La Conjura de El Escorial es un thriller con intrigas políticas y policíacas, encuadrado en las luchas y disputas entre la Casa de Alba y sus fieles por un lado, y la Casa de los Mendoza, con Antonio Pérez y la Princesa de Éboli por otro.
Dirigida por Antonio del Real, la película narra un hecho histórico: la traición de la Princesa de Éboli al Rey de España Felipe II, y las luchas de poder en la corte. Despierta, por tanto, curiosidad e interés cultural no sólo por el hecho histórico en sí, sino por ser un filme de intrigas palaciegas y aventuras para todo tipo de público.
Jasón Isaacs, Julia Ormond, Jürgen Prochnow, Jordi Mollá, Joaquim de Almeida, Juanjo Puigcorbé, Blanca Jara, Fabio Testi, Rosana Pastor, Pablo Puyol, Concha Cuetos y Anthony Peck componen el reparto internacional de esta coproducción entre Máscara Films (España) y Settima Luna (Italia) y exportable a todos los países, ya que, a pesar de ser un hecho histórico sucedido en España, no deja de ser una historia de ficción que puede interesar a cualquier ciudadano del mundo.
Comentarios del director
Mi intención como director de este film era, en primer lugar, hacer una película histórica, que hable de intrigas palaciegas y de la lucha por el poder en la época de mayor esplendor del reino de España. Una época singularísima, en la que se está preparando la nueva concepción de la tierra y del cosmos, pero también una era de guerras y calamidades.
Sobre esta época y sobre su rey, Felipe II, se han escrito cientos y cientos de libros por toda Europa, por lo tanto, lo que aquí hemos filmado no es un hecho aislado y desconocido
He querido hacer un thriller policiaco-político que, sin faltar al rigor histórico de la época (siglo XVI), consiga atrapar al espectador por ser, además, un espectáculo para que los más jóvenes puedan conocer la historia de una forma amena, divertida e incluso didáctica. Esta es una película de género, de calidad, entretenida, de aventuras, con duelos a espada, emboscadas, persecuciones a caballo y grandes enfrentamientos entre los protagonistas que potencian las dos historias de amor que se narran. Una llena de ternura y grandioso amor y la otra de deseo carnal, erotismo, ambición, avaricia y traiciones. De esta forma, intentaremos atraer a todos los targets posibles. Rodear la película de grandes actores y de magníficos y singulares decorados de la época, encabezados por el marco incomparable del Monasterio de El Escorial, poner especial énfasis en la fotografía, la música y sobre todo el guión, hará que el interés del público nos acoja o nos muestre su desidia porque se trata de una película española
Espero que la vean sin prejuicios y después nos juzguen.
Pero por encima de todo, ha sido determinante el trabajo, el esfuerzo y el amor que han puesto la mayoría de las personas que me acompañan en esta aventura nada fácil, que es hacer cine en España en esta época en que vivimos (siglo XXI).
Si te sumas a esta aventura seguro que te contagiaremos nuestro trabajo, entusiasmo, fortaleza y amor al cine, ya que sólo con amor puede emprenderse un esfuerzo tan colosal como es La Conjura de El Escorial. Hacer una película como esta ha sido para mí un acto de amor
Notas de guión
En tiempos del rey Felipe II, en España tienen lugar tres procesos que menoscabarán internacionalmente la fama de quien, para sus partidarios, es El Rey prudente por antonomasia. El primero de estos procesos es el protagonizado por el príncipe don Carlos, desdichado hijo y heredero de Felipe II, que dará el salto al teatro de la mano de Schiller y a la ópera, de la de Verdi. El del entonces heterodoxo arzobispo Carranza, que visto con los ojos de hoy no es más que un ortodoxo precursor es el segundo proceso. Y en tercer lugar el de Antonio Pérez, el muy ambicioso secretario universal del rey, y en tiempos, su confidente, muy pronto enriquecido y amante de la bellísima, y no menos ambiciosa, Princesa de Éboli, una cortesana viuda y tuerta que corresponde a sus sentimientos y que, en un pasado no tan remoto, había sido amante del propio rey.
