Protagonizada por Chris Evans (Los 4 Fantásticos), Dakota Fanning (La guerra de los mundos), Camilla Belle (Cuando llama un extraño) y el candidato al Oscar®, Djimon Hounsou (Diamante de sangre), Push combina el atrevido estilo visual del director Paul McGuigan (El caso Slevin) con impresionantes efectos especiales y una historia inolvidable.
Push está producida por Bruce Davey (Braveheart), William Vince (Truman Capote) y Glenn Williamson (Olvídate de mí), a partir de un guión de David Bourla (Larceny). Los productores ejecutivos son David Bourla, Michael Ohoven (Los renegados del diablo), Gretchen Somerfeld (Careful What You Wish For), David Valleau (Chantaje) y Stan Wlodkowski (En el valle de Elah).
El director de fotografía es Peter Sova (Los extraños). El montador es Nicolas Trembasiewicz (Danny the Dog). Nina Proctor (Grindhouse) y Laura Goldsmith (Demasiado profundo) se han encargado del diseño de vestuario, mientras que el diseño de producción ha corrido a cargo de François Séguin (Seda). Push es una coproducción de Infinity Features, Icon Productions y Summit Entertainment, rodada en escenarios de Hong Kong.
Una enigmática agencia gubernamental conocida como la División está reuniendo a personas con capacidades psíquicas para realizar experimentos ideados con el fin de potenciar sus poderes y formar el ejército más formidable que se ha visto nunca. Desgraciadamente, casi nadie ha logrado sobrevivir a estas pruebas. Nick Gant (Chris Evans), un telequinético de segunda generación, lleva escondiéndose desde que la División asesinó a su padre hace más de una década. Ha hallado refugio en una ciudad con tan elevada densidad de población como Hong Kong.
Nick se ve obligado a abandonar la clandestinidad cuando Cassie Holmes (Dakota Fanning), una clarividente de 13 años, le pide ayuda para localizar un maletín que afirma que contiene 6 millones de dólares. Para encontrarlo, también tendrán que buscar a Kira (Camilla Belle), la única persona que ha logrado sobrevivir jamás a los experimentos de la División. Los "pushers" poseen el poder psíquico más peligroso: la capacidad de dirigir los actos de los demás al implantar ideas en sus mentes. Pero la presencia de Cassie pronto llama la atención de los sabuesos humanos de la División, lo que obliga a Nick y Cassie a huir para salvarse.
Con la ayuda de un equipo de expatriados con una variedad de habilidades especiales, esta extraña pareja se abre camino por los rincones más secretos de la ciudad, tratando de mantenerse un paso por delante de las autoridades, en su búsqueda de Kira. Guiados por las visiones de Cassie, la pareja se va acercando a su meta, pero se encuentra compitiendo por el maletín con una familia de la mafia. Más peligroso todavía es el agente de la División Henry Carver (Djimon Hounsou), un poderoso "pusher" que necesita tanto el contenido del maletín como a Kira para crear una milicia paranormal imparable. Superados en número y armamento, Nick, Cassie, Kira y sus aliados deberán encontrar un modo de superar a Carver si pretenden impedir que lleve a cabo su siniestro plan.
Dones psíquicos
Movers: Nick Gant (Chris Evans), "mover" de segunda generación, puede trasladar objetos de un lugar a otro con la mente. Desde dados a armas o el cuerpo de un enemigo, un "mover" puede manipular a distancia el mundo físico según le convenga.
Watchers: Un "watcher" posee la capacidad de ver el futuro. Algunos, como Cassie Holmes (Dakota Fanning), son capaces de realizar dibujos muy detallados de sus visiones. El problema de los "watchers" es que el futuro puede cambiar en cualquier momento por sucesos que pueden parece insignificantes pero que obligan a seguir comprobando el futuro continuamente para asegurarse de que sus visiones anteriores se sigan cumpliendo.
Pushers: Mucho más avanzados que los simples telépatas que se comunican mentalmente, un "pusher" puede implantar ideas con tanta fuerza en la mente de un sujeto que le resulte imposible distinguirlas de sus pensamientos o recuerdos reales. Tanto Kira (Camilla Belle) como Carver (Djimon Honsou) son "pushers", los sujetos con dones psíquicos más temidos y peligrosos.
