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  Pactar con el gato  (Pactar amb el gat)
  Dirigida por Joan Marimón
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Dirigida por el catalán Joan Marimon, se trata de un "drama alegre" protagonizado por Alberto Jiménez y Pau Roca y en el que también participa Eduard Soto.


El director y guionista
Lo mejor de Joan Marimón no es su gato sino su perro Duque que aparece en la película, un perro aspirante a gato, de ahí el respeto y admiración del guionista/director hacia esos seres independientes que tratan a los humanos de tú a tú. Marimón Pedrosa creció en el cine de su abuelo Quim (cine Monmari) y en el de su padre Fermín (cine Capri aún en activo). Joan Marimón pasó allí una vida entera de proyeccionista y de paso se aprendió las frases de Perros callejeros, Rocky y Taxi Driver, entre otras muchas. También se dedicó a quemar y rayar película en un montón de cortos experimentales. Pasó por el mundo enloquecido de la animación como guionista en Peraustrina 2004, largo de dibujos animados. Después escribió diálogos para un montón de actores en series diarias de televisiones autonómicas. Lo que ganó lo perdió rápidamente en más cortos (El viager, 4, In Crescendo), con parte de su equipo futuro, como Elisabeth Prandi, la directora de fotografía, y Maria José Gilabert la montadora de Pactar con el gato. Con su amigo Jesús Ramos pasa varios años escribiendo el Diccionario incompleto del guión audiovisual. Asimismo escribe y dirige una tv-movie, El caso de la novia dividida, un thriller de psicópata enamorado. En la actualidad prepara un biopic de su abuelo Quim, que fue quien empezó con eso del cine en su familia.


Visión del director
Para Joan Marimón su película se trata de un drama alegre. Drama porque las relaciones amorosas no se consolidan. Alegre porque a pesar de todo la película es un canto a la vida. Un homenaje a todos los personajes, desde la multitud de gatos, tuertos o enfermos, hasta los videoartistas que sobreviven en la torre más alta, Alfredo y Nuria, que se representan a sí mismos. Pactar con el gato es también el retrato de un barrio, Gracia, en Barcelona. O de partes de él. O tal vez una visión subjetiva de este barrio, hecha desde los pintores, videoartistas, músicos y ocupas. De sus azoteas que son como cimas de montañas en la jungla de la ciudad. Lugares distintos en los que cambian las reglas y donde todo es posible, tanto lo ideal como la fantasía. Incluso el silencio. Julia, la protagonista, alcanza allí arriba, bajo la lluvia, la felicidad. Igual que su gata Josephine, que accede a los ruegos del gato tuerto Pompeyo. Desde un punto de vista de fórmula narrativa, la película es una ilustración de un aforismo. Sintetizado por Anaïs Nin cuando escribió: "en una pareja domina el que ama menos". Como Eric Rohmer en sus Comedias y Proverbios, se ha pretendido ilustrar un motivo. Así, Aparisi hace cualquier cosa para estar junto a Julia, que sin querer- o más bien queriendo- le domina; Julia hace lo que sea por acercarse a su tío David. Y David a su vez tiene problemas con la persona a la que ama, Sara. Julia está en el centro. Inventa continuamente historias para encantar al hombre que ama. Es como una Sherezade con gato. Pactar con el gato es un cuento. Como se rodó en otoño podría llamarse también "Cuento de otoño en azoteas con gato".

Si algún referente relevante se añade a Pactar con el gato es el de la música. La extrema sencillez, el minimalismo y profundidad de la música de Frederic Mompou, que surge varias veces en el film, acompaña a esta historia de intención mínima en cuanto a la trama y voluntad ambiciosa en cuanto a la emoción que pretende despertar en el espectador.

Pactar con el gato es un film de actores. De planos secuencia en el rostro del personaje. No funcionaría si la elección hubiese sido equivocada. Los ensayos se prolongaron durante más de medio año. Y para poder contar con Alberto Jiménez y a la vez no renunciar a los pasajes de otoño en las azoteas se tuvo que dividir el rodaje en dos partes. El resultado es el de una película conducida por el rostro de los actores. El espectador puede empalizar con estos personajes que dependen del amor y del humor de otro, y que a pesar de todo no pierden la ilusión y luchan de todas maneras posibles por alcanzar la felicidad.