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  Control  Dirigida por Anton Corbijn
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Control es la biografía de Ian Curtis, vocalista de Joy Division desde 1973, cuando aún era un adolescente que estaba en el colegio, hasta la víspera del arranque del primer tour americano del grupo en 1980.

Durante estos años, asistimos a la evolución de Curtis, que parte de su admiración adolescente de David Bowie, a un punk inspirado en la obra de los Sex Pistols, hasta llegar a convertirse en una estrella dentro del rock New Wave, movimiento musical derivado del punk rock, surgido a finales de los 70 en Inglaterra.

La película, basada en la biografía de su ex-mujer Touching From A Distance, hace un repaso por todos los acontecimientos que marcaron la vida de Ian: epilepsia, fracaso matrimonial, su amante, su grupo.

Corbijn utiliza estos hechos en un intento por explicar que fue lo que le llevó a ahorcarse, con tan sólo 23 años.


Sinopsis larga
Basada en las memorias Touching from a Distance, de Deborah Curtis, la película de Anton Corbijn se convierte en un excelente retrato de la historia de Joy Division y de su líder Ian Curtis.

Corbijn narra la historia de Joy Division como cualquier fan podría esperar. Pero Control no es sólo eso, va mucho más allá. Corbijn nos presenta una bella película sobre las catastróficas consecuencias del amor y del arrepentimiento, y de la salvación que todos buscamos en el arte.

Surgidos tras la exitosa irrupción del punk de los Sex Pistols, Joy Division, con su sonido oscuro, representaban la versión minimalista del nuevo sonido emergente. Sus integrantes no tardaron en convertirse en héroes de culto, en parte gracias a su atormentado líder, Ian Curtis (interpretado por un brillante Sam Riley).

Corbijn hace un magnífico trabajo recreando la música y los directos de la banda, acercándonos toda su esencia. Gran parte del mérito se debe a los tres actores que interpretaron a los otros tres miembros de Joy Division.

Eran ellos los que tocaban todos los instrumentos, captando perfectamente la fuerza y la presencia de la banda, que trasladaba a sus directos y a sus discos el sonido propio de una crisis existencial.

A través de Control, también somos testigos de su compleja relación matrimonial con Deborah Curtis (Samantha Morthon) y asistimos a una estética manifestación de su dolor, tanto físico como emocional. Corbijn evoca el dolor y el aislamiento de Curtis con honestidad y sutileza. Como fotógrafo que es, Corbijn hace cada plano con un realismo total, en blanco y negro, como si se tratara de una foto perteneciente a un album que el público nunca debería ver, haciendo así el dolor de Curtis más evidente y su suicidio mucho más trágico.

Es difícil no comparar el suicidio de Kurt Cobain con el de Curtis, pero mientras siempre se ha hablado de que el suicidio del líder de Nirvana fue debido a la enorme presión que sentía, debido a su status de estrella del rock, el de Curttis, tal y como nos la cuenta Corbijn, fue debido a un dolor tan grande por el que nadie podría pasar.