Stitches: Un sanador psíquico como Stowe (Maggie Siff) puede imponer las manos a una persona y curar sus heridas pero, cuidado, haz enfadar a un "stitch" y puede devolver todas sus heridas al paciente.
Sniffs: Como sabuesos humanos, los "sniffs" pueden rastrear a su presa mediante su olor, aunque no dispongan más que de un cepillo de dientes de hace diez años para localizarlo. La División suele hacer uso de los "sniffs" para dar caza a sus objetivos, por lo que son muy temidos entre sus congéneres paranormales.
Shadows: Los "shadows" como Pinky Stein (Nate Mooney) pueden usar la mente para esconder cualquier cosa, desde un psíquico renegado a un rascacielos entero, de los "sniffs". Pero solamente pueden ocultar temporalmente objetos o personas de los "watchers".
Bleeders: Los "bleeders" como los chicos Pop poseen la capacidad de hacer añicos cristales y vasos sanguíneos con el sonido de su voz.
Shifts: A una persona con esta habilidad nunca le falta dinero. Un "shift" como Hook (Cliff Curtis) puede transformar el aspecto de cualquier objeto a voluntad. Pero hay una pega: el efecto no dura mucho.
Wipers: Un "wiper" puede borrar cualquier recuerdo con solo imponer las manos a un sujeto. Nick y Kira recurren a un "wiper" chino local para quitarse de encima a los "watchers", que pueden predecir actos futuros basados en intenciones.
La producción
La premisa de Push, un mundo en el que gente corriente capaz de realizar actos asombrosos se ve convertida en conejillo de indias y controlada por una agencia secreta gubernamental, despertó la curiosidad del director Paul McGuigan y lo impulsó a buscar más información sobre el tema en Internet. "Escribí 'experimentos con poderes psíquicos'", comenta McGuigan. "Me aparecieron cosas increíbles. Es 1949 y la Guerra Fría está a punto de empezar. La gente empieza a experimentar con lo que puede hacer el cerebro".
McGuigan descubrió que, en los años inmediatamente posteriores a la 2ª Guerra Mundial, la idea de usar a psíquicos para obtener información empezó a cobrar fuerza en ciertos círculos del gobierno de EE. UU. y la Unión Soviética.
"Pensándolo bien", explica Glenn Williamson, productor de Push y presidente de Back Lot Pictures, "contar con alguien que puede ver realmente el futuro o manipular los pensamientos de otros sería un magnífico recurso de contraespionaje".
"La película parte básicamente de esos experimentos reales", observa Williamson. "Los expedientes siguen siendo completamente confidenciales, así que ignoro cuánto llegaremos a saber de lo que sucedió realmente. La parte más oscura fue durante la Alemania nazi, pero, más recientemente, durante la Guerra Fría, tanto los servicios de inteligencia norteamericanos como los soviéticos realizaron experimentos con gente que parecía poseer estos dones".
En Push, una siniestra agencia gubernamental da caza a personas con habilidades especiales con el propósito de utilizar esos poderes para beneficio propio. "La División es la organización encargada de vigilar a las personas con dones paranormales", explica Williamson. "Pero han ido un paso más allá y tratan de controlarlos y manipularlos".
Los cineastas consideran que los hechos reales en los que se basa la historia de la película la distingue de otros filmes que giran en torno a los superhéroes. "Queríamos contar una historia fantástica de manera que pareciera muy real", comenta McGuigan. "Me gustaba la idea de dar vida a todo ese mundo de personas con poderes extraordinarios".
"Pero la película no trata de poderes sobrenaturales", prosigue. "Trata de poderes naturales, cosas que la gente podría hacer de verdad. Por ejemplo, hay casos documentados de personas que hacen lo que se conoce como 'visión remota'. Podían sobrevolar, digamos, la embajada americana, con estas personas y ellas podían percibir la distribución del edificio y hasta sabían decir para qué se usaba cada cuarto".
Sabiendo eso, resultaba esencial para McGuigan que los personajes parecieran gente real en un mundo real. "Quería que la gente pudiera conectar emocionalmente. Hay muchos efectos espectaculares pero, para mí, eso no es más que una pequeña parte. Es una película de acción, pero se centra mucho más en los personajes de lo que suelen hacerlo las películas de acción".
