mayores misterios románticos, y el sólo hecho de poder explorarlo, aunque sea muy poco, por medio del cine es un obsequio que no olvidaré jamás".