Humildad y sentido del humor es una baza con la que juega el cineasta palestino Elia Suleiman. Tras su paso por el Festival de Cannes 2002 y el Festival de San Sebastián cosechó excelentes críticas gracias a la libertad y la relajación de lenguaje que aporta su película, cercana en muchos aspectos al cine de Buster Keaton o de Jacques Tatí.