Williamson agrega: "Hay una historia de verdad que gira en torno a Nick y cómo le dio la espalda al mundo. Cassie es el personaje que logra sacarlo de esa actitud y se convierte en una relación humana real. Es muy amena, pero a la vez está llena de auténtica conexión humana, que creo que es lo que tienen las mejores películas. Está llena de situaciones inesperadas y verdadero dramatismo".
Una de las decisiones que tomó McGuigan y que contribuye a convertir a los personajes en el eje de la película fue el uso moderado de efectos infográficos. "No quería rodarla entera ante una pantalla verde o azul", comenta. "Quería hacerlo de verdad, a través de la cámara. Se puede aprender mucho de los grandes cineastas de antes. No contaban con la ventaja de la infografía. Tenían que usar la imaginación. Al final, lo único que hicimos sobre fondo verde fueron las escenas de gente conduciendo, porque el tráfico de Hong Kong no se mueve mucho".
Chris Evans, que interpreta a Nick Gant, un telequinético que se oculta en Hong Kong, encontró fascinante la premisa argumental. "Cuando lo leí por primera vez, me pareció muy creíble", comenta. "Paul y yo le dimos muchas vueltas cada día en busca de un nivel de realidad para la película. No dejaba de recordarme que tenía que haber intriga y que está bien hacer que los espectadores se dejen llevar por nosotros".
Los cineastas han creado un mundo muy similar al nuestro, pero con algunas reglas propias. "Hay muchos momentos estupendos en la película en los que no estás seguro de qué está pasando", en opinión de Williamson. "El personaje de Dakota Fanning puede ver imágenes del futuro. Sus imágenes son fundamentales para lo que está sucediendo, pero no son nada claras y pueden no ser muy fiables, como los recuerdos".
"Esa idea nos ayudó a mostrar los límites de lo que la gente puede y no puede hacer", comenta el productor. "Una razón por la que vamos al cine es porque nos traslada a un mundo diferente del nuestro, ya sea completamente fantástico o una realidad ligeramente modificada. Queremos que el mundo de Push sea nuestro mundo, pero con un estilo visual más marcado. De modo que sea nuestro mundo, pero no del todo".
Dakota Fanning, la joven estrella de la película, considera Push un filme de acción, pero también comenta: "Es una auténtica historia personal. Espero que la gente la encuentre muy divertida. Está llena de acción, con un ritmo muy ágil y la parte visual es increíble".
Evans, su coprotagonista, agrega: "No estamos transmitiendo ningún mensaje profundo. Es una película de puro entretenimiento, como muchas de mis películas favoritas. Tiene un gran guión, gran acción y grandes personajes, así que ofrece diversión completa".
El reparto
Push ofrece a sus cuatro actores principales una extraordinaria oportunidad de salirse del tipo de papeles que acostumbran a interpretar, para meterse en la piel de personajes distintos a los que los espectadores los han visto encarnar antes. Por ejemplo, Dakota Fanning realiza en esta película la transición de estrella infantil a actriz adolescente. Djimon Hounsou interpreta a su primer villano y, en vez de una damisela en apuros, Camilla Belle se convierte aquí en un arma letal.
Chris Evans, que interpreta a Nick Gant, se encontró en un complejo viaje emocional. "Nick ha perdido a mucha gente que quería por motivos para los que no tiene respuesta, y eso le ha llevado a levantar muros a su alrededor".
"La historia ofrece muchas sorpresas y giros inesperados", agrega Evans. "Es realmente apasionante. Algunas personas son clarividentes. Otras personas pueden transformar el aspecto de objetos cotidianos. Nick es un 'mover', lo que significa que es telequinético".
McGuigan había visto a Evans en la galardonada película de ciencia ficción, Sunshine. "Me impresionó mucho su entrega en ese papel", comenta. "Y me gustó su autenticidad. Aunque sea un tipo atractivo, me sigue pareciendo muy auténtico".
"Chris tiene justo lo que necesitaba el papel", opina Williamson. "Nick es un personaje atractivo y vulnerable, muy diferente del personaje de las películas de Los 4 Fantásticos en las que ha intervenido anteriormente. Tuvo que interpretar los matices de su personaje, cuando aprende a aceptar su destino".
