"Es una película sobre la duda, pero puede que me equivoque" - Jaco Van Dormael
Entrevista con Jaco Van Dormael
P: ¿Por qué ha tardado tanto en volver a rodar?
J.V.D.: Me he dedicado a vivir y a escribir. Desde luego, nunca creí que esta película me llevaría tanto tiempo. Pero mientras más escribía, más ganas tenía de escribir. Hasta que no me sentía totalmente satisfecho, seguía buscando pistas. Puede que sea un monomaniaco compulsivo. Al final, el guión me ha llevado siete años. He trabajado todo los días de 10 a 15.30, la hora en la que mis hijos volvían de colegio. La ventaja es que escribir es totalmente compatible con la vida familiar. No tenía ninguna presión.
En el cine, una película que tiene cinco años es una película antigua. Así que es bastante cómodo saber que ya ha pasado tu tiempo.
P: ¿Cuál es el punto de partida de Mr. Nobody?
J.V.D.: Mr. Nobody es una película sobre la complejidad. La dificultad es hablar de la complejidad a través de un medio que tiene tendencia a la simplificación.
También es una película sobre la vida. Mientras que en el cine todas las escenas son indispensables y todo converge hacia el final, mi vida, por el contrario, está llena de agujeros, de casualidades, de escenas inútiles, y discurre inevitablemente hacia la muerte. Esa es su grandeza. Es una película sobre la duda. Pero puede que me equivoque
Pero sobre todo es una película sobre la elección. Cuando elegimos, ¿qué parte se debe a la casualidad? ¿Por qué elegimos una cosa en vez de otra? ¿Qué hace que nuestra vida sea lo que es? ¿Qué parte juega la elección y qué parte juega una multitud de pequeñas causas que desconocemos? ¿Es posible que un desconocido en la otra punta del planeta, al cocerse un huevo, haya cambiado nuestra vida sin saberlo? Cuando estoy locamente enamorado y me digo: "No podría vivir sin ella", ¿Qué hubiera ocurrido si no la hubiera conocido?
He tomado como punto de partida un cortometraje de doce minutos que realicé en 1982: E pericoloso sporgersi (Es peligroso asomarse). Un niño corre detrás de un tren y tiene dos opciones: irse con su madre o con su padre. A partir de ese momento, se cuentan los dos futuros posibles. Empecé mi primera versión basada en el hecho de que una mujer coja o no coja un tren. Pero después se estrenó "Dos vidas en un instante" de Peter Howitt, a la que siguió "Corre, Lola, corre" de Tom Tykwer. Así que tuve que buscar otra cosa. Fue entonces cuando me di cuenta de que no quería contar algo binario. Lo que me interesaba de verdad era la multiplicidad y la complejidad de las decisiones. Cuando tenemos que elegir, no sólo hay dos opciones posibles sino una infinidad que se deriva de las dos primeras. Es una arborescencia. Con este guión, quería transmitir ese abismo que se abre ante nosotros ante la infinidad de posibilidades.
Quería ir más allá de esa temática, quería encontrar una forma diferente de narrar. Quería que se cruzasen las miradas de un niño sobre su futuro y las miradas sobre su pasado del anciano en que se ha convertido. Quería hablar de la complejidad a través del cine, un medio que simplifica. La realidad que nos rodea es cada vez más compleja, pero la información es cada vez más sucinta, los discursos políticos son cada vez más simples. Lo que me interesa es la complejidad. No me interesan las respuestas sencillas que son tranquilizadoras pero son falsas.
P: ¿Cuando empieza a escribir ya conoce el final del argumento?
J.V.D.: Nunca. Si fuera un guionista eficaz, no tardaría siete años en escribir una película. En mi caso, la escritura tiene un componente orgánico, como una planta que crece. Avanzo en todas las direcciones. Algo parecido al Palacio Ideal del Cartero Cheval. Como Nemo, me resulta muy difícil tomar decisiones. Así que escribo un sinfín de posibilidades. Después podo. Pero cuanto menos sé a dónde voy a llegar, más misterioso es, más se me escapa y más me interesa.
P: ¿Cuándo se dio cuenta que había terminado de escribir Mr. Nobody?
J.V.D.: ¡Cómo dicen los escritores, una novela se acaba cuando uno se harta de escribir! Hubo un momento en el que creí que nunca podría hacerlo mejor. A partir de entonces, llegó el momento de reescribir con una cámara y con actores, de forma diferente, visualmente. De hecho, en cuanto empiezo a preguntarme dónde voy a poner la cámara, ¡sé que ha llegado el momento de dejar de escribir!
P: ¿Cómo se hace el paso de la escritura a la realización?