En su insaciable pasión de mandar, el secretario Antonio Pérez ha llegado a establecer relaciones políticas secretas con Don Juan de Austria, hermano bastardo del rey, que desde su victoria naval en Lepanto, frente al Turco, se había convertido en un personaje tan ambicioso como era norma en aquellos tiempos en que la española --que imperaba sobre Portugal y sus dominios africanos, asiáticos y de ultramar-- era la monarquía más poderosa de la tierra. El embajador Escobedo --que será asesinado por orden de Antonio Pérez, al parecer con la aquiescencia real-- había sido su valedor, un valedor que llegará a convertirse en peligroso para el poder establecido porque sabe demasiado y está dispuesto a utilizar cuanto sabe en su favor.
Es Mateo Vázquez, capellán real y componente de la secretaría universal, quien descubre las criminales intrigas de Antonio Pérez con los enemigos del rey --el demonio del medio día, como éstos lo motejan-- y el que, desesperado, asiste a su ambigua y tardía reacción: la de entregar a su desleal secretario al tribunal de la Inquisición.
El guión ha tratado de exponer, en toda su miseria y en toda su grandeza, los interesados motivos de unos personajes históricos--del rey hacia abajo
-- que, al actuar como lo hicieron --y ellos lo sabían-- determinaban la suerte, no solo de los súbditos del reino, sino de todos los hombres o muy poco menos, porque recordémoslo, en el Imperio Español del momento no se ponía el sol.
El hecho histórico
Se cumplen 430 años del hecho histórico que nos ocupa, pero las sombras siguen ocultando al público ese gran momento histórico y la trascendencia que tuvo aquel suceso, ocurrido el lunes de Pascua de 1577 en la corte renacentista del rey Felipe II.
Es fundamental destacar la enorme importancia que tenía entonces el reino de España. Se decía que el célebre monarca gobernaba un reino en cuyos dominios no se ponía el sol.
Deberíamos tener la misma inteligencia de este monarca y saber aprovechar la fuerza de esta historia y de este maravilloso escenario renacentista que ilustran la existencia de Felipe II y su época. Mostrar el arte y la historia desde un punto de vista cinematográfico.
Entendemos la creación artística cinematográfica como la suma de un conjunto de artes: literatura, arquitectura, pintura, historia, música, etc. Pretendemos, como no podía ser de otra manera, que nuestra película sea un conjunto de todas estas bellas artes. No se podría hacer esta película sin tener en cuenta los valores estéticos y éticos de la historia de la humanidad.
El cine, como el resto de las artes, ha narrado siempre de una forma u otra las luces y las sombras del género humano. Con mayor motivo, "La Conjura de El Escorial" llena de aquellas luces y sombras, recoge un hecho histórico importantísimo recreado en el marco artístico llamado "Renacimiento", caracterizado e inspirado en el renacer de las ideas del mundo clásico. Un nuevo arte, un nuevo camino de expresión, de comunicación en el ámbito de las ciencias y de las artes.
No dejemos pasar este gran momento histórico y dejémonos atrapar por la magia del cine, por sus grandes propuestas visuales y artísticas, que están planteadas para esta película sobre el reinado de Felipe II. Seguir contando historias bien contadas, con contenido, con emoción, que nos conmuevan y nos atrapen. Dejarnos llevar donde nos llevan las historias sobre el género humano, asombrándonos con sus contradicciones y con su capacidad de hacer el bien y el mal.
El cine siempre va a existir, el espectador siempre demanda contenidos, quiere que se le cuenten historias, emocionarse, escaparse, divertirse, reflexionar. Todo esto tiene sentido si está al servicio de una buena historia y una buena historia de cine está llena de muchos autores de las artes, que con su creatividad la hacen posible.
Nuestra película "La Conjura de El Escorial", contribuirá a la memoria histórica, artística y cultural de una época, con una mirada hacia el pasado, desde el presente y ofreciéndonos una proyección de futuro del cine español.