"Chris también aportó verdadera capacidad física al papel, lo que es estupendo porque, aunque lo principal de la película son los personajes, siempre hay violencia acechando al margen. No solo aceptó con gusto la parte física, sino que disfrutó como nunca. Nuestro especialista llegó a sentirse algo frustrado, porque no tuvo ocasión de hacer muchas de las cosas que había ensayado".
Dakota Fanning interpreta a Cassie, una "watcher", o clarividente. Con sólo 14 años, Fanning ha ofrecido más interpretaciones extraordinarias que muchos actores en toda su carrera. Fanning ha compartido pantalla con ganadores del Oscar como Robert De Niro (El escondite), Denzel Washington (El fuego de la venganza), Sean Penn (Yo soy Sam) y Reese Witherspoon (Sweet Home Alabama), y lleva media vida siendo una de las principales estrellas infantiles de Hollywood. En Push, asume un papel más maduro. "No hay una chica de 14 años más perfecta para interpretar a Cassie", opina Williamson. "Dakota ya es definitivamente una adolescente. Se ha producido una transformación física. Nunca la habíamos visto así".
McGuigan ve en esta película una oportunidad de que Fanning crezca al fin a ojos del público y de la industria. "Sigue siendo la dulce niñita de La guerra de los mundos para mucha gente. Ya es hora de que pase por la etapa de los 14 años, donde tendrá ocasión de portarse un poco mal".
A la actriz le gustó especialmente lo incisivo e irreverente de su personaje. "Es muy sarcástica y tiene muchas frases graciosas en la película", comenta Fanning. "Son cosas que yo nunca diría en la vida real, así que es divertido. Piensa sobre todo en sí misma, pero a lo largo de la película aprende a confiar en otros".
Los compañeros de Fanning quedaron impresionados por la madurez de su talento. "Dakota es una actriz increíble", afirma Williamson. "Entiende de matices. Paul quería probar algo ligeramente distinto y preguntaba: '¿Puedes hacerlo?' Ella respondía: 'Vale', como si fuera tan fácil, y entonces realizaba una interpretación muy sofisticada y matizada".
La propia Fanning comenta con modestia: "Me convierto en el personaje en cuanto dicen 'acción' y, cuando dicen 'corten', se acabó. Creo que puede ser porque llevo haciéndolo desde muy pequeña".
Push ofreció a Fanning la oportunidad de trabajar con una de sus actrices favoritas, Camilla Belle. "Salía en mi película preferida de pequeña, Annie, una aventura real", explica Fanning. "Desde que vi esa película, he querido trabajar con ella. Ha sido sin duda como una hermana mayor para mí. Hemos ido a museos de ciencias y hecho muchas cosas juntas".
Belle, que interpreta a Kira, la mujer misteriosa en torno a la cual gira buena parte del misterio, lleva actuando profesionalmente desde que tenía nueve meses. "Me veo reflejada en buena medida en Dakota", admite. "Ninguna de las dos estudió interpretación. Aprendimos a base de hacerlo. Por otro lado, ella tiene una forma casi mágica de hacer el ganso y luego estar plenamente concentrada y cargada de emoción en cuanto la cámara empieza a rodar".
Williamson dice que buscaban una cualidad muy concreta en la actriz que se encargaría de encarnar a Kira. "Debía tener una combinación de cautela y vulnerabilidad. Ha pasado por mucho, pero hay un giro argumental al final que hace dudar si realmente es quien dice ser".
Ese aire de misterio fue uno de los aspectos que atrajo a Belle del papel. "Me encanta que Kira siempre tenga en vilo al espectador. No sabes de qué lado está. No la entiendes del todo hasta el final".
"Como intérprete, Belle tiene la capacidad de mantener a la cámara interesada en cualquier cosa que haga", afirma el director. "Conoce a la cámara. La entiende y sabe perfectamente quién es ella. Me gustan los actores que saben lo que se les da bien".
Belle considera a McGuigan "el director más tranquilo con el que he trabajado en toda mi vida. Siempre mantiene la calma. Es realmente excéntrico y divertido, y muy abierto a todo lo que quieras hablar con él, sea lo que sea. Y también es el director mejor vestido con el que he trabajado. Djimon y yo nos estábamos riendo hoy de él porque lo lleva todo muy conjuntado. Siempre tiene su sombrerito y su iPod en el bolsillo y su café de Starbucks".