J.V.D.: He querido dotar a cada vida de Mr. Nobody de una sintaxis diferente. Y utilizar la cámara de manera específica para que desde el primer plano de una escena, sepamos en qué vida estamos. La vida con Anna (Diane Kruger) está filmada como la adolescencia: retomaba con Nemo y Anna adultos las puestas en escena que había hecho con los adolescentes, para que las dos historias de amor se fusionen en la pantalla. La vida con Élise (Sarah Polley) juega con la distancia entre ella y Nemo, con uno de los dos personajes desenfocados, y una cámara realista al hombro. La vida con Jeanne (Linh-Dan Pham) juega con el fuera de campo. Los pies entran en la imagen antes que el rostro. Lo esencial se queda siempre fuera del encuadre, como si no tuviera importancia. La vida del adolescente en coma está totalmente desenfocada. La vida del viudo se compone de movimientos de cámara independientes, contemplativos, sin relación con los movimientos del personaje. La vida del "que no ha llegado a nacer" es monocroma, irreal, todo está delimitado. Para llegar a ese resultado empecé a recortar algunas escenas en papel. Después, antes del rodaje y durante dos semanas, mi director de fotografía Christophe Beaucarne y yo hicimos tomas duplicadas en vídeo para aligerar la sintaxis de cada vida.
P: ¿Por qué escogió a Christophe Beaucarne para la iluminación?
J.V.D.: Es un amigo y uno de mis primeros alumnos en el INSAS, la escuela de cine de Bruselas. Trabajamos muy bien juntos porque ambos estamos en una etapa de exceso de experimentación. Nos divertimos mucho con cosas que sólo interesan a los cineastas: ¿cómo evitar el plano contraplano? ¿Qué se puede hacer para que la cámara no se vea cuando está delante de un espejo y lo atraviesa para pasar al otro lado? Nos hemos divertido mucho imaginando efectos especiales que no se ven y que dan al conjunto de la película una sensación extraña. Nada espectacular, sólo momentos extravagantes.
P: ¿Algún personaje le ha resultado más difícil de escribir?
J.V.D.: La verdad es que no. Lo más difícil era abarcar todas las capas de la polifonía, contando todas las vidas al mismo tiempo sin abandonar ninguna. Encontrar la construcción adecuada a ese entrelazamiento, la nitidez. En el caso de las tres mujeres, su historia se apoya en un paradigma basado en las relaciones que mantienen cada una de ellas con Nemo. Se da el caso en el que él la quiere y ella también (Anna), en el que ella le quiere y ella no del todo (Élise), en el que ella le quiere (Jeanne) y él no del todo. Al final, la historia con Anna -en la que los dos se quieren con locura- transcurre en la espera, en la
ausencia. Mientras que en el espejo, las otras dos están sumidas cotidianamente en la tragedia de la falta de reprocidad.
P: ¿Por qué quiso que Jared Leto fuera Mr. Nobody?
J.V.D.: Cuando escribo, intento no pensar en una cara en particular. Me gusta que las opciones estén abiertas. En el caso de Mr. Nobody, necesitaba un actor que se transformara, tanto en la cara como en la voz, el ritmo, la respiración. Jared Leto tiene esa querencia a la transformación, no hay más que ver todas las películas en las que está irreconocible. Y eso se confirmó en el plató: se siente más a gusto y brilla mucho más cuanto menos se parece a sí mismo. Es cuando se muestra más natural, como en las escenas en las que interpreta a un anciano. Jared es un actor que sabe transformarse. En ese sentido, el trabajo de la maquilladora Kaatje Van Damme ayudó mucho a los actores a diferenciar sus vidas y también a crear el vínculo entre los adolescentes y los adultos para que fueran una única persona.
P: Vamos a hablar de las tres mujeres de "sus vidas". Empecemos con Sarah Polley que interpreta a Élise
J.V.D.: Es la primera en la que pensé para el papel y tuve la suerte de que aceptara inmediatamente. Cuando terminé de escribir, la vi en las películas de Isabel Coixet, "La vida secreta de las palabras" y "Mi vida sin mí". Me dejó alucinado. Es una actriz fantástica. Para el papel de Élise necesitaba a alguien capaz de que esa mujer sumida en la depresión, algo repelente, resultara conmovedora. Esa depresión no se percibe desde el interior sino desde el punto de vista de Nemo. Tenía que hacerse querer a pesar de que no comprendamos lo que le ocurre. Ella tampoco entiende lo que le ocurre. Esa impotencia de comprender es lo que resulta más desgarrador. Busca una razón que justifique su sufrimiento, aunque ese desasosiego vital puede deberse a una enfermedad, algo absolutamente injusto. Y se siente aún más culpable porque sabe que es aterrador para el hombre con el que comparte la vida. Cuando vi a Sarah interpretar a ese personaje, no sabía que era humanamente posible que un actor llorara por encargo. Y eso sin concentrarse, riéndose entre las tomas. Pero a los 29 años Sarah tiene 22 años de carrera tras de sí. Ha engrandecido un papel extremadamente difícil.
P: ¿Y Linh Dan Pham que encarna a Jeanne?
J.V.D.: La conocí en Londres. Había imaginado a Jeanne como un personaje que sufría en silencio. Es una mujer que no se siente querida pero que nunca se lo reprochará a su marido. Intentará con todas sus fuerzas ser perfecta, responder a lo que se espera de ella. Salvar lo que ella cree que es el amor que les une. Linh Dan pasó una prueba, pero ya la había visto en "De latir mi corazón se ha parado" de Jacques Audiard y bastaron cinco minutos para comprender que era ella.
P: ¿Qué me dice de Diane Kruger que interpreta a Anna?