Logros de Felipe II
La historia de España, de Europa, del mundo conocido en el siglo XVI, es incomprensible si no se tiene en cuenta a Felipe II. Su gobierno fue tan universal que se hizo palpable en todos los ámbitos de la vida de su época y en, prácticamente, todo el mundo. Durante medio siglo Felipe II gobernó el imperio más extenso del mundo en una de las épocas más importantes de la historia.
Sus territorios abarcaban todo el planeta, desde Extremo Oriente a los territorios americanos, pasando por el Índico y el Mar de China, por África y por Europa del norte, centro y sur, además de toda la Península Ibérica, para atravesar el Atlántico y volver a unirse por el Pacífico, a través de la ruta del "galeón de Manila".
Pocas veces en la historia han podido unirse bajo un mismo soberano territorios y países con tan diversas lenguas, culturas, mentalidades, estructuras sociales y políticas, lo que fue posible no sólo gracias a sus circunstancias como heredero de un imperio, sino también a sus características personales y a su ejercicio como monarca. Estos dos aspectos - personalidad y poder- son , posiblemente, los dos rasgos de Felipe II que más han atraído el interés y la curiosidad de los historiadores y también del público en general.
Felipe II fue, sin duda, un monarca enigmático -Fernand Braudel afirmaba que el rey español "era un enigma para los historiadores"- que combatió al protestantismo, al islam, a los movimientos independentistas y a todo aquello que pudiera hacer peligrar la unidad de su imperio.
Este obsesivo cumplimiento de sus obligaciones y de su destino como cabeza de la gran Casa de Austria supuso una combinación histórica irresistible que le ha proporcionado a Felipe II un lugar preeminente entre los personajes más importantes de la historia universal, tanto desde un punto de vista académico y científico como desde una perspectiva más popular y divulgativa.
Por él se han interesado los grandes historiadores pero también, como el personaje atractivo y sugerente que fue, Felipe II ha generado la curiosidad del gran público en los aspectos más anecdóticos de su biografía su educación, sus esposas, sus hijos, sus aficiones, ... y , muy especialmente, la admiración por la gran obra del Monasterio de El Escorial una de los grandes monumentos del mundo, considerado casi desde el momento de su construcción como la "Octava Maravilla" y hoy catalogado entre las obras Patrimonio de la Humanidad. Concebido, en origen, como panteón real, el Real Monasterio de El Escorial constituye el gran sueño arquitectónico de Felipe II pues es la obra donde se sintetizaron todas sus ideas y deseos en torno al arte y a la arquitectura, como lugar de glorificación a Dios y defensa de la fe y como expresión simbólica de su derecho al poder y su conciencia sagrada como soberano..El Escorial -definido por Chueca Goitia como un "Alcázar de la fe, capital de lo intangible, de lo trascendente"- es como el espejo que refleja el alma plural del monarca y nos proporciona la imagen que de sí mismo quería dar el rey, como si de un autorretrato en piedra se tratara.
Si bien Felipe II no quiso que durante su vida se escribiera ninguna biografía suya, posiblemente para evitar que le adularan aunque con ello favoreció a sus detractores, sí le preocupó construir una imagen muy precisa de la majestad, imagen que empieza a gestarse y manifestarse en los primeros retratos, realizados por Antonio Moro y Tiziano, en que se presenta como un príncipe del renacimiento de mayor contenido político, que se consolida en los retratos posteriores, como el realizado por Sofonisba Anguisola , de rey devoto, en tono solemne y distanciado, y culmina con las esculturas de los cenotafios de Pompeo Leoni, donde crea una imagen de contenido político, dinástico, dogmático y religioso.