Djimon Hounsou, candidato en dos ocasiones al Oscar® por su trabajo en Diamante de sangre y En América, se ha labrado una gran reputación internacional gracias a sus interpretaciones de personajes estoicos y valientes. "La mayoría de las películas de Djimon aprovechan su calidez e inteligencia", comenta Williamson. "Aquí no es simplemente el malo, es quien mueve todos los hilos. Consigue manipular a los demás para que hagan lo que le interesa. Y Djimon es tan tranquilo y sereno, que lo convertía en la elección perfecta para este personaje que lo controla todo a lo largo de la mayor parte de la película".
Con sus 1,91 m de altura, Hounsou tiene mucha presencia, hecho que no se les escapa a sus compañeros actores. "Es estupendo verlo encarnar a ese personaje y es perfecto para esa labor", comenta Evans. "Su simple presencia ya impone. Es tan grande, con esa profunda voz y esa mirada, que si le toca gritar en una escena al instante me pongo a sudar. No se mueve ni una mota de polvo en la habitación. Me sorprende que no haya interpretado a más villanos".
"Nunca he llegado a verlo como bueno o malo", explica McGuigan. "No lo usamos como uno de esos villanos que se retuercen el bigote, sino como un villano más bien intelectual. Francamente, cuando tienes ahí plantado a Djimon Hounsou, puede ser bueno o malo, pero allí está. No puedes evitar mirarlo y preguntarte qué va a decir".
Hounsou disfrutó con la oportunidad de dar rienda suelta a su canalla interior. "Me gusta interpretar al malo, sobre todo cuando su mala actitud está justificada", explica.
Hong Kong: La guarida del dragón
Según el antiguo arte chino del feng shui, la convergencia única de océano, montaña y llanura de Hong Kong conforman una guarida del dragón, un lugar donde lo extraordinario es posible. Quizá sea ésa la razón por la que, durante siglos, Hong Kong ha sido un importante centro comercial, primero para el comercio, luego para la manufactura y ahora para las finanzas y el cine.
Hong Kong ofrece una fascinante fusión de China imperial, colonialismo británico y metrópolis futurista, y fue elegida como escenario de Push después de que los responsables de la película recorrieran muchos lugares. "La trama de Push estaba escrita para desarrollarse desde el primer momento en una gran ciudad asiática, aunque no necesariamente Hong Kong", aclara Stan Wlodkowski, jefe de producción de la película y uno de sus productores ejecutivos. "Visitamos Bangkok, algunas ciudades de la China continental y Hong Kong. Hong Kong contaba con los escenarios que mejor encajaban con la visión de la película de Paul".
"Lo que teníamos en mente era algo similar a Humphrey Bogart en Casablanca", explica McGuigan. "En los años 30 y 40, Casablanca estaba llena de todo tipo de granujas. Era un lugar excelente para perderse porque cualquiera podía ir allí. Podía ocultarse y nadie podría tocarlo jamás. Teníamos que encontrar nuestra Casablanca".
"Decidimos que el mejor lugar para hacer invisible a alguien sería Hong Kong, porque Hong Kong está llena de millones de personas que viven todas unas encima de otras. Si alguien tratara de esconderse de una agencia gubernamental, no habría sitio más fácil para resultar anónimo".
Hong Kong cuenta además con gran número de profesionales del cine, gracias a la próspera industria cinematográfica local. "Aquí hay una comunidad cinematográfica muy sólida, tanto en lo referente al equipo disponible como a los técnicos cualificados que podíamos integrar en nuestro equipo de rodaje occidental", explica Wlodkowski. "Muchos de ellos han trabajado en películas de acción de Hong Kong, pero ha habido menos producciones de Hollywood. Creo que resultó muy divertido para nuestro personal local ver cómo se hacen las cosas en Los Ángeles o en Londres. Y, para beneficio nuestro, tienen mucha pericia para hacer que las cosas resulten económicas".