J.V.D.: Diane aceptó dos después de que le ofreciera el papel y el día después ya estaba en Bruselas. Me impresionó que se mostrara tan entusiasmada con el proyecto. Es una actriz que lo da todo en el plató, que se fía, que se deja dirigir de forma precisa y con todos los matices. Es una actriz sin paliativos, que no duda en correr riesgos. Se olvida de sí misma cuando encuentra el tono justo. La pareja que forma con Jared funciona muy bien en la pantalla. Transmiten una complicidad muy sugerente. La he visto muy a menudo interpretando mujeres muy femeninas. Pero algo me decía que podía hacerlo muy bien en un registro diferente, el que de alguien que no se ocupa de ella misma, con los pies en el suelo y la cabeza en las nubes. Anna, su personaje, no siente apego por
nada, no posee nada, y siempre está dispuesto a dejarlo todo. Encaja perfectamente con ella. En esta película desprende una elegancia y una fuerza magníficas.
P: Cuéntenos algo de los actores que interpretan a los padres de Nemo: Rhys Ifans y Natasha Little
J.V.D.: Había visto a Rhys en "Notting Hill" de Roger Mitchell en donde estaba divertidísimo. Pero también me impactó en "El impacto" del mismo director en el que encarnaba a un homosexual perdidamente enamorado. Así que sabía que tenía esa doble faceta indispensable para interpretar esa fractura entre el papá gracioso y el que de repente ve su vida destrozada. Mi director del casting inglés me recomendó a Natasha. Es una gran actriz de teatro. Cuando nos conocimos me dejó alucinado. Es una actriz que no necesita mucha dirección. Basta con decirle lo que se quiere de ella para que lo haga inmediatamente. Este papel era determinante para la película: era necesario que la madre rompiese la felicidad de la infancia, pero al mismo tiempo tengamos ganas de irnos con ella. Y eso es lo que ha conseguido Natasha.
P: ¿Qué clase de director de actores es usted?
J.V.D.: Lo cierto es que son los actores los que me dicen cómo tengo que dirigirlos. Así que busco lo que necesita cada uno. Los adolescentes me sorprendieron. Sólo tuve que explicarles dónde tenían que ir sus personajes sin necesidad de explicarles con detalle el camino que debían recorrer para llegar hasta allí. Tenían lo más importante: ¡sabían controlar la pérdida de control! Pero al igual que me ocurre cuando escribo, soy incapaz de explicar con precisión cómo dirijo a un actor. Lo único que sé es que me encanta mirarles, decirles cómo veo una u otra escena. Algunos actores necesitan que se hable mucho con ellos, que les expliquen el pasado de sus personajes, y a otros no hace falta decirles nada. Así que yo soy el que debo adaptarme para que todos los actores disfruten con su interpretación y alcancen ese momento de gracia en el que pierden el control para convertirse en sus personajes. Jared alcanza ese estado a través del cansancio. Otros cuando se sienten confiados
P: ¿Qué ha sentido al volver a estar en un plató después de tantos años de ausencia?
J.V.D.: Nunca había disfrutado tanto en un plató y se lo debo sobre todo a los que me han rodeado. Las cosas han transcurrido de forma muy natural. No estaba nunca cansado. De todas formas creo que a pesar de llevar tiempo sin rodar, he evolucionado. Mi manera de pensar había cambiado y por lo tanto también mi forma de rodar.
P: Ha mezclado diferentes culturas en sus equipos técnicos. Empezó a rodar en Bélgica, continuó en Canadá y terminó en Alemania. ¿No se ha complicado demasiado?
J.V.D.: La base del equipo era franco-belga, y a ella se incorporó el resto. Sylvie Olivé, encargada de la dirección artística (que recibió el Premio a la Mejor Escenografía por Mr. Nobody en el Festival de Venecia 2009), fue fundamental a la hora de ayudarme a traducir en imágenes mi guión y a encontrar una sintaxis visual diferente para cada una de las vidas de Nemo, jugando con los colores. Tres niñas pequeñas: la primera lleva un vestido rojo (Anna), la segunda un vestido azul (Élise) y la tercera un vestido amarillo (Jeanne). Los colores sirven de códigos visuales para cada de sus vidas. De esta forma, en la vida en la que Nemo escoge a la niña que lleva un vestido amarillo, todo el decorado se pintó de amarillo y no hay nada de color azul o rojo. Esta misma lógica y sus consecuencias se producen en las otras dos historias. Podría parecer un poco forzado pero en la pantalla el efecto es muy discreto. Es como si al escoger una vida, renunciara
al resto de los colores y se inclinara por lo monocromático. En la infancia están todos los colores. Cuando Nemo es anciano, sólo queda el blanco.
P: ¿Le dio miedo rodar alguna de las escenas?
J.V.D.: Me preocupaban bastante las escenas de amor con los adolescentes. Quería mostrar que la atracción física es tan fuerte en la adolescencia como en la edad adulta. Tenía que ser fuerte y púdico al mismo tiempo. No tenía que haber ninguna reserva en las miradas de los personajes, en lo que se refiere a los sentimientos, y además era necesario que no se sintieran incómodos ni entre ellos ni por la presencia del equipo. Pero a los cinco minutos me tranquilicé porque era pura coreografía. En las escenas íntimas, mi cámara se quedaba en los rostros. Pero en las escenas sensuales, hicimos cosas bastante coreográficas. Por ejemplo, tenían que besarse de pie contra la pared, rodar por el suelo y después acabar acostados en la cama. Para rodar esa escena, la cama estaba de pie contra la pared y los dos actores tenían que hacer como si estuvieran acostados mientras la cámara giraba. Así que el pudor desaparecía y se transformaba en un ejercicio de coreografía.
