Cinemanía > Películas > El hijo del mal > Comentario
Destacado: Pedro Martín-Calero dirige 'El llanto' con Ester Expósito
  El hijo del mal  (Joshua)
  Dirigida por George Ratliff
¿Qué te parece la película?
Gracias
Ver resultados

El hijo del mal, una producción de ATO Pictures, dirigida por George Ratliff con guión original de David Gilbert y el propio Ratliff. El productor es Jonathan Dorfmann y los productores ejecutivos son Temple Fennell y Dan O'Meara, respaldados entre bastidores por el talento del director de fotografía Benoit Debie (IRREVERSIBLE), de la diseñadora de producción Roshelle Berliner (DIGGERS), del montador Jacob Craycroft (EL ÚLTIMO SHOW) y del compositor Nico Muhly (CHOKING MAN).

Aclamada en la edición de 2007 del Festival de Cine Sundance, donde obtuvo el Premio a la Mejor Fotografía, como una de las películas de misterio psicológico más inteligentes y de más increíble suspense salidas del mundo del cine independiente desde hace años, El hijo del mal nos presenta a la perfecta pareja neoyorquina que viven en el apartamento perfecto con dos hijos perfectos: un brillante niño prodigio y una niña recién nacida – y nos permite ser testigos de cómo se desmoronan en un caos absoluto, llevados, aparentemente, a la locura por las tinieblas que se ocultan dentro de su hijo de 9 años. Angustiosamente real, más que sobrenatural, la hábil combinación de humor negro y miedo obsesivo presente en la película dejó una marca indeleble en los espectadores, que no pudieron desprenderse de la experiencia.

En su núcleo, la película se agarra a la provocativa idea de lo que le sucede a una familia cuando su más firme creencia en la bondad del mundo se derrumba bajo sus pies – y la desarrolla.

No nos sorprende que El hijo del mal haya surgido de la mente de un director que desde hace mucho ha estado fascinado por las maquinaciones psicológicas del miedo. La película supone el debut en el género del largometraje de George Ratliff, pero éste ya había saltado a primera plana con el aclamado documental HELL HOUSE, que investigaba la creación de una siniestra y convincente casa embrujada, cuya finalidad era la de asustar a los pecadores, por parte de un instituto pentecostal de segunda enseñanza situado en Texas. Inmediatamente después de esa película, Ratliff quiso examinar la idea de un terror y una vulnerabilidad humana desde un punto de vista más cotidiano, más naturalista. El argumento de El hijo del mal surgió cuando él y su compañero guionista, el novelista y autor de relatos cortos David Gilbert, dieron con la actividad cotidiana más terrorífica y llena de ansiedad que fueron capaces de imaginar: ser padres. "Los niños pueden dar miedo y los que más asustan son los que son más listos que uno", comenta Ratliff.

Fue Gilbert, a su vez, el que ideó el personaje de Joshua, que se incorpora a la breve pero impresionante lista de niños malos y complicados de películas de misterio que van desde THE BAD SEED hasta EL EXORCISTA, LA PROFECÍA y EL RESPLANDOR. La idea de El hijo del mal era tan terrorífica que el propio Ratliff estuvo a punto de abandonarla, asustado. "Yo mismo era, justamente entonces, un padre primerizo y, al principio, no estaba seguro de desear hacer una película sobre un niño malvado", reconoce Ratliff. Sin embargo, a medida que él y Gilbert fueron desarrollando el argumento, se volvió cada vez más irresistible llevar el relato a extremos inesperados.

Así lo explica: "Parte de lo que tratamos de hacer con El hijo del mal era ir contracorriente del género y las convenciones del drama familiar habitual en el cine independiente, de modo que en cada escena tuviera el aspecto de uno de ellos – pero la atmósfera y los acontecimientos se volvieran, creciente e ininterrumpidamente, siniestros", afirma el director. "Yo quería el que público pudiera creer en esta familia sin reservas, lo que nos llevó a entender la psicología interna de cada uno de los personajes". Ratliff y Gilbert también empezaron a contemplar el argumento desde el punto de vista de Joshua, que vuelve completamente del revés la perspectiva de lo que se supone que es una familia acaudalada y satisfecha – sacando a la luz los sentimientos primarios de ansiedad, obsesión y paranoia que yacen en las sombras de las relaciones familiares. "Creo que, para la mayoría de la gente, el relato parecería comenzar en perfecta armonía, con esta pareja feliz y con su hija recién nacida, pero para Joshua esa imagen resulta sesgada", comenta Ratliff. "Lo que él ve es el caos – su mamá parece loca, su papá es un arribista social y él cree que tiene que tratar de imponer orden".

El resultado de narrar la historia de la familia Cairn desde el interior de su mareante decadencia psicológica fue un guión de una factura soberbia que mantiene al espectador amarrado a su butaca y que, inmediatamente, atrajo la atención del productor Johnathan Dorfman y del productor ejecutivo Temple Fennell de ATO Films. "Era una obra descomunal que quien la leyera no podía soltarla hasta la última palabra", dice Dorfman del guión de El hijo del mal.

"Lo que este relato y el personaje de Joshua consiguen es explotar todos nuestros temores más ocultos", prosigue Dorfman, que previamente había producido el aclamado documental sudafricano AMANDLA! y que es cofundador de ATO Films. "Todos nosotros imaginamos que los niños vienen de un lugar puro y que tienen una bondad innata. La idea de que un niño pueda ser malo sin que haya motivo aparente es uno de los pensamientos que más nos asustan".

Dorfman quedó igualmente impresionado por la forma como el guión de El hijo del mal parecía desafiar toda categorización debido a un intenso realismo dramático que rara vez puede contemplarse en relatos de tan abyecto terror – y por la forma como dejaba que el público sacara sus propias conclusiones. "El relato se mueve hábilmente entre un drama familiar y un relato de terror psicológico", apunta. "Muchos son los elementos del guión con los que todos nosotros podemos sentirnos relacionados – especialmente, la idea de la llegada de un nuevo hijo al hogar y los celos que ello puede desencadenar. En ciertos aspectos, Joshua parece reaccionar de forma muy normal. Pero sólo de forma retrospectiva, cuando todo empieza a deshacerse, podemos realmente ver lo que podría estar pasando".

El coproductor George Paaswell también se sintió fascinado por la idea de que un niño fuera el definitivo catalizador del suspense. "Los niños son potencialmente aterrorizadores porque, aparentemente, son tablas rasas; pero en su cabecita hay una mente que funciona", señala. "Los engranajes no dejan nunca de trabajar y ellos están aprendiendo y… procesando… y no pierden ripio. Sabemos que los niños sienten las cosas en un nivel verdaderamente visceral, pero que un niño actúe con semejante precisión e inteligencia asusta al más pintado".

Presa de la inspiración, Dorfman pudo poner la película en fase de producción rápidamente, dando comienzo a la fotografía principal sólo cuatro meses después de haber conocido a George Ratliff. "Después de haber visto HELL HOUSE, confiaba plenamente en que George podría dirigir un largometraje convencional", afirma Dorfman, "y nuestra empresa se halla en la feliz situación de poder tomar decisiones rápidamente y no mediante comité. Temple y yo estábamos listos para realizar la película y ansiosos de hacerlo".

En consecuencia, ¿es El hijo del mal, al fin y al cabo, una película de misterio, un relato de horror o un desquiciador psicológico? Dorfman cree que es todo eso – y, también, su propia e intrigante visión de parte de los inquietantes temores que padres e hijos albergan a medida que las familias crecen y se desarrollan. "Es una de esas raras películas que dan miedo y hacen pensar", dice, en resumen.