Entre los desafíos imprevistos se encontró un enfoque mucho menos formal, u "oficial", del proceso de filmación. A diferencia de los lugares de filmación rigurosamente asegurados de los Estados Unidos, la película quedó relegada a un segundo plano ante el ajetreo diario de la vida de Hong Kong. "Aquí hay grandes directores trabajando, pero su estilo es más improvisado", comenta Williamson. "Intentar captar la esencia de Hong Kong con un equipo de rodaje de unas 200 personas resultaba difícil. No somos una gran producción, pero nos resultó complicado pasar desapercibidos en Hong Kong".
Al final, McGuigan optó por olvidarse de las reglas habituales en estas situaciones y adoptar lo que llamó un estilo de rodaje tipo "guerrilla". "El único plan que se nos ocurrió que parecía factible consistía en disimular las cámaras en camionetas y filmar a través de pequeños agujeros. Mandábamos a los actores a la calle y los poníamos a hacer sus escenas. Y tenía que salir en una sola toma. No había posibilidad de montarlas porque el fondo no dejaba de cambiar".
Este estilo de trabajo tan intuitivo les permitió dotar a la película de una insólita inmediatez. Williamson pone el ejemplo de una escena en la unos agentes de la División cogen a Kira, el personaje de Camilla Belle. "Lo hicimos de manera muy clandestina", explica el productor. "Estábamos en Wan Chai, una parte de Hong Kong con un mercado muy pintoresco. Teníamos una cámara oculta, para poder rodar la escena con gente de verdad de fondo. Los agentes la agarran en mitad de una calle muy transitada y la meten a la fuerza en su vehículo. Es muy auténtico".
La floreciente población de la ciudad y su crecimiento económico también supusieron un especial desafío. "A pesar del hecho de que Hong Kong, en teoría, está abierta a rodar aquí, en la práctica el problema es que ahora mismo se trata de una ciudad con un gran ajetreo", explica Wlodkowski. "Es la ciudad del futuro. Hay una increíble actividad, así que no hay forma de encontrar un restaurante vacío. Cuando se encuentra uno disponible, se alquila al día siguiente. Buscábamos ese tipo de oportunidades, un espacio de oficinas vacío, un aparcamiento vacío. No se encontraban. Todos los recursos de la ciudad estaban al uso y no dejaban de aumentar".
François Séguin, diseñador de producción de Push, afirma que para él toda Asia y en especial China es un hallazgo visual. "Es tan hermoso, tan intenso y tan rico", comenta. "No temen usar el color en cualquier parte, así que en ese aspecto tuvimos manga ancha. En una película occidental, la paleta tiene que ser algo más sobria porque así es en la realidad. Pero aquí, está totalmente abierto".
"Ya había trabajado con Paul en El caso Slevin y conocía su visión y su estilo", prosigue Séguin. "A Paul le gusta el color, así que partimos de esa base y convertimos la ciudad en un mosaico rebosante de color".
Antes de convertirse en director de cine, McGuigan era fotógrafo, lo que todavía influye en sus decisiones visuales. "Cuando empezamos a localizar exteriores, sacó muchísimas fotos de Hong Kong", comenta Williamson. "La paleta partió de una de esas fotografías. Estuvo en su oficina durante toda la preproducción".
"Es un típico paisaje urbano de Hong Kong con la parte de atrás de todos los taxis, que son rojos, símbolo tradicional de buena suerte en la cultura china", prosigue el productor. "Y llevan toda una serie de pegatinas verdes. De la realidad del entorno, a Paul lo atrajeron esos dos colores concretos, que acabaron impregnando toda la película".
McGuigan afirma que era la primera vez que sacaba una foto y la usaba como base para el aspecto visual de toda una película. "Como fotógrafo, siempre iba a por una imagen concreta. Creo que, con esta película, he aprendido a llegar a esa imagen. Siempre tengo una toma en la cabeza y voy a por ella".
McGuigan también se sintió fascinado por la manera en que el excepcional paisaje urbano incluía materiales tradicionales a los que se daban usos de alta tecnología. "En Hong Kong, los andamios de construcción están hechos de bambú", comenta Séguin. "El bambú parece un material primitivo, así que se produce una extraña yuxtaposición al emplearlo para construir un rascacielos. El resultado visual es muy denso y muy orgánico. Se puede hacer de todo con bambú, es asombrosamente sólido. Es hermoso".
"Aquí todas las obras están rodeadas de andamios de bambú y malla verde", explica Williamson. "A Paul le encantaba la vista de un edificio al ir subiendo".