P: Uno de los retos de la película es la reconstrucción del futuro.
J.V.D.: Y eso ha estado en manos de tres personas: Sylvie Olivé, que acabo de citar, François Schuiten que ha supervisado el futuro de forma general, y Louis Morin que se encargó de los efectos especiales. Me apoyé en los tres, para mostrar un futuro como no se había hecho nunca en el cine. Pero no fue una tarea fácil. Cuanto más investigábamos más comprendíamos que todo estaba hecho. La idea de un viaje turístico a Marte se nos ocurrió casi al final. Permitió una sensación de desfase. En lo que se refiere al contenedor que recoge los cuerpos dormidos en el buque, tuvimos que investigar bastante, sobre todo la forma en la que hibernan los animales sin que les salgan escaras. Sylvie Olivé se inspiró en las bandejas de carne recubiertas de celofán. Después de buscar mucho, acabó encontrando un fabricante de látex sado maso en París, un látex con el color apropiado. Después realizó experimentos con un aspirador al revés para lograr colgarlos al vacío. Aunque parezca fácil y muy original, nos llevó meses.
El sonido también contribuye a crear ese universo del futuro. El sonido se dirige al inconsciente, cambia la imagen y permite imaginar todo lo que no se ve.
P: La música desempeña un papel fundamental en el ritmo. ¿Qué música quería?
J.V.D.: Hay algunas canciones que ya existían como Mr. Sandman, que ya estaban presentes cuando escribí el guión. Después, mi hermano Pierre, que ha compuesto la música de todos mis largometrajes, y yo trabajamos en temas sencillos, y en bucles que se van superponiendo. Una mezcla de sencillez aparente y de complejidad subyacente. Ha escrito temas que se superponen para formar uno nuevo, pero todos los temas continúan existiendo a pesar de mezclarse. Quería una música que no forzase los sentimientos, que quedase en segundo plano. Junto con Pierre, elegimos una orquestación minimalista, sin orquesta sinfónica, casi siempre con sólo una guitarra. Queríamos que se notase el instrumento y a su intérprete. De hecho esa decisión resumen toda la aventura: un proyecto un poco maximalista con un enfoque minimalista.
P: ¿Cómo describiría su colaboración con Philippe Godeau como productor?
J.V.D.: Philippe es ante todo un amigo, y eso condiciona nuestras relaciones. Es un amigo muy valiente que ha querido sacar adelante este proyecto con todos los riesgos que conlleva. Hablé con Philippe de este proyecto desde el principio. El fue mi primer lector. Para él ha sido un reto enorme montar una película que se rueda en tantos países, con un presupuesto que suele reservarse para las películas de acción o para las comedias. No es
el presupuesto de una película experimental. Pero gracias a los recursos que hemos tenido para este rodaje de 26 semanas, hemos logrado hacer una película atípica, que no entra en ningún formato.
P: Tras concluir esta aventura, ¿quién es Mr. Nobody para usted?
J.V.D.: "Uno, cien, mil y nadie". Como espectador, me gusta el cine que me permite vivir por poderes una experiencia que seguramente no podremos vivir jamás en la realidad. El cine permite multiplicar las hipótesis vitales. Vivir por unas horas la vida de un habitante de Uzbekistán, o ser trampero en Alaska. El mensaje que propone Mr. Nobody es que no hay que escoger, hay que experimentarlo todo porque al final todas las hipótesis son interesantes. Me gustaría que los espectadores lo comprendieran: No hay buenas o malas decisiones sino formas de vivirlas". En este sentido, la cuestión de la libertad es uno de los temas fundamentales de mi película. ¿Qué me hace sentir libre? ¿Es cuando puedo responder positivamente a una pulsión, a un deseo? ¿Pero de dónde viene esa pulsión? ¿De mi pasado? ¿De mi educación? ¿De mis padres? ¿De lo que vivieron mis abuelos? ¿Donde está la libertad de una elección? ¿Qué es el 'libre albedrío', dos palabras que me parecen contradictorias? Con Mr. Nobody he querido hacer una especie de cuento filosófico sin moraleja.
El viejo Nemo, después de ver cómo desaparecen todas sus certezas, después de haber aprendido a vivir serenamente en la duda, habría podido concluir: "En la vida, las cosas son bonitas o no son bonitas. Si son bonitas, hágalas. Si no son bonitas, no las haga".
Los actores. Entrevista
P: ¿Conocía el trabajo de Jaco Van Dormael antes de trabajar con él?
Jared Leto: Había oído muy buenas cosas sobre él pero no había visto sus películas. Sólo conocía los títulos. Fue un gran placer descubrir su trabajo. Me impresionaron mucho sus películas y su forma de dirigirlas.
Sarah Polley: "Toto el héroe" es una de las películas más bellas que he visto en mi vida. Jaco tiene una forma de ver el mundo y una imaginación muy especiales. Sus películas no se parecen a ninguna y expresan con contundencia quién es, su humanidad.