Felipe II fue un hombre complejo, profundamente religioso, gobernante prudente que se arriesgaba mucho y, sobre todo, absolutamente convencido de su destino como rey, del carácter sagrado de la dinastía de los Austrias a la que pertenecía y por lo tanto del poder, que como tal ejercía y de cómo él debía contribuir a conservar y mantener ese estatus, el Estado Real, en la línea que defendía Campanella en su escrito "De Monarchia Hispanica Discursus", en que veía a Felipe II no sólo como portador de luz, sino como gobernador del mundo por orden de Dios. Este convencimiento le llevo a actuar de una forma determinada, difícil de entender con los parámetros actuales, lo que le ha hecho pasar a la historia como un monarca absoluto por otro lado, lo habitual en el siglo XVI- heredero de un gran poder, que llevó la monarquía personal a su momento más estelar, que confió en su propio juicio por encima del ajeno, que tomó decisiones difíciles y que además fue consciente de que el tiempo y la distancia tergiversarían esas decisiones.
Fue un rey trabajador, volcado en su trabajo hasta en los más mínimos detalles, lo que, en muchas ocasiones le valió duras críticas por entender que perdía el tiempo con cosas que podía dejar en manos de sus subordinados. Lamentablemente, por otra parte, también le consideraron un hombre duro, negativo, frío, falto de sentimientos consideración de la que el propio rey era consciente y que le llevó a escribir: "Yo no sé que piensan de mí, sino que soy de hierro o de piedra, y en verdad han de ver que soy mortal como los demás" (Madrid, 29 de noviembre de 1578).
Sus enemigos le identificaron con la represión, el fanatismo y la intolerancia, y criticaron duramente los acontecimientos políticos de su reinado, a ello se añadió el que sus contrincantes políticos , sus adversarios (entre ellos su antiguo secretario Antonio Pérez) y los protestantes fomentaran y divulgaran una imagen siniestra del monarca.
Durante su vida y después de su muerte Felipe II ha sido frecuentemente juzgado de manera muy poco objetiva y sobre todo con bastante desconocimiento del personaje. También hay que tener en cuenta que, en otras ocasiones, las críticas negativas, mas que responder a un análisis objetivo, se han debido a tópicos y planteamientos banales, así como a las circunstancias de una época , los siglos XVI y XVII, en que la hegemonía española provocó no poco resentimientos entre sus contemporáneos.
La mayoría de los estudios sobre el monarca no han sido hechos por españoles, lo que de alguna manera también ha contribuido a generar una imagen desfavorable, aunque afortunadamente hay una generación de especialistas españoles que, en los últimos años están haciendo importantes contribuciones para conocer y valorar en su justa medida al rey, por eso es, no sólo importante sino fundamental que desde otros medios y formas de conocimiento que puedan alcanzar la máxima difusión, se contribuya a un mejor conocimiento, análisis y valoración del monarca , de su política, etc...
Una de las formas históricas de aproximación es hacerlo a través de aquellos acontecimientos principales, y por ello sin duda más controvertidos de su reinado, como pudieron ser los hechos acontecidos por las diferencias entre su secretario Antonio Pérez y el secretario de D. Juan de Austria, Juan de Escobedo, que culminaron con el asesinato de éste último.
Para valorar hay que conocer, sin conocimiento no hay valoración posible, por eso es tan importante contribuir al conocimiento de la figura del rey Felipe II en el contexto social, cultural y religioso de la Europa de su tiempo, hay que recuperar los momentos más estelares de su vida y de su historia, que es también la nuestra, y para ello hay que conocer al hombre, al marido, al padre, al cristiano, al rey,.. para poder poner nueva luz sobre su vida personal y política y sobre los hechos más controvertidos de su reinado, motivos todos estos más que suficientes para presentar una nueva visión de Felipe II, actual y rigurosa tratando de comprender su política, tanto desde él mismo como desde su compromiso con su época y su dinastía y desde una perspectiva objetiva y plural, poniendo así en valor la riqueza histórica de la época y del personaje, pues, efectivamente, a medida que aumenta el conocimiento histórico y la historiografía científica suministra más datos sobre Felipe II y su época se deshacen las leyendas derivadas de las luchas políticas e ideológicas.
Felipe II es, sin lugar a dudas, una figura irrepetible, que dejó su impronta y las huellas de su actividad por todas partes, fue, en palabras de J. Lynch , "un rey prudente....y un hombre realista" al que merece la pena que todos conozcamos mejor.