El explosivo final de la película tiene lugar en lo más alto de uno de estos icónicos rascacielos, que todavía se estaba construyendo. Se utilizaron dos localizaciones para crear el campo de batalla.
"Una fueron unas obras en curso", según el productor. "La otra fue un enorme atrio que parecía que podría estar en lo alto de un edificio. Añadimos digitalmente Hong Kong de fondo, lo que le otorga una sensación de verticalidad real. Es lo mejor de ambos mundos, porque es un entorno controlado, pero también tiene la textura de unas obras de verdad".
En lo que puede ser la escena de acción más emocionante de la película, Nick y Cassie se ven perseguidos en una auténtica lonja de pescado de Hong Kong. La producción utilizó un anexo al mercado construido expresamente para poder rodar múltiples tomas. "Corremos por pasillos de peceras y van explotando", explica Fanning. "Hay agua por todas partes. Es realmente espeluznante cuando lo ves, porque la acción es frenética. Está todo lleno de gente. Hay mucho ruido y cristales que estallan".
Fanning quedó fascinada por lo que denomina "el contraste entre el futuro y el pasado milenario. En cuanto te apeas del avión y sientes el aire caliente, sabes que estás en otra parte del mundo. Los rascacielos son enormes y muy modernos y tienen un aspecto futurista. Y luego están las aldeas de pescadores y las lonjas de pescado, que son algo primitivas y completamente distintas a cualquier cosa que hubiera visto antes. Me quedé a sacar fotos para mi clase de fotografía, de pescados y un montón de marisco seco. Y mujeres que seguramente llevaran ya 90 años en ese puesto".
Nadie del reparto había estado antes en Hong Kong. "Fue tremendo", comenta Hounsou. "O sea, me pasaba el día mirando para arriba. Es una de las capitales financieras del mundo. Resulta fascinante ver cómo puede venir alguien aquí y perderse por completo".
"Hong Kong es un personaje en sí mismo", comenta Evans. "La ciudad tiene realmente vida propia y se presta muy bien al estilo que buscamos para esta película".
"Queríamos asegurarnos de aprovechar bien todo lo que puede dar de sí Hong Kong", explica Williamson. "Hay ciertas calles donde las luces de neón son increíbles. Cuando rodamos en esas zonas, Peter Sova, director de fotografía, decidía en ocasiones rodar sin añadir más luz, para captar esa sensación real. Al ser Hong Kong una isla, siempre está la costa como telón de fondo permanente".
"Otros cineastas han plasmado Hong Kong a su estilo", explica el productor. "Pero Paul le ha imprimido su propio sello estilístico. La paleta de color de la película, lo que llevan los personajes, todo es una versión exagerada de la realidad".
La verdad detrás de Push: Experimentos psíquicos reales
El letal mundo del espionaje psíquico reflejado en Push no es el simple producto de la vívida imaginación de los cineastas, sino que tiene su origen en intentos reales del gobierno de los EE. UU. de utilizar psíquicos especialmente preparados con fines militares. Posiblemente el ejemplo más conocido de estos intentos sea el Proyecto Stargate, financiado por el Ejército estadounidense para investigar las posibles aplicaciones militares de los fenómenos psíquicos. Los psíquicos formados dentro de este programa han llegado a realizar extraordinarias proezas documentadas de gran habilidad paranormal, desde identificar instalaciones militares o lugares de interés a partir de unas simples coordenadas para orientarse, a localizar puntos exactos donde se han estrellado aeronaves perdidas, o predecir las fechas de botadura de submarinos enemigos y cargueros, por citar unas cuantas.
El Proyecto Stargate, con base en la Universidad de Stanford, abarcó una serie de subproyectos desde los años 70 hasta 1995 y desarrolló un conjunto de protocolos para hacer más científica la investigación de la clarividencia y la proyección extracorporal. Este enfoque de las artes psíquicas se llegó a conocer como "visión remota", la supuesta capacidad de "ver" psíquicamente sucesos, lugares o información independientemente de la ubicación. El Proyecto Stargate se desarrolló debido al menos en parte a cuestiones de seguridad nacional derivadas de informes de que la propia Unión Soviética se había embarcado en investigaciones psíquicas, centradas fundamentalmente en torno a la telequinesis. Sin embargo, estos informes, irónicamente, podría haber formado parte de una campaña de desinformación soviética, iniciada en respuesta a los rumores de que los Estados Unidos estaban realizando experimentos sobre guerra psíquica.