Diane Kruger: La verdad es que no sabía quién era. Pero me gustó mucho "Toto el héroe". El guión me encantó y tenía la impresión de que los actores me tomaban de la mano para llevarme a un sueño.
Linh Dan Pham: Había visto "Toto el héroe" y me había encantado. En esa película había toda la poesía y la fantasía que también está presente en Mr. Nobody, ese lado tan conmovedor que nos traslada a la infancia.
P: ¿Cómo llegó a participar en esta película?
Jared Leto: Vi por primer vez a Jaco después de un concierto que di en Utrecht, en Holanda. Me avisaron que iba a venir justo antes de subirme al escenario. Había leído su guión hacía unos mees y estaba totalmente enamorado de la historia. Me acordé de la calidad del texto y de la emoción que había sentido al leer el guión. Así que le dije lo mucho que me había gustado y que estaba totalmente dispuesto a embarcarme en el proyecto.
Sarah Polley: Cuando me enteré que Jaco estaba preparando una nueva película, quise formar parte de ella, costase lo que costase. Se lo dije y no tardé en recibir el guión. Cuando lo leí, comprendí que quería interpretar a Élise. Acordamos vernos en Nueva York. Me dediqué a convencerle que era la actriz perfecta para el papel. Pero lo cierto es que él acudió a la reunión esperando que yo aceptase... Así que era evidente que estábamos en la misma onda. Y eso es lo que ha caracterizado a toda la aventura: todo encajó como por arte de magia. Nunca he sido tan feliz en un plató.
Diane Kruger: Aterricé en este proyecto por casualidad. Había otra actriz para el papel pero al final no lo hizo. Para convencerme, tuve el privilegio de ver un primer montaje de las escenas que se habían rodado con mi personaje y el de Jared de niño. Era absolutamente sublime. Al día siguiente, me fui a ver a Jaco a Bélgica. En mi primer encuentro con un director, intento vestirme como lo haría el personaje de la película. Me puse un vestido rojo. Cuando llegué, Jaco se quedó alucinado. Sin saberlo, me había vestido como Anna, con el color rojo que es el código visual de todo su universo. Fue el principio de una gran aventura.
Linh Dan Pham: Como la película se rodaba en inglés, Jaco no quería pasar un casting en Francia. Creía que los franceses no hablaban inglés sin acento, algo que era indispensable para el personaje. Peor un día, recibí una llamada de Renaud Alcalde, su primer ayudante. Me explicó que Jaco Van Dormael me había visto en "De latir mi corazón se ha parado" de Jacques Audiard y que quería trabajar conmigo. Su director de casting en Londres me llamó poco después y esa llamada fue como un examen de inglés. Cinco minutos después de colgar, me volvió a llamar para decirme que me enviaba el guión para organizar un encuentro. Fui descubriendo poco a poco la forma de trabajar de Jaco. Dirige bastante pero da mucha libertad.
P: ¿Cómo reaccionó al leer el guión?
Jared Leto: Me quedé alucinado. Aunque parezca un poco manido, para mí, Jaco es un verdadero genio. Su guión tiene una complejidad y una fluidez alucinantes. Lo que escribe, lo que transmite es singular, original, único. Está muy lejos de los conformismos, de los clichés de Hollywood que suelo leer. Para un actor, trabajar con él es un regalo de incalculable valor.
Sarah Polley: Lo leí y lo releí varias veces. No sé si lo hice porque no acababa de comprenderlo o por el placer de volver a sumergirme en esa maravilla. Sumergirse en ese guión es como devorar una gran novela. Se lo hice leer a toda mi familia y nos dio pie a muchísimas conversaciones.
Diane Kruger: Cuando lo leía, me daba cuenta de la suerte que tenía. Era un proyecto maravilloso. Es cierto que no es un guión fácil de leer porque es muy complicado, pero enseguida me vino a la mente lo que sentí al ver "Olvídate de mí" de Michel Gondry. Todas esas preguntas que surgen cuando tenemos que elegir en algún momento de nuestras vidas. Además, me pareció que el personaje de Anna era el más poético, el papel con el que el espectador quiere identificarse.
Linh-Dan Pham: Retrocedí muchas veces a medida que avanzaba en la lectura del guión. Me preguntaba cómo se las iba a arreglar Jaco para meter tantas ideas en una película. Pero supuse que se parecería a "Toto, el héroe", así que no dudé ni un segundo. ¡Además, Jaco hace una película cada diez años, así que no me la iba a perder!
P: ¿Cómo definiría su papel?
Jared Leto: Mr. Nobody somos todos y nadie al mismo tiempo. Una ilusión. El fruto de los sueños. Representa al mismo tiempo el amor, la esperanza, la vida y la muerte. Sin lugar a dudas es el personaje más difícil que he interpretado jamás. Era un verdadero desafío interpretar todas esas vidas concentradas en un solo personaje durante todo el rodaje, sin perderse nunca.
Sarah Polley: Élise es una mujer joven con mucho amor dentro de ella. Quiere ser la mejor madre pero no lo consigue. Así que se siente frustrada por su incapacidad de vivir como le gustaría, y todo se debe a su depresión. No comprende por qué no lograr salir adelante. Así que con el tiempo, desarrolla un sentimiento de vergüenza y de culpa con relación a su marido y a sus hijos.
Diane Kruger: En mi opinión, Anna es el personaje más completo de todos. En cada una sus vidas, va hasta el final. Se casa con un hombre y cumple hasta el final con su promesa de no enamorarse de nadie más. En cierto sentido, es la mujer que me gustaría ser
Linh Dan Pham: Se llama Jeanne. Ama apasionadamente a Nemo Nobody pero él no la quiere. Su relación es un malentendido. Ella creía que era sincero y que la amaba profundamente. Pero cuando crean una familia, se da cuenta de que en su relación falta algo, que él está ausente en cierto sentido. Creo que ese tipo de historias son muy frecuentes. Yo misma me he hecho muchas preguntas con respecto a la pareja. ¿Cómo evoluciona el amor con el paso del tiempo? Cuando la pasión se marchita, ¿el amor se va también? Y además, se demuestra que las vidas aparentemente perfectas pueden no serlas en la realidad. Porque todo parece ir bien entre Jeanne y Jaco: un matrimonio maravilloso con unos niños preciosos en una casa fantástica. Pero las cosas no funcionan. ¡Es trágico y me provoca muchas emociones!
P: ¿Como se preparó para la película?
Jared Leto: Por encima de todo, me apoyé en el guión. Confiaba plenamente en lo que había escrito Jaco. Así que basándome en eso, puse a trabajar a mi imaginación... Pero había que recordar en todo momento que una sola y misma persona es la que vive todas esas vidas. Esta película rompe muchas reglas ya que yo interpreto a un personaje con muchas ramificaciones diferentes. Así que mi meta fue conseguir interpretar doce versiones distintas de la misma persona, según las decisiones que toma. Tenía que construir las diferencias que hay entre ellas sin alejarme de una base común. Trabajar todos los detalles, hasta los más íntimos.
Sarah Polley: La verdad es que no me ha parecido un personaje difícil. Tenía muchísima confianza en Jaco y todo discurrió de forma muy natural. Hablamos y esas conversaciones me despejaron todas las dudas. Cuando sabes que un director confía en ti, y que es recíproco, no tienes miedo a nada. Todo fluye con naturalidad. Uno busca dentro de sí lo que necesita el personaje, pero sin forzar nada. Además en el plató reinaba un ambiente muy alegre y amistoso. En esos momentos es cuando la profesión de actriz se convierte en la profesión más maravillosa del mundo.
Diane Kruger: Por supuesto, Jaco me habló mucho sobre la forma en la que él veía al personaje. Pero son los trajes y sobre todo el hecho de ser morena lo que me ayudó a convertirme en Anna. Jaco define con una precisión poco habitual el universo de cada personaje. Esa Anna no se parece nada a lo que yo soy en la vida real, pero me resultó bastante fácil fundirme con el personaje.
Linh Dan Pham: Jaco da mucha libertad desde el principio. Yo me dediqué sobre todo a trabajar mi acento inglés. Tuve un profesor que después también iba al plató. Y me di cuenta que en las tomas en las que el acento era bueno, la interpretación también lo era. En lo que se refiere al personaje, fue mucho más sencillo. Sé muy bien lo que es estar locamente enamorada. ¡No tuve que investigar mucho ni recurrir al Actor's Studio!
P: Cuéntenos cómo es Jaco en el plató
Jared Leto: Enseguida te das cuenta de que Jaco ama a los actores. Además, sabe muy bien lo que quiere y lo comunica de forma muy precisa. Es encantador, y una persona absolutamente exquisita. El diálogo siempre está abierto. Cuando tenía ideas muy precisas sobre lo que quería hacer, y sobre todo en las en las escenas en las que interpreto a Nemo de anciano, me escuchaba y me animaba. Creo que en los ensayos fue cuando hice verdaderamente feliz a Jaco por primera vez. Vio que había comprendido lo que quería y que mis propuestas eran la prolongación de sus ideas. Estábamos haciendo la misma película. Así que al final, lo que se ve en la pantalla no es mi interpretación sino la de Jaco. Todos hemos hecho esta película para él. Es un gran artista. Alguien poco común tanto en el plano humano como profesional.
Sarah Polley: Jaco es alguien profundamente alegre que sabe compartir su entusiasmo. Siente una empatía permanente con sus actores. No deja nunca de mirarte. Está siempre con nosotros. Se siente uno seguro. Es la mejor forma de dirigir a los actores.
Diane Kruger: Un director suele tener una mirada de deseo por su actriz. Pero Jaco ama a sus personajes. Está enamorado de ellos, en el sentido más puro de la palabra. Lleva diez años escribiendo este guión así que se sabe de memoria todos los detalles íntimos de cada personaje. Ha vivido con todos ellos. En el plató, no me miraba a mí, a quien miraba era a Anna. Fusionó todas las ideas que yo tenía sobre el personaje, de forma muy natural, y supo encontrar las palabras clave para desbloquear una situación o una escena difícil.
Linh Dan Pham: ¡Siempre está de buen humor! Siempre dice que la vida es demasiado corta y que hay que divertirse lo más posible. Así que se rodea de personas que ama. Cuando te escoge, te abre los brazos y los brazos de su familia cinematográfica. Así que el rodaje fue muy agradable, muy distendido, y eso te permite dar lo mejor de ti. Me gusta su idea de que el arte no tiene que hacer sufrir. Además, técnicamente, da mucha libertad y va corriendo a medida que transcurren las tomas. En general no necesita hacer muchas tomas. Pero eso no quiere decir que se le escape ningún detalle. Esos pequeños detalles que pueden pasar desapercibidos, como una mirada furtiva, pero que son los que conforman una escena.