La visión remota no es más que una de las posibilidades psíquicas que distintos gobiernos han investigado. Otras incluyen la telequinesis, el hipnotismo y el hipnotismo remoto, a veces acompañados del uso de drogas, terapia de choque, radiación y otras técnicas.
Durante la 1ª Guerra Mundial, doctores británicos y alemanes experimentaron con técnicas psíquicas y parece ser que llegaron a utilizar con éxito el hipnotismo para tratar a soldados traumatizados por la guerra. En la 2ª Guerra Mundial, se dice que se utilizó el hipnotismo para programar a correos de inteligencia, una idea por la que abogaba George Hoban Estabrooks. Estabrooks, profesor de psicología educado en Harvard, afirmaba no solo haber programado a muchos espías para las fuerzas aliadas mediante el uso de hipnosis, sino que también aseguraba que podía dividir a un agente en dos personalidades diferenciadas, cada una de las cuales ignoraba la existencia de la otra. Estabrooks también decía ser capaz de hipnotizar a personas a distancia.
Otro elemento importante de la trama de Push que guarda paralelismos con investigaciones gubernamentales reales en el terreno psíquico es el intento de controlar las mentes de sujetos contra su voluntad, hasta el punto incluso de conducir al sujeto a su propia autodestrucción, con la ayuda de drogas psicotrópicas.
A medida que los años de la posguerra dieron paso a la Guerra Fría, se pusieron en marcha una serie de programas clandestinos financiados por EE. UU. Uno de dichos programas, de nombre clave MK-ULTRA, fue un programa secreto de la CIA de investigación sobre el control mental y métodos químicos de interrogación llevado por el Departamento de Inteligencia Científica. El santo grial del programa era conseguir una "droga de la verdad", perfecta para usarla al interrogar a sospechosos de ser agentes soviéticos durante la Guerra Fría. Su campo quedó esbozado en un memorándum de inteligencia con fecha de enero de 1952, que planteaba una inquietante cuestión: "¿Podemos lograr controlar a un individual hasta el punto de hacer que nos obedezca contra su voluntad e incluso contra leyes fundamentales de la naturaleza, como el instinto de conservación?"
A partir de finales de los 50 y hasta al menos finales de los 60, MK-ULTRA operaba en un laboratorio secreto creado y financiado por la CIA en la Universidad McGill de Montreal, Canadá. Allí, el psiquiatra Donald Ewen Cameron llevó a cabo experimentos de "manipulación psíquica" mediante la implantación y el borrado de recuerdos, junto con terapia electroconvulsiva, LSD, coma prolongado inducido por drogas, privación del sueño, repetición continua de ruidos y sonidos, entre otras crueles prácticas. El programa reclutaba por sistema pacientes involuntarios que no daban su consentimiento, algunos de los cuales sufrieron daños permanentes a consecuencia de los experimentos, y uno de ellos llegó a morir.
Dado que la mayoría de los expedientes de MK-ULTRA se destruyeron deliberadamente en 1973 por orden del entonces director de la CIA, Richard Helms, los investigadores lo han tenido difícil, si no imposible, comprender por completo los más de 150 subproyectos con fondos específicos financiados por MK-ULTRA y programas de la CIA relacionados.
El Proyecto Stargate sigue siendo quizá el mejor documentado de todos esos programas. Hoy, varios de sus antiguos reclutas siguen vivos y han escrito mucho sobre el tema de la visión remota, con títulos como "Reading the Enemy's Mind: Inside Star Gate America's Psychic Espionage Program" (de Paul H. Smith), "The Ultimate Time Machine" (de Joseph McMoneagle) y "The Seventh Sense" (de Lyn Buchanan). Y aunque el gobierno y los militares han negado que se haya continuado con estos programas secretos desde 1995, varias fuentes, entre las que se incluyen ex agentes de la CIA, afirman que la CIA lleva a cabo de manera rutinaria campañas de desinformación y que las investigaciones sobre control mental de la CIA continúan a día de hoy.