Jared Leto: Ha sido un rodaje muy largo y complicado. Tuvimos que cambiar nuestras costumbres durante seis o siete meses. ¡Algunos días tenía que manejar cuatro Nemo Nobody diferentes! Viéndolo con perspectiva, diría que mi enfoque ha sido bastante científico, muy cerebral, para no perderme. Después pude contar con la mirada de Jaco que te acompaña y te lleva. Fueron momentos magníficos, sin dramas, sin preocupaciones insalvables, con una gran fluidez. En el plató había una sensibilidad totalmente desconocida para mí. La mayor parte del equipo ya había trabajado con Jaco en sus anteriores películas. Se notaba que respetaban muchísimo su trabajo. Lo digo y lo repito, ha sido un gran privilegio formar parte de esta familla para vivir esta aventura.
Sarah Polley: Gracias al ambiente que sabe crear Jaco, disfruté muchísimo formando parte de este equipo. No tuve necesidad de aislarme para concentrarme en las escenas más difíciles. Sólo lo hice los primeros días porque quería asegurarme que iba a ser capaz de acceder a ese pozo negro en la que Élise llega a perderse. Pero enseguida comprendí que no tenía necesidad de estar sola en mi rincón, intentándolo verlo todo negro para alcanzar ese estado. Todo el equipo estaba tan entusiasmado con el trabajo de Jaco que no sentíamos ningún peso.
Diane Kruger: El ambiente era muy alegre. He estado en platós donde el ambiente era muy agradable, pero este era como una familia, algo que no había visto nunca. Jaco conocía a casi todos los técnicos desde hace muchos años. Así que durante el rodaje no tuve la impresión de trabajar. De hecho, cuando no me tocaba rodar, iba al plató a ver a los demás o simplemente a estar un rato con ellos.
Linh Dan Pham: El rodaje fue muy largo así que pensaba que sería difícil volver a integrarme en el equipo. No es una situación fácil. Pero lo cierto es que cada vez que volvía me daba la impresión de que nos habíamos despedido la víspera.
P: ¿A qué escena le tenía más miedo?
Jared Leto: Lo que más me preocupaba era interpretar el papel de Nemo casado con Élise, que encarna Sarah Polley. Es el papel que menos se parece a mí. Jaco escribió este personaje como alguien que no sabe qué hacer, ni cómo, ni cuándo, que se siente totalmente impotente ante la angustia de su mujer. En esas escenas me sentía un poco perdido. Me daban ganas de ser mucho más fuerte que el personaje. Además, yo no tengo hijos, así que encarnar a Nemo como padre de tres hijos, no fue nada fácil. En esos momentos del rodaje fue cuando me puse más nervioso. No tenía referencias. Pero Jaco tuvo mucha paciencia conmigo y me ayudó muchísimo.
Sarah Polley: La escena del cumpleaños de la hija de Élise. Estaba aterrada porque tenía la sensación de humillarme delante de los niños al encarnar a esta madre un poco desquiciada. ¡Creía que los niños me iban a mirar con mala cara y que pensarían que yo también estaba un poco chiflada!
Diane Kruger: Interpretar escenas románticas no es nada sencillo. Es fácil caer en los tópicos. Sobre todo porque las que vive Anna son siempre extremas: ya sea en las rupturas como en los reencuentros. Había que ir con cuidado para no forzar demasiado. Eso es lo que más me preocupaba
Linh Dan Pham: El escena en la cama en la que Jeanne se enfrenta a Nemo Nobody y le reprocha que no la quiera de verdad. Le dice que ni siquiera sabe cuántos terrones de azúcar pone en el café. Me daba miedo por su carga emocional pero también porque es un momento clave de su historia. Jeanne intenta salvar su relación pero se da contra un moro porque Nemo no reacciona.
P: ¿Si tuviera que quedarse con una imagen de esta aventura, cuál sería?
Jared Leto: Hay tantas. Hemos rodado en Bruselas, Amberes, Montreal, Londres y Berlín. Este tipo de experiencia sólo la vives una vez en la vida. Así que estoy muy agradecido a Jaco por su invitación y su confianza en mi trabajo. Espero que la película sea como él la había soñado. Trabajar con él ha sido un gran placer. ¡Si Jaco está contento, yo también estoy contento!
Sarah Polley: De lo que más me acuerdo es que siempre me estaba riendo. Puede parecer extraño teniendo en cuenta al personaje que interpreto. Pero es la pura verdad. ¡Es lo que ocurrió!
Diane Kruger: De todos los momentos maravillosos que viví, el más inolvidable es sin duda mi último día de rodaje. Sarah y Linh Dan ya habían terminado. A Jared todavía le faltaban diez días y yo era la última actriz que quedaba. Jaco lloraba et Philippe (Godeau) estaba tristísimo
Fue muy emotivo y se ha quedado grabado en mi memoria.
Linh Dan Pham: El día en que, en Canadá, rodamos las tres bodas de Nemo Nobody con sus tres mujeres, Diane Kruger, Sarah Polley y yo. Justo antes, Jared nos había explicado que a cada una le correspondía un tipo de beso. Pero yo tuve derecho al sexy kiss. ¡Y fue genial!.
Philippe Godeau. Productor. Notas de producción
Cuando terminamos "El octavo día", Jaco me dijo: "Me gustaría que mi próximo película fuera más sencilla, barata y rápida!" ». Pero poco a poco el proyecto fue tomando un cariz muy diferente... Una película es una materia viva, evoluciona constantemente. El parto fue muy largo porque Jaco no es ese tipo de persona que hace las cosas por hacer algo. Antes que cineasta es artista. Hay que darle tiempo para que llegue al fondo de su inspiración.
La financiación
Leí el guión por primera vez en 2004, en Cannes. En aquel momento el presupuesto ascendía a 50 millones de euros, lo que quería decir que era imposible financiarlo. Por encima de todo, Jaco es amigo mío, así que le dije la verdad: había que buscar coproductores. Así que trabajamos juntos para buscar una forma menos cara. Pero seguía siendo una película cara, difícil de montar pero no irrealizable. Nadie quería asumir un coste tan elevado con un rodaje de seis meses y con los riesgos que eso conlleva. Pathé y Wild Bunch se unieron después a nosotros. No lo hicieron por el reparto porque en ese momento no habíamos contratado todavía a ningún actor, sino por el proyecto y la reputación de Jaco. Es algo que no ocurre prácticamente nunca en nuestros días, sobre todo en una película de esta magnitud. Pero las cantidades que estaban dispuestos a aportar estaban muy lejos de cubrir el presupuesto de Mr. Nobody. Así que me vi obligado a aportar una fianza personal considerable para que la maquinaria se pusiera en marcha. En resumen, si no hubiera adelantado el dinero confiando en que lo iría recuperando a medida que se incorporasen más inversiones, Mr. Noboby no hubiera visto nunca la luz. Además tuvimos la suerte de lanzarnos en esta aventura antes de se desencadenase la crisis que sufrimos ahora. Hoy no hubiera podido montar esta película, ni con toda la mejor voluntad del mundo.
Jaco y yo
Jaco y yo nos conocimos en "Toto el héroe" y después trabajamos juntos en "El octavo día". Y aunque cada película es diferente, la base sigue siendo la misma: la confianza mutua. Ambos necesitamos mucho tiempo. El para ir hasta el fondo de sus inspiraciones artísticas. Yo, para que las cosas sean factibles en el ámbito financiero. ¡Nos vemos mucho pero casi siempre hablamos de otras cosas! Sabemos que cada uno está avanzando en su campo, pero no necesitamos hablar todo el tiempo de ello. Todo discurre de forma muy natural entre nosotros. Yo no me pongo detrás de la cámara para decirle lo que tiene que hacer. Y él no se mete en la parte financiera. Pero cuando estamos en el plató, le gusta saber lo que pienso. Confía en mí para todo lo que tiene que ver con el estreno de las películas: escoger el cartel, el anuncio... Creo que nos complementamos muy bien.
El rodaje
En seis meses de rodaje, no superamos el límite ningún día. Es cierto que el proyecto adquirió otra magnitud financiera que la prevista al principio pero de forma controlada y deseada.
Al final, esta fase fue el momento más agradable de la aventura. Es cierto que las jornadas de trabajo eran muy largas y que además se rodó en Bélgica, Canadá y Alemania... Pero no tuvimos ningún problema grave. Se superaron todas las dificultades gracias al excelente ambiente que reinaba a en el equipo. Nunca he visto tan feliz a Jaco que en el rodaje de Mr. Nobody. ¡De hecho es una de las razones por las que le incito a rodar más a menudo!
La postproducción
Son películas en las que la postproducción es muy larga: el montaje duró un año. Creo que es muy difícil ser objetivo cuando estás tan metido en algo, como le pasó a Jaco durante todo ese tiempo. No es casualidad que en esa etapa tuviéramos más discusiones entre nosotros, porque yo tenía esa distancia que a él le faltaba. Fue un periodo complicado para un perfeccionista como Jaco. Hubiera podido tardar diez años y hacer una película totalmente diferente. Pero logró llegar hasta el final y todos estamos muy satisfechos con el resultado. Jaco domina la técnica pero nunca pierde de vista la poesía y mantiene intactos sus valores humanos. En él todo encaja de forma armoniosa.
Balance
Con Mr. Nobody, he podido demostrar que seguir a las personas, acompañarlas, te permite ir más lejos, correr riesgos. Con Jaco, nuestra colaboración nunca ha estado en punto muerto. Nos ha empujado a superarnos, a hacer cosas que parecían imposible, cada uno por nuestro lado. No hubiera podido producir esta película si no hubiera hecho el resto de las cintas de Jaco, si no hubiera sabido cómo trabajaba, cómo funcionaba. Y ahora estoy muy satisfecho y orgullos de esta película porque no se parece a nada de lo que he visto en el cine. Consigue transmitir muchas cosas que me hubiera gustado decirle a mis hijos, sobre la vida, sobre las elecciones que van surgiendo... Jaco no ofrece un discurso, pero nos hace sentir, vivir y revivir. ¡Es una verdadera proeza!